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won Nowiseie Konrad Adenaver sectibn de: Agia ANTONIA OYUSLA DE GRANT CON LIBERTAD Y JusTICIA PARA TODOS EDICIONES LA ISLA / BUENOS AIRES COLECCION PERSPECTIVAS DEL MUNDO Este tbo fat ediado otginalneate en la colecién Wont Prasrscries (Harper and. Brothers Publishers, N. York) planeada y dirigida por RUTH NaNoa ANswew. directivo de World Perspectives ranest JACRH JACQUES MAKITAIN J. ROBERT OPPENHEIMER PERSPECTIVAS DEL MUNDO. PERSPECTIVAS DEL MUNDO es una coleccién dedicada a mostrar el concepto del hombre que surge de un universo percibido a través de una visién nueva de la realidad. Su propé- sito es presentar libros nuevos, escritos por las mentalidades mas licidas y responsables de hoy en dia. Cada volumen representa el pen- samiento y el credo de cada autor, y mues- tra la interrelacién de las cambiantes influen- cias religiosas, cientificas, artisticas, politicas, econémicas y sociales que obran sobre la ex- periencia total del hombre. Esta serie se propone reexaminar todos aquellos aspectos del esfuerzo humano de los cuales et especialista habia aprendido a pen- sar que podia prescindir impunemente. In- terpreta acontecimientos actuales y pasados que inciden en la vida humana en una época que, como la nuestra, tiende cada vez mas a la universalidad, y encara lo que el hombre puede conseguir atin, cuando un impulso in- terior invencible lo alienta a la biisqueda de lo que hay en él de més alto, Su finalidad es ofrecer enfoques nuevos de la evolucién del mundo y del hombre, pero negéndose siempre a traicionar la vinculacién entraiia- ble entre universalidad e individualidad, en- tre energia y forma, entre libertad y predes- tinacién. Cada autor trata su tema desde el punto de vista amplio de la comunidad mun- dial, y no sélo desde el suyo propio, hebreo- cristiano, occidental oriental Ciertas cuestiones fundamentales a las que se ha concedido muy poca atencién ante la crisis espiritual, moral y politica del mundo de nuestro tiempo, y ala luz de la tecnologia, que ha dado cauce a las fuerzas creadoras de los pueblos, se debaten en estos libros. Nuestros autores exponen la creciente certi- dumbre de que el espiritu y la naturaleza no son cosas separadas y aisladas; que la intui- cin y la razén deben recuperar su impor- tancia como medios de percibir y fusionar al ser interior con la realidad externa, Poco a poco camos comprendiendo que la concepeién de totalidad, unidad y orga- nismo es més elevada y més concreta que Ta concepcién de materia y fuerza, Tanto, que pareceria como si la ciencia misma hu- biese, en definitica, de perseguir la interpre- tacién del mundo fisico de la fuerza y la materia en los términos de la concepcién bio- légica de organismo. En esta serie se intenta dar una significacién ensanchada de la vida y de la biologia, no como se revelan en el tubo de ensayo del laboratorio, sino tal como se experimentan dentro del organismo de la vida en si. Porque el principio de la vida consiste en la tensin que conecta el espiritu con el dmbito de la materia. La vida es el elemento dominante en la textura misma de a naturaleza; de aki que la vida —la biolo- gia— se convierta en una ciencia transempi- rica. Las leyes de la vida tienen su origen mds alld de sus meras manifestaciones fisicas, ¥ nos obligan a buscar su fuente espiritual Este ensanchamiento del marco conceptual no sélo ha servido, de hecho, para restablecer el orden dentro de las respectivas ramas del ‘eonocimiento, sino que también ha desentra- fiado analogias en la posicién del hombre con respecto al andlisis y la sintesis de la experiencia en dominios aparentemente ais- lados del saber, sugiriendo la posibilidad de tuna descripcién objetica més amplia del sig- nificado de la vida. El conocimiento, como se demuestra en ‘estos libros, no consiste ya en una mera ma- nipulacién del hombre y la naturaleza como fuerzas antagénicas, ni en la reducciin de los hechos a un mero orden estadistico, sino que es un medio de liberar a la humanidad del poder destructor det miedo, seitalando el camino hacia la rehabilitacién de la vo- Tuntad humana y el renacimiento de la fe y de la confianza en la persona humana. Las obras publicadas intentan mostrar, asimismo, que la demanda de esquemas, sistemas y autoridades se va haciendo menos insistente @ medida que aumenta en Oriente y en Oc- cidente, el anhelo de recuperar la dignidad, la integridad y la autodeterminacién: dere- chos inalienables del hombre, que ahora po- dré orientar el cambio mediante el designio consciente, y a la luz de la experiencia ra- cional. Otras de las cuestiones vitales exploradas se refieren a problemas de entendimiento internacional o de prejuicios entre los pue- blos, con las tensiones y los antagonismos consiguientes. La visién y la responsabilidad crecientes de nuestra época apuntan a la nueva realidad de que la persona individual y la persona colectiva se integran y comple mentan entre si; de modo que la esclavitud totalitaria, tanto de derecha como de iz- quierda, ha sido sacudida por la aspiracién universal de reconguistar la verdad y la uni- dad humana. La humanidad puede por fin poner su confianza, no ya en un autorita- rismo proletario ni en un humanismo secu- Tarizado, que han traicionado igualmente el derecho de propiedad espiritual de la histo- ria, sino en una fraternidad sacramental, y en la unidad del saber. Esto ha producido un ensanchamiento de los horizontes humanos que trasciende todo sectarismo, y una revo- lucién en el pensamiento humano, compa- rable a la premisa bdsica de la soberania de la razén entre los antiguos griegos; similar 4 la gran irradiacién de la conciencia moral articulada por los profetas hebreos; andloga a los enunciados fundamentales del cristia- nismo; 0 a la alborada de una nueva era cientifica, la era de la ciencia de la dindmi- ca, cuyos fundamentos experimentales for- ‘mld Galileo en el Renacimiento. Uno de los esfuerzos importantes de este serie consiste en reconsiderar las acepciones 1 aplicaciones contradictorias que se da hoy @ términos tales como democracia, libertad, justicia, amor, paz, fraternidad y Dios. Y estas investigaciones responden al propésito de despejar el camino para que pueda fundarse tuna auténtica historia universal, no ya en tér- minos de nacién, de raza o de cultura, sino en los términos del hombre en sus relaciones con Dios, consigo mismo, con sus semejantes y con el universo, més alld de todo interés inmediato y egoista. Porque el sentido de esta Edad Mundial que vivimas consiste en el respeto de las esperanzas y los suefios del hombre; respeto que conduce a una com- prensién més profunda de los valores funda- mentales de todos los pueblos. Hoy en dia, tanto en Oriente como en Oc- cidente, los hombres empiezan a descubrir que, por encima de todas las diferencias, se hallan unidos entre si por una identidad mas esencial que cualquicr simple acuerdo de pensamientos y doctrinas. Empiezan a saber que todos los hombres poseen los mismos deseos y tendencias primordiales; que el ava- sallamiento del hombre por el hombre no puede ya justificarse con ninguna apelacién @ Dios o a la naturaleza. ¥ esta conciencia es fruto de la gran revolucién espiritual y moral, de la tremenda conmocién sismica que la humanidad atraviesa actualmente. Perspectivas del Mundo es una coleccién que pretende penetrar en el sentido verda- dero del hombre, sentido no sélo determina- do por la historia, sino que a su vez la deter- ‘mina. ¥ la historia, segin aqui se la concibe, no se ocupa sélo de la vida del hombre s0- bre nuestro planeta, sino también de las in- fluencias césmicas que actian en nuestro ‘mundo humano. ‘Nuestra generacién esté descubriendo que la historia no se somete al optimismo social de la civilizacién moderna; que la organiza- cidn de las comunidades humanas y el esta- blecimiento de la justicta, la paz y la libertad son, ademds de empresas intelectuales, rea- lizaciones de orden espiritual y moral, que exigen el cultivo integral de la personalidad humana, y acucian interminablemente al hombre, para hacerlo salir del abismo de su insensatez y sus padecimientos, a fin de que se renueve y se reconstruya en la plenitud de su vida. “Porque segiin fuere su pensa- miento, ast Negara a ser el hombre. Y ésta es la razén de que el pensamiento debe ser pu- rificado y transformado. Porque si se le cen- trase en la verdad, como se le centra ahora en las cosas perceptibles a los sentidos, quién no quedaria liberado de su cautiverio...”* Existe hoy en la humanidad una fuerza contraria a la esterilidad y al peligro de la cultura cuantitatioa y anénima de la masa; tun sentido espiritual nuevo, aunque a veces imperceptible, de convergencla hacia la uni- dad del mundo, basada en el cardcter sagra- do de cada persona humana y en el respeto por la pluralidad de las culturas. Hay una conciencia creciente de que la igualdad y la justicia no pueden evaluarse en simples tér- ‘minos numéricos, ya que son en su realidad proporcionales y' analégicas. Estamos en el umbral de una era del mun- do en la cual la vida humana se empefia en realizar formas nuevas. Reconocida la false- + Maite: Upanishad6, 24,6 dad de Ia division entre hombre y naturale- za, tiempo y espacio, libertad y seguridad, nos enfrentamos con una imagen nueva del hombre en su unidad orgénica, y una visin nueva de la historia que le atribuye una ri: queza y variedad de contenido, y una mag- nitud de alcance sin precedentes hasta ahora. Al incular la sabiduria acumulada por el espiritu del hombre, a la realidad nueva de la Edad Mundial, articulando su pensamien- to con sus creencias, Perspectivas del Mundo trata de estimular un renacimiento de espe- ranza en la sociedad, y de fe orgullosa en la capacidad del hombre para determinar su destino. La experiencia del terror en que fué su- mergido el hombre por su impotencia para trascender sus limites existenciales, no es sino la experiencia del problema de si alcanzard © no el ser, a través del conocimiento de sé ‘mismo; si aniquilaré a la nada, o si la nada To aniquilaré. Porque la atrofia del senti- do lo obligé a retroceder hasta sus origenes, y desde alli podria emprender el viaje de re- greso, a través de su misteriosa grandeza, para reconstruir su vida. La angustia y la esperanza de este siglo reconocen por causa el drama interior del espiritu ante su propia divisién, y las fuer- zas invisibles nacidas en el corazén y en la mente del hombre. Esta angustia y esta es- peranza surgen también de problemas mate- riales de orden econémico, politico y tecno- légico. La historia misma no es un simple desarrollo mecénico de acontecimientos, en ‘cuyo centro se encuentra el hombre como un forastero en tierra extraiia. La concepcién moderna especifica que ve la historia como progreso; la concepcién profética especifica que ve actuar a Dios a través de la historia; y la concepcién cristiana especifica, que acentia la naturaleza histérica de la revela- cién, deben ceder hoy ante la historia nue- 4, que abarca la nueva cosmologia, aconte- cimiento profundo que esté en proceso de gestacién en la matriz de ese universo invi- sible que es el corazén y la mente del hombre. Tal la crisis de conciencia manifestada a través de una crisis de ciencia. Tal el nuevo despertar, después de una larga evolucién que tuvo su génesis en la negativa de Des- cartes de que la teologia pudiera existir como ciencia, por una parte, y por otra en la ne- gotioa de Kant de que la metafisica pudiese existir como ciencia, Algunas formas fésiles de un pensar tan positivista, sobreviven atin, 4 se revelan en una mitologia psoudo sociolé. ica que, a guisa de conceptos cientificos, ha engendrado un nuevo animismo equivalente @ una religién mds primitiva que las tradi- cionales que intenta suplantar. Sin embargo en la actualidad se admite, debido a la in- fluencia de Whitehead, Bergson y algunos ferioniendlogos, que aparte de la ciencia na- tural, cuya tendencia es aislar valores cuan- titativos, existe otra categoria de saber en el cual Ia filosofia, empleando sus instrumentos propios, puede captar la esencia y la natura- leca mas intima de lo Absoluto, de la reali- dad. El misterioso universo estdé revelando ahora, tanto a la filosofia como a la ciencia, una significacién mds amplia de la naturale zay del hombre, que va mas allé del andlisis matemético y experimental de los fenémenos sensibles. Tal significacién rechaza la con- cepcién mecanicista del mundo, y esa actitud positivista frente al mundo que considera a la filosofia como una especie de mitologia, adecuada sélo para la satisfaccién de necesi- dades emoticas. En otras palabras: que los problemas filoséficos fundamentales, 80s pro- blemas que estén en el centro de la vida, ‘cueloen de nuevo a confrontar a la ciencia ya la filosofia misma, El nuestro es descu- brir un eriterio de diferenciacidn, y aun de relacién, lo suficientemente claro para justi- ficar y purificar tanto el saber cientifico como el filoséfico, aceptando su interdependencia. Hasta la justicia, que ha vivido “en un es- tado de peregrinacién y de crucifixién” y esta liberéndose tentamenie de la garra de las demonologias sociales y politicas en Oriente yen Occidente, empieza a poner en tela de juicio sus propias premisas. Esos movimientos revolucionarios modernos que han desofiado las instituciones sagradas de la sociedad, pro- tegiendo la injusticia social en nombre de la justicia social, estén siendo examinados y Si lanzamos una mirada retrospectiva a la situacién arcaica del hombre en el cosmos, obsercaremos que el concepto de la justicia como una cosa a la que el hombre tiene un derecho inalienable, empieza a cobrar forma entamente en el tercer milenio; y en tiempos de Hammurabi, en el segundo, la justicia se hha convertido ya en una parte integrante de la naturaleza del hombre, ha dejado de ser un don benéfico que hay que solicitar, y se ha faconporado indisolublemente a la concien- ia de la sociedad. Este concepto de los de- rechos humanos consistia en la demanda de justicia en el universo, demanda que existe igualmente en el siglo xx, por una curiosa analogia. Segiin la opinién antigua, el hom- bre podia convertirse en un dios, podia asumir la identidad de las grandes fuerzas ésmicas del universo que lo rodeaba, Podia fnfluir sobre este universo, no mediante la siplica sino por medio de la accién. También ‘hora esta conciencia de la relacién armonio- #0 del hombre con el universo, con la socie- dad y con sus semejantes, puede hacerse realidad; y hoy como entonces, no mediante la stiplica, sino a través de los hechos. Aunque nunca tan poderosa desde el pun- to de vista material y técnico, la democracia occidental, perdido su respeto religioso por 1a persona humana, se ve hoy mas seriamente amenazada que nunca, tanto en lo moral como en lo espiritual. La seguridad nacional y la libertad individual se encuentran en te- rrible conflicto. La posibilidad de una comu- nidad universal y la técnica de la deprava- cidn, coeristen mano a mano. No hay duda que el mal se ha acumulado entre los hom- bres, apasionadamente ansiosos de unidad. Y sin embargo, confrontado con este mal que ha roto, aslado y aniquilado la realidad viva, confrontado con la muerte, el hombre clama, desde el fondo mismo de su alma, “por una unidad, sin interferencias, de sentimiento y pensamiento", por la posibilidad de juntar los pedazos, y restaurar esa unidad mediante a justicia. El cristianismo, en la historia, slo ppudo responder a esa protesta contra el mal con la anunciacién del Reino, y la promesa de la Vida Eterna... cosas que exigian fe. Pero los padecimientos espirituales y mora- les del hombre habian agotado su fe y anu- lado su esperanza. Se habia quedado solo, Su sufrimiento seguia sin explicacién. Ahora, no obstante, ha Wegado a lo més profundo de su abyeccién. Anhela reivindi- carse. De ahi que en medio de las ruinas es- pirituales y morales de Oriente y Occidente, se esté preparando un renacimiento, allende Tos Ifmites del nihilismo, la oscuridad y la desesperacién. En lo mas hondo de la noche oriental y occidental la civilizacién, volvien- do sus miiltiples caras a la fuente que le did origen, puede atin reanimar su luz en una segunda aurora inminente. .. Asi como en el tiltimo Libro de la Revelacién se habla de un Segundo Advenimiento, con un nuevo cielo, tna tierra nueva y un nueco sentido religioso de la vida. Y vi un nuevo cielo y una nueva tierra; porque el primer cielo y la primera ticrra eran pasados,.. A despecho de la infinita obligacién det hombre y a despecho de su poder finito; a despecho de la intransigencia de los nacio- nalismos, del desoalimiento espiritual y de la profanacién moral; por debajo del aparente forbellino y el caos del presente, extrayendo de las transformaciones de este dindmico pe- todo la revelacién de una conciencia de uni- dad