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Sexo y traicioén capitulo en Roberto Arlt | € | CENTRO EDITOR DE AMERICA LATINA La presente edicién reproduce el texto de la prime ra: Buenos Aires, Jorge Alvatez Editor, 1965. Los ‘ensayos habian sido publicados anteriormente en re- tas, El presente volumen incluye también “Roberto Arlt, yo mismo”, comunicacidn leida en el salén de “Artes y Ciencias” como presentacién, precisamente, de este libro. 7 Se agradece a Susana Lijimaer la autorizacién de publicacién de este volumen. rq AOGZ9#7 1982 Centro Editor de América Lating S.A, - Junin 981, jonos Alves. Hecho. el depésito do ley. Libro sean en junlo do 982. Tape Te VAS NC y F, Independencia 277/79, Buenos Alres, Pllegos In terlores: ‘Compafia General Fabril Financlera.S.A.. Ilarte 2035, Buenos Aires. Distribuldores en a Repiblica. Argent. ‘na Capital: Mateo Cancellara @ Hijo. Echeverria 2469, 5° C. Buenos Altes. Interlor: Ryela SAIGIF y A, Belgrano 626 5p, Buenos Alres, ISBN 950 25 0627 8 AQ G100AS4SS QASUSTE Renée Cuellar Atuapes we poevran demnsiato tints cusndo ra rand Mrecnes Conte ANC Come queen hacer de él una bandera, un arma contra el filisteismo li- tis encuenareane i Wen de Gander nous eon ese Shah atc Serd hapeeati'e a ae Altsae Toei enean Stes is pcosupaderporsicom, Pomc peltico dt sctkory ane een ghee ue Rear ilateam erro Med mucho ast hace ietetda gus deesae puede wnat pea Se Be Ait toiaren hs calnea Po pat eos bonded EB intas de eauierds dur skaptar tas penpectss senielstorias ub spntn mn be Ress enc eae aoe erence Eatin gue chance ants ES sSabs Tomtly ur cr ub enuseaece dese eee cera elt eas erdades res goles eee FEtidade: auc defuse dt dno delgne supe a Ste, canbaatscelgceuyey al quenocipe hs Bus botanueene gues restcn ont gent, Uh are ease esiie acbn de dene wl a Fe ae senate at sctegan tac TREES Sees ahgucesBeeyeda tenia spre f SUedlonanneciin on line que der demraton Sue dude subse, pun cowerane n'a cnr Fae an Re wet colle oimicta's mer, & Jos medios con los que se lanza 2 ella, implican una mo- aE Reamasion intl i sue tetera tandoner Pen Tecate ne aca eres Fe rammed coeein ee iets @ i 1 subjetvidad aparece entonees, en toda su abstraction, coms ta condones dae eee Shige a eae Novanerte se ee ot imine te'entence tee na Peele ed Smo" he detade sobte neces es fine eran en macro se Bea est tte encom oocte ee Jean-Paul Sartre, Critica de lararén dialéctica Se Fant 08 Ein embargo, que sin esa tension vuelta hacia un destino ‘que es ol yo propio, 4 través del cual se diferencia de Ibs demas Hombres, 0 cree hacerlo, brevemente, sin el Hombre de Arit no habria novelas de Arlt ‘Ari coincide con el hombre de izquicrda en que uno y oto tienden hacia algo que fe proponen como tarea y Q)] due impulsa'a Ia accion: dosmasifiar, es decir, Hvar al Hombre. hacia el horizonte de sus plesos podetes indi vale. Se diferencian en que uno quiere pasar aa clase, puesto que concibe al hombre consciente de su lugar en el eireuto de la producelon y entregado aa accién que | | ' | ] otfo no se muestra preocupa- ddo més que por la absoluta afirmacion del individuo. No fs que el hombre de Arlt ignore qué es una clase social, sind que intenta liberarse inmediatamente de lo que sa: be. Pero detengimonos, este lenguaje puede tal vez in- ducir al equivoco: hombre masa, desmasificar, anonima- to, afirmacion de los plenos poderes del individuo. Es jerfo, no es un lenguaje marxista. Pero cuando Marx en contriba que el hombre se aliena en su trabajo, que en el trabajo se vuelve extrafio a si mismo, que la division del trabajo parcela al hombre y lo condena a no poder realizarse como una totalidad, cuando decia que el hom bre, convertido en metcanela no sobrepasa el nivel dela specie” animal y no alcanza el de su“'ser genérico"? cuando hablaba de “e)éreito industrial de reserva", no e5- taba refiriindose a otras realidades. Ehombre de izquier- da puede entonces ponerse de acuerdo con Arlt en li afirmacion del caracter subhumano del hombre masa; ‘aceptar con él un mismo punto de partida y diferenciarse fon respecto a los objetivos y los medios. Més justamen- te: puede coincidir con Arlt en el objetivo, pero eso que para el hombre de izquierda debe ser el objetivo lejano, ‘et ms Iejano, la total posesion del hombre por si misimo, ‘al “hombre fotal”, para Arlt es lo inmediato, lo que se debe cumplir instdatineamente, en el instante siguiente 2 la toma de conciencia. Ambos coinciden entonces en los objetivos lejanos; pero al hombre de izquierda le inte- esa mucho mis la coincidencia sobre los objetivos cer ccanos: lo demasiado lejano puede diluirse y todo objeti- yo no puede no ser preciso, El individuo o la clase? En festa alternativa la perspectiva politica que puede leerse en la obra de Arlt no es aceptable, Pero no sé, con Arlt pienso que ocurre algo semejante a Jo que pasa con las peliculas de Chaplin, que con una'vision del mundo es {rictamente anarquista logra ejercer una influencia poli tca positiva en el espectador. Y no es porque estética y politica sigan caminos diferentes, sino més bien porque fen el seno de la obra literaria lo politico se transforma, Jcambia sus leyes nropias por ls leyes internas de la obra Jy porque para ha lar de politica cuando se habla de lite- ratura es necesario, para decirlo asi, poner entre parénte- sis todo lo que se sabe de politica para dejar que la obra hhable por si misma, Toda obra debe ser comprendids a través de la deseripcion de ee punto Limite en que su s- ‘tructura intema se toca con el lector, en que del otro * Prefacio ala primera edicion de El Capital lado, de la obra impresa, Ia obra existe para el lector; a través de una descripcién de eso que, situdndonos del lado de quien lee, podrlamos llamar experiencia de une estructura estétce. Verlames entonces como el content. 40 politico de las novelas de Arlt puede ser totalmente recuperado porlaizquierda. ce veinte o treinta aflos, én tiempos de Ait, la po- litica ya no pods ser pensada como ocupacion © expe- ialided, como un texnitorio claramente determinable, ‘como algo que estaba en Ia vida pero que defers intocada {2 totalidad de la vida, Sin embargo, para la sociedad real do la que surgia Arlt, ifluenciada por ia ideologia de las clases dirgentes, pensar la vida suponia el hacerlo con ‘categoria ajonas 2 lo politico, y mucho menos con cate- forias economicas, El pensamiento politico era sentido fomo demasiado tienico y como vuelto hacia la mentira, - el chantaje 0 la estrategi y el pensamiento economico como demasiado sumido en la fraldad de lo facional, co- smo para dar cuenta de los maticesinfinttos, dela espon- {aneidad y de la opacidad dela vida, Pero los propositos. 3 sociales de-Arit que, al menos en sus novelas, carecian de Aociones politicasvaledera,testimonian del nacimiento de varios equivocos: Ia fusion de To socal y lo economic £0, el equivoca de fo politico y To econdmico, el equivo- 0’ entre partido de masa y partido de clase, exto.es,¢] surgimiento del radicalismo, la confusion entre masa y Partido, Esta obra seré entonces politica menos por io fue dice expresamente que por lo que revela, Lo econ co mo #4, aqul un tema sino que es vido como de nO,."*La- economia convierte en destino Ia vida de los hhombres”, ha escrito Marx. En tempos en que se termi nata de ibrar la guera imperaista més pura dela histo- ‘ha, esta alucinante verdad comenzaba a ser vivda si n0 {ofalmente comprendids, ‘Se puede reprochar a Arit que no haya sabldo embar- car & sus personajes en ef optimismo de la lucha de cla: 465, que cuando ae referia al futuro, éste fucse para él el Toturo del esertor y'no ef dela clase, se to puede enton- ‘eg tomar al pie de laletra y juzparo por lo que no decta tnds que porlo que decia. Pro entonces habria que olvie dar que en tiempos de Arlt, el conocamiento det engrana- je econbmico que rige ia vida de los hombres no habia s- do suficiente nara detener ese engranale, que el cono miento de los problemas no suprimi6 los problemas. Pero Lal conocimiento de las eyes econdmicas no pudo ser Utlizado para mejorar la vida ni para resguardara, no era porque vida y economia marcharan, feles a una pre~ Rinta naturaleza que les fuera propia, separadas, sino Porque se las habia pensado como separadas. La obra de! Aaiteptonce eel estertor de una époce donde lo que se sabe de la vida se mezela a la vida, donde el conocimien: to nosso separa de'la existencia, donde la confusion y el ‘equiveco comienzan a tener un valor de verdad. Los hombres de hoy han aprendido; en veinte, en diez afios, ocurren muchas cosas y 10 que ayer era confusion ¥ présentimiento se convierte en certidumbre. Y asi co- mo eFbuen poeta y el buen pintor supieron siempre que ‘no hay sensacjones aisladas, asi como los psicol6gos han terminado poF burlarse de los fisiologistas que hablaban, de estimulos puntuales y de respuestss del organismo es- trictamente adecuadas a ellos, hoy se sabe que el corazon de la vida es totalitario, que toda verdad es sintesis,recu- peracion global de la fotalidad de los niveles de la exis. fencia historiea. $i el conocimiento de los engranajes ‘econémicos no ha logrado expulsar las desgracias det ‘mundo, si entre el conocimiento de lo real y sa transfor- macién hha existido un débito que no pudo ser cubierto sino con vidas humanas, si entre la vida y la economfa hia ‘existido una.deuda que ha sido pagada con la vida y que todavia no hemos cancelado, sivel movimiento de Ia his- toria nos ha mostrado que no hay niveles aislados ni con- Finamientos felices, que no hay vida