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N° 8 JUNIO 2010 Carabobo POR UNA SOCIEDAD SIN CLASES SOCIALES, NI GENEROS

Este mes de mayo, Insumisas cumple un año de esfuerzos, luchas y avances. Como
todo inicio de proyecto organizativo social, el camino ha transitado entre encuentros,
aprendizajes, reflexiones colectivas y mucho empeño en ayudar a construir un movimiento
.
de mujeres socialista y feminista, caracterizado por el debate, el respeto, la diversidad,
la solidaridad y la crítica.
Sin duda uno de los encuentros más significativos (que al mismo tiempo ha representado
para nosotras la certeza de hacia a dónde apuntar los esfuerzos personales y colectivos)
ha sido el colectivo de mujeres de la Misión Sucre, tanto de la Aldea Héroes de
Canaima, como del resto de las Aldeas Universitarias de Naguanagua.
Otro espacio de reflexión que esperamos seguir es el de los Consejos Comunales, y
específicamente sus comités de Igualdad y Equidad de Género.
Desde el inicio de Insumisas, los artículos se han concebido para permitir el debate
en todos estos espacios de organización comunitaria.
Y aunque durante este
tiempo hemos atravesa-
do dificultades y
Consejo Editorial y contradicciones,
Diagramación: ratificamos, hasta
con un poco de
Eglims Peñuela terquedad, que
Susana Gómez Insumisas es y debe
Eglimar Melero ser un espacio de
inclusión, tolerancia,
Contacto: paciencia y, sobre
insumisas@hotmail.com todo, un espacio
abierto a todas las
mujeres
revolucionarias. Más insumisas que cuando empezamos
 Los retos del socialismo
feminista del Siglo XXI
Alba Ca rosio
«La igualdad ante la ley todavía no es la igualdad frente a la vida. Nosotros
esperamos que la obrera conquiste, no sólo la igualdad ante la ley, sino frente
a la vida, frente al obrero»
Vladimir Ilich Lenin
Un profundo proceso de transformación social está en marcha en Nuestra América,
los pueblos y los gobiernos que se han dado, exploran caminos para construir una
sociedad de igualdad real en el cont exto de las enormes brechas de calidad de vida
que caracterizan nuestros países. Mirando nuestras realidades hemos aprendido que
las injusticias sociales se retroalimentan mutuamente, y que la pobreza tiene piel
oscura y rostro de mujer.
En todas partes las mujeres han estado y están peor que los hombres: hay tres
mujeres pobres por cada hombre pobre, hay diez mujeres deben criar solas a sus
hijos por cada hombre sin pareja que encabeza un hogar, exclusivamente mujeres
son quienes forman la fuerza laboral de servicio doméstico que migra hacia las zonas
urbanas, hacia países vecinos más prósperos o a Europa y USA, latinoamericanas
obligadas por las necesidades a dejar sus hijos para cuidar los ajenos. Las mujeres
son mercancías en el comercio sexual, donde muchas de ellas encuentran una muerte
anónima. Y son víctimas de violencia a manos de sus parejas sentimentales y de la
violencia cultural e institucional que las aprisiona en embarazos no elegidos. La
mortalidad materna, sigue siendo alta en la región, y afecta a las mujeres más
desposeídas, muchas de ellas pertenecen a poblaciones indígenas y son adolescentes;
una alta proporción de estas muertes maternas está causada por interrupciones
inseguras del embarazo.
Este sistema de control político y social sobre las mujeres funciona de forma
que a la sociedad no le preocupa la apariencia de las mujeres en sí, sino el que
las mujeres continúen preocupándose de que las miran y las juzgan. La moda,
la cosmética, la belleza, los medios de comunicación y, por supuesto, la
pornografía crean representaciones ideales que sirven para objetualizar y
regularizar el cuerpo femenino, colocando a los hombres como sujetos (miran),
y a las mujeres como objetos (son miradas).
Una mujer que no se gusta a sí misma no puede ser libre, y el sistema se ha
preocupado de que las mujeres no lleguen a gustarse nunca. La manera de
someterlas es creando una representación ideal del cuerpo femenino para
que sea imposible acercarse siquiera a ese ideal, de manera que las vidas de
las mujeres sean una constante lucha contra sus propios cuerpos, contra sí
mismas. Lo importante es acercarse lo más posible a esa imagen y no importa
lo que haya que cortar, pegar, poner, sufrir, adelgazar, gastar… El «yo» de las
mujeres se somete a una permanente e inacabable insatisfacción que las impide
ser libres, que las impide ser dueñas de sí.
A pesar que las posturas feministas posmodernas sostienen que la lucha contra
la regulación del cuerpo no es tan importante, sí lo es, pues es justamente ahí
donde ahora se libra una importante batalla, que por el momento, el feminismo
tiene perdida.
ER
E MOS S
UE R OS
¡NO Q , Q U EREM
OSAS JAS!
HERM ILAS Y RO
SER L