universal, el propdsito de Perspectivas del Mundo es contribuir a reanimar “el corazén tnmévil de la verdad perfecta’, y a interpre- tar los elementos significativos de esta Edad 4 Reveacdn, 21:1 20 | PERSPECTIVAS DEL MUNDO / K. ADEWAUER Mundial que se esté configurando actualmen- te en la continuidad ininterrumpida del pro- ceso creador que restaura el hombre a la humanidad, ahondando y fortaleciendo su comunién con el universo. [Nueva York, 1955, Ruma NANDA ANSHEN 1930-1955 Ex acrvat, canciller de la Repiiblica Federal Alemana ha sido calificado por el primer mi- nistro Churchill como “el mejor estadista ale- mén desde Bismarck”, y por el presidente Eisenhower como “uno de los grandes esta- distas del mundo”, Refiriéndose a él, declaré al secretario de Estado John Foster Dulles: “Cuanto més lo veo, més admiro su valor, su visién y su capacidad de estadista.” Hace veinticineo afios, yo me aventuraba or mi parte a profetizar que “las condicio- nes de intuicin, iniciativa y coraje de Ade- nauer le darian jerarquia histérica entre los hombres de estado de Europa”. Ya en esos tiempos tuvo Adenauer la sagacidad de ver el papel de Ainérica en Ia perspectiva del mundo. Como alcalde de Colonia, segunda ciudad de Alemania, asumié la inieiativa de invitarme a dar conferencias sobre América, a fin de contrarrestar Ia incapacidad de la opinién piblica alemana para comprendet Y apreciar a nuestro pais. Esas conferencias de 1929, caracterizaron a los Estados Unidos como “el futuro arquitecto del mundo” y va- ticinaron que Alemania se convertiria en “la piedra angular que los constructores han desechado", Menciono este dato personal, para desta- car un rasgo del cardeter de Adenauer que deberd tener en cuenta quienquiera intente tuna justa valoracién del hombre. Dicho ras- go es la consistencia, tanto de su conducta personal como de su filosofia politica. £1 y yo hemos vivido en cuatro Alemanias distin- tas, y hemos trabajado juntos repetidamente durante cuarenta afios en el Imperio Alemin; entre 1913-1914, en la Republiea de Weimar; de 1939 a 1942, durante el Tercer Reich de Hitler, a lo largo del cual seguimos cons: dando las fuerzas de resistencia contra el zismo; y por ultimo en la Cuarta Alemania, cuando, a partir de 1950, Konrad Adenauer se puso al frente del gobiemo para la re- construccién de su pais, e impulsé el ema de “unidad, libertad y justicia” para todos. Cual es Ia meta y el objeto de esta con- sistencia? Estén expresados en una frase fa- {MUNDO / x. ADENAUER miliar para todos los americanos, porque no hay escolar en los Estados Unidos que no la repita cada dia entre los articulos de fe que contiene el Voto de Fidelidad a la Ban- dera: “Una nacién indivisible — con libertad y justicia para todos.” Vale la pena consig- nar que esta formula tiene, por lo demés, su paralelo exacto en una frase del Himno Na~ ional Alemin: “Einigkeit und Recht und Freiheit.” Este himno fué la cancién revolucionaria del primer Parlamento Alemén, en 1848, Y fué el propio Adenauer quien sefalé que su verdadero significado estaba en este verso, y no en la equivoca frase: “Deutschland itber “Alles.” También fué Adenauer quien, en el curso de su primera visita a la Berlin ocupa- da, hizo cantar este verso, Tanzando a Ins ‘ofendidas orejas de las fuerzas rusas de ocu- paciin, las palabras: “unidad, y justicia, y libertad”. Fué el mismo Adenauer quien ex- elamé, concluido el canto: “Luchemos todos ‘50, fratemalmente, con el corazén y con manos.” Es Adenauer quien, en este li bro, desarrolla la idea americana de “libertad Y justicia para todos"; quien la encarece, no s6lo para Alemania, no sélo con la esperan- za. de que Alemania vuelva a ser “wna nacién indivisible”, sino extendiéndola hasta hacer- Ia abarear “una Europa indivisible, y un mun- do indivisible”. También en esto se muestra consecuente con el programa y Ia conviccién que expuso hace veinticinco afios. La “Nueva Era de Unidad Mundial” que el canciller Adenauer preconiza constante- mente a la generacién de hoy, es tanto un hecho histérico como una obligacién moral, y ha ocupado una posicién central en su pen. samiento, como alcalde y como canciller, durante cinco lustros. Ya habia intentado que una generacién anterior tuviese concien- cia de ella, procurando, para auspiciarla, hacer comprender mejor las fuerzas que es- taban en juego. No fué otra su intencién al apadrinar, en 1929, la Exposicién Internacio- nal de Ia Nueva Era, realizada en Colonia. Colonia esta emplazada sobre el Rin —el més europeo de todos los rios europeos— y que- da en la encrucijada de las carreteras del tré- fico internacional entre el Norte y el Sur, el Este y el Oeste. Para organizar una exposi- cién Semejante, era indispensable la coope- racién de la ciudad de Colonia, del gobier- no de Weimar y de numerosas instituciones nacionales ¢ internacionales, incluso las de Francia. El programa, tal como fuera traza- do por el alcalde Adenauer y por mi, conté con el apoyo cordial de todos estos distin- tos grupos. Theodor Heuss, actual presidente de la Repiiblica Federal, lamé a nuestro progra- ma: “Una revelacién de la gran tendencia UN MUNDO tMoIVvisiete yo de nuestros tiempos y de las importantisi- mas corrientes materiales y espirituales que estén determinando el caricter universal de esta era que se inicia.” El eritico americano de culturas, Lewis Mumford, lo saludé como “un programa valiente, Ia mejor esperanza del mundo, de unir y fusionar en un todo orgénico los aspectos fragmentarios del mun- do moderno, con una visién nueva del uni- verso y de la nueva etapa de evolucién del hombre, con miras al establecimiento de un orden mundial”, ¢Cuiles eran las ideas contenidas en ese Programa que suscribfa en 1930 el entonces alealde Adenauer? “La Nueva Era, en cuyo umbral estamos, ser una “Edad Mundial de Unidad’. Los cambios té isos y econémicos que ha producido Ia cencia tHenen que estimular un sentido de unidad y de buena vecindad, un reconocimiento de mutua de- endencia y una voluntad de colaboracin. Ningu. 2a época anterior de la historia del mundo ha pro. ucido nada semejante a esto. Los gérmenes’ de esta nueva era estaban ya presentes antes de Ia Guerra Mundial de 1914. Esa catistrofe mundial, fn todos los suftimientos que acarre, no. pude Aestruir esos gérmenes. Por el contrario: la ‘dura Tecesidad hizo 2 los hombres mis conscientes de qe las naciones hubieran debido encontrar medos Tuevos de ser; de que lo que hacfa fata no era la Feeonstruccin de cada pais individvalmente, sino 4 renacimiento del mundo entero. A ese fenacl. Ricoto asistimos hoy. El nacionalismo estrecho estd dando paso & un sentido de interese comes en Iateria econdmica,polica y cultural. La ant- ft idea del equlirio del poder sobre une par fe del globo, esti pastda de mods. Tenemos en cambio ‘un nuevo sentido de un equliio preva Teclente en todo el globo terreste: Los acontect rientos vitals propagan st influencla. alrededor det mondo entero con la velocidad del rayo. Ya no hay neutrldad posble. El eompromiso es un vera En ningn otro momento de I historia fa ciencia 1 la tenes han camblado tanto como ahora It Vida de toda In humanidad, con una plétora de desebeiientos nuevos, Todo an mundo ba sido Sleanzado y evolucionado, tanto com fines dest: tore como consrutves. Lar snststertoralety ler emistrion 3 han fundido en un vato con nente sobre on planeta vnta El mundo se ha redueido tanto, que ya no hay higares desconecidos tn dni quedan por deere pueblos o hugares Sivatot B hombre hoes on a tatters min dos nieve que conqustar. Yast Enropa, que sl ser el hogar de la historia del mundo, e ha con tertido slo en una parte dem todo strc. Instn de Alemania conse en hacer visible ls uxt Gad intrnscen de Europa y Ia neoesdad de sna Alvin natural del tabojo'en el Continent, Esto s6lo, poss establecerse si Europa et concebida omo'un organismo. Debemos tener concendlaca- bal de Toque ello significa, aprehender todas las consecuencis de este nuevo estado de cont y fr ter coheenteaente de que se cumplan todat us prtencaidades” El hombre que tuvo, hace un cuarto de siglo, la visién de concebir el mundo en estos uw wmewoo tmorvisiace i oo términos, es ahora canciller de la Repiblica Federal Alemana. Parece destinado a reali- zar esa visién y a hacer “que se cumplan to- das las potencialidades” de sus propias con- vieciones, en bien de Alemania, de Europa y del mundo. ‘Tal consistencia eleva la politica de Ade- nauer por encima de la simple téctica y ain de la estrategia. Sus actos de gobierno re- presentan la fusion de su filosofia politica y de sus ideales humanos. Claro esti que es también un tactico y un politico — y de una habilidad y experiencia tales, que’ el envi dioso apodo de “zorro viejo” se ha hecho popular con referencia a él. Pero su politica ¢ siempre compatible con una universali- dad de miras profundamente arraigada en ~su personalidad, cardcter invariable que, se- gin las palabras de Goethe, es “forma im- Presa que crece con la vida, y que nada en tiempo alguno podré hacer confundis”. Fundamental en esta forma impresa es su confianza en Dios, fe que se ha puesto de ‘manifiesto una y otra vez. en su vida priva- da, tanto como en su vida politica. La con- en Dios no lo abondoné nunca, a lo largo de miltiples vicisitudes; ni cuando, a de la Primera Guerra Mundial results ‘gavemente herido en un accidente de auto- « Mbvil y tuvo que someterse a una operacién | gg M8indrgica; ni cuando, a fines de la Segunda Guerra Mundial, en circunstancias en que se encontraba afuera, cuidando su jardin de ro- sas, se encontré en la linea de fuego de una compafiia de tanques americana; ni entre ambas guerras, cuando el régimen de Hitler Jo lanz6 a una prisién, por haber ordenado que quitasen una bandera swéstica de un puente del Rin, antes de la visita del Fuehtrer. Sus bodas de plata lo encontraron en Ia cét- cel. La purga sangrienta que sucedié al atentado contra la vida de Hitler, el 20 de julio de 1944, lo puso una vez mas en peli- gro. Padre de seis hijos, abuelo de trece, ha sobrevivido a todas las pruebas y vicisitu- des de su vida, gracias a ese don de Dios, su salud robusta, que le permite trabajar dia- riamente desde las seis de la majiana hasta la diez de la noche, “ms larga y duramente que cualquier hombre treinta atios mis “Puesta en Dios nuestra confianza, debe- ‘mos ser valientes y dar los pasos necesarios para cumplir nuestra. responsabilidad con Alemania, Europa y la humanidad.” Ade- nauer es orgulloso ‘ciudadano de una Ale- mania a la cual, no obstante, desea ver “pen- sar y obrar en términos més amplios que los puramente nacionales”. “Queremos seguir siendo buenos alemanes, orgullosos de nues- tra herencia nacional, mientras los otros que participan en nuestros afanes en pro de un ON MuNDo Imotvidtate | om mundo mejor, siguen siendo buenos ameri- canos, buenos ingleses o buenos franceses.” Pero “las ventajas puramente nacionales, que no se asienten sobre la interdependencia sneral, no nos harén ningun bien”. No en vano el alcalde de Colonia habia destacado afios atris, en su programa de 1929 para Ja “Nueva Era”, “las emanaciones cultura- les de ese suelo renano de Colonia, sobre el cual ha pasado durante siglos el habito del destino”. No en vano desde la terraza de su rdin de rosas, en Ia pequefia aldea renana donde ha edificado su hogar, los ojos y el espiritu del canciller de Alemania siguen el ‘curso del Rin, que a través de cuatro nacio- nes se dirige al océano. Y aun miran mas allé de este océano, que ha sufrido el mis- ‘mo proceso histérico que el Canal de la Man- cha entre Inglaterra y Europa, ya que el océano se ha reducido ahora a un Canal Atlintico entre Europa y América. Y asi ve al canciller un mundo en el cual “el Este y el Oeste estin conectados por una linea’ di- recta”. Si Alemania es su patria, Europa es su “madre patria”, habla del “hogar comin europeo”, especialmente con referencia a los dos vecinos, Francia _y Alemania, Ya en 1925, habia intentado Megar a “un convenio total entre Alemania y Francia”. Existe en esto una absoluta compatibilidad con su for- 0 | PEASPECTIVAS DEL MUNDO / x. ADEWAUER mulacién actual: “El entendimiento entre Francia y Alemania es la base, el requisito previo indispensable de cualquier integra- ci6n europea.” Por cierto que Europa es para 4 “la madre del mundo”, tanto por haber fundido en una la doble herencia del Medi- terréneo y del Medio Oriente —segiin desta- 6 en su reciente visita a Grecia y a Tur quia— sino también por el sentido cristiano que dié a la civilizacién occidental, en la que incluye a América, a la que ve como “la protectora de todos los ideales humanos”. “El ideal cristiano del derecho y In justi- cia, de la bondad y la ayuda al projimo nos obliga a practicar una ‘cooperacién fraternal’ Todos somos hermanos. Creo realmente que el espiritu puede mover montafias.” Estas declaraciones no son las de un predicador dominical ni las de un profesor de ética, sino las de un hombre de estado realista y cons- ciente, que concibe y cumple su deber en términos universales. Su buen ejemplo le ha ganado la confianza de una mayoria sin precedentes: cincuenta millones de alema- nes que dos veces lo han llamado al gobier- no en una proporeién de dos tercios sobre el total de sufragios. ¥ no porque sea “po- pular” —su estilo de vida austero no es de Jos que conguistan una popularidad emo- cional barata— sino porque representa en forma convincente un concepto de Ia demo- we cracia que es algo més que una meta pos- ura académiea: una actitud ante la vida, tun reconocimiento de las “fuerzas morales y éticas” como factores determinantes. Bre- ga sin cesar en pro de una “era de paz”, no ‘s6lo por los fines sociales que dependen de la paz, sino también porque “inicamente en Ia paz puede el hombre desplegar su perso- nalidad en libertad; y tinicamente una per- sonalidad libre puede proseguir su evolucién, orientindose y orientando a cuantos lo 10- dean y le son queridos, hacia una vida mis rica y una confianza més profunda en su Dios”. Al servicio de su ideal de supranaciona- lismo pone Konrad Adenauer las mismas vir- tudes que practica diariamente en su jardin de rosas. Cuando cultiva sus rosas, tiene en cuenta Ia cepa originaria y las leyes de la herencia; las Iuvias, la temperatura y los vientos dominantes. Como jardinero y como estadista, acta “con tenacidad y paciencia”, y con la “fuerza del sacrificio y del amor”. EI canciller puede ocasionalmente impa- ientarse cuando repara en que acaso sea &te un aiio decisive —"de la mis grave y fatal importancia"— no sélo para Alemania sino para Europa y para toda la humanidad. Puede angustiarse cuando le parece que Eu- Topa esti dejando escapar su gran oportuni- dad de unirse. “Este no es slo un tiempo de crisis para Alemania, sino que es tam- bién un tiempo de crisis terrible para Euro- pa. Este aiio (1954) es el afio del destino para Europa.” Pero frente a todos los tro- piezos y los desengafos, frente a su expe- riencia de la politica como de “un terreno donde hay que estar preparado para las con- tingencias mis improbables y al mismo tiem- po més ingratas”, Adenauer repite: “Mi per- severancia surge de mi fe en el triunfo de la raz6n que reeibimos de Dios.” Con pacien- cia y coraje, permanece fiel a su confianza: “Sigo ereyendo que legari, Sigo creyendo que Europa tendré que ser.” ‘omo alemén, como europeo y como cristiano, mi anhelo més ferviente y la su- prema finalidad de toda mi obra es la crea- cién de una comunidad europea de naciones libres e iguales, para la defensa de Ia liber- tad y de fa paz en Europa y en el mundo.” Enwest Jacket * 1 Profesor jbilado de Ia Universidad de Columbia; fan- adory presidente de la Hochachule fur Pluik de Beilin, ‘Alemania fundador del New Commonwealth Insitute, de Londres, Ingatera; fundador y miembro eonsulter del Near fond Middle Eost Intute, de Ta Universidad de Columbia, Nueva York 1. NUESTRA EPOCA DE PERSPECTIVA MUNDIAL Creo Que para el ejercicio de la politica, el hombre necesita dos cosas: en primer térmi- no, un enfogue realista de los problemas, y después una especie de segunda vista, la ca- pacidad de ver las cosas como segin todas las probabilidades evolucionarin en lo futu- ro. Encontrindonos, como nos encontramos, en el umbral de una nueva época histérica, ‘ereo que esta penetracién, esta sagacidad para el porvenir es imprescindible, si nues- ‘to trabajo ha de dar buen fruto. Cuando en 1949 eché sobre mis hombros la pesada carga de dirigir el gobierno de mi pals, comprendi que habia alli algo mas que que reconstruir ciudades hechas pe- s y Teanimar una economia consagrada a fines pacificos. $i Alemania habia de re- cuperar su puesto en la sociedad de las na- ciones, tendrfa que desbrozar antes caminos nuevos en todas las cosas. Es lo que hemos tratado de hacer. La Republica Federal Ale- mana esta intentando encontrar un orden