individual por fuera de la vida colectiva, que 1a economia es el sello de las aventuras de 1a colectividad en el espititu del individuo, a exterioridad que se ha interiorizado, es porque no hay politica y economia por un lado y arte, vida y sociedad or el otto. S6lo hay un-todo indiscernible: vida, polit ay arte ala vez; economia y vida a la'vez. Los doscontentos de ayer, como Arlt, podian creer -Jeon“eandor en el desaffo que declara que la literatura debe ser como un “cross a la mandibula”. Para los de hoy, en cambio, se trata menos de la violencia del golpe que de calcularlo. Eseribir un libro, un ensayo o un sim- ple articulo significa tener que hacerlo en los términos do un acto de trascendencia politica, La verdad no debe ‘morir en la explosion de la palabra, ia que de este modo se convertiria en su mera expresiOn absttacta, sino que la palabra, que es vehiculo de la verdad, debe acompanar el, fuovimiento que surge de ella y que’ busca un piso con. ereto para realizarse, No sabriamos entender una verdad ‘que muriera en el estallido de la palabra. Nuestra época ue ha rechazado el utilitaismo debe permanecer ati- litaria, Eseribir es cuidarse de Jo que se escribe porque lo que se eseribe puede ser utiizado. Se teme hacer el juego a las derechas y es necesario conocer el verdade- ro sentido de las ideas antes de pasarlas al papel. Ant, de- masiado cercano en el tierapo a los surrealistas, aunque To suficientemente alejado de ellos, creia en el poder vio~ 2 Jento de la palabra, y sungue en un sentide profundo no dejaba de tener azn, hoy se nos hace dif seguir y freemios ms en le fucrza de las ideas. Sentimos como st {n'fe en el poder de la palabra equiaiiera ala voluntad de quemar el ser en elnstante, y que ia verdad no es ins- tantines, que necesita ser realizada, que es menesterora de un despliegue temporal, que si un libro contiene una Yerdad ext verdad no-tecmina en el libro, Cada uno de hhuestios mejores libros seid menos la continuacion eruda e un movimiento espontineo, que la sintsis de exe mo- Vimiento con ia feflexion. Los reproches que no pode- mos hacerlo a Arson los que un tempo que cree menos sen la intencion de Tos sentimicntos que en la consecuens ‘ls de los actos, tiene que hacerle aun tiempo en que los faitos de la sineridad'y de la espontaneidaé no habian sido enterrados y dominaban & sus mejozes espinitus, ia “sinceridad de Arlt, los problemas que, “tortura ban a Ait, tal vez no cOnvenzan mucho. El hombre atrapado por Ia gran ciudad y victima de swsburocracia Y de a estupidea desu mora, el nostalgico vacio de su undo, el hombre aplastado por sus jfes y condenado a una vida gris, ef solitario que extrac su orgullo de su des- precio della vida banal, el ensimismado, elhnombre cofre, Esto 0s, el hombre de Arlt, hoy se nos ccurre fal, Gono ‘queriendo hacer pasar por soportado su destine indivi dial, ese destino que se-csrstruye en gran parte ¥ que hieie absolutamente individual, ese destino que ex todo caso lovharia semejante a los demés y del cual quiere en cambio exttacr su alteridad. Hoy no damos fe «fos hom tires de una sola pieza, 1o contrario de Arle, quien cons: tule personajes abgolutamentefusionados con la dexgra- tia, demasiado altaneros y demasiado idénticos ala gran- dedar de la desgracia como para ser verdaderamente des- traciados. Aflt trataba de-mostiar a os hombres no en momento en que eada uno se foria su destino Indiv Sua, en el instante infinitesimal de la eleceion, sino coin. cidiendo con el destino, apegados 4 €i, viviendo en el aldo de tn destino deagraciado que les seria tegslado Enel nacimiento,ativos y completamente autenticos no Solamgente en la vida sino hasta en'sis momentos postre- os. V sto que'no es aceptable, yo fo avepto, respeto ese Gesiino que Art sohaba para sus personales, esos mons: {rugs de sineridad. SL Arlt los sonaba efa porque no rele totalmente en ellos. Resulta facil reconocer sus ar- {Uficfos: a hace luchar a'sus personales no es para hacer- Jo buscar una sida hacia fa victoria sino para que se 1o- fren en la rusitacin, pare que sucamban en la adie de {evsingularidad. Si quien quiero venceresabe de la impor- tanciarde las armas y elige las mejores, Jos personajes de 13 ‘Arlt ponen toda su atenci6n en elegir las peores. Quien .quiere yencer comienza por aceptar sus limites y se em- ‘area en empresas posibies; Arit, al revés, desde el acto 1 ratuito que cierra El juguere rabioso hasta sus posterio- ¢? 1, Renvendores de mbquina inferalcs,embucca tus per = tonajes en empresas imposibles, instaura un desacomodo 2° ‘ entre lo que quieren ser y lo que pueden ser. Fascinando 3» | {de absoluto a sus personajes, los hace tender hadi la cer- SILENCIO ¥ COMUNIDAD ; * tidumbre de la derrota para rechazar de plano la incerti- £ |, Gumbre ce la posbilidad de la vetoria, Eetosartificios [| ‘Nieve (un negro). ~ {Qué quertis deci? " mos recuerdan que esos derrotados desde el nacimiento 4 2 Virtud (una negra). ~ Que un negro es ca- ton-en verdad las fonadores dela propia derrota.Ele- 2 | pez de vender otfo negro, 3 proche de nuestras conciencias ortodoxas y superpoliti- | WNieve, — Hablad por vos, Madame. } zadas a la necesidad de absoluto de los personajes de Virtud, — Es porlo que yo veo que ocu- ‘Arit podria ‘sntetizarse ast esteticismo, anarquismo, ‘pe.en mi alma y que llamo Ta tentacion por + mala fe. i to blanco, + U"Pero quién sabe? Maik decia que paral, tos hom- | bres no Son més que el “producto” de las condiciones Jean Genet, Los negros < econbmicas bajo las que viven, pero agregaba que, bien ‘entendido, el hombre sobrepasa “en mucho" esas cond + [elone#, Frase diffil en ta que el hombre es pensado 2 Heomo absolutariente libre y como absolutamente deter- 5 mina vez. ¢Y si la obra de Arlt pudiera ser inter pretada como un cierto y preciso comentario de esas pa- +} Tabras de Marx? zY si la aparente falta de una persp lva politica coherente se revelara en Arlt como el instru- mento para dar cuenta de esa fusion de Ubertad y deter- ; |, minismo? zQué hay en lo que ha eseito este hombre tra- bajado por problemas que hoy pretendemos dejar de la- do que logra en cambio conmovernos? Cul es el sen ado de exe horroroso con el que Arlt ha plagado aus libros ¥que nos sacude al contacto mas leve con cualquiera de . Sus paginas? Borges ha dicho que toda literatura no pue- eno set simbdlica y que ella se limita a expresat,recu- dra ao fantastico o a lo eal as experiencias fundamen {ales del hombre, y que éstas no son muchas. ;Cudles gon cus post experience fundamentales quo enetapan ia obra de Roberto Arlt? Se trata de expetiencias mera~ mente metafisicas sin contenido social, o en Arlt 0 me- tafisico y 10 socal se sestienen y compénetran? ;Cudl es 1 onigen y In estructura de Jo que setiaIfito lamar el Teaismo metafisico de Roberto Arit? 4 “Bt trabajo allenado”, en los Manuscrtos econbmicofloxs- feos. E] mundo crea en cada uno de nosotros el lugar don- de debemos recibitio; podemos lamar profundidad a esa zona, aunque la palabra esté muy desprestigiada y exista gente que con razén se apresta a “sacar el revolver” ‘cuahdo la escucha pronunciar. Pero ningiin desprestigio podria hacemos olvidar ese modo propio y privativo que iene cada uno de sentir cOmo aparecen los pensamien tos, el ritmo de sus esperanzas, ese lugar tal ver palpable para los demds peto invisible para ellos donde asistimos 2 esos selimpagos fugaces que hacen aparecer y desapare- cer los objetos, las escenas y tos actos no cumplidos de rnuestra imaginscion. Esto no es 10 Gnico, es cierto, por- Que tambien estin nuestros actos cumplidos, nuestros estos, nuestras conductas y unos y otras confluyen hae Gia Ia unidad de nuestros comportamientos. Es profun damente falgo que un hombre no pueda ser comprendido 2 través de la percepcion de su lado visible y hay una ver- dadera infuicion de 1a unidad de la personalided en ta psicologia de la conducta; cuando se piensa que se puede Hegar 2 conocer el sentido de una vida a través de sus conductas exteriores es porque no, se acepta la separa cién entre interioridad y exterioridad. Inversamente, si aceptamos entonces hablar de profundidad es porque sabemos que toda conciencia es conciencia de alguna co- 3, que-la profundidad del hombre no coincide con nin- ‘una interioridad insular, Cuando nos enfrentamos a una ‘obra, entonces, es preciso no olvidar que en ella un hota- bre rios cuenta la aventura de una conciencia vuelta hacia el mundo por un movimiento original que fa refiere alas cosas, a los otros hombres y a si misma. Toda obra no es mas que un movimiento vertigincso de idas y vueltas, luna dialéctica viva entre profundidad y mundo. Desctibir esa dialéctica en, Alt es el mejor modo de acercamos a la comprension de su obra, y tratandose de festa obra es de rigor no separar uno de otro momento dialéctico. {Pero no debigramos en cambio seperar sus novelas de Sus obras de teatro? Como no seria diffeil de- ‘mostrar, existe entre unas y otras une relacion de evoli- cion; Ia obra de Arlt pareciera evolucionar de la novela al teatro, y esto, tal vez por razones no solamente internas de Ia obra, sito que dependen de su relacion con el lec- tor, Es como si Arit hubiese sentido a medida que pasaba ” de Et juguete rabioso a Los siete locos, para egat cast exhausto como novelista a £1 amor brajo —ta raas d&bil {de us novelas~ la necesidad imperiosa de transformar al Isctor en espectador. Es como si Astier, Erdosain, Bal- der, fueran muy poso novelistcos y como sel propio ‘Ar los hubjera sentido asi, A lo Targo de la obra de Arit ‘Yemos operarse como una metamorfosis del personae tentral y de la atmbsfera de fccion que lo rodes. A par- {irae Atier hasta legat al mantequero loco de Saverto ef cruel hay la clara linea de un desarrollo regresivo que le- ‘a de Io serio alo burlesco,y que culmina en una atmés- fera enrarecida donde se afianza ¢] tema de los trastrue- tes dela personalidad. La punta de burlesco y de come- 2 que fide la seriedad de fa vida de Aster se converte en comedia real, la extrana y silenciosa personalidad de Efdosain se trueca en el mantequero que hace de actor Gentro de una obra de teatro. Pero ne seré que hay algo de permanente en esos cambios y que no existen mayo- res diferencias entre Btdosain y Saverio y que uno y otro fo son otra cosa que modos distintos, escogidos por el tutor, para expresar un mismo grupo de significaciones como’ una misma melodia Uasladada 2 tonos diferentes, {tna misma estructura cuyo sentido no ha cambiado al cambiar el substrato, se llame éste novela, cuento © featro™ F ET uguete rabioso comienza con un relato de a infan- sia miso menos despraciada, como todas las infancias, de Astier. Enel final de este bro sencilo y soberbio As” tier delata al Rengo, a quien parecia apreciary con quien hnasa cierto punto parecia seatise iJenificado. £1 ciclo Siete locos-Lanzallamas comienza con el silencio que Er- dlosain siento "habitar” su interior y termina en ese pun te inminente que el autor he lamado “la materitica del 4 No intontareros aqui dar cuenta de exatendenca de autor que queriamor en cambio sear pot sbandona el genero no a por el teatro. Para hacer debiramos tener eaborada,¥ Po ‘der exponer, una tori coherene sot areal entre eas Be feroe De eialquier modo podrlamos apuntar una conjetura. que 7 sete enpujaco' aaron I poten noes gue ‘cl caricter poco.novelistico de on personales ave creaba, ver Boiss Stancers en el sentido lbsce del min, dvinos ‘Ector perciba una constante raptor del Gempo novelist Capituos de Lor siete Tocos no have mds que ensehar sobre Exdor Sain lo que el lector va sabe desde cl comienzo del libro. Lass {Uaciones no son momentos del tiempo atravesados por lt vids 18 espiritu”: el asesinato de Ia Bizca. El silencio era premo- nitorio del asesinato y el asesinato parece tener como consecuencia llevar el silencio a su realizacion final: el icidio de Erdosain. A través de todo el relato se nos ha- bia mostrado en Erdosain a un hombre en busca de un acto, de una accién de un cierto tipo. Debia ser un acto seguro y brillante, altivo y certero como el 1ayo. “Rip do, un crimen que me caigo al vacio", decfa Rimbaud, Toldo otro tipo de accién, las conductas que se sitian en lo relat, pormangcern de lado y no we encuentran rx zones pata adoptarlas. ;La’accion? Eso es algo que a ca- da instante y paulatinamnente va cambiando al que actiia; aceptar la accion en la vida que se hace dia a dia es decit- le sf al determinismo del mando y embarcarse en una ca- dena de causas y efectos, la que por un lado desaparoce hhacia el infinito, y por otro lado, como en los citcuitos reverberantes retroactia sobre nosotros mismos y nos cambia. Erdosain nada quiere saber de la vida que se vive ‘fa a dia, dela accion que se sia en lo relativo; si actia 8 para.smirse en el espesor de la muerte, para acercarse a ella, y el pensamiento de cambiar en la vida a su propia persona lo deja frio, Y esto no solamente porque no ‘quiere cambiar, sino porque no puede hacerlo. Para cam- iar es necesario comenzar por no ser lo que se es y lle- var en si la posibilidad de convertisse en lo que no s¢ es: [quiero decir, es necesario no ser de una sola pleza, 1o Jcontrario de’ Erdosain, el absolutamente torturado, El ‘cambio —la posibilidad de convertirse en otro~ serd en ‘estas novelas el tema del suefio. Lo real es lo inmovil, el {set indivisible © inmutable y muy gustosamente podria —|Bdosain irmar un etaitiesto sobre la verdad de a de- s ii ds Imostracién de la flecha que no lega a su objetivo. Sola ‘mente que los argumentos del sofista también lo dejasfan dct personje en os cuales el personae so transforma y combi ica sno tacos, sitnctones Sloqucada donde el petsanaje pr. rapece emico ts mao donde soo cabin el decorado TS! que to toda, Elector queda entones oblgtdo 3 aval oa coor aontemplr ea vie tend fun personae que no cambla De ah qe el mum Ast podria hier Semi ia hecesad So atau fes naturales tht fal ques fuera mas adecando EL fector quedaria convertiio ax en lo que ya era cuando lea sus novela Pot eso ene que tr conddefado msde ceca Y es pueferble “sin okiar pot supuesa su obtae de teatro nia vo Ercnde tas ferma entacas que adopta= refers exclsivamen: tealasnoveasy cuento part sosayar) problem cosdrple de I ele attr eoelactorespecsary sade 19 A indiferente: el rizonamiento mis simple y menos trabs: jos0 es fatigoso para quien sabe, en lo inmediato, y por Una suerte de intuicton interna, que éles él, que su xen ciao su naturaleza intima ya ie ha sido conferda, y que fen adelante, haga lo que hiciete, sus actos nada podzén contra ella Es cierto que Erdosain acta, puesto que ro- ba! pero si lo hace ee porque el robo no To obliga a mo- verse demasiado ya que un cobrador tiene mucho dinero 4e aus patrones en los bosilios y cuesta poco extraer una Pequefa cantidad por vez. O bien, ¥ puesto que siente a Su propia naturaleza como abyecta y miserable, roba pa- ‘a Colncids con esa naturaleza: Ex clerto que se ha cast- 0: pero eso era antes, cuando amaba a su mujer y si ahora se preocupa porque dlla lo he abandonado es por la humillacin que significa ol verse abandonado por una mujer: se queja entonces de su humillacion para no olv dar ni por un instante su esencia de huntlado. Este car ricter de naturaleza terminada que impregna a Erdossin, se difunde a los otros personajes y el cuatro total de is [Ponsa colecion fe" pesonaes esses, denature Iezas, de seres condenados a ser lo que son. Un gran ca tastrO donde los personajes son acomouado segin el gf eto y la especie, donde el genero mayor se encuentra divide en distintas especies y donde cada especie tene dra un casero corresponcienie, ¥ como ocurre en lees. colistica, ceda personaje cumplirs. mis adecuadamente on su esencia cuanto sea mas perfectamente To ques. Erdosain cumple mis perfectamente con su esencia Je humillado cuanto sea mas perfectamente un humilado, Por eso ecibird con cicrta impavider que su mujer lo haga comudo, Si set vornudo es ser humillado, entonces era por casualidad, o por “acckdente”, que este humiliae 4 por naturaleza no fo era. El genero, entonces, a que Pertenece Erdosain es el de los humillados y é1es su 8x- ponente mis ato. Pero 1a humallacion, como género, no Fecae solamente sobre Exdosain y la caracteristica eter- Ininadora de la especie Erdosain ex el vere rodeado de humillados: la Bizea, humillada por su fealdad; Barout, hhumllado por el desprecio de la mujer de Erdosain de duien,quisisra ser amedo, a pesar de que Gila desprecia, te. "Qué tial ;Qué coleccion! El eapitén, Else, Bar sur, ef Hombre de'Cabeta de Jabali el Astrologo, el Rut ian, Erquete. Qué lista! De donde Kabrin selido tan {os monstruos?™ ‘El centro de ta tista es Erdosain y il participa de ta esencia humillacion, si ests adseripto al género de Tos hue Inllados, a humilieién no es sino el lado exterior des persona, su superfici, el lugar donde eso que seer queda Hrado’s la mirada de fos demas, Todo nos viene de Tos 20 | De Ia humillaciOn al silencio y del silencio 3 ‘otros: y més seguramente la humillaco, En Art ella es como un guante a que Los porsonajes se sienten tentados S cada momento de dar vuelta para observarlo del revés; io hacen constantemente yo que encuentran en el rever- 0 dela humillacion es el silencio interior, Exteriormente Hhumillados, estas naturalezas muertas se encuentran inte- rlormente vacias. feat luacion: he ahi el primer exbozo de Ia diaiética entre profundidad y mundo, Solamente que es necesario com- ‘render en qué consiste y cbmo se establece el pasaje de Intuna al otto, y en especial, debieramos preguntarnos si se trata de una dialéctiea abiera, que hace posible el pro- 'srio, 0 de una dialéctica cerrada. Entendemos que se fata ‘de 10 dltimo: toda apertura significa historia y en JArit ls historia ha sido abolida. No es que no existan en est. obra aference alos acontesimetos de orden co- ectivo. Sino que aGn, eta referencias no sven sino para ‘rear, al nivel de ls historias individuales, un clima esté- tico. ‘Decir historia individual, em Arlt, es referrse a un {klempo semejante al del mito, donde la cronologia se ha {borado y donde siempre se comienza x contar un mismo acontecimiento. ‘Erdosain es un “hombre gris” —como Astier, como Balder~ de mirada “huldiza y triste”, que sente que sus hhoras earecen de progresion. Reflexiona a menudo en el tiempo, en esas “horas muertas”, chatas y vaclas,atrave- sadas Ghicamente por Ia lve certidumbre de que en cual- {Quier momento y sin causa determinada, podria cometer Gualguier delito tin sentirse tocado por el mis leve sent {do de la responsabilidad, Su tiempo es el dela espera de lun Bcontecimiento que siempre se posterga y queda eter- rnamente pendiente de un futuro borroso, ese sconts- cimiento, euya posiblidad reconoce en, clertos esterto- es. de. su interloridad, en clerta vaga “inguletud™ que Parece constitutiva de su mundo interior, no llegs. Es Jel acontecimiento, maravilloso: ek cambio, Pero to he- ‘mos visto: el cambio es imposible, “Lo merevlloso soto Sy pil en las elo noreamericaan, donde ef 0” liosero de ayer es el Jefe de la sociedad secreta