A pesar de estas realidades, las mujeres

artículos o
latinoamericanas de manera masiva y
nos tus
Envía
consecuente hemos venido
s a:
comentario il.com
participando, aportando y
colaborando con los procesos de
hotma
cambio en nuestros países. A lo insumisas@
largo y ancho del país es evidente
la gran cantidad de mujeres
incorporadas en organizaciones
populares, movimientos sociales y
políticos, colectivos de acción, grupos
culturales, etc. Hay entrega y hay
esperanzas renacidas por todas partes, y
las mujeres somos sujetas actuantes.

¿N
¿Nuu es
estt r o cu
cuee rp
rpoo , nnuu es
estt r a cárce
cárcel?l?
Beatriz Gimeno
(Síntesis realizada por Insumisas de extractos del libro HISTORIA Y ANÁLISIS
POLÍTICO DEL LESBIANISMO de Beatriz Gimeno)
Según ha ido cambiando la sociedad industrial, han ido transformándose
también los modos de opresión sobre las mujeres. La femineidad normativa
ha ido cambiando y si antaño dependía del cumplimiento de los deberes y
obligaciones conyugales o de la capacidad reproductora, ahora la presión se
circunscribe al cuerpo, a la sexualidad o, más concretamente a la presunta
heterosexualidad y a su apariencia. El cuerpo, ahora, es utilizado no sólo en
su subjetividad sino como instrumento material de control político en sí
mismo.
Si bien a lo largo de la historia, las ideas acerca del cuerpo de las mujeres
han jugado un papel fundamental en desafiar o reforzar las situaciones de
poder entre hombres y mujeres, es en la actualidad que el cuerpo se ha
constituido en el espacio de opresión por excelencia
de las mujeres; un espacio que, para que funcione
como espacio de opresión, ahora se hace pasar por
espacio de autonomía. Este supuesto «poder de
autodeterminación femenina sobre su cuerpo»
se limita, cada vez más, a querer resultar
deseable a la mirada heterosexual masculina
a toda costa.
Históricamente las mujeres han sido siempre
alienadas de sus cuerpo y de su sexualidad, pero
puede que la opresión sobre el cuerpo de las
mujeres nunca haya sido mayor que ahora, cuando,
además, se quiere hacer creer que, en
comparación con el pasado, se ha producido
una reapropiación de los cuerpos, con lo que
ahora son las propias mujeres las
responsables de cuidarlo, de mantenerlo
en buena forma, de hacerlo deseable. El
deseo es la nueva religión del capitalismo
en la que los hombres son los sumos
sacerdotes y las mujeres, las responsables de
sacar brillo a las imágenes que son ellas mismas.
El socialismo tiene como objetivo la potenciación de lo humano en lo social, generando
una vida comunitaria donde todas y todos podamos desplegarnos de manera integral.
Una sociedad verdaderamente socialista es humanista y por tanto necesariamente
feminista, no puede desconocer las históricas desigualdades, discriminaciones y
opresiones que sufren las mujeres y debe desarrollar los mecanismos de reparación
histórica necesarios. Son imprescindibles políticas abarcantes y efectivas de protección
de la maternidad, de garantía del derecho a la corresponsabilidad paterna, de ampliación
de los derechos a decidir libremente el ejercicio de la sexualidad, de promoción de la
participación de las mujeres en las decisiones sociales, y sobre todo de impulso de la
calidad de vida femenina.
La igualdad real de mujeres y hombres se irá consiguiendo en la medida en que los
nuevos pactos sociales incorporen la visión de género como elemento indispensable e
inseparable de la refundación ética y cultural.
No es posible la emancipación social mientras se mantenga la más antigua y abarcante
de las opresiones que es la opresión de las mujeres, la cual naturaliza y justifica la
jerarquía entre las personas en el diario vivir. El socialismo sólo puede afirmarse
sobre nuevas relaciones sociales sin dominación, lo cual implica la revolución en lo
inmediato, en la vida cotidiana, e incluye una nueva manera de ser mujer y hombre.
La transformación socialista está entrelazada con la transformación de la
institucionalidad que subordina a la mujer. En la sociedad socialista el papel de la
mujer tiene que ser redefinido: el hombre, la mujer y la sociedad en su conjunto
compartirán corresponsable y solidariamente el cuidado general de la vida humana, la
crianza de los hijos, la atención de los ancianos, la preservación del ambiente, en fin,
las tareas necesarias de la prioridad de la vida.
Alba Carosio es la Directora del Centro de Estudios de la Mujer de la Universidad Central de Venezuela
Las Líneas de Chávez
15-03-2010
Comparto plenamente la visión de Alba Carosio sobre la
central idad que tiene la vida cotid iana: allí es donde tiene
que hacerse tangible el social ismo. Igualmente, la
transformación de la institucional idad es decisiva: el hecho
de contar con mujeres en cargos públ icos, de alcanzar
determinado porcentaje, es importante pero no equivale
automáticamente a que desaparezca la relación de
subord inación y exclusión de la mujer.
No se puede construir el social ismo si los antivalores del
machismo no son pulverizados por todas y todos.
 EL CENTRO DE DOCUMENTACIÓN FEMINISTA DICTA Al ver frases como la anterior es fácil entender la aversión que sienten l@s lingüistas. Para
ell@s, guardian@s del lenguaje, la sustitución de una letra por un carácter que,
tipográficamente parezca la unión de una «o» y una «a» no será jamás un recurso válido,
SUS PRIMEROS TALLERES DE EDUCACIÓN SEXUAL ni aceptable dentro de la lengua escrita.