que se oponga, en deliberado contraste, al orden calamitoso del pasado reciente. Vivimos en una era de transformaciones histbricas de largo alcance, mis bien que en un tiempo de tensiones politicas pasajeras. ¥ esta era de transformaciones historicas de largo alcance, obedece a dos causas: prime- ro, las dos grandes guerras que han puesto en conmocién el mundo entero; a continua- cin, el nacimiento de los estados totalitarios. Los estados totalitarios repudian la justicia y la ley, y no reconocen més que un princi- pio: el imperio absoluto del estado; y lo que esto implica lo determinan las autoridades constituidas del mismo. Por experiencias pa- sadas, los alemanes sabemos bastante sobre el sistema de los estados totalitarios. Sabe- ‘mos lo peligroso que puede ser un gran es- tado totalitario para los paises vecinos, La Unién Soviética es un estado mucho més am- plio, mucho mas poderoso y mucho mis totalitario de Jo que fué la Alemania nacio- nalsocialista. Un tercer factor del cardcter de nuestro tiempo es éste: la diltima guerra cre6 dos potencias mundiales. En el pasado, ow MUNDO IMOIVisieeE | hablébamos de grandes potencias: ahora debemos hablar de potencias mundiales. Pero en nuestro planeta no hay mas que dos: los Estados Unidos de Norte América y la Unién Soviética. Y ambas estin movidas por dos ideologias totalmente diferentes, Como con- secuencia de ello nuestra era, segin todas las posibilidades, resultaré ser la més crucial de la historia modema. Porque decidira si la ‘etapa bélica que se inicid en 1914 —esa eta- pe de guerras reales y guerras frias, de te- mrible perfeccionamiento de nuevas’ armas, de rearme mundial, de miedo y de angus- tia— va a terminar o a continuar. Si termina, si la divisién del poder se equilibra una vez més en el mundo, si se efectia una limi- tacién controlada de los armamentos, si la az y la seguridad reemplazan al miedo y ala angustia, una nueva era historia de ele- vacién y de progreso social —de verdadero Progreso— empezari entonces para la hu- -nanidad, y también para Ja nacién alemana. Acuerdos como el Pacto del Atléntico y la Comunidad de Defensa Europea (hoy ex- ‘inta) deben ser contemplados con criterio mds amplio, més alla de la situacién actual ‘amediata, como un paso esencial en la evo- Jucién futura de Europa. Sélo mediante aso- iaciones de esta especie podrin las nacio- es europeas defender la paz, reconstni Europa, salvar su cultura y reintegrarse como factores significativos a la politica y la eco- nomfa del mundo. Para comprender en toda su plenitud el ‘espantoso derrumbe de la humanidad en las iltimas décadas, debemos comparar nues- tros tiempos, nuestros preparativos y nuestros equipos bélicos, con los acontecimientos his- téricos del pasado, incluso los del siglo xx. Todo ser pensante, no ya sélo los que tienen en politica una responsabilidad primaria, de- beria consagrar alguna vez una hora serena a reflexionar hasta dénde hemos legado, en qué medida ha descendido el nivel de nues- tro tiempo, cualquiera sea la pauta que se Te aplique con referencia a lo que es bueno y justo para Ja humanidad. Nos debemos a nosotros mismos este cémputo, esta medita- cién tranquila, a fin de hacer absolutamen- te todo cuanto esté en nuestra mano para desviar a la humanidad del camino que ha emprendido, para arrancarla del borde del abismo en que amenaza hundirse. Deploro hondamente que no todos los ale ‘manes reconozcan todavia lo que en defi tiva esté en peligro. Ante la ruina que nos acecha por un lado y el alto ideal que nos re- clama por el otro, fuerza es abandonar de una vez por todas las negativas estériles Quienes no pueden persuadirse a hacerlo, en el partido por encima de la patria y Sar pusbl, no entenden en verdad Hors nos de estos tiempos. Yo sélo sé decir, con Ja més profunda de las convicciones, que la decadencia del Occidente Cristiano es fatal dentro de un plazo perentorio, si no convo- ccamos todas nuestras fuerzas y no apreta- mos filas en un frente invencible, No repa- remos en minucias. En tiempos como el nues- tro, indecisién tan mezquina es intolerable e irresponsable. Quiero hablar con mucha seriedad, porque la hora es grave. Se estin tomando decisiones de incalculable importancia para un porve- nir que no podemos delimitar claramente. Sélo puedo repetir una vez mas lo que he dicho a menudo: no es una gracia del des- tino para con el pueblo alemén, que tanto dafio ha hecho al mundo a través del naci nalsocialismo, concederle ahora Ta oportu: ad de luchar por la paz y por la libertad, no ya sblo para si, sino para Europa y para el mundo entero? 2, EL FIN DEL NACIONALISMO AvNQUE se afirma a menudo que la huma- d es incapaz de aprender nada de la his- toria, esto no es del todo exacto, a juzgar por nuestra experiencia alemana. A raiz del desastre que dos guerras mun- diales acarrearon a Alemania, la inmensa mayoria de nuestro pueblo ha comprendido, consciente o intuitivamente, que las nacio- nes no pueden seguir viviendo de acuerdo con sus exclusivos deseos e inclinaciones, sino que deben combinar sus intereses con los de los otros pueblos del mundo. No exis- te ya un solo problema importante que pue- da ‘ser tnicamente alemén, ni siquiera ti camente europeo. Tenemos que aprender a Pensar y a actuar en términos mas amplios. La expresién “Todos somos hermanos” no (0 | PERSPECTIVAS DEL MUNDO / K. ADENAUEE es una férmula hueca, y no debemos permi- tir que lo sea nunea. No debemos pensar que ciertos paises no tienen, por lejanos, interés para nosotros. Todos los paises nos importan, porque la paz es indivisible; y a menos que cada pais tenga en cuenta en sus decisiones ¥en sus actos In situacién del mundo ente- ro, esta paz no Megaré nunca. Lo que ocurre en el Extremo Oriente nos concieme, hasta en sus més infimos aspec- tos, tanto como lo que ocurre en nuestras fronteras. En lo relativo a las repercusiones de los acontecimientos politicos, Oriente y Occidente estén conectados por una linea directa. f No estamos solos. Nos necesitan en el mundo, pero nosotros necesitamos del mun- do todavia mas. Nos juzgan groseramente mal quienes afirman que nuestra actual po- Mtica exterior es una tentativa de congraciar- nos con el Occidente, en una coyuntura en que necesitamos de cuanto aliado podamos conseguir. Entendemos, por el contrario, con absoluta claridad, que las ventajas politicas puramente nacionales y sin relacién alguna con la interdependencia mis amplia en que todos vivimos, no pueden hacernos ningyin bien. ¥ no se trata sélo de problemas poli- ticos. Tampoco en el terreno cultural ni en el econémico estamos ya solos. A la larga, nadie puede existir dependiendo sélo de si smo. Esta verdad vale tanto para el Orien- ‘como para el Occidente. {, Hoy en dia la situacién del mundo es tal, tun hombre sélo puede servir los inte- eses de su pais actuando de concierto con 8 paises. La politica de viejo cuiio, se- én Ia cual una gran nacién conservaba su pegemonia o imponia su voluntad a las otras bre la base de la pura fuerza, es cosa del ido para todos los palses. La era de los estados nacionales ha llega- su fin. Cada uno debe sentir que ha do un cambio, que ha concluido una pa, y que esté alboreando una edad nue- en la cual los hombres miraran mas alla Jos limites de su propio pals, y trabaja- in en fraternal colaboracién con los otros Haises, en pro de los verdaderos fines de la wanidad. Quienquiera deje de compren- pt esto, esté irremisiblemente perdido. Tal efio, y la construccién de una Europa pnsagrada al mismo ideal, imponen una mi- importante a la juventud alemana. Y mando esta Europa cuando esta nueva wopa— esté construfda, volverdn a tener mpo de accién para una vida de trabajo de paz. Nosotros, los europeos, tenemos que rom- ‘con la costumbre de pensar en términos estados nacionales. Como resultado de Ia guerra y del perfeccionamiento téeni- co de las armas, asi como del ripido progreso de la técnica en general, domina en el mun- do una serie de circunstancias completamen- te nuevas. Si las implicaciones politicas y militares de los recientes ensayos de la bomba H in- dujesen al régimen soviético a reconsiderar su posicién, es muy posible que asistiéra- mos aun nuevo capitulo de las relaciones entre Oriente y Oceidente. Pero antes, el Oceidente debe organizarse con plena con- ciencia de su fuerza. En Europa, la respues- ta es la integracién. El proceso de integra- cién, que a mi juicio es el gran movimiento de nuestra época, es asimismo un proceso de regeneracién. Yo creo que la deformacién del concepto de estado nacional y el ineremento de los dogmas nacionalistas, han constituido el prin- cipal obstéculo hasta ahora. El nacionalismo ciega a las naciones, impidiéndoles ver que todos los pueblos tienen derecho a la vida, y que la buena vecindad sirve mejor que ‘cualquier otra cosa los intereses de cada una. Sélo podré alborear una era de paz y de cooperacién cuando las ideas nacionalistas sean desterradas de la politica. Aqui, en Europa, hemos abierto ya la mar- cha en esa direccién, construyendo planes para la unidad europea. Se han dado, pues, los primeros pasos. Yo quiero hacer un I ¥ i mado a todos los europeos que suefian con la paz. Depongamos nuestras ideas naciona- listas y los anacrénicos eonceptos del pasa- do, y orientémonos confiadamente hacia una nueva era, en la que todos viviremos juntos en paz. Si el Estado es un sistema de orden que- ido por Dios, y en consecuencia necesaria- mente basado en Dios, todo aquel que dentro del orden politico tenga alguna responsabi- lidad, en cualquier parte y de cualquier modo que sea, recuerde siempre que tiene esa responsabilidad ante su propia concien- cia y ante Dios. En las democracias parlamentarias, en las cuales el sistema democritico aleanza ain a las comunidades més pequefias, todos te- nemos alguna responsabilidad. Unos mis, otros menos, pero todos tenemos alguna, de la que nadie puede eximirnos. No encararlas, trae_consecuencias. Y esas consecuencias pueden ser terribles para nosotros, para nuestros hijos.y para los hijos de nuestros hijos. El Estado como cosa aparte del orden divino, fué una de las ideas en las que més insistié la Revolucién Francesa. La Revolu- cién Francesa dié origen al nacionalismo, que dominé el siglo pasado, y fué cobrando mis ymis fuerza a medida que el siglo avanzaba, El pensamiento de los hombres y de las na- ciones estaba tefiido de nacionalismo, En las Guerras Napoleénicas, el nacionalismo aca- re6 el primer gran desastre que abarcé a casi toda Ja humanidad. En el nacionalso- cialismo se celebré una segunda orgia en Alemania, dejando como saldo sangre y Ié- grimas, devastaciin y ruina, en una escala tremenda. Una tercera ola de pensamiento nacionalista, es la ilustrada por la Rusia So- viética, que ya ha desencadenado enormes sufrimientos sobre la humanidad, y atin ha de producir mayores desastres, a menos que se pruebe que es posible construir un pode- roso dique contra su pleamar. EI nacionalismo, donde quiera y como quiera aparezca, viola el orden divino. Hace del Estado un idolo, que para cada pueblo ¢s su propio Estado. Uno de los principios fundamentales del cristianismo es el amor al préjimo, el respeto al préjimo. Este principio no se aplica sélo a los individuos; se aplica igualmente a las actitudes de las naciones con respecto a las otras naciones. Y puesto que el nacionalismo viola este principio del cistianismo, nuestro estado nuevo no debe recaer nunca bajo el dominio del naciona- lismo. Milagro seria que no quedaran nazis con- vencidos en la Repiiblica Federal Alemana. Los hay, por supuesto, ni los bobos ni los criminales desaparecen tan pronto, Pero in- dudablemente no representan ningiin peli- gro efectivo para la seguridad de la Repi- blica Federal. Es incuestionable que no lle- garan més al poder. Unos cuantos nazis no hacen un movimiento nacianalsocialista, Y Jos cuestionarios burdos son un método muy pobre para descubrir la verdad acerca de Alemania. Un poco més de respeto por los hechos, y un poco menos de sensacionalis- mo, son’ cosas que vale la pena encarecer ante los observadores extranjeros de las cir- ‘cunstancias alemanas. El 30 de enero de 1933 no se repetira. Contamos aqui con una de- mocracia eficiente y alerta. La Repéblica Federal es un elemento itil y digno de con- fianza para la edificacién de una Europa vunida, Nos mueve un propésito mas importante que el de impedir que el nacionalsociaismo Tesurja nunca en Alemania: queremos evitar también un renacimiento del nacionalismo en Europa. Los convenios europeos tienden a ese fin, Es un error considerarlos prima- ria o aun exclusivamente enderezados a la defensa contra una agresién soviética, Estoy convencido de que estas tensiones entre el Este y el Oeste pasarin con el tiempo. Pero Jos acuerdos europeos tienen puestos los ojos en un futuro mucho més distante, Estarén en vigeneia cincuenta afios, y han sido conce- bidos para hacer imposible, en el porvenir, Ja guerra entre las naciones europeas. Creo que podemos estar seguros de lo siguiente: A la'idea de la comunidad europea. sobre vive medio siglo, jamés volverd a producirse una guerra europea; y en particular nunca volveré a producirse una guerra entre Fran- cia y Alemania. LA CIVILIZACION CRISTIANA, PELIGRO puts de la caida de sus {dolos totalitarios de los sufrimientos de la guerra, el pueblo vin se encontré delante de un abismn. ‘0 aun entonces se hizo evidente que no bia perdido del todo cierta conciencia de valores de la Cristiandad Occidental, La trofe obligé al pueblo alemén a recono- que, en el pasado, el nacionalismo exce- ivo habia destruido siempre la paz. Admi- esto, empezé a comprender que nuestra istencia, como la de todas las otras nacio- ‘europeas, sélo puede preservarse dentro ‘una comunidad efectiva que trascienda fronteras nacionales. Tal conviecién esté dda en el articulo 24 de nuestra Cons- én de 1949. Dicho articulo establece que la Reptiblica Federal esta dispuesta a transferir derechos soberanos a instituciones intemacionales, y aceptar aquellas limitacio- nes de sus derechos soberanos que conduzcan aun orden pacifico sélido y durndero en ‘Europa, y entre todas las naciones del mundo. De acuerdo con este principio, el Gobier- no Federal ha colaborado con toda diligen- cia en la elaboracién de la Unién Europea del Carbén y el Acero, que fija un mereado comin para las dos materias primas de las que depende nuestra produccién nacional. Al sacar la distribucién de estas materias pri- mas de la jurisdiceién de los Estados indi- Viduales, el tratado conjura definitivamente al peligro de actos de beligerancia entre sus firmantes. En esta forma se ha dado un paso decisivo hacia una solucién permanente del problema Franco-Alemin, y se pone un punto final definitivo, segin esperamos ar- dientemente, a largos siglos de hostilidad que han acarreado indecibles sufrimientos a Europa. Europa es la tierra nativa del Cristianismo Occidental. ¥ si deseamos, como es nuestra obligacién, extraer una ensefianza de todas las miserias por las que hemos atravesado en las dltimas décadas, forzosamente Mega- remos a la conclusién de que, ain en Ja politica, la idea cristiana de la justicia y del derecho, de la bondad y la ayuda al préjimo, debe ser la fuerza rectora que impulse nues- mundo no puede existir sin una istiana y Occidental. Esta verdad comprende a los Estados Unidos, cuyo espi- ritu es también occidental y cristiano. Que- remos salvar esta Europa nuestra. Porque Europa es en verdad la madre del mundo, ¥¥ nosotros somos sus hijos. Nosotros, los hi- jos de Europa, debemos salvar a nuestra madre. Nosotros sobre todo, los que basamos en convicciones cristianas toda nuestra obra, ain Ia politica, tanto en la patria como en el extranjero debemos, més que cualquier ‘otro, asumir la plena responsabilidad de sal- [var la Europa Occidental Cristiana. El pue- ‘blo alemén podré expiar todo el dafio que Jos nacionalsocialistas han hecho al mundo, f consagrando la totalidad de sus energfas a la salvacién de la Europa Occidental Cristiana. ‘A mi juicio uno de los mayores males de la vida politica es la filosofia materialista. ‘Creo que esta enfermedad moral es la raiz ‘de todo desorden. Cierto que muchisimas per- fsonas no tienen conciencia cabal de su acti- materialista. Pero ello no altera el hecho que tal actitud tenga una influencia po- sa sobre los acontecimientos econémicos politicos. Esta actitud materialsta es en parte re- ultado de la guerra, y en parte descansa en tena fo | rensrcerivas oft monoo / x. ADeNaver un respeto exagerado por la técnica. Es un hecho curioso que cuando la ciencia, espe- cialmente la fisica, se ha desviado del ma- terialismo que profesé durante siglos, la mayoria de la gente se ha vuelto hacia él Creo que éste es uno de los mayores peligros y él principal obstéculo para la gestin de tuna politica que proclame como su principio rector el bien del individuo y de la sociedad, y el bienestar de todos los pueblos. El punto de vista materialista es opuesto a la concep- cién y a los principios cristianos de Ia vida ‘econémica, social y politica, y conduce 16- gicamente a las formas dictatoriales de la so- iedad, que desprecian los derechos del indi- viduo. ‘Como consecuencia del adelanto téenico, nuestro pueblo alemén se esté educando ré- pida y universalmente dentro de una men- talidad-masa. Sostengo que la mentalidad- masa y la capacidad intelectual creadora, son diametralmente opuestas. La mentalidad- masa es la gran calamidad de nuestro tiem- po y de las décadas por venir. Quiero so- Ticitar la ayuda de todos para que no nos convirtamos en un pueblo-masa, evitando asi los terribles males politicos, econémicos y personales que derivan de la mentalidad- masa. Sin pensamiento independiente, el pue- blo alemén iré a su destruccién. A la larga, ningtin pais puede existir sin pensamiento independiente. La salvacién de Occidente, la salvacién de la cultura cristiana, sélo ser posible median- te una alianza de las fuerzas politicas cuyo fundamento es el eristianismo, Si los parti- dos cristianos de Bélgica, Alemania, Holan- da, Italia, Luxemburgo, Austria y Suiza, establecieran una alianza més firme, podrian ejercer una influencia eficaz sobre los acon- tecimientos de Europa y una atraccién po- derosa sobre los vacilantes. 