de hoy y ta dactiegrafa se convierte en multimillonaria"y Mientras fanto, sblo queda Ia quietud, y la vida de estos persona lies se parece'a las aguas de un fio que permaneciera cons- fantemente-en el mismo lugar porque el paisaje se mueye jen la misma direccion. Para los personales de Arlt el pak ‘saje exterior, magro y sucio, no varia, mientras ellos per- ‘manecen la mayor parte del tiempo vueltos hacia si mis- ‘mos, eflexionando'o sofando, Cuando el universo inte. flor Se apaga y cuando se esfuman las imégenes a través a ~ hint ry arivele,~ dg las cuales cada humillado comenta su propia humilla Stn cando leyantan la it, sl se (onan fon agua hes ‘asquerosos” y con esas aguas que habitan los rinco- des osturos, como dics Nenuda, Erdosain debe caminat por las calles de Buenos Aires, pegaiosa y calientes,co- Imo Astie, mientras fa ropa se le pega al cuerpo, bajo un 401 del que smparan mal fos techos bajos de os subur log barios. ¥ cuando esa tortura no es obligatoria, zon los mismos personas quienes la buscan: ""Y en let ‘aluroses horas de la siesta, bajo el sol amarillo camnind Dor fas doers de mosaicos calientesen busca de fo pros- Hibulos mas tnmnundos. Excogia con preferencia aquellos en cuyor saguanes Yoia cdsceras de neranja regueros de ‘cenizay Tos vidrios forrados de bayeta rojo » verde” "Yat la realidad exterior es a iamundica, la sealidad interior es l silencio, Entre imagen e imagen, eatre sue- fio.y ensueBo, entre ‘eflexion y reflexion, aparece el st Iencio, “un silencio circular” que “entra Como un eilin- dro en la masa de tu créneo™='Y cuando aparece, Exdo- fain es sordo “para todo aqueilo que no serelacione con su desdicha”. "El eirculo de su slencio interrumpe con- tinuamente sus ideas...) piensé telegréfieamente, cupr- Inlendo les prepostciones”” sas lagunas de steneio, e303 pozos interruptores, sefaian hacia lo que Arit designa fon el nombre de angie, En.varios fragmentos de sus novelas establece una ver~ dadera topogralia de la angustia y usa una serie de imé- genes fisicas para situarla en el espacio, Se la siente con ‘el cuerpo, se la percibe como a una cosa, esté por mo- imentos ahi, por encima de la cabeza: “Erdosain se imagi- naba que dicha zona exittia sobre el nivel de las ciuda- ‘dot metros de altura”, El silencio interior se con- densa en angustia y la angustia ese] 4a interior con la realidad exterior: secuencia del rufrimiento de los hombres. Y como una inube de gas venenoto se trasladaba pesadamente de un unto al otro, penetrando murallas y atravesando Los edi fictos, sin perder su forma plana y horizontal: angustia 4e dos dimensiones que guillorinando las gargantas deja- ‘ba en éstas un regusto a gollozo”. De Ia profundidad si- fenciosa a la angustia y ésta es ya sintesis de silencio y comunidad. Pero s6lo hay comunidad ~dice Arit— entre ‘aquellos que han sufrido verdaderamente. La comunidad seri comunidad de humillados. ;Comunidad? ;Serd que el sufrimiento y Ia humillacién acercan mis a ios hom- bres entre 51? Todo lo contrario: los hurnillados en esta ‘obra son a la vez seres moralmente culpables y nada mas ‘ifiedl para un culpable que aceptar o ser aceptado por otro culpable, Es que la complicidad constitutiva de to- do lazo interhumano es imposible entre cutpables. Si hay un tema rector en esta obra, hacia donde con- Auye lo mas especificamente arltiano, entiendo que es et de la imposibilidad de contacto entre humillado y humi- lado, Arit que conocia a Dostoiewski~ sab/a muy bien que nada hay mis estrecho que la relacion que une el verdugo a ta victima, el humillado al que humilla. Pero sabia también que esa relacion en cambio es improbable entre humillados. El que humilla se conecta inmediata- mente al que es humillado, y viceversa, pero todo humi- Mado repele a quienes se humillan. La telacién, en Arit, de los humillados entre ellos se inicia extrayendo su exis tencia de un aliento precario. Es un contacto sigiloso y aberrante que se produce en una atmésfera donde cada humillado se siente como desencajado frente al otro, como slienado verticalmente en el otro, donde cada uno. vie en el otro a un ser peligrosamente semejante a sf mismo, un cima de repulsion y de desconfianza, de 1e5- quemores. Hasta que finalmente esta atmésfera incierta ‘se resquebraja por la aparicién del sentimiento edecuado 4 toda comunidad entre humillados: el odio. Astier, un humillado, delata a! Rengo, otro humillado; Erdosain, un humiliado, es sorpresiva y repentinamente abofeteado: por Barsut, otro humillado, y un instante después, cuan- do Erdosain y Barsut parecen reconciliados, una idea ver- tiginosa_y de acero, cuyo sentido es inmediatamente comprendido por Erdosain, cae sobre él, matar a Barsut, s cierto que aparecen en esta obra esas sociedades secre- tas cuyos miembros piensan destruir 0 cambiar la socie- dad, es decir, donde los humillados se unen entre ellos ard volverse ‘contra quienes humillan, Pero este subver- sismo no puede despistarnos y no debemos olvidar que los actos de terrorismo individual que realizan los perso- najes desdicen los objetivos subversivos. Estos subversi- vos son anarquistas, pero al revés. El objetivo no consis- te en colocar una bomba a un jefe de gobierno, 0. un policia, o a alguien perteneciente a las clases altas. La bomba’proletaria no aspiraré a hacer saltar a los de arri- ba, sino a un proletario, esto es, en Arlt, a un humillado. Y en este modo de comprender la relacion entre humilla- dos debemos reconocer la mis profunda intuicién de ‘Arlt y el parentesco, de su obra con Jean Génet y Sartre. Se recuerda la relacién que en Las criadas® une a las dos hermanas sirvientas que desprecian a la patrona; en me- dio de 1a compasion y del amor mutuo que las une, no Trad, on revista Sur, N° 166, agosto de 19 ie dejan menos de despreciarse a sf mismas, una ala otra y cada una a sf misma, impase de repulsion reciproca que termina en el pacto por el cual resuelven que una debe morir en manos de la otra. Sartre por su lado no ha deja- do de deseribir Ia relacion entre individuos segregados, entre “bastardos”, Em La mujerzuela respemuosa —dice Francis Feanson® ~“debemos retener sobre todo el tema de ta insidiosa’ mistificaciSn con la que ciertas coricien- ‘las, paralizan a otras conciencias”” Amenazado de ser linchado o quemado vivo por un crimen que él no ha co- rmetido, el negro de esta pieza se niega a disparar el revGl- ‘ver contra los blancos. Cuando la prostituta le pregunta or qué no lo hace, ya que de este modo podria, al me- ‘os, sino salvar el pellejo, hacerlo pagar al mas alto pre io posible, el negro contesta que no puede, “porque son Blancos”, égrega. Y Lizie, la prostituta, tampoco puede Ihaceslo: “ella también los respeta, porque no es del mis- ‘mo.rango, poraue.no tlene como ellos fa moral de su la- dot, Es que el negro y la prostituta han terminado por verse exclusivamente por los ojos de 10s poderosos, de los blancos, de los que gozan de los privilegios de la mo- ral, En nucstras sociedades, dentro y fuera dela ley, 1e- na'la moral de las clases altas (Ia que detentan, aunque ‘no practiquen, pero esto es otra cosa) y los que no perte- recen a ella se juzgan a si misinos con esa moral que los lazos colectivos, 1a educacién y ef més ancho y difuso sistema de propaganda, ha lografo infltrar en ellos. La prostituta de Sartre no solamente se ha convertido de es- fe modo, y para si misma en eso gue es para ls repre. sentantes de esa moral y ha aprendido a verse como un excremento social a través de los ojos de los otros, sino ‘que no ha podido evitar que Ia sociedad le infiltre su ra- eismo: “yo-no tengo nada contra ellos —dice.de os ne= (OE~ pero prefertria que no me tocaran”. ‘Aalt no de humillados y de culpables; tal es el tema del cuento as flere aul se nos desribs desde adentra exe tipo de comunidad donde Ia comunidad es imposible, y te nos lleva desde el silencio interior de cada humillado, 4 la vision de un conjunto de silenciosos. En esta comu= nidad cada silencio interior se agrupa junto al otro; cad uno, interiormente vacio, no es més que una “céscara exterior, un desecho, una’ basura y cada uno se rodea de Jos demis en tanto que intesiormente se vive a si mismo come siendo él también un desecho, El elima interior de © Sartre par yiméme, Pais, Aux Editions du seu, 1955. pe, 3s, 24 ‘muestra como funcionan esis comunidades ~ cada humillado no es més que la réplica de su contomo inmediato: “La vide continia siempre igual, adentro y fuer, ) este silencio et una verdad”. Uno ti23 0120, pe- sadamente, indefectiblemente, legan noche tras noche @ tun bar mugriento donde se rednen sin otro fin que sen- tarse a la mesa junto a la vidriera para dejar que las ho- sas paten: “Cipriano (ex cocinero de un prostibulo, sid £0, proxeneia), Guillermito (ladrin), Angelito el Potrllo {raiero y tuberculoso), el elojero (que castiga brutal- Inente, ¥ por eburrimtento, a su mujer)” Ente ellos re= ‘is una rara rolacionsuna “amitzad slenciosa”: Cada uno permanece vuelto hacia el pasado, fascinado por Brandes ienzos de somtbra’”detrés de los cuales se ocal- fan lor primeros pasos de la infamia: mientras tanto se aburren: “saludan de soslayo a la muchacha deta vitrola, piden un cafe, y en la posicidn en que se han sentado fermancoon hora mde hora, mand gow expesin Aergarrada por el vidrio, (a gente que pasa”. He aqui una comunidad’ de silenciosos, a una republica donde car da uno reconoce el derecho de los oles a permanecer fn ella: "De un modo 0 de 0170 todos hemos robado, a- mon han Hegedo hasta el crimen, todos sin exeepcion fan destruido ta vida de alguna mujer" ero jaué es exo que los une verdaderamente? Lo sa- bbemos, disilencio: “el silencio es el vaso. comunicante por ef cual nuestra pesos de aburrimientoy de angus fia pass de alma « alma”. Solamiente que ese passe tiene tina parte de inconveniente, y aua en la mds calma de las ‘quietudes, ain en et més acogedor y neutro silencio ge- eral, e888 almas vacias, esos “ex hombres” presienien ‘due ninguna paz puede existir entre ellos. Afit lo dice on Una imagen precisa: est comunicacion a través de {Silencio se produce con un "Yoce oscuro”. Entendemos: fen ef momento en que los hombres slenten que partil- pan de un clima comunitario, no pueden dejar de sentir, Emultincamente, una punta de acider premonitoria del |esastre..