4, LA GUERRA FRIA, EN VEZ DE PAZ INDIVISIBLE Ex pnocnana de los Nouvelles Equipes In- ternationales contiene la siguiente declara- cién: “Sin Europa no puede haber paz.” Qui veut Europe, veut la pais, Cuando conside- ramos el desequilibrio actual del poder, ad- vertimos la desastrosa situacién con la que estamos enfrentados y hasta qué punto pue- den ser catastréficas sus consecuencias, a menos de tomar medidas répidas y oportu- nas para contrarrestarlo. Esto s6lo podré en- tenderse en su cabal signifieacién y con to- das sus vastas proyecciones, si se reflexiona en el desarrollo de los asuntos extranjeros a partir de 1914. En aquel tiempo, Inglaterra era la poten- cia maritima mayor det mundo. Su flota era més formidable que las dos que la seguian en importaneia juntas. La doble monarqufa Austro-Huingara cons- titufa por entonces una fuerza importante para el mantenimiento de la paz en Europa, porque se habia anexado la mayor parte de Tos Balcanes y les habia impreso una orien- tacién europea occidental. ‘Alemania era la potencia militar mas fuer- te de Europa, y como tal estaba en conc ciones de oponer un firme dique de conten- cién contra Rusia, Francia e Italia contaban con fuerzas mi- litares de primer orden. Los Estados Unidos de Norte América, por otra parte, no representaron en un co- mienzo un papel militar significativo en la guerra de 1914. Carecian de ejército terri- torial digno de ser tenido en cuenta, y su poderfo maritimo no era considerable. Sélo en 1918, hacia fines de la guerra, se convir- tieron en una potencia mundial significativa. Rusia, cuya frontera oeste se extendia aproximadamente en aquellos tiempos desde Memel hasta Odessa, pasando por Varsovia, seguia respondiendo intelectualmente a la Rusia occidental y a Jos elementos europeos. Su poder militar era por cierto grande, pero estaba contrarrestado por otros poderes mi- litares en el Continente Europeo. qCualles el actual estado de cosas? Media ; ij | uN MUNDO INDIVistate | ow Europa se encuentra bajo la dominacién rusa. La Monarquia del Danubio ya no exis- queda es un resto mi- Gran parte de lo que fuera en otro tiempo Austria-Hungria esté dominada por la Rusia Soviética. ‘Alemania est dividida en dos por la Cor- tina de Hierro. A consecuencia del terrible esfuerzo de las dos guerras mundiales, el poderio de Ingla- terra ha sufrido grave menoscabo, y su flota hha perdido su pasado dominio supremo de los mares. Italia y Francia han sido severamente per- judicadas por las dos guerras. Sus fuerzas militares son insignificantes, sobre todo te- niendo en cuenta que hace relativamente ppoco tiempo, Francia sola podia reunir cien divisiones. Las naciones europeas mas pequefias tie- nen sus grandes dificultades particulares. Holanda, por ejemplo, ha perdido sus colo- nias. Suecia y Noruega ya no se sienten se- guras con respecto al Este. Los Estados Unidos, por el contrario, se han elevado a la posicién de primera po- tencia maritima y territorial, y tienen inte- reses en el mundo entero. En la Rusia Soviética, como resultado del exterminio de Ia clase superior y media de } Ia sociedad, una ideologia fandtica ha toma- do posesién de todo el imperio ruso, Arras- trada por el impetu de esta ideologia, Ia Rusia Soviética se ha anexado los tres esta- dos Balticos, la mitad oriental de Polonia y parte de Finlandia, Rumania y Checoslova- quia. Desde 1945 ha incorporado a su domi- nio europeo un territorio de 471.400 kilé- metros cuadrados. La influencia que la par- te europea de Rusia pudo ejercer alguna vez sobre el conjunto de esa nacién, ha desapa- recido totalmente. La conduccién del estado uso se halla por completo en manos de hombres cuyo origen no es en modo alguno europeo, y que carecen de puntos de vista europeos. Rusia ha tenido siempre vigorosas tendencias a una expansién paneslava. Y este impulso hacia la expansién de su poder se ha ‘intensificado extraordinariamente con la adopeién de una forma de gobierno comu- nista, que es més bien una dictadura to- talitaria. Por su naturaleza misma, toda dic- tadura experimenta la necesidad y el apremio de expandir su poderio. Esta urgencia im- rialista por parte de Rusia, se revela rui- Soramente en Su anormal programa de rear me. Es el tinico pais del mundo que, después del colapso de Alemania en 1945, siguié pro- duciendo armamentos constantemente. Relativamente poco después de este co- lapso, se puso de manifiesto la tensién entre la Rusia Soviética y las tres potencias alia- das occidentales, a propésito del mismo asun- to que todavia las divide: el trato que habi de darse a Alemania, el futuro de Alemania, En la parte de Alemania que ocupan, las tres potencias occidentales, en particular los. Estados Unidos e Inglaterra, han fomentado el desarrollo econémico, hecho que recono- cemos con gratitud. Dentro de sus zonas, tertitorio de la actual Republica Federal Ale- mana, iniciaron y promovieron Ja democra- cia politica, Qué linea de accién ha seguido a su vez a Unién Soviética? Violando toda justicia, cedié una parte de su zona de ccupacién a Polonia, y transformé gradualmente el res- to en una “democracia del pueblo”. Cual- quiera que haya dedicado un poco de estudio 2 estos problemas, ve con claridad Ia meta final. La Rusia Soviética queria, y sigue que- iendo, tener el control de toda Alemania. Y durante un tiempo existié el peligro de que las cuatro potencias zanjasen sus diferencias a costa de Alemania, con Alemania como victima, En mi cardeter de canciller, me Preocupé un momento profundamente la eventualidad de que pudiera legarse a un acuerdo tan fatidico. Una de las ideas fun- damentales que han movido mi politica ha sido, precisamente, prevenir tal peligro: que Alemania pudiera ser entregada a Ta Rusia Soviética. Entiendo que es imposible, y seria irres- ponsable, permitir que Alemania siguiera en tuna posicién de inseguridad. Aun en los tiempos en que era una de las grandes po- tencias del mundo, Bismarck, teniendo en cuenta su posicién tentaba, por todos los medios, concertar alianzas con las otras potencias. Hoy la situacién de Alema- nia es mucho peor, infinitamente més peli- rosa que en los dias de Bismarck. Creo po- der declarar confiadamente que para nos- otros no existe ni la més remota perspectiva de enlace con el Este. Por nuestra filosofia y nuestras actitudes culturales bésicas, por nuestra. concepcién general de a vida hu- ‘mana, los alemanes pertenecemos al Oct dente, Sélo afianzando esta vinculacién po- dremos, pues, salir del aprieto actual. En los tratados relativos a Alemania, las tres potencias occidentales renunciaron al Acuerdo de Postdam y ain se comprometie- on a colaborar con nosotros en. el intento de reunificar a Alemania en condiciones de paz y de libertad. Resulta imprescindible ahora ~y en esto consiste a tarea inmediata de la politica exterior de Alemania- a la cuarta potencia, Ia Unién Soviética, a que haga las necesarias concesiones. No me- diante la guerra; a nadie se le ocurre seme- jante cosa, y a mi menos que a nadie. Las mismas fuerzas que en la actualidad ‘mantienen la frontera politica, militar y eco- némica de la Cortina de Hierro, y emplean los métodos de la guerra fria para extender mis allé de aquélla su poderfo, se han lanzado fen una carrera de expansién desembozada cen el Extremo Oriente, por medio de la gue- rma. La guerra y la tregua en la Indochina no afectaron sélo a Francia. Los soldados que sacrificaron sus vidas en la Indochina, no lo hicieron solamente por Francia, sino por la causa de la libertad en el mundo ente- 10. Es un hecho indiscutido que los ejércitos comunistas de Ho Chi Minh recibian sus armas y sus equipos de la China Roje, como los recibieron los nordeoreanos comunistas, al estallar la Guerra Civil en Corea. No estarfa. completo el cuadro que hemos trazado de los peligros de nuestro tiempo, si omitiésemos mencionar la pugna en el apro- visionamiento de armas atémicas. Con ellas ha creado Ja ciencia instrumentos para la aniquilacién en masa, tan terribles ‘en sus proyecciones que sélo cabe esperar que no sean utilizados nunca. Toda persona respon- sable ha de sentir vivisima inguietud al pen- sar que estas nuevas y espantosas armas de destruccién, se estén perfeccionando preci- samente en un momento en que el mundo esté dividido en dos grandes campos hostiles. Entregados a nuestras ocupaciones habitua- Tes de cada dia, no debemos sin embargo perder de vista nunca los peligros que nos amenazan; no debemos olvidar que los des- tinos de las naciones estan intimamente li- gados entre si, ya se hallen estas naciones en el Extremo Oriente 0 en Europa. No hay ninguna crisis, ningtin conflicto que no nos afecte. 5. LA DEMOCRACIA ALEMANA EN EL VACIO Ex Munvo esté hoy dividido en dos enor- mes bandos; uno construye campos de con- centracién, el otro los destruye. El pueblo alemin y su gobierno estaran siempre de parte de los que erigen barricadas para la defensa de la libertad. Esta es la posicién de la Repiiblica Federal, y nada en el mundo puede alterarla. Porque creemos profunda- mente en la Europa y la Alemania que an- tafio alzaron catedrales al cielo y, con hu- milde fe en la omnipoteneia divina, sirvieron @ un espiritu de pura humanidad. Nuestra civilizacién occidental se funda en la libertad del individuo y en el imperio del derecho en la sociedad. En el curso de los siglos, la lucha por la realizacién de estos ideales ha tomado diversas direcciones entre los paises de Occidente. Todos ellos recono- cen hoy, sin embargo, la necesidad de solucio- nar dos problemas de los cuales depende que nuestra civilizacién se salve. El primero es el establecimiento de prineipios democraticos dentro del orden politico; el segundo, la crea- cién de asociaciones intemacionales para el mantenimiento de la paz y la justieia. En In- glaterra, la democracia es el fruto de un pro- es0 histérico continuo, la clave de su orden politico y social. También en nuestra historia alemana vemos los origenes promisores de esta tendencia, Pero la disolucién gradual del Sacro Imperio Romano, consecuencia del na- cimiento de estados territoriales con aspira- ciones al poder, impidieron el desarrollo ul- terior de las ideas e instituciones democré- tice Sélo después de comenzado el siglo xxx, desperté Alemania a una nueva conciencia politica. Era natural que las aspiraciones a un orden politico libre se ligasen al deseo de uni- dad nacional. En 1848, la voluntad del pueblo impuso la convocacién del primer Parlamen- to Aleman democratico; pero este Parlamento no consiguié crear un Reich Alemn demo- critic. Tal fracaso tuvo consecuencias fatales para 1 pueblo aleman. En vez de la idea ética de libertad nacional, fué arraigéndose poco a cara z poco, después del establecimiento del Reich en 1871, una especie de nacionalismo basado en el poder. De su insano desvario, que ex- ploté la angustia social predominante luego de la primera guerra mundial, surgié el na- cionalsocialismo, que habia de desencadenar indecibles calamidades sobre el mundo y en particular sobre Alemania. Pero el nacional- ‘socialismo no maté del todo las fuerzas mora- les y religiosas en el pueblo aleman. Bajo su presién, por el contrario, estas fuerzas adqui- rieron una nueva vida en amplios sectores de la poblacién, Sobre estas fuerzas morales esté fundado el nuevo gobierno, la Repiblica Fe- deral Alemana. Concluida la primera guerra mundial, no ppocos alemanes ereyeron que el Estado que- daria en lo sucesivo a salvo del imperio de la violencia, en virtud de Ia forma de gobierno democratica que se habia establecido en la Repiiblica de Weimar. La experiencia nos ha censefiado otra cosa. La forma de gobierno de- mocritica no estaré segura, hasta que las ‘eas de libertad y de orden no se hayan in- corporado como tuna parte del propio ser, a earning ea ares éntonces podré un gobierno semejante garan- tizar un equilibrio armonioso entre los de- rechos inalienables del individuo y los dere- chos inalienables de la comunidad. La demo- cracia tiene todavia enemigos en Alemania Son restos del pasado reciente, con los que atin tenemos que ajustar cuentas. El Gobierno Federal esté decidido a hacer pleno uso de sus atribuciones constitueionales para comba- tir a estos elementos antidemocraticos. Los hechos de 1980-83 no deben repetirse, y no se repetirin. Como después de la primera guerra mun- dial, los esfuerzos que estamos haciendo des- de 1945 para construir un estado demoeratico en Alemania, vuelven a complicarse por las consecuencias terribles de la derrota. Las autoridades soviéticas de ocupacién obstacu- lizaron la tentativa de implantar un orden de- moeritico en su zona, e implantaron alli un régimen que tiene todas las sefiales inequi- vocas del totalitarismo. El restablecimiento del sistema democrético en Alemania quedé confinado, por lo tanto, a las tres zonas con- troladas por las potencias occidentales, Dicho gobierno se constituyé en septiembre de 1949, ‘como la Repiblica Alemana Federal. Frente a esta situacién de conjunto, nos ale- gray hasta nos enorgullece consignar que una aplastante mayorfa del pueblo aleman se ha pronunciado a favor de los partidos que re- presentan principios democriticos. Tras el de- mumbe de todas las ilusiones fomentadas ‘una época siniestra, consumado el falseamien- to de todos los valores por obra de los malos dirigentes del pueblo, no era féeil, por cierto, que el pueblo aleman volviese a la modera- cién y a la cordura y acordase a la libertad del individuo el lugar que le corresponde. Em- pero, los principios democréticos que asegu- ran la proteccién de la persona humana, la igualdad ante la ley y la libertad personal y religiosa, han sido inclufdos entre los derechos fundamentales en la Constitucién de la Re- piblica Federal Alemana. Son principios ree- tores irrevocables. Todos sabemos que los articulos de una constitucidn pueden seguir siendo letra muer- ta, Sélo cobran vida cuando la gente misma vive y acta en consonancia con los princi- pios que inspiran esa constitucién. De tiempo atrds se vienen expresando en el extranjero ciertas dudas acerca de que el pueblo aleman ris nearer epee to del nacionalismo en Alemania. Las activi- dades de las asociaciones de veteranos y de Jas llamadas organizaciones neofascistas han atrafdo una atencién, excesiva a veces. Es verdad que la deplorable situacién de pos- ‘guerra, y en particular la miseria de los refu- giados, hizo que una parte del populacho fuera accesible a la propaganda extremista, Tanto mayor entonces nuestro triunfo puesto jue, mediante una legislacién social adecua- la, y presentando con toda claridad los pro- ésitos de nuestra politica extema e interna, Femos conseguido mantener las grandes ma, WL rensrcctivas bet muNoo / x ADEWAuER sas de la poblacién dentro del redil demoeré- tico, El comunismo, en particular, no repre- senta ningtin papel politico significative en Ta parte de Alemania donde hay elecciones libres. Constituye, no obstante una amenaza contra Ia que el Gobierno Federal esta siem- pre alerta, porque sus organizaciones de van- guardia perfectamente disfrazadas, con el apoyo de una propaganda extraordinariamen- te eficaz, y los subsidios financieros de la Ru- sia Soviética, pueden ejercer una actividad subversiva peligrosa, El extremismo de derecha es hoy inofensi- vo. Se reprime cuidadosamente su desarrollo, EI Gobiemo Federal, como lo prueban las medidas que ha tomado contra el Partido Comunista y el partido de extrema derecha del Reich Socialista, est4 resuelto a aplicar todo el rigor de la ley contra aquellos cuyos actos se opongan a la Constitucién, UNIDAD, JUSTICIA Y LIBERTAD PARA BERLIN Fuf a Berlin durante el bloqueo, con esta intencién: queria conquistar a la poblacién de los cuatro sectores, y sobre todo a los ale- manes de la Zona Este, para la causa de la Repiblica Federal; querfa inspirarles confian- za en ese gobierno; queria infundirles Ia es- peranza de que legariamos a tener tal parti- cipacién en la comunidad europea que, a despecho de todos los obsticulos, podriamos devolverles algin dia la libertad. Este fué el propésito de mi viaje a Berlin. Y el pueblo de Berlin me aclamé con un entusiasmo cada dia mis grande, no por lo que fuera yo perso- nalmente, sino como al representante de la Repiblica Federal Alemana, Fut a la planta de turbinas de la AEG, la Compafiia General de Electricidad, donde hablé ante unos cuatro mil obreros de ambos sexos, La vispera nomas el Consejo Municipal de Berlin habfa dudado de que mi visita fuera aconsejable, por la po- sibilidad de que provocase manifestaciones de cardcter comunista. Sin embargo, el caso fué que si algin comunista hubiern tratado de manifestarse alli, lo habria pasado bastan- te mal, porque todos los obreros estaban en- loquecidos de entusiasmo. Fué una experien- cia magnifica. Por dondequiera anduviese después, y a dondequiera me dir tomévil, milla tras milla, la gente se agolpaba en las ventanas 0 se lanzaba a las calles y ordeaba las aceras, vitoreando y agitando las manos. En el Palacio Titania después que cantamos la tercera estrofa del Deutschland fiber Alles, “unidad, justicia y libertad”, tuve Ia clara sensacién de que el jubilo de los ber- ineses era mayor atin de lo que habia sido. Esa tercera estrofa se entoné con un fervor inmenso. Las palabras vibraron como un grito en la Zona Soviética. ¥, en efecto, gqué mejor mensaje podfamos trasmitir a un alemin de Ia Zona Soviética que la promesa de la uni- dad, la justicia y la libertad? A REVOLUCION DE LA ALEMANIA DEL ESTE POR A UNIDAD, LA JUSTICIA Y LA LBERTAD El levantamiento de la poblacién alemana en el este de Berlin y en la zona ocupada por los Soviets, volvié a hacer de la divisién de ‘Alemania el tpico més importante en las dis- cusiones de la politica extranjera. ;Qué ocu- ria en el este de Berlin y en la Zona Sovié- tica? Después de aiios de opresién, de explo- tacién y de terror, el pueblo trabajador se levantaba contra sus gobernantes soviéticos, y exigia una restauracién de los derechos hu- ‘manos. Iniciado como una demostracién de protesta por los obreros de Ia construccién en Frankfurterstrasse, propagado en seguida al sector oriental de Berlin, y desde alli, como un incendio, a través de todo el territorio de la Alemania Central, para alcanzar su mayor violencia en Magdeburgo, Jena, Erfurt, Leip- zig y muchas otras aldeas y ciudades peque- fias, el clamor del pueblo contra el terror y la opresién, reclamaba libertad y justicia, atin delante de'los tanques y las ametralladoras, El estallido tomé de sorpresa a los Soviets. Sélo recurriendo a las medidas més severas pudieron volver a dominar la situacién. No se dispone hasta ahora de informacién fide- digna con respecto al niimero exacto de muer- tos y heridos. Las agencias de la Zona Sovié- viética se han limitado a admitir que vein- ticinco personas resultaron muertas y tres- cientas ochenta y ocho heridas, durante el Jevantamiento de junio. Tenemos razones para ereer que sesenta y dos fueron ejecutadas a consecuencia del estallido. Hasta el momento se han efectuado por lo dems, veinticinco mil arrestos. Los muertos tendrin siempre un altar en la memoria del pueblo alemén. En esta forma, millones de alemanes han hecho un llamado al mundo. Piden que la reunifi- cacién en la libertad se convierta en realidad per fin yaue, después de aos de separacin, hermanos y las hermanas alemanes vuel- van a estar juntos, y se les permita reconstruit fen comin su patria alemana, El Gobierno Federal envié notas al Presi dente de los Estados Unidos, al Primer Mi- «= nistro de Inglaterra y al Premier francés, ins- tindolos a hacer cuanto estuviese en su mano para devolver la unién y la libertad al pueblo alemén. Los tres estadistas se plegaron plena- mente a la causa de la reunificacién alemana en la paz y en la libertad, y reafirmaron los principios contenidos en la nota cursada a los Soviets el 98 de septiembre de 1952, que E definia detalladamente Ja reunificacién de ye | PERSPEETIVAS O£L MUNDO / x. ADENAUER Alemania y la posicién de un gobierno pan- germanico libre. Estos principios estan en un todo de acuerdo con la resolucién adoptada por el Bundestag el 10 de junio de 1953, cuyos untos prineipales son los siguientes: e L Realizacon de elecciones libres en toda Alem: 2 Formacién de un gobierno libre para toda Alemania. 8. Conelusién de un tratado de paz libre- mente negociado con este gobierno. 4. Solucién, en este tratado de paz, de todas las cuestiones territoriales pendientes. 5. Garantia de libertad de accién para un Parlamento y un Gobierno Pangerménicos, dentro del marco de los principios y propési- tos de las Naciones Unidas. La Repiiblica Federal no es, pues, la vnica cn plantear tales demandas. En este asunto std intimamente ligada a las potencias ocei- dentales, que han reconocido una vez mas Jos compromisos contraidos en la serie de tra- tados, cuyo preambulo manifestaba que el gro por medios pacificos de una Alemania completamente libre y unificada, y de un con- venio de paz negociado libremente, sigue siendo uno de los fines comunes y fundamen- tales de los estados firmantes. Sobre esta cuestién, de importancia tan de- cisiva para Europa y para Alemania, estamos cn absoluta armonfa con las tres potencias. Hemos legado a este grado de entendimien- to, a través de la politica consecuente seguida por el Gobierno Federal, El levantamiento de Berlin y de la Zona Soviética fué un acto de conviceién por parte de nuestros compatriotas, hermanos y herma~ nas, por quienes debemos sentir la admira- cién mas grande. Con ese levantamiento, los alemanes han reconquistado el respeto del mundo libre, que habjan perdido por culpa del nacionalsocialismo. Se ha puesto en dra- mitica evidencia, que los alemanes de la Zona Soviética y del este de Berlin comparten exactamente nuestro modo de sentir con respecto a la Rusia Sovidtica. Las elecciones del Bundestag de 1953 re- velaron a la luz més clara e inequivoca el es- tado de espfritu del votante alemén. Dicho estado se refleja directamente en Ia composi- cién del Bundestag, que difiere en forma con- siderable del anterior. Mientras el primer Bundestag alemén inclufa representantes de doce partidos, y cierto niimero de diputados independientes, en estas elecciones ltimas | sélo seis partidos obtuvieron bancas, pese al aumento relativamente considerable del mi- mero de votantes a partir de 1949. Ninguna banca correspondié a los candidates indepen- dientes. Todo ello indica una fuerte concen- tracién en la voluntad politica del pueblo alemén. El pueblo alemin puede estar orgulloso de esta demostracién. Con ella ha refutado en- féticamente la opinién sustentada en ciertos sectores, donde se afirmé que Alemania ten- dia a doctrinas politicas extremas. La brusca disminucién de votos comunistas estaba anti- cipada desde hace tiempo. La experiencia de la realidad comunista, vivida por el pueblo alemén, ha dado sus frutos. Pero lo que sobre todo resulta particularmente satisfactorio es que los partidos de extrema derecha, que propugnan un resurgimiento de la ideologia nacionalsocialista, no han tenido éxito entre el pueblo alemén. Antes de las elecciones, ciertos circulos, especialmente en el extran- jero, creyeron ver la posibilidad del ineremen- to de dichos grupos. Los resultados de las lecciones prucban, no obstante, que la im- incia numérica de estos residuos nazis se sobrestimado en demasta. Es evidente que Tos slogans del pasado no ejercen ya atraceién alguna, ni siquiera sobre aquellos que perdie- ron en 1949 sus derechos politicos por su afi- liacién reciente en el partido nacionalsocia- lista. La falta de repercusién que tuvo la ac- tividad de Naumann, ex subsecretario de Es- tado en el Ministerio de Propaganda Nazi, muestra con relieve atin més acusado Ia de- rrota del extremismo de derecha. Después de las elecciones, no puede caber Ia menor duda de que la era del extremismo derechis- taha terminado definitivamente en Alemania. La inmensa mayoria del pueblo alemén se ha pronunciado en contra de cualquier siste- ‘ma totalitario, y a favor de los partidos que se plegaron sin reservas al orden democrat co. ¥ esta victoria no fué producto de leyes lectorales que favorecieran a tales partidos, sino del buen juicio del pueblo alemén. La ley electoral fué casi en un todo idéntica a In que reglamenté la votacién del primer Bun- destag. Las disposiciones de 1949 contenfan una cliusula que fijaba el minimo de votos necesarios en una cifra menor que la corres- pondiente cléusula de 1953; pero ninguno de los partidos perdedores hubiese alcanzado siquiera aquel minimo anterior. El pueblo alemén ha demostrado en estas eleceiones un alto grado de madurez y de eri- terio politicos, que reflejan el progreso alcan- zado en la consolidacién y la recuperacién intemas de Alemania. El desarrollo y la orga- nizacién del Estado, sus funciones y sus pro- blemas, son hoy preocupacién de todo el pue- blo. Lo sabemos por la misma concurrencia enorme de votantes: el 86 por ciento del elec- torado fué a las urnas. Me llena de profunda satisfaccién advertir que la politica y la actividad del Gobierno Federal y de los partidos que lo apoyan, han conguistado, en los cuatro afios tiltimos, el reconocimiento y la aprobacién de todos los 74 | PERSPECTIVAS O41 MUNDO / x. ADEWAUER sectores del pueblo alemén. Las elecciones fueron un plebiscito, especialmente de la po- Iitica internacional seguida en esos cuatro afios ultimos. Atribuyo particular importancia al hecho de que esta linea de accién politica fuera ‘undnimemente sancionada por los votantes més jévenes, sobre todo por los que ejercian por primera vez el derecho del sufragio. Estos votantes jévenes han demostrado que no se dejan seducir por las frases huecas ni por las declamaciones desprovistas de realismo, sino que por el contrario son perfectamente capa- ces de reconocer y apreciar las realizaciones cconcretas. Hasta aqui se habia sostenido a me- nudo que las generaciones més jévenes no se interesan en la vida politica. Las elecciones del Bundestag de 1953 prueban que esta falta de interés, si en algiin momento existid real- mente, es ya cosa del pasado. Como testimo- in también una vez més que las mujeres no van a la zaga de los hombres en lo que se refiere a interés y participacién en los asun- tos politicos. Deseamos que los paises con los que man- tenemos un contacto estrecho tengan en cuen- ta los resultados de esta eleccién, y esperamos que la opinién publica extranjera no vuelva a pintarnos el cuadro de un nacionalsocia- lismo renaciente, ni de una Alemania agresi- vva. Esperamos, asimismo, que la estadistica / / 4 / um muNDo INDivistete dom de esta eleccién acelere la revisién de los pro- cesos por crimenes de guerra, en forma tal que todas las personas condenadas que no han cometido verdaderos crimenes queden en libertad lo mas pronto posible y, en tanto esto no ocurra, sean mitigadas las eondicio- nes de su encarcelamiento. Cabe afiadir a este respecto que el Gobierno Federal se ha diri- gido reiteradamente a la Superior Comisién Aliada, solicitando que se mitiguen las condi- ciones de reclusién de los prisioneros de Span- dau, en vista de la edad y el estado de salud de algunos. El Gobiemd Federal confia en que sus incesantes esfuerz0s en este sentido acabaran por dar fruto. Después de las elecciones, provocé, cierta preocupacién en el extranjero que un solo partido, el Demécrata Cristiano, tuviese en el Bundestag mayoria absoluta. Se recordaron los acontecimientos de 1933. Tal interpreta- cién es absolutamente equivocada. gES que la gente no quiere en realidad ver la diferen- cia entre un partido totalitario que busea aduefiarse del poder excluyendo a todos los demés, y un partido democrdtico? En los paises democraticos que tienen un sistema de dos partidos, como Inglaterra o los Estados Unidos, a nadie se le ocurre atribuir tenden- cias antidemocraticas al partido triunfante en una eleccién, que necesariamente debe tener preponderancia numérica sobre el partido de- rrotado. El temor de que el partido Demé- crata Cristiano pudiera abusar de su posicién s injustificado también; aunque més no fuese, porque seguird colaborando con sus antiguos compafieros de coalicidn, tanto en el Parlamento como en el Gobierno Federal. Nuestra coaliciOn de 1953 seré ampliada de hecho, hasta el punto de incluir al partido de los Expulsados y Desposeidos. Seguin lo que antecede, de los euatrocientos ochenta y siete diputados con voto, trescientos treinta y seis apoyan al gobierno, mientras ciento cincuenta y uno pertenecen a la oposicién. Me aventuro a esperar, sin embargo, que en los asuntos importantes de politica internacional veremos a la coalicién del gobierno y a la oposicién trabajar hombro con hombro. NO HAY TAL "MILAGRO ECONOMICO™ Por dos razones no me gusta escuchar Ja frase “milagro econémico aleman”. En primer término, me parece que esas palabras empe- quefiecen el tremendo esfuerzo de todo el pueblo alemén: lo que se ha conseguido es fruto de un duro trabajo. En segundo, los mi- Jagros no se repiten. La expresién “milagro” podria, ademés, engafiar a la gente, inducién- dola a sobrevalorar la obra cumplida; y por desgracia muchos grupos alemanes tienen ten- dencia a sobrevalorarse y a sobrevalorarnos. Podria ocurrir que tuviéramos que pagar muy ‘earos tales errores de juicio. Debemos enten- der con toda claridad que sélo procediendo aso a paso Ilegaremos a pisar terreno firme y sblido. Esto no se puede conseguir en tres afios ni en cinco; tantas son las cosas lenta- ‘mente construfdas a lo largo de muchas déca- das, que ha destrufdo la guerra criminalmen- te. Por encima de todo, es preciso restaurar la confianza de los otros paises en Alemania, tarea que no podré concluirse en tres, en seis, ni siquiera en diez afios. Para conquistar esa confianza hemos de tener primero mucha pa- ciencia y mucha tenacidad, tratando de avan- Zar paso a paso. Si queremos que se despliegue el maximo de energia econdmica, debemos estimular una competencia saludable. La libertad, en una economia de libre empresa como la nuestra, tiene dos aspectos: libertad del dominio del Estado y, por otra parte, libertad de los estre- chos intereses de grupo. Los intereses de cual- “ quier grupo econémico particular, deben pos- ponerse a los intereses de todo el pueblo. La proteccién que el Estado pueda dispensar a ‘un grupo particular, no debe hacer que dicho grupo trascienda el area de la competencia general. Teniendo esto en cuenta, deberfamos reconsiderar la posicién especial en que han sido colocados ciertos grupos econémicos y profesionales, que en cierto sentido los ha ais- lado del resto de la economia. Porque enten- demos que el desarrollo y la prosperidad de cualquier economia, exige la intima trabazén de todas sus fuerzas vitales. Seria un error aplicar estas medidas sélo a las grandes empresas. Segiin nosotros vemos 1 asunto, los votantes han dado al Gobierno Federal el mandato de fomentar especialmen- te las pequefias empresas, ayudindolas a modernizar sus equipos y a incrementar sus ventas. El Gobiemo Federal asigna particular importanefa al desarrollo de estas pequetias empresas, porque cierto equilibrio entre em- presas de diferentes magnitudes es indispen- sable para la salud general de la economia, Por lo demés, son preeisamente estos negocios en menor escala los que abren horizontes @ la iniciativa y a la ambicién del individuo. 