- Ni on ef siencio que une el peligro de la ‘quiebra, @e la imposiblidad de conectarse, con el otro, ‘dueda conjurado, La presencia del cuerpo de cada Uno Junto a los dems, y el eese de la palabra, habian cons- {ruido un ambiente de reposo, una zona donde oe podia Dermanecer: "Nadie fo he obserrado, pero e veces hay ‘igs que. entre cuatro, apenas si promunciamos veinte palabras”. Pero entoncés, y en medio de una paz que p2- eee instaurada ‘para siempre, © incsperadamente, perturba el silencio interior. Representaciones,imégenes, Fecuerdos, percepciones que desplertan la memoria, todo Un edmulo de acontecimientos intimos aflora en el inte flor de cada uno. Un instante antes se permanecia "fu 28 bbls eeeet endo a Jos naipes 0 al domino, volteando dados 0 una ‘moneda pero al instante siguiente aparece una “‘ensién ‘erviosa, una especie de alerta esta”, y una extrana meta- motfosis se produce en eada uno. El silencio, amenazado a cada instante, se trueca en angustia; el no ser interior en ter, ef aburrimiento se convierte en “horrible aburri- ‘miento”, ceda uno se metamorfosea en si mismo, cambia para devenir lo que ya.era, y entonces “el relojero la des- ‘Guaderna @ puntapies a su mujer”. Como una corona la haturaleza propia de cada uno s¢ fila en la cabeza de ‘cada uno y fa reunion se revela como imposible: “Cuan do este dolor, que ellos ignoraban con qué palabras te Puede nombrar, estala en un corazén, el que permaneci ‘allado barbota una injuria, y por resonaneia, los otros también responden, y de pronto, la mesa que hasta ese ‘momento parecia uh circulo de’‘dormidos se anima de Injurtas terribles y de odios sin razén, y sin saber como, surgen agravios dntiguos y ofensas olvidades. Y sino lle- gana las manos es porgie nunca falta un comedido que Interviene @ tiempo y recuerda con melifluo palabrerio las consecuencias de la gresca”. De este fragmento es necesario retener esta pequena frage, que revela Ia lucidez de Arlt: “Este dolor, que ellos ignoraban con qué palabras se puede nombrar'’ Ella nos ensefia el sentido del silencio en esta obras y para scr pre- iso diré qué es lo que enfiendo por sentido. Con pala- bras que no son mias lo definiré como la presencia en el ser de una realidad presente, de otras realidades presen tes o ausentes. El sentido de esta realidad presente que es el silencio en la obra de Arlt recnvia a otras realidades: 1a ‘moralidad, [a sociedad, o bien, la moral social. Y en tan= palabra silencio en Ant sefiala a cial por el cual cobra significado, diremos que se trata de un silencio metafisica. Metaffsico: porque el silencio compromete ala rotalidad del hombre, a su intimidad y 4 la Felaci6n de esa intimidad con el resto de la sociedad ¥ del universo, Pero es un silencio metafisico que nada tiene que ver con el silencio al que se refiere Murena; este autor ge hace el loco muy a menudo y coloca el sic Jencio en un lugar de aislarsiento donde cesan de repir las ‘significaciones que vienen de lo social, de lo politico y Ge lo econdmico. Si en el cuento de Alt, las “eras”, los “ex hombres”, no pueden “nombrar” ese “dolor” inte- rior, €s porque el dolor les despierta la conciencia de lo |que'son. ¥ ellos no son mas que individualidades inmun- {das que se piensan como tales, que solo pueden vertir so- “x fore sf mismos juicios morales negatives /Es finalmente 26 Lae - “aeay tort mp i i i { Ss 3 i ‘porque toda palabra es un ly ellos prefieren entonces ‘no hablar puesto que no te ‘nen otra moral de la cual extraer los juicios sobre si mis- mos que la moral dominante /Les ocurre con lo que ellos {uzgan que son, lo que ala prostituta de Sartre con el ne~ ‘pro: prefieren no tocarse a si mismos. El silencio en ese sentido es como una tregua, un beneficio momenténeo ue se hacen: callan para sentirse menos inmundos. Y Cuando aceptan hablar es gracias a una suerte de herois- j mo: aceptar hablar es aceptar hundirse, es aceptar venti- fer ests juicios lapidaros que la pelabra, pore so he- cho de ser pronunctada, deja caer sobre sus vidas, Esa ‘moral que les viene desde afuera y que ellos no han sabi- do ni han podido negar para fundar una nueva en la au- tonomia, exa moral sin la cual parece no poder existir el lenguaje 'y que por 10 mismo, los rechaza a ellos hacia afuera del lenguaie, es esa moral la que ellos han interio- Fizedo y que los samerge en la mis pura y horizontal pa- sividad, 'Y como no se puede permanecer callado, en el uso de la palabra se hace [a experiencia que los uicios que pesan sobre uno han sido forjados alls, dettés de los muros, donde se teje esa confabulacién que hace imposible Ia fautonoméa, Pero Las fleras cs menos un comentario del silencio, al que se ven condenatos los segregados socia- les, que la adopei6n, por éstos, de una suerte de tercer via. Niel silencio absoluto —que es imposible, ni hablar “puesto que si se habla se esté perdido—. La Gnica salida entonces Seré hablar, pero exagerando esos juicios que la palabra hace pesar sobre si. Convertir la vergiienza en or- fullo y exasperar a conciencia de lo que se es. En un to de una “Sanided inexplicable” ~dice Arlt— de wn “or ‘rullo demoniaco’’, las fieras retoman el lenguaje y se lan- Zan a una borrachera altiva de palabras infames para re~ ‘cuperar a autongmia en el uso especifico de terminos ‘que nombrar "el crimen, la venalidad, el castigo, la trak in, ta ferocidad™. Ey tema de la felacién de repulsion, en Sartre, eritre ‘$bastarda y bastardo; el tema de la train necesinia en tener + & 3 3.que se deben resolver las situaciones entre homosexuals, entre negros o entre sirvientas en Genet; y la traicién, la ddelacion 0 el asesinato en que necesariamente se resueive \ li relacin entre humilladas en Arlt, no es mis que el re- vyerso de {a moral social. Fs de-esa moralidad de la cual ‘nos habla Arlt y sus novelas no son més que sefales, adores, para Gue el lector se vuelva hacia ella. Simple- [mente que el autor “lama al lector pero no Je habla, si 's prefiere, le habla pero sin hacer explicitas las signif caciones que desea comunicarle. Si nos limitéramos a 27 tuna deseripeién de los contenidos a la vista de su obra, solamente enconirariamos una comprension a medias de las estructuras econémicas y sociales que condicionan tos movimientos de los petsonajes. Por otra parte, si Arit 20 fematiza expresamente la conexion de la moral con Ia politica, y'si slo nos entrega Ja subietividad de.sus per \ Sonajes, ef Togat-donde_ésios.reciben-paxivamente-una I ‘agtal_que-19_ fig elaborado,-no quiere decir, como ha escrito Juan J. Sebreli, que “cerrar un libro de Art es ' despertar de un suefio en que todas las imagenes se des- vvanecen y nos quedamos con las manos vacias"™ Es ciet= | to que en estos libros se percibe como la negativa, por | parte del autor, de entregarnos esa sintosis de sentido t ‘Que allenta y excita nuestra lectura. Ast es uno de esos Autores que hablan abundantemente para negarse a he= bar clara y expresamente, y es como si 61 mismo fuera I tuno de sus propios personajes. Cuando el lector cree comprender que el Astiblogo es ua auténtico revelucio= I nario y que desea sinceramente un cambio de la socie~ dad, Arit lo muestra aleprandose poraue la revolucion posbiitaria Ia legalizacion del crimen, colocindose en tna post enacamenteinvera de aula que tenia rel crimen pero para hacer la revolucion, de una Eten dela violencia que no rechaza la Violencia art al ‘anzar en la nueva sociedad el momento dela reconeilit- ign del hombre con el hombre. Cuando Arlt pone en boca del AstrGtogo ese sarcasmo, que puede ser interpre- tado como una critica ética de la posibiidad de las rovo- fciones, puesto que los revolucionarios parecen no que rer la revolucion ano la instauracion del cnmen, elector podria con todo derecho pensar en EY hombre rebelde de Camus. $i toda revolucion no puede dejar de pasar por el momento del terror, sila violencia es innerente a a ev- Inet, entences 86 se puede querer i fevolveén sn querer al mismo. tempo fa violencia, sel revoluciona fo esta constrefido a querer la wolencia puesto que quiere la revolucion, el moralista rechazard la revolucion én nombre de la no-iolencia. Pero tampoco: cuando }ereemos comprender que el Astrblozo es algo asi como tun moraista burlon, que dice querer el crimen porque en verdad lo que repudia es Ia revolucion, se nos descubre lit | sn combi Gue ng antela menos a regulon. So opera as lado del lector una de esas “sintesis pasivas”” ‘como dicen los fenomenélogos— que no prueban nada porque estén hechas de ideas contradictorias, Pero, por ~, © nocenei yexbpabilidad de Art, en evita Sur, N° 223, jue ly apt de 1953" a to mismo, es en esa oscilacion de las significaciones, en ese enloquecimiento del sentido, donde debemos ira , Buscar lo que esta obra entiende comunicarnos; no pode- ‘mos pedir al autor que sea explicito ahi donde ha decidi- do ser difuso o que hable demasiedo claro cuando ha ele- ido la ambigiiedad. "EI escritor yel lector ~nos ensefia | = Luis Guerrero ~ pueden reunirsé en un punto virtual de % 4 ‘emanacin' de tentido, preclsamente a través de miltt- «£2 ples significadas, pero iin necesidad de que —ni uno ni“ otro~ lleguen a conceptualizar aquel latente sentido, ni * 4 puelven explicits esas latentes significaciones.” Pero bastaria pensar en algunas de las significaciones ‘manifiestas en esta obra, para que todo lo que es difuso comience a ordenarse para nosotros. Arlt-no queria mis, {que introducimos en los senderos de una contrasocie- +, dad, Esas comunidades de culpables donde la comunidad es imposible, constituyen Ia imagen invertida dea sci~ dad. Si en Is sociedad la vida aparece impregnada de un hilo de bien, en las comunidades imposibles de Arit Ia vida aparecerd referida a una ética del mal. Y as{ como en la sociedad la ética del bien aparece tefiida de religio- Sida, en la contra-ociedad de Asit lo que aparecerd te- ido de una fria y dure racionalidad, de una racionalidad geométrica como diria’ Arlt— es'esta ética negra del mal /,, Sotamegte aus eva contet-soceda no existe furs de la sociedad y ocupa un lugar dentro de ella. Los humilla- "dos de Arlt no solo viven dentro de la sociedad sing que festin referidos a ella por un lazo de dependencia. Es so- bre un fondo de blancura que lo negro se recorta como tal, EI bueno depende del malo y viceversa;y se sabe de Ia estrecha dependencia que liga a las gentes hopestas con el mal. “En las ciudades ~escribe Jean Génet® — ef ‘ranguito iector de las noticias de polieta recobra cada noche su buena conciencia de persona onesta y el valor de su rol de buen padre de familia, de buen ciudadano y de buen esposo, cuando los diarios de la tarde lo enteran de la existencia de algun asesino encantador”. ¥ al reves: también los malos utiizan el bien, aunque con desventa- ja. Del lado de la contra-sociedad de Arit eada uno de los hhumillados, apoyandose en los hombres que viven rodea- dos de los valores de fo bueno, de Io bello y de lo sano, se introyectan los valores contratios. Sobreviven y logran levantar el dnimo a través de juicios abyectos sobre sf |mismos. Erdosain, Balder, Astier, el personaje de la pri- 4 Revelecion y acogimiento dels obra de Arte. > Notre Damedtes Fleur Fe Mr lb a il rg mera persona de Las fieras: todos se parecen en esto, en ue necesitan constantemente referise al bien, recono- Gerlo'en su existencia y verificarlo como valor, para po- der recibir en pago esa capa de mal que los cualfiea y lor constituye como personas. Pero no nos adelantemos. esos dado algunos pasos y solo hemos fijado los limi tes mis generales de este mundo novelistico, Hemos dis- tinguido’en el seno de la sociedad a una contrasociedad de humillados. Pero para Arlt, zen qué consiste un humi- lisdo? ;¥ Erdosain?’ ,Qué es aquello que hace de Erdo- sain un humillado? Arit lo ha situado en la contra-ocie~ ad, zpero por qué? Se trata de alguien, nos dice el pro- pio ator, que alguna ver ha cometido un crimen mons- Fruoso, Péro nada se nos dice de ese crimen ¥ el propio Art finge ante el lector que nada sabe del pasado de su personaje. La humillacion le viene a Erdosain de ese pa~ fado oscuro y ahora eles un humillado, del mismo modo que decimos que'ta piedra es dura o-que Ia extensign es tina propiedad esencial del color, Sin un objeto que ten- extension en el espacio no podria existir el color y sin fs humillacion —oscuramente originada— pesando sobre 41, Brdosain no existiria. Pero todo esto se parece bastan- te'a ung tautologis, y seria preciso volver a interrogarse por el origen preciso de la humllacion de ese humillado Por natursleza. En un pasaje de Los siete locos parece uedar revelado: “Ios ofros (los que humillan) no haci mds que continuar 1o que habia comenzado mi padre De acuerdo, y debiéramos intentar recuperar el sentido de esa referencia ala nifez del personaie. Sin embargo Ia saci tamil consi ol do suiiro de wna ia ¥ & pesar de que algo importante, o lo més importante, Qeurte en ella, no es forzoso que se lo note desde afuera, Es como el mismo Arlt dice de quienes imaginan erime= nes o han -robado, que no se nota desde afuera lo que hhan hecho, Con la Coja, en cambio, ocurre algo distinto; el origen de la humillacion permancce a la vista, el defec to fisico. En cuanto al Rego, lo mismo, y también estd su extraccién social. La fealdad, la suciedad, las ropas {ue se usan, la condiciOn social: Re ahi los requisitos que len la gnteada col comunided deumllados Pere rdosain_jcbmo ha entrado en ella? Por momentos el lector siente que ese destino de humillado que el hombre de Atlt dice que pesa sobre él es falso;no se entiende de onde viene su humilacion: noes feo, ni rotoso, ni de~ fectuoso, ni pertenece alas clases mis baias. Y se observa ‘muy claramente que en el seno de esa comunidad de hu- rillados en la cual le place situarse, tiene una ventaja ‘on tespecto a fodos los otros miembros: que pertenece ‘ala clase media. ;Una ventaja? Sin duda con respecto a 30 ese lumpenproletariado que se arrastra a su alrededor. Pero ahi estin las clases altas para fijar el valor dela clase media. La humillacion —nos dice esa vor agitada y bufa {ue se levanta de la obra de Arlt~ es pertenecer ala clase media. Y basta leer tas descripciones nunca totalmente ‘burlonas de las Aguafuertes Portenas para comprender ue todas las repeticiones que encontramos a lo largo de esta obra se deben a que ella revolotea sobre un finica te- { ma: la clase media. Es a partir de ese tema Gnico que se podré legar a: apresar el tono unificador que emana de {odo Jo que Arit ha eserito. Erdosain, aplastado por sus jefes y sus gerentes, e§ un humillado, también él, por su condicién social. 'En Arlt cada capa social tiene un valor determinado, Las clases més bajas, tal vez las que ama ms, son inmun: das, En ellas entran los desclasados, las prostitutas, los sitvientes, etc. Las clases mis altas estén compuestas en cambio por quienes detentan los valores més altos —la belieza sobse todo~ y los individuos pertenecientes a esas clases no aparecen personalmente en sus novelas. ‘Son seres lejanos ¢ intocables, puros como si s6lo fueran ideas. En cuanto al proletariado, al obrero propiamente dicho, tampoco aparece. Y finalmente la clase cuyo atri- buto ésencial parece ser la mis vertical groseria de sus conductas cotidianas y la mis profunda ndiculez de to: das sus creencias: In clase media. Y Arlt ha tenido que Dbustecer su imaginacion para dar cuenta de un cietto te- mor, de un fastidio y de un aburrimiento que conocia muy’ bien, es decir, de la afectividad propia del hombre de esa clase. Sin dejar de caricaturizar gus conductas y para dar cuenta de la subjetividad dele clase ha tenido que entregarse a las mis sorprendentes maniobras expre- ' construir esa rara pottica donde se mezcla el fo- la novela metaffsica, 1a noticia policialy Is burla, Pottica que no absorbe a su prosa narrativa sino que se funde con ella. El resultado es una constante atencion a las costumbres reales, literales, se podria decir, dela cla- se que lo obsesiona. Cuando incursion en la vida de al- ‘Ein malhechor no hace en verdad sino introducirse en la Vida interior de una clase que nada tiene de malhechora, Pinta ladrones y rufianes para hacernos sentir la interior ddad de una clase que repudis a los ladrones y a 1¢s mal- hhechores: y Yal vez, el sentido del ridjeulo tal como apa- rece-en esta obra podria ser comprendido por esta inten 1 ei6n oblicua del autor. La ridicules de la clase.se define ‘Por, sus temores'y el autor parece no tener més remedio ‘que permanecer fiel af movimiento fhtimo de esos temo- Fes. Erdosain, Astier, Balder: ellos han convertido en con- 31 nelle ta lute media toma concieneia de go ridicule, j {Ram ghts handing os ate eal a er Soa Randlataues sobresciomes que’ Gentes ios Jat}. tonces tn centeleante reveicion de que esa igualdad no] demas miomioros atzin con-elaeiaverdag dela case a ||'\4] existe y que el destino los obliga a triconar y a investi ¥ la que pertenecen. A raiz de esasabiduria yAic la mala fe 1 234 _ por segunda vez al | papel de trinsfugss: entonces Aster | delos ames, in ndotduidadestobreiene se yen FS fla al Reno o Udowin aena& ls Ba, Debs "> _" constrefidas a adoptar una actitud de cinismo. Son cini +) 4.2.34 entender el sentido de esos actos: en ellos las individual $f Sounonesebon'y a nowndad degercoherentencan | 144 dade se craden aa yer dou ce ai quepertenees Ed Sodie oben los expules hacia foera de lncise Seon — | 1} $¥ detnczona de hapallacin y de mal Jgreen Us Gat nese eat eae con wapccto vioqse | 414] dade Exes hum Et vale yeuando se foma consenca de@eevebryano | 844 extacin aia claw medio aan de eae infeta EF Sith’ ins cme rtee 42 a ul lmpnpetini fern ermine § f tentes no'tenen mis remedio que aufoempujase aca, )4'F$ hacero. ¥ como le concencia que tienen con respecto a SS Giecotdelelumiadery adoptarcnal Ese odo, (14 ¥ i'd denen is imps fave 3a Stiginado en tna clerta conciencia de cls, es vlunta: ‘e) por decilo sis ene aire, son fantasmas, emmanacion ogy is renin de ison penne comin sp Fedde ate huni on Yoru no come {ir & éi/Realizan entonces dns experiencia limite: nun- que trpar hacia el spin LE fodintte Pinar de contetice en ieuavethanescorkio | cimeque hace uso deel pun asta al ome y afar 4-4 set, lamas loprarin aleanrar el verdadero mal, nunca po- {+ solamente el lado positivo de todo lazo