6, AGRESION UNIVERSAL DEL COMUNISMO TOTALITARIO Et Factor condicionante de nuestra politica y Ia raiz del proceso histérico de los iltimos afios, ha sido la agresiva politica expansio- nista de la Rusia Soviética, Nadie tiene menos derechos para hablar de paz o para presentarse como amante de la ppaz, que el gobierno de la Rusia Soviética, La Rusia de los Soviets inicié, ya en 1945, actos de agresiin contra Grecia. La lucha se pro- Tongé en Grecia hasta después de 1947; s6la Ia presién de los Estados Unidos y de In- terra puso fin a las hostilidades. En 1946, Unién Soviética traté de provocar una re- vuelta en Persia. De alli la obligaron a reti- | rarse las Naciones Unidas. Luego, mediante el bloqueo de Berlin, intenté cerear por ham- fe | PERsreerivas oe1 MUNDO / K. ADENAUER bre a esta ciudad, con la esperanza de que cayese en sus garras. Con los métodos de Ia guerra fria, vale decir manteniendo quintas columnas en mu- chos paises, y creando partidos filorusos —los comunistas— la Rusia Soviética est4 intentan- do enredar en dificultades y disputas a las potencias occidentales, en todas las regiones del globo. Uno de sus fines es sembrar la discordia entre las potencias occidentales. No es sélo su mania dictatorial de poder, lo que hace de ella un mortal peligro para todo lo que nos es sagrado a los europeos occidenta- Tes. Hay algo més grave ain: es un peligro, porque la politica que sigue, y las miras y procedimientos politicos que intenta propa- gar, surgen de una concepeién del mundo diametralmente opuesta a nuestra concep- cién eristiana del mundo, Mientras nuestra filosofia postula como punto cardinal Ia tesis de que ni el Estado ni el poder son la medida suprema de todas las cosas, la premisa bisica de la filosofia soviética es el supuesto de que Ja persona humana carece de dignidad y de derechos, y que el Estado —o més bien quie- nes lo rigen— puede ejercer un dominio im- placable y arbitrario sobre todos los eiudada- nos. La Rusia Soviética es el més terrible y ‘mortal enemigo de la Cristiandad. La Rusia Soviética esté dispuesta a destruir toda reli {idn, y sobre todo el Cristianismo, para q 2 los hombres su siltimo baluarte conta Ja mentalidad-masa, su manantial ltimo de cenergias para resistir a a omnipotencia de un Estado que no reconoce derecho ni justicia. El plan para el avasallamiento de los paises satélites, se ajusté en todos los casos a un es- quema uniforme. En cada pais empezé por establecerse un “comité de liberacién”, donde el partido comunista asumfa un papel prepon- derante. Este comité declaraba que, a los fines de crear y salvar la “democracia”, desea- ba cooperar con los miembros de los otros partidos. Los otros partidos eran luego des- Plazados. Se hacia una lista de candidatos, Acto seguido, se realizaban elecciones total- mente fraudulentas, El resultado era que el partido comunista quedaba en todos esos afses como absolutamente dominante. Asf, en Polonia por ejemplo, obtuvo treinta y dos de treinta y cinco ministerios; en Hungria, quince de veinte; y otro tanto a lo largo de toda la linea. Los comunistas toleraban una que otra pantalla, miserables infelices colabo- raban con ellos. En la zona soviética de Ale- mania, trabajaron exactamente del mismo ‘modo. También alli la lista conjunta obtuvo asi el ciento por ciento de sufragio, en la “mis libre de todas las eleceiones” como se la calified. En todas partes el procedimiento es el mismo: lista tnica, terror, votacién obli- Batoria, y luego los cémputos gloriosos son aclamados como el triunfo de “elecciones de- 1mocraticas libres”, Los métodos de la guerra fria difieren, na- turalmente, de pais en pais. Nosotros, los alemanes, estamos relativamente inmuniza- dos contra la propaganda que nos pinta al comunismo como la tnica salvacién. Nos he- mos inmunizado, porque conocemos las con- diciones de la Rusia Soviética a través de los relatos de los prisioneros de guerra alemanes que han vuelto de Rusia; porque conocemos también las arbitrarias crueldades, las viola- ciones de toda humanidad, que se han perpe- trado detris de la Cortina de Hierro; porque sabemos las atrocidades espantosas cometidas en el curso de Ia marcha rusa sobre Alemania. La Rusia Soviética no se preocupa de que su partido comunista alemén alcance todo el inetemento posible. Sélo le interesa mantener su aparato comunista. Pero el hecho de que Jos votos comunistas y los diputados comu- nistas sean pocos en Alemania, no debe lla- mar a engaio al extranjero, induciéndolo a pensar que la Rusia Soviética no esté libran- do una guerra frfa aqu{ como en todas partes, © que carezca de influencia, La Rusia Sov’ tica ha establecido mas de doscientas organi- zaciones de vanguardia entre nosotros. La mayor parte de sus miembros se han retira- do de la actividad politica, y se concentran mds bien en la tarea de infiltrar sindicatos ¥ otras organizaciones, donde ereen que pue- den obtener mayor poder. La extensién de sus operaciones podra calcularse si se piensa que el Partido Comunista cuenta con una suma, que oscila entre los diez y los doce mi- ones de francos alemanes, para el trabajo de propaganda y la actividad subversiva, y que todos los dias del atio la Repiblica Fe- deral confisca entre treinta y cuarenta tone- ladas de material de propaganda. El objetivo de la politica soviética rusa es aqui, la neutralizacion de la Repablica Fede- ral. A menos que no le quede otra alternativa, ala Rusia Soviética no le interesa tomar pose- sién de este pais en estado de ruina, En cam- bio le interesa mucho apoderarse de él con todo su potencial de guerra material y huma- no, Sabe que, una vez asegurada Alemania, el resto de Europa no tardaria en caer en sus ‘manos. ¥ entonces se sentirfa Jo bastante fuer- te para entablar una guerra contra los Esta- dos Unidos. Sila Rusia Soviética legara a hacerse due- fia de toda Europa, los Estados Unidos ten- drian que enfrentar a un adversario formida- ble. En tal caso, la consecuencia Iégica seria la divisién del mundo en dos campos: uno de influencia soviética y otro de influencia f americana. ¥ todos nosotros, toda Europa, y al cabo la misma Inglaterra, quedarfamos in- cluidos en el campo soviético. Esto seria el fin del Occidente Cristiano, La zona soviética de Alemania ha acabado por convertirse en un tipico estado satélite, despiadadamente dominado; se han abolido los Lander, y toda la regién es administrada segiin principios estrictamente centralistas. Los refugiados que consiguen escapar de la Zona Soviética, traen informes sobre las difu- sas persecuciones y exacciones que alli se realizan. Entre julio y octubre de 1952, unas setenta y ocho mil personas se habian cruza- do a nuestra parte. Hacia diciembre, ya eran mas de cien mil. Lo que esta ocurriendo en Ja zona oriental no parece indicar, por cierto, que el propésito de la Rusia Soviética sea la reunificacién de Alemania en la paz y en la libertad. La Zona Soviética se ha convertido virtualmente en una provincia rusa La deificacién de Stalin como la cumbre de todo poder, toda previsién y toda sabiduria llegé a extremos tales, que necesariamente su muerte ha debido constituir un rudo golpe para la mentalidad, el corazén y la sensibili- dad de las masas soviéticas. El comentario de Eisenhower, en su discurso del 16 de abril de 1953, es cabalmente exacto: con la muerte de Stalin se ha cerrado una era. El régimen soviético —seguia diciendo el presidente ame- ricano— configurando en efecto por Stalin y por su predecesor, nacié de una guerra ‘mundial, sobrevivié a una segunda gue- ra mundial, y se ha quedado para preparar tuna tercera guerra mundial, Es posible que esa era —tal es nuestra ferviente esperanza en bien de la humanidad toda y del pueblo ruso— haya terminado verdaderamente con la muerte de Stalin. El nuevo gobierno de la Unién Soviética no esta identificado del todo con la obra y la personalidad de Stalin, ni con Ia historia del régimen staliniano. Sus sucesores han de labrarse un porvenir por si mismos. No pueden, como aquél, conquistar popularidad ante el pueblo ruso apuntado, en la misma medida sensaefonal, al aumento del poderfo soviético y a la expansién mons- truosa de su territorio. Se les presenta, sim- plemente, la posibilidad de seguir la tctica de terror y el imperio de la fuerza bruta ini- ciados por Stalin, a riesgo de chocar con un mundo libre, unificado y fortalecido ante la amenaza rusa, Si asi lo hacen, se estardn ju- gando —y probablemente lo pierdan— todo el poder heredado de Stalin. Deben optar ‘entre seguir este camino, o ver de encontrar otra forma —Ia forma de la coexisteneia y de a pacificacién— para consolidar sus asuntos intemnos, particularmente apremiantes en el terreno politico y en el econdmico, por la brecha abierta en la armazén de la sociedad soviética con la muerte de Stalin. Tales, a grandes rasgos, mi juicio, creo que Ws | renspeerivas 041 MUNDO / x. ADEWAUER aproximadamente exacto, sobre la situacién de la Unién Soviética, sin permitirme vuelos imaginativos. La era de Stalin ha terminado, y sus sucesores encaran una determinacién. Deben comprender que el mundo ha cambia- do desde que Stalin empezé su gobierno; que ante las amenazas de la Rusia Soviética, el mundo libre ha apretado sus filas, y que no escatimara sacrificios para salvar su libertad. ‘A un solo enemigo teme en el mundo la Rusia Soviética, porque el poder de este ene- migo sobrepasa al suyo: los Estados Unidos de América. De ahi que su politica se prepa- re para el momento en que se produzca el choque. Actualmente, la lucha se mantiene dentro de cauces diplomiticos. En la conducién de las negociaciones di- plométicas, la fuerza del enemigo —socio en Ja negociacién— es el factor principal. Esto es especialmente cierto, con referencia al Es- tado Totalitario. Cémo no recordar que nues- tros nazis ni siquiera se avenian a entrar en tratos con las naciones pequefias! Un Estado Totalitario, como la Rusia de los Soviets, sélo entabla negociaciones cuando sabe que su oponente es por lo menos tan poderoso co- mo él. Es pues natural que la Rusia Soviética quiera probar las fuerzas relativas, comparan- do su material bélico con el de los Estados Unidos. Habfa una excelente razén para que cl sefior Malenkov anunciara de pronto que la Rusia Soviética tiene la bomba de hidré- geno. Espeté esta informacién pura y exclu- sivamente para influir en las inmediatas ne- gociaciones diplomaticas. Pese a la declaracién de Malenkov, tenemos. ‘motivos para suponer que actualmente Amé- rica es mas fuerte que Rusia en el terreno de las armas atémicas. Pero también debenos damos cuenta de que algtin dia la Rusia So- vitica estard a la par de los Estados Unidos cen Ia primacia de las armas atémicas, y que las defensas habrin evolucionado entonces hasta el punto de que dichas armas pierdan Ia importancia decisiva que ahora tienen. En tales circunstancias, el material bélico cuya base es el carbén, el hierro y el acero, volvera a tener una significacién decisiva. En materia de hierro, acero y carbén, los Estados Unidos cuentan con una riqueza que Rusia no podra sobrepujar nunca, dados los recursos naturales del pais. Sabemos, no obs- tante, que la Rusia Soviética quiere gobernar el mundo. Considerando su avidez totalitaria de conquista, debe estar proyectando, pues, ,aumentar su potencial militar en carbén, hie ro y acero. Ahora bien, delante de la Cortina de Hierro Rusa, se extienden las regiones industriales de Alemania y del Norte de Francia, y la pe- uefa regién industrial de Bélgica. $i consi- wue obtener en algin momento el dominio Drestas regiones, en cualquier forma que fuere, inmediatamente aventajaré con mucho a los Estados Unidos en carbén, acero y hie- ro. Por lo tanto, la politica soviética debe tender a apoderarse de ellas y no por medio de una anticuada guerra, ya que dicha guerra destruiria esas industrias, que Rusia necesita obtener intactas. Debe tratar de conseguir estas regiones mediante una guerra fria, por- que en caso de lograrlo, y supuesto que los Estados Unidos perdieran la primacia en ar- ‘mas atémicas, Rusia serla mis fuerte que los Estados Unidos. Esto es lo que Rusia esté intentando me- diante la guerra fria. Para ello emplea tres estrategias principales. En primer término, esta formando ejércitos dentro del pais, y en los territorios satélites. Comparado con estos ejércitos, el que se proyecta crear para la de- fensa de Europa parece por cierto raquitico. En segundo lugar, apoya e instiga a los par- tidos comunistas. ‘Conocemos a fuerza del Partido Comunista en Francia y en Italia, Pero la Rusia Soviética esté aplicando atin un tercer método. Sabe que la ereacién de una Europa unida harfa imposible su plan de ab- sorber sin esfuerzo este potencial de guerra de Ja Europa Occidental. Es irrisorio que la Rusia Soviética pregone a son de trompeta su temor del “militarismo germénico”. xCon qué contaremos cuando se produzca el rearme alemin? Con doce divi- siones activas y otras doce de reserva, 0 atin ‘caso con veinticuatro divisiones de reserva. a¥ con qué cuenta la Rusia Soviética ahora mismo? Tiene ciento setenta divisiones per- fectamente equipadas en su propio territorio, mirando hacia Occidente, y entre sesenta y setenta divisiones perfectamente equipadas cen los paises satélites. No; este temor a las divisiones alemanas, no es otra cosa que una cortina de humo, creada con el propésito de amedrentar al mundo con el fantasma del mi- litarismo alemén, y particularmente para in- movilizar a Francia como fuerza en Europa, Sostengo que las tensiones politicas que han surgido entre la Unién Soviética y las potencias occidentales no proceden de des- acuerdos aislados, de discrepancias de opinién aisladas, ni reclamaciones y contrarreclama- ‘ciones aisladas. Mas bien existe una sola ten- sién intensa entre dos grupos de poder. Den- tro de esta tensién preponderante, tan pronto sobresale un punto, tan pronto otzo, segin los dictados de la Unién Soviética. Pero esta atmésfera general, tan densamente cargada, puede clarificarse en el curso mismo de las primeras negociaciones, reduciéndola a una serie de problemas aislados. Antes que cual- quier cosa, y por encima de cualquier otra cosa, debe privar en todos la voluntad deci- dida de disipar Ia tensién totalmente, y de crear realmente la paz en todas partes. Com- parto Ia idea fundamental de ‘Sir Winston Church enel sentido de que son necesrios dos requisitos previos para el logro de la paz. En primer tring, debe haber un verdadero anhelo de paz. En segundo, debemos tener garantias de que la inteneién de acabar con Tas guerras, incluso las frias, y de establecer Ja paz en todo el mundo, se cumple efectiva- mente. No deben quedar motivos para temer que uno u otro bando pueda quebrantar su promesa. Sélo el desarme controlado puede liberar al mundo de este temor. Al mismo tiempo, las sumas enormes que ahora se in- vierten en armamentos, podrian destinarse a ayudar a los paises econdmica y socialmente rezagados. Una vez. cumplidos estos dos re- isitos previos fundamentales, el mundo po- ri proceder a solucionar los problemas par- ticulares. Porque, como el presidente Eisen- hower ha manifestado con verdad “Ia paz es indivisible”. Hasta el ex ministro soviético de Relaciones Exteriores, Litvinov, mresé en una oportanidad un sentimiento analogo. 