comunitario, el drén ser acogidos bajo ese halo atrayente y’ misterioso ‘4 momento de la unién del hombre con el hombre y la § ue perciten' en una prostitute, en'tn azecing oenun |’ afirmacion de la sociedad por el hombre, Al reves, para » ad ftratante de mujeres.,La empresa del personaje de Las fie | Arlt, el espiritu no es el instante del “encuentro” del fictivo vivido constantemente, a ese atributo esencial, ¥ "ras no es otra que lograr convertirse totalmente en una fiera, Pero en medio del aburrimiento y del slencio de Jos malvados, nunea slcanza el objetivo: "ino te diré nun= ca ~le dice el personaie del cuento al sujeto de su impre- cecion, una mujer pura, bella y virgen como ful hun- “3 diéndome dia tras dia, entre los hombres perdidos, lax | drones y asesinos, y mujeres que tienen la piel del rostro mas asbera aue piel exretada”: pero inmediatamente le © | Cconfiesa: "pero a pesar de haberme mezclado entre tos de & abajo jamds hombre alguno ha vivido mds aislado entre esas fleras que yo". E inmediatamente: “ain no he podi- do fundirme con elios” : 12 Remi ios pola ino icons * pects lovers que igen alae Ge orgenr enon, 4 fas se intemnan en la zona de la contra-sociedad, * 3° foro permancoen eh iasoledsdy nofopran entrar ene.” & Miioo a pear do elog msmos on ef contro de sont | que han estogido para vivir, no dejan en cambio de que-_ 3 en eee | nido. Eavueltos en un complejo de dependenciapract- 4} can ol mal sin olvidar.el.bien, e batten en los lugares més infectos pero sin doJar.de_recordarni por un momento & , (salores que gozan loi que estin en la otra zona. Cohe bitas compromituuas para desentervar del corazon aalgue “na mujer pura, y de pronto, cuando alguno de tos que Pertenecen a Ia zona en la cual han elegido vivir y stir- tsa hombre con ef hombre, sino el del desencuentzo. Como en Hegel, aqui el espiritu es negatividad y por el momen- to, y eubierto con una pelicula mAs 0 menos tenue de comedia, no es mas que esto: delacion, erimen, traicion, inismo, Cease w Balch ~ > bon leney - © 2. = LA PLANCHA DE METAL { ‘Una obra con estas caracteristicas estaba lsmada a | eieteer una profunda atraccion sobre los comunistas, pe- {0 simulténeamente produciria bastante desasosiego ex tin bastante de {re ss fils, Pensernos en la desorientacion que cunde en {al iibro de Larra. Después de haber sentado la tesis 0 de haber afirmado con todo énfasis el sentido progresista de esta obra, se topa de narices con el hecho de que en Arlt, 1 1 {allo expifcito en sus novelas, faltaba la comprension del pape istrico del proetaiado, Lama reflexions ensom- ecido: “La misma idea central de le novela (Los siete Jocos) letariado. Este delitio de identificacion, en Arlt, debe conciuir inremediablemente en el asesinato del otto. Y aiin pode- ‘mos urgar, en algunos pérrafos de sus novelas, y sin for- zar demasiado su sentido, esta idea concreta: que en el jextremo, y en la permanencia en ese abismo donde el Jcuerpo se identifica al cuerpo del otro, cuando las indi- (Widldlidades se acercan al Otro, sus gestos quedan mo- ‘delados por el sentido de ese acercamiento, El gesto de- m ido de EL gesto de ‘berd adaptarse a un movimiento que significa que uno no 2 acerca al cuerpo-del otro sino al cuerpo propio: antes del crimen, Erdosain suefta con recorrer con las manos Ia ‘carne del tro con la felicidad descansada e indiferente con que fabitualmente {as manos acarician el cuerpo Proplo:' “yo me inclinaba suavemente encima de_su ‘Guetpo, eserimfs un revolver, fe apartaba tuavemente el ccabello’ de las sienes"®. ¥ Hegado a este puato el cinismo ide las individualidades se ha de convertir en estoicismo, leste odjeto-criminal se ha de revelar como un criminal es- ‘oico, un hombre que mata para liberar a la conciencia des propio cuerpo poraus el propio cuerpo es vv en la identificacion eon el cuerpo, sentido como inmundo, del otro, ; Pero, zhemos logrado sugerir la concurrencia de signi- ficaciones que estén en la base del momento en que Exdo- sain asesina a la Bizca? Ante todo, en este infantil y esti- pido mundo de derecha, la Bizca debe ser ajusticiads Dot ‘51 defecto fisico: “guardate de los sefalados de Dios”®. Por otra parte el acto por el cual el homicidio se super- ‘pone al coito es del mas rancio sabor puritano: “se enca- Yamé suavemente sobre ella, con las dos manos le abarcé le eintura ereyendo que Ia iba a poseer”, y si teflexiona- ‘mos en su atmésfera veremos que por su estructura es in- ‘mediatamente semejante a la delacion de Astier. Es co- ‘mo si se encontraran en esa zona inquietante y horrorosa cl subyacente dalirio de identifiaci6n que vive en Erdo- ‘sain con el movimiento erbtico que viene de la Bizca, Er- Gosain “ino pensaba en nada", sin embargo, una “idea * Los siete locos, pig. 110, el subrayado es nuestro, At Ye thule aero en he ba i : i subterrinea més densa no tardaria en despertarse”. We ‘aqui a la flor negra, el “suceso", emerpiendo, desde (se de la nada: es Ia idea del homicidio, pero en qué momento se le aparece? Nosotros podemios suponerio, | jen el momento en que el cuerpo del otro, el polo del far, ici puritano y del delitio de identificacion, ese euctpo hensivo se vuelve hacia Erdosain para poseerlo: Votvidse al tiempo que la Bizca lo atrats hacia tus se. nos, y como su brazo estaba debajo de la almohada, a] hacer el movimiento de retirarlo, involuntartamente toes 4c vistola. Un antiguo movimiento se reiterd en cP fe que Erdosain, ha de temer, antes que ninguna ola cosa, al erotismo de la-Bizca; y aun més que a ese erotismo, 4 1 posibilided de corresponderie; si se entregara al deseo fo podria evitar seguirio hasta ef fondo, es decir, hasta ‘ese momento en que los amantes realizan le fusion de si (Gueroos y se crea con el ser del otro un serados, Es iets fo aue eta fusion es un imposible, pero en el instante del orgasmo la degradacién de la conclencia permite que $0 bre el nivel del encuentro de los euerpos se realice ¢1 con. tenido del delirio de identificacion: yo soy el cuerpo del ‘otro y el otro en el mismo instante absorbe hacia so ‘ mi propio cuerpo. Bastaria sin embargo dejar atris'¢1 ‘momento det orgasmo para alcanzar el momento en que Ja conciencia se recupera a si misma y-donde el cuerpo propio es vivido entonces en su tislamiento con respects i ero. ero E fen el que esté la mujer, y “la boca de la dura convulsa jente una inquietud profunda: 4 gue espera come ina vento 0 4 boca resisneda”: porque la mujer protende dilur su cone |ciencia, trabaja para que ésta se deslice totalmente hac ju euetpo y se’encarne en él, 0 fo que es lo mismo: la [Bizea es simplemente una amante que en el cuerpo quit. “Te poseer ala conciencia del otro, Si consigue su objetivo Exdosain estaria perdido y la acitud de a muicr os ere tonces suficiente para que él encuentre indicaga la que deberd seguir; abandonar el cuerpo propio a sus refljor Y mantener a ta concieacia separala de éh “rdasoin involuntariamente ‘anteaba debajo de la almohada tice bo del revdtser. Y'ta fraldad del arma fe devobvis une conciencia helade que hacia independiente su sensual dad de aquel otro propéito paratelo™ Este propésito es el sueNo profundo e ireaizable del hombre de Arlt, la metalizacion de ser, y Ia necestdad de oner a la conciencia a salvo, del euerpo no es clra cost {Que la culmsinacién del circulo en que se mueve la case, el mas alto grado de la coherencia intema que la atrave? ‘4, es el instante en quela libertad es ibertad en el sal, Exdosain no quiere sumirse en el proceso, | ‘Bitca se habia agrandado y era una hendi- | cies ae ea wee iets Sygate nda y ama Rom ee sts ape ae pe enc oh ei, aus sue i ncn eat Fes OB Sat hc iil cu ae tone fan om ei 0 Cnt ct Sete et gine see ca et rly 2 das dade lero alae en fact un deed in me APENDICE =Yo no soy Erdosain Quien es ese? =difo el morochito. Conociron, quienes lo anaion oto sieeron® endo Scverdo en acordar el din de pu muertora 26 ds fle, omg un da de atte clanSicenen ie neg oe Silo cerrado, gis, Iuviow, V ceriaments un Wagons peto tefiido de gris y de melancolia emana de las paginas ‘que Larra o Nira Etchenique han dedicado a Arlt, La derecha intelecud ighorsen'eambio' «At, eato tettalmente, pas el"ewo de Borers o Viet Geaapo,o Sivas Buch, de qulenes epee reat aque mds han ijetado un ire de Rat obs lea Lo quo sera aeptable, en V. Ocampo, eno que lace extort no ha sided shal hasta gud busts amas ‘m,...” (sic) sino que prefiere las “rosas” (también sic) En cuanto a Borges, .. En fin, es cierto Arlt, que era un gyan escritor, eseribia mal. Y Silvina Bullrich, una nove- Esta de ideas tan duras, tan realistas, tan secas, tan cink- ca, qué pensatia de Arlt sto leycra? Hay en Arit un ‘gusto por el cinismo; pero es un cinismo melancblico, de fono menor, y seria interesante hacer un trabajo comps- fativo entre ese cinismo y el cinismo militante, licido, de derecha por supuesto pero sincero, sincero puesto que rocongce la realidad de las clases sociale, de Silvina Bull- ich, Hay en Arlt, también, una tentacién por lo negro, OF fos sentimientos negativos, asesinatos, traiciones, vio clones, delaciones. Pero 4 voces ese negro aparece im- pregnado de afecto. Y en fin, es de ese afecto, de ese Compromiso © do esa impregnacion de los malos senti- Imientos en Ant por los buenos sentimientos que habria ‘que desconflar,O no s6; tal ver mucho mis que el propio ‘rit son los criticos de'izquierda quienes aceptan la em- palagosa pendiente del afecto, y se ponen afectuosos Suando dtberian intentar, mejor que lima el ado pelt oso de la obra, comprender que es ese