7. EUROPA: PASADO, PRESENTE YY FUTURO. ‘TeNco ante m{ un Atlas Histdrico Universal, publicado en Alemania en 1953, Sus mapas muestran los cambios territoriales.produci- dos a raiz de la evolucién histérica, y espe- cialmente de las guerras. Es un libro intere- sante, e ilustra, en forma mucho més directa que la historia escrita, las tensiones que han surgido en las diferentes épocas sobre el glo- bo; tensiones que condujeron a catéstrofes. Porque en el fondo toda guerra es una ca- tistrofe. Se trata de una obra concebida para crear ‘en nosotros un grave estado de nimo. Y nuestra gravedad se acentiia, cuando contem- pplamos os iltimos mapas, En ellos vemos del modo mis gréfico, cSmo la libertad va cedien- do terreno constantemente en Europa, ante el coloso del Comunismo Soviético Ruso, que niega Ia libertad por principio, inspirado en una conviceién profunda. EI tertitorio de Eurasia donde todavia prevalece la libertad, es por cierto muy pequeiio. La misma Europa se ha encogido en forma alarmante desde que el poderio de la Rusia Soviética llegé hasta el Elba. El iiltimo de todos los mapas, nos ensefia con persuasiva claridad una cosa: que sélo tun dique levantado en comin por las restan- tes naciones libres de Europa, en colabora- cin con Tas naciones libres del mundo, puede contener el avance ulterior de Ja masa co- munista. El examen de estos mapas demuestra, asi- mismo, que Alemania esta exactamente en cel punto medio de este dique. Si no se forta- lece el centro para que pueda resistr a cual- quier presién comunista, no habré medio de parar la corriente comunista: inundara toda Europa. La misin de Alemania, la misién hist6rica de Alemania en esta era tan critica para Euro- pa —en realidad para toda la hurnanidad— es perfectamente clara. Alemania debe ayu- dar a construir el dique; debe hacer todo cuanto esté en su mano para que el dique no pueda romperse. Y Alemania ha recono- cido esta misién. Alemania conoce al Comu- nismo Ruso, sabe lo que significa ser un sa- télite ruso, sabe que lo que esta en juego es la salvacién de la eivilizacién occidental, sur- gida de un fundamento cristiano. La integracién politica de Europa no es asunto particular de Francia y de Alemania, Indudablemente, la reconciliacién entre Fran- cia y Alemania es su requisito previo, Pero la integracién europea comprende no sélo a Francia y Alemania: exige la participacién de todo el Continente, y posiblemente de Ingla- terra. La integracién de Europa debe reali- zarse. Estoy convencido de que es la inica salvacién para el Occidente Cristiano. ALEMANIA Y FRANCIA No puede haber politica europea que pres- cinda de Francia, o esté dirigida contra Fran- cia; como no puede haber politica europea que prescinda de Alemania, o esté dirigida contra Alemania. El entendimiento germano- francés, con todo lo que el término implica, s para mi asunto de inteligencia y de cora- zén. Sin un entendimiento franco-alemén, ‘no lograremos la unificacién de Europa; y sin Ja unificacién de Europa, no habri uni- Hicacién de Alemania. No es posible permi- tirse tanteos 0 vacilaciones, ni sentarse a lesperar de qué lado sopla el viento, Francia y Alemania pertenecen a una sola y misma ‘comunidad europea. En esta conviceién sé que me acompafia undnimemente el Gobier- no Federal, la mayoria avasalladora del elec torado, y todos aquellos que han sido elegi dos como sus representantes. Esperamos, y debemos rogar a Dios, que la violenta tensién actual entre el Este y el Oeste se disipe sin descargarse. Pero aunque se evite el conflicto inmediato, subsistiré un grave pe- ligro para la paz, mientras el mundo esté do- rminado por dos grandes potencias. En interés de la paz mundial, es absolutamente impres- cindible que surja una tercera. Solamente una Europa confederada puede serlo. Esta Europa confederada no seria nunca tan pode- rosa como la Rusia Soviética o los Estados Unidos. Y en virtud de su misma estructura interna, no podria ser nunca agresora. Los paises que la integrasen se opondrfan inalte- rablemente a Ja guerra, porque ya la han pa- decido bastante. Pero el poder representado por una Europa unida podria pesar en la ba- Janza en favor de la paz en momentos crticos, cuando las tensiones entre las dos grandes potencias se hiciesen demasiado alarmantes. La influencia de la Europa Ja paz. Una Europa edificada sobre pri federales auténticos constiti . la garantia de paz mas segura que pudiéra- mos arbitrar, desempefiando asi una noble UN muNbo INDIVistate tom funcién, no sélo para eada uno de los pafses europeos, sino para la humanidad toda. No nos engafiemos. Hace treinta 0 cuaren- ta afios, las potencias europeas eran las tini- cas que decidian los destinos de este planeta, Hoy, el poder real ha escapado de las manos. de Europa. El progreso téenico y las divisio- nes intestinas se han encargado de que ast sea. Y Europa no debe tratar de reconquistar rnunea su antiguo poder. ‘Pero en lo sucesivo tiene otra misién, quiz amis grande. La misién de preservar Ta cultu- Ta occidental para toda la humanidad, y de onvertirse en custodio de la paz para el mun- do entero. Toda Europa conviene en que una Europa tal no podré realizarse, a menos que la nacién alemana sea uno de sus miembros F integrantes, con iguales derechos e iguales obligaciones. ¥ en la misma medida que su politica debe tender a integrar esta confede- Tacién europea, con paridad de derechos y obligaciones, tiene Alemania dos causas no- bilisimas que servir: la preservacién de la cul- tura occidental y la custodia de la paz. Muchas personas contemplan hoy el pro- _greso de la integracién europea, casi exclusi- ‘vamente desde ef punto de vista militar, y con Fefereiicia a Is amenaza del Este. Tal enfoque no ve més que un aspecto del problema. Es perfectamente cierto que existe una amenaza muy real. La presencia de las divisiones so- HIVAS DEL MUNDO / K. ADENAUER viéticas en el area occidental de Rusia, mas la de las sesenta o setenta divisiones en los paises satélites, no puede ignorarse. Esta constante amenaza ha acelerado en cierta for- ‘ma el movimiento hacia la unificacién euro- pea. Pero seria un grave error suponer que fué la causa directa de ese movimiento. La unién de todas las fuerzas espirituales y ma- teriales de Europa tuvo otras razones. Dos guerras mundiales han perjudicado seriamen- te la posicién econémica y politica de Euro- pa en el mundo. En el mundo anterior a 1914, Europa, con sus poderosos estados na- cionales altamente desarrollados, tenia pri- macia en todos los aspectos. Hoy ha sido aventajada, tanto econémica como militar- mente, por dos grandes potencias constitui- das por In amalgama de grandes masas te- mritoriales. Aunque ofenda nuestro orgullo nacianal, debemos admitir que, en las actua- circunstancias, ninguno de los estados na- clon: {oa si mismo, asegurar eTBienestar, Ia libertad y la integridad tersi- torial de sus ciudadanos. La necesidad de uunién por motives econémicos, politicos y militares, es incontestable. Esta unién surge como una consecuencia légica y natural de todo el largo curso de la historia europea. ‘Adin después que desaparezcan las tensiones actuales entre el Este y el Oeste, seguira siendo una necesidad. ww wumwpo WNorvistnin tom LA ALTERNATIVA DE ALEMANIA Hay tres caminos posibles para Alem: No digo que haya tres decisiones.posibles sino que, teéricamente considerados, hay tres ccaminos. El primero, unimos a la Rusia So- viética; el segundo, unirnos al Occidente; y el tercero, no unirnos a uno nia otra, sino es- tancamos en nuestro orgullo, y depender s6lo de nosotros mismos. A la Rusia Soviéti- cca le gustaria vernos adoptar este estanca- miento, Me abstengo deliberadamente de usar la palabra “neutralidad”, porque eso no es neutralidad. Un pais neutral es el que puede, fen caso necesario, defender su neutralidad contra quien quiera que venga. Un pais que sobrevive sélo gracias a la tolerancia de los ‘otros, no es neutral. Bueno seré, por ende, que dejemos de emplear las palabras “neu- tral” o “neutralidad”, con referencia a la con- dicién de Alemania bajo el Acuerdo de Post- dam, Llamemos a las cosas por su nombre. Debo decir unas pocas palabras acerca de Jo que ocurrirfa si una Alemania reunificada no se uniera al Occidente. En las iltimas elee- ciones de Italia, el total de votos comunistas ‘aumenté en 1.4 millones. En Francia, el Co- rmunismo salié en las elecciones comunales de mayo, como el partido aislado més fuerte. Henos aqui pues, flanqueados por Francia, tan cerca de Italia, y cercados al Este por la Rusia Soviética. Tanto en Francia como en Italia, existen esas formidables quintas colum- nas. Todos sabemos que propagandistas rigidos desde Rusia, estin en constante activi- dad entre nosotros, intentando minarnes; que se han descubierto mas de doscientas orga- nizaciones de vanguardia comunistas. La opcidn es perfectamente clara, y Ja en- cearamos con los ojos abiertos. Queremos la integracién de Europa, y queremos aliarnos al Occidente. Para nosotros no puede haber dudas ni escripulos sobre el particular. EN EL CORAZON DE EUROPA El Gobierno Federal no puede existir sin el apoyo de otros estados. Desde el punto de vista politico, la situacién geogrifica de Ale- mania es nitidamente desfavorable. Est si- tuada en el corazén de Europa, y no tiene fronteras protegidas. Dadas estas circunstan- cias, Alemania se vié en la necesidad de bus- car aliados, desde la séptima década del siglo pasado. Al principio parecié que la Liga de los Tres Emperadores —de Alemania, Austria y Rusia~ constitufda en 1872, garantizaria su seguridad. Pero Bismarck no tardé en adver- tir que una alianza basada exclusivamente en la idea de la monarquia no podia, a la larga, tener cimientos sdlidos. Pronto se desarrolla- ron otros dos sistemas de alianzas: la Triple Alianza, entre Alemania, Austria e Italia, y la Triple Entente entre Inglaterra, Francia y Rusia, Bajo Delcassé se constituyé, entre 1900 y 1904, la Entente Cordiale, y por iltimo la za Franco-Rusa. En 1911, se establecié ‘una alianza defensiva entre Inglaterra, Fran- cia y Rusia, después que Inglaterra hizo centre 1901 y 1911, tres tentativas, por desgra- cia infructuosas, para legar a un entendimien- to con Alemania. Estos acontecimientos con- dujeron con terrible logica a la catistrofe que habia de producirse. Es vital que repasemos mentalmente el curso de la historia, para po- der tomar las decisiones justas en estos tiem- pos criticos. Hoy més que nunca dependemos de aliados, si queremos conservar nuestra li- Ddertad. "NEUTRALIZACION” DENEGADA La Repiiblica Federal constituye hoy un territorio fronterizo del mundo occidental. Si estallase la guerra entre los dos grandes gru- pos de potencias, nuestro pais se convertiria inevitablemente en un campo de batalla. Es pues evidente por si mismo, que debemos buscar un medio de protegernos contra este destino terrible. Uno de los medios propues- tos en este sentido, ya sea por sincera convic- cién, ya por razones de estrategia politica, es la “neutralizacién” de Alemania. La palabra “neutralizacién” tiene un eco halagiiefio, en particular para un pais que ha sufrido tan duramente en el curso de las dos tltimas guerras La idea de neutralizar a Alemania puede resultar atrayente también para muchas per- sonas, en los paises de Europa que hace s6lo unos pocos afios estaban combatiendo contra Alemania. Pero nosotros, los europeos de dentro y de afuera de Alemania, no debemos suscribir ilusiones. La neutralizacién de la Re- piiblica Federal sélo tendria sentido si se tra- fase de una genuina neutralidad armada, vale decir sila Repiiblica Federal tuviera la eapa- cidad defensiva suficiente para oponerse a todas las tentativas de agresién, con alguna probabilidad de éxito. Lo cual no es el easo. Pero una neutralizacién que dependiera sélo del acuerdo internacional, no tendria nin- guna seguridad de que la marcha de los acon- tecimientos no la pisoteara despiadadamente. Si ello ocurriese, Alemania careceria de la defensa conereta que ahora tiene, por su as0- ciacién en la comunidad de naciones del mun- do libre. Los alemanes vivirian en el constan- te temor de las aventualidades futuras y, més tarde o més temprano, sucumbirfan fatalmen- te a la succién del bloque oriental. Entonces se nos someterfa al mismo proceso que se ha efectuado en los paises satdlites; lo que eq) vale a decir que toda Alemania se converti- ria en un estado satélite. La esperanza que abriga nuestra zona este de que, como resul- tado de nuestros esfuerzos politicos, pueda eventualmente reunfrsenos en la libertad, quedaria agostada para siempre. Algunosalemanes (algunos, edndidos; otros, no tan céndidos) que felizmente son pocos, ven una solucién en la neutralizacién de Alemania. Se imaginan que con ella la Re- piblica Federal quedaria a salvo de la lucha universal entablada entre el Este y el Oeste, yen libertad de Ilevar una existencia pacifica Semejante linea de pensamiento, ignora sen- cillamente, la realidad. En ninguna de las il- timas guerras respeté el beligerante la neu- tralidad de un pais neutral, cuando pens6 que Ja ocupacién de ese pals podia serle de pro- vecho. Dada la posicién geogrifica de Ale- ‘mania, en el centro del érea europea de ten- sin, su neutralidad no valdria nada si se pro- ujesen hostilidades. Si algunos paises euro- peos, como Suecia y Suiza creen poder salvar su neutralidad, ain en los conflictos por venir, fundamentan esta esperanza, por una parte en su situacién geogréfica —situacién por completo diferente de la de Alemania— y pot otra parte en haber creado, a lo largo de mu- chos afios, armamentos y fuerzas militares adecuados a las necesidades de estos tiempos, Fundamentan por iiltimo esta esperanza, en el hecho de que sus territorios no pueden tener una importancia decisiva para los esta- dos beligerantes. Debemos mirar las cosas de frente: ninguna de estas condiciones se cumple en el caso de la Repiblica Federal Alemana. La neutralidad en el papel no si nifica absolutamente nada, como dos guerras mundiales lo han demostrado ampliamente En cuanto a defender nuestra neutralidad por nuestros propios medios, en caso de que estallara una guerra entre el Este y el Oeste, de eso sencillamente no somos capaces, ni desde el punto de vista econdmico, ni desde el punto de vista del armamento, en la era de Jas armas atémicas y del papel preponderan- te de las fuerzas aéreas. Pero puesto que la tensién entre el Este y el Oeste es un hecho, serfa una politica de avestruz esconder la cabeza en la arena y per- manecer pasivos, como si en el mundo no es- tuviese ocurriendo absolutamente nada, Mucho més sensato y oportuno es esfor- zarnos con toda nuestra energia por que la paz pueda preservarse y asegurarse. Sélo en esta forma podemos esperar también reunifi- car a toda la Alemania, Nuestro pais hormiguea literalmente de planes que no tienen ninguna relacién con la realidad. El realismo politico no ha sido nun- ca nuestro lado fuerte. Uno de estos planes se desarrolla aproximadamente como sigue: Jos rusos y los norteamericanos tendrian que ponerse de acuerdo. Los norteamericanos ten- drian que haber terminado la guerra coreana, y dejado toda la Corea al Comunismo, En ‘compensacién, los rusos entregarian Ia zona soviética de Alemania. Alemania se reunifica- rfa entonees. Para coronarlo todo, se estable- ‘ceria un ejército nacional alemén, controlado conjuntamente por los Soviets y por los nor- teamericanos; en andloga forma, ambos paises garantizarian la neutralidad de este estado alemén unificado. Tal es aproximadamente el enfoque de los politicos neutralistas. Ha- brfa que dar vuelta patas para arriba toda la situacién del mundo, para satisfacer un ensue- fio alemén, Esto es una entrega absoluta a la ilusién, La gente que considera planes de esta especie en las conferencias politicas, sen- cillamente ha perdido todo contacto con la realidad. Porque ni los Soviets ni los norte- americanos tienen la menor intencién de pro- ceder de acuerdo con estos lineamientos. Permitaseme decir una palabra sobre el pa- cifismo. Si un hombre es pacifista por sincera conviccién, respeto su posicidn, como res- peto todas las convicciones sinceras. Pero pe- dirle a Alemania que en su condicién actual siga una politica pacifista, equivale a pedirle que se suicide. A menudo se me acusa de vivir de optimismo. Pues bien, un poco de optimis- mo es bueno, y con sélo el pesimismo no se ega muy lejos en el mundo. Pero, gse basa en fantasias este optimismo mio, en la creen- cia de que la evolucién interna de Alemania, de Europa y del mundo compele en tal forma, que todo este periodo terrible iniciado en 1914, debe Ievar en ultimo témino a un mundo diferente, nuevo y pacifico? Por cier- to que encontraremos muchos obsticulos en Ia persecucién de este ideal. ¢Cémo podria ser de otro modo después de todo Jo que Eu- 1a ha soportado, y visto que incesantemen- tess est rompicndo las Hostlidades desde el Este ~cortina de fuego que probablemente aumentard en intensidad, antes que se ratifi- que el tratado sobre la Comunidad de De- fensa Europea? Pese a todo, no debemos permitir nunca que las vicsitudes de la politica cotidiana nos hagan perder de vista la meta final que debe alcanzarse, y serd alcanzada, ‘COMUNIDAD DE DEFENSA EUROPEA Parece obvio que el principio de comun- dad europea puede aplicarse a Ia defensa. Ningiin estado de la Europa actual puede de- fenderse solo contra el Este. El poderio del 2 Aungue lo Comunidad de Defensa Europea (que ex Iocba a es pales patspantes Bajo el donno We una ‘tforided sopfanacinal) be sido surtiuide por lr conve: Este y el adelanto de las armas modernas, plantea a cada pais el peligro de perder su libertad a breve plazo si permanece solo. La unién con propésitos de defensa resulta, por Jo tanto, esencial. Habria que conseguir esta unién por razones de técnica militar; pero la creacién de una comunidad de defensa euro- pea tendrfa, por afiadidura, maravillosas con- secuencias politicas. Un ejército europeo seria expresién convincente y poderosa de respon- sabilidad comin, con respecto a nuestra he- rencia occidental: la responsabilidad de su preservacién y su defensa. Este es uno de los motivos por los que yo, Canciller Alemin y Ministro de Relaciones Extériores, preferiria Ver participar a Alemania en un Ejército Européo, antes-que-verka constituir un ejér- cito propio. Si entramos en la Comunidad de Defensa Europea, se nos exigird que proporcionemos cierto nimero de alemanes para el Ejército Europeo. ¥ este Ejército Europeo —todos es- tamos de acuerdo en esto estaré subordina- do, mientras subsistan las tensiones actuales, a Ta Organizacién del Pacto del Atlintico, su- bordinada a su vez a otros érganos de dicho acto. Ahora bien, es evidente para todos, que en ninguna circunstancia contribuirfamos nos de Faris sobre la Unién Europes Occidental (que es- ‘Epula la cooperacién Interacionat ene podees tcherancs) debe consignare aqui que la EDC faé el organ de una ‘niga curopen. eee con Ia juventud alemana a una organizacion en cuyo funcionamiento y actividad no tuvié- ramos voz ni voto. ¥ siendo ésta una de las primeras consideraciones que saltan a la vista, el Preambulo del Proyecto para el Tratado General, estipula que se establezcan los nece- sarios medios de enlace, cosa que fué igual- mente tratada en las conferencias, No tengo a menor duda de que, si. ingresatios.en la Comunidad de