mismo lado el {ue la hace viviente. En la mayor parte del libro de Larra $e percibia Ia voluntad de disculpar a Arlt, Pero jde quer. ‘Tercer intento No es cierto que la derecha haya ignorado a Arlt: Mu- tena, Solero, Ghiano, han escrito sobre 61, Lo que se des- tare entonces en Afites el pais... Un espintu profun- do; un logos demaniaco,frustrado y trigico, impresnado de los colores y de las luces de fa ciudad, més 0 menos americano, bastante tellrico, Atrae en Aflt una actitud de reboldia difusa e indsterminada, que su obra aienta Pero que no justfica, y para Ghiano (a quien se hace Complicado sepuir, no por lo diffel de sus ideas, sino porque escribe tal, yno en el entido en que Arlt escr- Efe mal), Arlt es una suerte de buzo, un hombre que se hhurea y Que hurga, se hunde, buces, a ciegss cai, se 80 merge, se empasta, se zambulle, se Bierde, se atona cai, en la “realidad”. Un escritor insobornable, de jamais diidosa autenticidad he ahi Aflt por Ghiano~ que rate ficaria los derechos de To que podriemos lamar una me- taffsice de la inmersién. InmersiOn, de acuerdo, pero en qué? Metaffsica a ia que no aparecian ajenos David Vinas y los escritores de'Contorno, ero estos ya lace bastante tiempe que han descubierto (hemos compren- ido) la ealdad, esto es, la lucha de class, Cuarto intento Anecdotario de Arlt: reléanse una por una todas las anéedotas que sobre él se cuentan y se verd el aspecto del hombre que acentian. Una imagen pintoresca, colorea- da, un muchacho un poco revoltoso, un poco inconscien- te, 0 bastante, pero de buen talante, preoeupado y serio, talentoso y pobre, incapaz de molestar en serio a nadie, sobre todo porque nadie podria sentirss en serio moles: fado, por un muchacho asf, preocupado por superarse, por ganarse el pan, por mejorarse, por ser alguien, inven {ok 0 escritor. Una imagen pedagégica: moral del esfuer- 20, ribetes de optimismo, logro individual. Y el anecdo- tario de Arlt se trueca en propaganda edificante. Pero qué relacion hay entre las anéedotas conocidas y el acto de Astier, en El juguete rabiogo, cuando delata al Rengo al dueho de la casa que aquéliba’a robar, inesperadamen- te, gratuitamente, a un pobre defectuoso,-un simpitico fetiante, un pequefo ratero, su amigo, a quien aprecia? Ninguna de las antcdotas conocidas sobre Arlt permite evocar © entrever ese lugar estructural de su obra donde lun humillado humilla, delata, austicia, traiciona, golpea © asesina a otro humillado. Yo me preguntaba: existir4. Ta anéedota en la que Arli se muestre capaz de mimar ‘con su propia vida la estructura interna de las situaciones claves de sus novelas? Y he aqui que alguien, un dia, me telata esa anécdota. Algo"aue pudo o no haber ocurrido, [pero que es verosimil Roberto Arlt, adulto ya, se halla Conversando en pena calle con un grupo de amigos. De to, hace un gosto, pide a aquellos que lo rodean que Eespeten un instante: y se aleja entonces en dseceiOn al portero de una casa de departamentos. Cuando esté a mienos de un paso del hombre se detiene, y acereando su ‘cara a la cara del hombre, eseupe. ,Feismo? Si, pero la literature de Aflt no es una literature de lo lindo, sino ‘mis bien de lo lindo envenenado. ;Fanfarronismo, vio- Tencia de derecha? Una cosa y la otra, y simultineamen- te, ni una cosa ni la otra, El acto de escupir en el rostro ‘an portero: a mi entender, una estructura semejante a Ia delacion del rengo por Astier 0 al asesinato de la Bizca por Erdosain, En descarga de Arlt podriamos pensar que 2 través de ese agravio inesperado del que convierte.en ‘ictima a un pobre portero, intentaba sefalar a tos otros ‘gue él, Arlt, no ignoraba a'su propia obra, de la misma manera que’ algunas culturas primitives o indigenas de- imuestran, por boce de alguno de sus individuos, que se conocen a sf mismas mds. de lo que el etnblogo cree ‘conacerlas, 0 tanto como éste puede hacerlo. Y Arlt sabe 84 esto de si mismo; que si él quiere decir en su obra preci- samente es0 que busca decis, debe hacer que sus perso- hnajes sean anarquistas, pero'al revés. Los personajes de Arlt no intentan poner una bomba al mundo de tos de arriba, sino erigirse en verdugos de los de abajo. Pero por Jo mismo, al reconstruir con sus actos particulares, de individuos singulares y concretos el sentido de esa escale- 1a jerarquica de verdugos y victimas que la sociedad sos- tiene en el anonimato de lo general, nos obligan a cono- ‘cer de manera emocionante qué cosa es una jerarquie s0- ial, 0 fo que és lo mismo, a un insidioso comercio con ese aberrante, bastante poco escondida, que nosotros lla- ramos, con palabras neutras y lavadas, sociedad de Quinto intento. Tengo a Jorge Luis Borges y a Roberto Arlt por los dog grandes esertores que haya progucido cl pais hasta la fecha. La mala fe politica de primero, sis nefastas,es- tipidas (el término no pretende ser un insulto, sino ser sds bien descriptive) opciones publics la ingenuidad ppablica del otro, su buena voluntad para educarse idco- ogicamente. Und y otro expreserian, cada uno a su nivel ¥ exda uno a su modo, las pesipecias eaturates de un Bais subdesarrollado, Tesis atractiva pero que es preciso dejar de lado. ae i Sexto intento _ Hay un pérrafo del libro recientemente publicado por Nira Etchenique sobre Roberto rit (Buenos Aves, Ca Mandrdgora, 1962) que revuita bastante molto, Co. mmienzo par transcnibio: “Poco le cuesta salar del mer- ado al palacio (el critico est describiendo, con metafo- Fas, las poripecias del heroe de El jugucte roboso) dele hediondes viciora de su accitental comparero, homo- sezuat a fos plecesttos pudorovos de las nites que lo espe: rem en algun rincom de ma dectino™ (pag. 23), En ta, hos ‘uborizamos ante todo por lo despraiado dels frase que Ya desde “picesioe patorosos* en adelante, cPero Nira Etchenigue, pensitd en serio que ia homosexualidad es un “icio™'yademds, un vielo hediondo"? Era exacte, mente es0, si no nos engafamos, lo que pensaba et juez ‘que actud, no hace mucho tiempo, en la Capital Federal, ontra Caflos Correas, el autor de’ese vigoroso y formi Gable cuento donde narrabs la breve historia de una aventura homosexual, Un juez de instruccion tiene dere- ‘cho a ser puritano, pero, zy una escritora que se quiere ‘de izquierda? ,¥ Arlt? No, tal vez no to era, al menos del todo. Se recuerda la situacion de El juruete rabioso a la que se refiere el pirrafo de Nira Etchenique. Hay allt onmisoraci6n, pero no repulsién, por el homosexual, Pera por lo mismo, habria que agregar aqui, entonces, ‘que aun en aquella situaciOn de ET juguete raBioso habia thee de_puritno, de étey sexual alenaa: ra exacts nente esh conmizeracion, el fono un poco piadoso, un paternalismo moral que oficiaba de perspectiva para ver desde afuera al homosexual. Menos moralizante que Nira Etchenique, no tan puritano, Roberto Arlt permanece, de cualquier manera, al nivel de algunos temas apenas ro- ‘sados en fu novelas, puritano y moralizante. Y para ini- iar un verdadero intento de comprensién de la obra de Arlt tal vez no seria ocioso plantearse, previamente, li cuestiOn de la relacion del sexo con fa’ moral. Con tuna moral donde los valores y las virtudes éticas serian considerados en una perspectiva genética, como nos en- sefa el marxismo; esto es, origingndose como valores y virtudes en la necesidad (matenal), y en el deseo (n0 $o- Jamente animal, sino humano). ROBERTO ARLT, YO MISMO. Yo he escrito este libro, que ahora Jorge: Alvarez pu- blica bajo el titulo de Sexo y sraicion en Roberto Arlt (titulo comercialmente atraciivo, elepido exprofeso; pe- to también el mis sencillameate descriptivo de su conte- rhido) hace ocho aos atris. Y cuando Alvarez me invite ‘2 que presentara yo mismo a mi propio libro, me seatia {ya lo suficientemente alejado de él y pensé que podria hnacerlo. Pensé en ese tiempo transcurrido, esa distancia ‘que tal vez me permitiria una cierta objetividad para juz- ‘gar (me); pensé que el tiempo transcurrido habia con- Yertido a'mi propio libro en un “ mo. No era totalmente as\- Pero en el hecho de tener que ser yo mismo quien ha de presentar a mi propio libro, hay una situacién parado- jal de la que debiere, al menos, sacar provecho. En pri- mer lugar podria preguntarme por lp ocurrido entre 1958 'y 1965; 0 blen, y ya que fui Yo quien escridi6 quel libro, zqué ha pasado en mi durante y a lo largo del transcurso de ese tiempo? En segundo lugar podria teflexionar sobre 145 causas que hicieron que durante ese tiempo yo excribiera bastante poco. ¥ en tercer lugar, y| shes cierto que fos productos de Ia actividad individdal no se separan de a persona, podria hacerme esta prequn- ;quien era yo, entonces, cuando eseribi ess lbro?s ¥ tambign: que pienso yo en el fondo y de verdad sobre ese libro? ‘Mi juicio sobre mi propio libro: yo disia que se trata e un libro relatwamente bueno. Relativamente: es de- Cir, con respecto a los ottos libros escritos sobre Arlt. Es que son malos. Peso los juicios de valor, a este nivel, no son interesantes. (Pero volveria yo a escribir ese libro, ahora, sino es- tuviera ya escrito? Bien, creo que no podria hacerlo. En- tre otras cosas, porque hoy soy un poco menos ignorante {que entonces, més cauteloso, ¥ seguramente: una cierta indigencia cultural, de formacion, con respecto a los ins- tramentos intelectuales que realmente manejaba, estoy seguro, fueron entonces ef motor que no solo me impul- 56 a planear el libro, sino que me permitio eseribirlo. Po- To no es que no esté de acuerdo con lo que hoy acepto 87

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