Defensa , Seremos al- gin dja miembros del Pacto del Atléntico. ‘Casi automaticamente. Esto ho puede ocurrir de la noche a Ia mafiana, por supuesto, aun- que més no fuese porque hay un trémite su- mamente complicado para que un miembro nuevo sea adinitido al Pacto del AtLintico UN EvencrTo EuRORE* Nos damos perfecta cuenta de que el clima de la Asamblea Francesa es mucho més tem- ppestuoso que el de nuestro Bundestag, Por- ‘que Francia tiene un partido comunista fuer- te que, como todos sabemos, recibe instruc- ciones de Mosca. ¥ aunque los degaullistas declaran que estéfi fare ae Reps, ‘apro- Vechan cuanta oportunidad se les ofrece para 1 La nota anterior xe aplcaiguslnent al pan oiginaio dean reo europe topensena que bao sa {Sido pot une snes ntemaciona! atop, , \ t estorbar a cualquier gobierno que esté en el poder. Por otra parte, se le esté pidiendo a Francia {qi renuincie-a si efército nacional. Es empre- Mi uy ardua Gisivancer a los froneeses de que la situacién lo exige. Si nos pusiéramos en su caso, y retrocediéramos a unos afios atrés, comprenderfamos que también para Alemania habria resultado muy duro decir adiés a un efército nacional. Solamente entre Jos diputados degaullistas, hay diez 0 doce generales. Como es natural, resulta particu- “larmente dificil para ellos romper con una antigua tradicién. No obstante, los intereses de Alemania, de Francia, de toda Europa, hacen imperativa esta medida. No debemos pasar por alto el hecho de que para Jos fran- ceses, en el actual estado de cosas, existen desventajas psiquicas més graves que para nosotros. Segiin se estipula en el Tratado sobre la Comunidad de Defensa Europea, también articipardn en ella tropas alemanas. Querria ‘Pepiebate ena del Gobierno, nuestro profundo respeto hacia todos los soldados re- gulares de nuestro pueblo que, fieles a una noble tradicién militar, lucharon honorable- ‘mente en tierra, mar y aire. Estamos conven- cidos de que la buena reputacién y el digno cardcter del soldado alemén, pese a todas las calumnias de los tltimos aiios, se mantienen, y seguirin cultivandose entre nosotros. Debe ser nuestro-propésito comin —y no me cabe duda de que lo cumpliremos— com- Dinar los valores morales de Ta tradicién ale- mana, con la democracia. El soldado alemén del porvenir sélo estaré a la altura de su mi- sién nacional y europea, si tiene una viva conciencia de los principios sobre los cuales se funda el orden de nuestro estado. ¥ esta afirmacién democratica sera garantia de que no vuelva a hacerse mal uso de su lealtad. La Repiblica Federal, ni esté equipada para hacerlo, ni tiene la menor intencién de crear cosas tales como plantas atémicas, la- boratorios para la guerra quimica, fabricas de armas V, ni nada que se le parezca. Pero de- jando de lado intenciones y practicabilidad, es evidente que las industrias de guerra ten- drlan que estar localizadas donde fuesen me- nos vulnerables. También esto es un factor clave. En el actual proyecto de Tratado sobre Ia Comunidad de Defensa Europea se ha con- venido que ninguno de los participantes podré, fabricar armas, a menos que ast se lo indique el Comisionado de Defensa. En todos los ottos aspectos, nuestra economia estaré en libertad para elegir su propio rumbo, y tampoco pesa- 4 ninguna clase de restriceiones sobre la in- vestigacién cientifica, ‘Que un estado pangerménico deberia tener WN MUNDO INOIVisiELE 1 ow ibertad de accién en materia de politi terior, es axiomatico segiin todos los canones del derecho intemacional. El problema, no obstante, es prineipalmente académico. Desde al punto de vista de la politica préctica, los hechos son concluyentes. Una vez. que haya tun ejército curopeo, ninguna nacién querré retirarse de él; tampoco querra retirarse un Estado nacional pangerménico. Todo el sen- tido del programa de integracién es unir indi- solublemente lo que antes estaba dividido. No acierto a encontrar ninguna razén por la cual un estado pangermanico quiera hacer tuso alguna vez de su derecho a retirarse. Por lo demis, es un ejercicio puramente teérico describir tal estado pangerménico como una entidad nueva e imprevisible. En realidad, tres cuartas partes de él estarian constituidas por la actual Repiblica Federal y el Oeste de Berlin, ¥ la poblacién de la otra cuarta parte —Ia zona soviética— esté con nosotros en todas las cuestiones vitales. Para mi, como politico prictico, no parece que exista ningtin problema real, IMPOSIBILIDAD DE LA GUERRA EUROPE Si Ja Unién Europea del Carbén y el Ace- ro, y. la Comunidad de Defensa Europea se ‘eonvierten en realidades —y espero con todo mi corazén que asi ocurra— una guerra entre Alemania y Francia serd imposible para siem- pre. Quiero destacar que semejante unién conjurarfa la posibilidad de eualquier nueva guerra europea, representando en esta forma tuna contribueién incalculable a la preserva- ccién de la paz en todo el mundo. Los estadis- tas que después de la Segunda Guerra Mun- di ron_traducir Tas lecciones de la historia en actos politicos, han dado el primer ppaso en el érea del carbén y del acero. Sabian que un entrelazamiento y una correlacién es- trechos de los paises de Europa en la indus- tria pesada, haria pricticamente imposible un conflicto militar entre esos paises; sabian, ademés, que una unién de intereses en este terreno acarrearia inevitablemente la coordi- nacién en muchos otros ambitos econdmicos. Los arquitectos de la Unién Europea del Car- bén y el Acero, comprendieron que una vez dado el primer paso, resultarfa evidente la necesidad de coordinacién politica. Alemania en particular est4 fuertemente predispuesta a favor de un plan semejante. La enormema- fa-del pus in, después del desastre de las dos guerras mundiales, ha superado el nacionalismo dentro de su corazon. Hoy en dia todos Tos alemanes —excepto las minorias infinitesimales de la extrema derecha y de la extrema izquierda— concuerdan en una acti- tud positiva a favor de la comunidad euro- pea, ya voten por los partidos de la Coali- cién del Gobiemo o por Ia Oposicién. Odiamos la guerra. Pero estamos conver dos de que Ia amenaza de la guerra no des “apareceri fiasta que los dos grupos de poten- cias, respetando cada uiio la fuerza del otro, entablen negociaciones con el objeto de llegar 4 una solucién sincera de las tensfones mun- diales. Sélo entonces se liberarsn los hombres del peso abrumador bajo el cual ahora viven: el miedo permanente de que se esté incuban- do una nueva eatistrofe, Encarezto con la mayor gravedad a mis lectores que no pierdan de vista, por causa de las tensiones y dificultades presentes, 1a gloriosa meta final: la terminacién de las gue- ras en la Europa del porvenir. Todo naci- miento va acompafiado por los dolores del parto, y el nacimiento de esta Europa nueva, traerd también consigo dolor y decisiones eri. ticas. Pero si alguna enseiianza debemos ex- traer de todo lo ocurrido a partir de 1914, es ésta: que todo hombre de buena voluntad debe hacer cuanto esté a su alcance para pro- over Wrueicaclon- de Europa 'U UNION EUROPEA DEL CAREON Y EL ACERO El objeto para el que fué fundada la Unig f Buropea del Carbén y el Acero fué establecer un area econémica europea unificada, un mercado comiin de ciento sesenta millones de personas, capaz de afianzar su poder entre los otros poderes econémicos. Resultd evidente desde el principio que el ‘mereado comtin para el carbén y el acero no cera mis que el primer paso en esta direccién, ‘Alemania obtuvo de todo esto un nuevo be- neficio especial. Desde que cobré vida la Comunidad del Carbén y el Acero, el Conve- nio de Londres y la Autoridad del Rubr han desaparecido de la escena; la produccién total y la capacidad productiva del acero han que- dado libres de restricciones aliadas, y la Su- perior Comisidn Aliada ha resignado —en su nombre y en el de los grupos de control del carbén y el acero subordinados a ella— todos los poderes reservados que caen dentro de la jurisdiccién de la Autoridad Superior. El pro- ‘greso econémico de la Repiblica Federal, en Tos pocos afios tiltimos, habria sido imposible si no se hubieran eliminado esas trabas. En el breve lapso en que el mercado comin estuvo en vigencia, el grado de cohesién in- terna y el volumen del intercambio dentro de Ih comunidad, aumentd en una proporcién aproximada de un cuarto, La Repiblica Fe- deral, por lo demés, ha tenido plena partici- pacién en este aumento. No quiero menos- preciar las dificultades existentes. Sélo deseo aclarar su verdadera naturaleza. Dichas difi- UN MUNDO Hwotvigiete yom cultades conciernen a los objetivos mediatos de la Comunidad del Carbén y el Acero. En particular, si se habla ahora de un excedente en la capacidad productiva del acero dentro de la comunidad, debe recordarse que el con- sumo individual de acero dentro de ella es todavia inferior en un tercio al de los Esta- dos Unidos; y en la Repiblica Federal, infe- 4, lor hasta en un medio. Se hace pues evidente | que, en una perspectiva de largo aleance, ten- sea nomen dremos que aumentar ain nuestra capacidad, si deseamos un nivel de vida andlogo, Funda mentalmente nuestras dificultades actuales se deben al hecho de que ha habido una pe- quefia caida en la demanda mundial de car- én y acero, circunstaneia de la que no puede responsabilizarse a la Unién del Carbén y el Acero. Al finalizar el primer afio del mercado co- miin, podemos hacer las siguientes observa- ciones: } gh Desde cl establecimiento del mercado comin, ha sido posible mantener en su anti- guo nivel el excedente exportable del carbén y el acero alemanes. En el caso del acero, se Advierte desde hace tiempo una tendencia al j aumento de dicho nivel. 2 Las entregas de carbén alemén a los otros pafses de la Unién han aumentado, en j contraste con la evolueién del mercado den- tro de la misma Alemania y con el curso de me las exportaciones de carbén a los paises ajenos a la Unién del Carbén y el Acero. 8. En general, la situacién financiera de la industria minera alemana del carbén de pie- dra ha mejorado, aunque s6lo en pequefia me- dida, a consecuencia de las disposiciones re- cientes sobre los precios, tomadas por la Au- toridad Superior. Debido a ln competencia interna entre las industrias de la Unién, se ha producido una ‘eaida en los precios del acero que, dado el papel clave de estos precios, tiene una inmpor- fancia no poco considerable en el nivel gene- ral de Ia economia. A este respecto, la posi- cién de los productores alemanes de acero ha mejorado en la competencia, por la baja en los precios de las materias primas. Tal es el aspecto econémico del balance. El aspecto politico revela mayores ventajas. Consisten, esencialmente, en la formacién de habitos de trabajo en comin. Los intereses nacionales tuvieron que adaptarse al marco de la comunidad, y busear un equilibrio para Ta persecucién de los objetivos comunes. Na- die que tenga un conocimiento directo de estos asuntos, puede negar el gran progreso aleanzado por la actividad politica, en todos Jos érganos de la comunidad. El Consejo y la Autoridad Superior adop- taron una linea de accién que puede cond a formas nuevas de cooperacién econdmica, que trasciendan los limites de una integracién parei ‘Mas alld, y por encima de todo esto, el Go- bieno Federal desea sinceramente fomentar hhasta el maximo los esfuerzos tendientes a la extensién politica de las funciones iniciadas por la Comunidad del Carbén y el Acero. La fundacién misma de esta Comunidad fué en s{ un acto politico de capital importancia, aparte toda consideracién econémica. El car- bén y el acero han provisto siempre las bases ppara los armamentos. Que los estados hayan depuesto a favor i de una autoridad-suprana- clonal sus derechos soberanos sobre estos ma- terlales bisicos, afirma y ejemplifica el enten- “imiento y Ta reconciliacién entre Alemania Ly Francia, que el Gobierno Federal considera ‘como la piedra angular de su politica, AUTORIDAD POLITICA EUROPEA El consorcio del carbén y el acero fué la primera etapa de la integracién europea. La Comunidad de Defensa Europea habia de Sex_la segunda. Posiblemente seguirin otros proyectos colectivos de indole técnica y préc- tica referentes, por ejemplo, a las comunica- ciones y a la agricultura. En lo que respecta esta comunidad politica, opino que no debe- Hiamos intentar al principio demasiado, ni incluir en ella demasiadas areas. Seria cierta- mente funesto que los europeos que ingresa- ran en esta comunidad politica, se desilusio- naran por algunos fracasos iniciales. Creo, por consiguiente, que tendrlamos que avan- zar paso a paso, aprovechando en cada nue- vo paso, toda la experiencia recogida a lo largo del camino. Pero ésta es la ruta que debemos seguir. ESPERANZA DE LA JUVENTUD Para nuestra juventud especialmente, Eu- ropa significa el futuro. La evolueién politiea ha Ilegado sobre este planeta al punto en que los estados territorialmente pequeiios, como los de la Europa Occidental, no pueden ya cexistir por si propios. La evolucién econémi- ca ha culminado en el mismo punto. $i nues- tros jévenes han de tener un porvenir deco- 050, deben apoyar con todo su fervor y su energia la transformacién de Europa en una ent nena ae oo iis sagaz que los estadistas. Como yo mismo soy un estadista, puedo permitirme esta obser- vacién. Querrfa mencionar, a guisa de prueba, ciertos acontecimientos de las tres semanas ‘iltimas. Recientemente, veteranos de varias naciones hicieron una peregrinacién a Lour- des. La delegacién francesa, consistente en Varios millares de viejos soldados, aclamaron la idea de una Europa unida y de la amistad con Alemania, con el mas célido entusiasmo. En Altenkirch, cerca de Colonia, se efectud tun congreso juvenil paneuropeo. También estos jévenes, procedentes de cierto niimero de paises diferentes, coincidieron en la nece- sidad de crear una Europa Unida. En la tarde del primer dia de nuestra con- ferencia de Baden-Baden, unos dos mil jve- nes europeos acudieron en manifestacién al hotel principal, y los seis ministros de Rela- cciones Exteriores les dirigieron la palabra, cada uno en su lenguaje. Esta vasta multitud de jévenes que habian ido a escuchar lo que los seis ministros podian tener que decir, ccausé una profunda impresidn en mi espiritu, y los otros caballeros me aseguraron que tam- bién a ellos los habia afectado vivamente. La presencia de esos jévenes cuyas vidas, por ast decitlo, dependian de los acontecimientos po- iticos, aiiadié fuerza emocional a nuestras determinacién racional de conseguir una Eu- ropa unida, lo més pronto posible, REALIZACION_DEL CONSEJO EUROPEO EI 5 de mayo de 1949, se tomé la Resolu- ‘ign sobre el Estatuto del Consejo de Europa, We | PeRsrecrivas ofL munso /-«. ADEMAUER Los pueblos europeos y sus estadistas ha- Bian creado una C: ido Buro- pea y una Junta Europea de gobiernos. Juz- gado segiin las normas de aquel tiempo, era éste un paso casi revolucionario. En el inte- rin, el Consejo de Europa ha legado a ser una parte intima del pensamiento y la vida emo- ional de todo europeo responsable. Tiene sus defectos y sus debilidades, pero ya no sera posible arrancarlo de la vida de Europa. Por- que la idea de una asamblea integrada por representantes de todos los pueblos de Euro- pa, donde pueda hacerse sentir Ia opinién piiblica europea, y la idea de un Consejo de ‘Ministros integrado por todos los estados europeos, donde los gobiernos de Europa puedan consultarse entre sf, estas dos ideas gemelas, digo, responden a las necesidades de nuestros tiempos. La abrumadora mayoria de los pueblos de todo el Continente anhelan que los paises de Europa avancen por un ca- ‘ino comtin, consultindose y cooperando, en bien de toda Ia comunidad europea y para la felicidad del individuo. Tal es Ia base del Consejo de Europa; sobre esta base se ha fun- dado su obra. Es indudable que el estatuto del Consejo de Europa asi como el curso de los aconteci- mientos, han impuesto ciertas limitaciones a nuestra actividad. El Consejo de Europa no esta autorizado a tomar decisiones efectivas, | |. ¥ problemas politicos esenciales quedan fuera de su jurisdiceién. En particular se ha excep- tuado de ella el asunto de la defensa de Euro- Pa, puesto bajo la autoridad de otras orga- nizaciones colectivas. Por otra parte, la cues- tidn casi igualmente vital de un mercado co- miin curopeo, sélo ha sido manejada hasta ahora por una pequefia agrupacién de seis paises europeos; y atin esto, sélo en algunas Tamas particulares de In economia. De todos modos, el Consejo de Europa tiene muchos deberes que cumplir. Estos de- beres estan fijados en el estatuto. Debe empe- fiarse en lograr una vinculacién mas estrecha entre sus miembros, con el propésito de de- fender y promover los ideales y principios que constituyen su herencia comin, y favorecer el rogreso econdmico y social. Se supone que

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