Del 21 de Abril al 6 de
Mayo, el Centro de Docu-
mentación Feminista de
la Aldea héroes de
Canaima 4-F realizó dos
talleres de educación
sexual con las y los estu-
diantes de enfermería de
la Misión Sucre. Cada ta-
ller tuvo una duración de
12 horas, divididas en
tres sesiones. Ente los
dos talleres se pudieron
contar con la participa-
ción de 85 estudiantes, de las cuales 80 fueron mujeres del primer y
segundo semestre de enfermería.
Tampoco es una alternativa el uso de otras letras oriundas de nuestro alfabeto como la
equis «x». Escribir que «todxs somos seres humanxs, con igualdad de derechos ante la
ley», es tan aberrante como el uso de la arroba.
Esta negativa a aceptar otros caracteres foráneos o nativos en sustitución a los originales
tiene sus razones de peso. Razones que los y las lingüistas podría explicar mejor que yo.
El problema está en que estamos llenos de razones por las cuales no debemos alterar la
lengua escrita, pero adolecemos de soluciones para incluir a la mujer en el lenguaje.
Yo creo que mis amigas feministas están al tanto de mi reticencia a aceptar la sustitución
como una manera de inclusión. Pero mis razones son distintas a la del gremio de lingüistas.
Yo sí creo que el lenguaje, como todas las demás cosas, debe cambiar, evolucionar, pero la
sustitución de las vocales no es de ninguna manera la inclusión de la mujer, que
es lo que en verdad queremos, ¿no? La inclusión
de lo femenino.
Pongamos de ejemplo la siguiente la frase:
«Tod@s debemos tener los mismos derechos
ante la ley»

Este tipo de talleres se está impulsando dentro de los espacios de la Mi- Quien lee el enunciado anterior sabe que en
él se está haciendo un esfuerzo por incluir a
sión Sucre, con la intención de sensibilizar y reflexionar colectivamente
ambos sexos, conscientemente lo sabe, pero al
sobre la necesidad de un enfoque socialista y feminista de la sexualidad momento de leerlo, en voz alta o en silencio, la
y la salud sexual. mente buscar pronunciar un sonido conocido y sólo
tenemos dos opciones: o se lee como Todos o como Todas. Siempre se excluye a uno de
Durante la primera sesión se reflexionó sobre la sexualidad, el género y los dos sexos. Al final en la mente queda la exclusión.
las relacione sexo-afectivas como parte de las relaciones sociales. En la
Yo particularmente tiendo a pronunciar todo como «a», salvo en algunas pocas ocasiones
segunda sesión se profundizó en las discusiones alrededor del cuerpo, el en que me sorprendo leyéndolo como «o».
deseo y el placer como
La utilización de la equis «x» es aún peor. La equis en el mundo occidental es sinónimo de
derechos históricamente
negación, de tachadura, de error. Una equis roja en una hoja de examen no augura nada
negados a las mujeres. bueno.
Por último, en la tercera
sesión se debatió sobre No debemos, de forma alguna, subestimar el poder que los símbolos y los signos tienen en
nuestro subconsciente. La equis no incluye de forma alguna a la mujer, más bien, de
las consecuencias de la
manera gráfica, la niega, la equis nulifica, rebate, objeta, contraría todo género en la
falta de una educación palabra.
sexual completa y clara,
No podemos seguir produciendo intelectualmente discursos de sustitución en donde en
centrándonos en los pro-
verdad nunca hemos incluido a la mujer. En primer lugar porque son discursos inenarrables
blemas de las Infecciones y en segundo lugar porque no le hacen justicia a lo femenino.
de Transmisión Sexual y
los embarazos no de- Al menos yo no lo haré. Si me toca redundar para tener la seguridad que la mujer va
incluida, entonces redundaré, a riesgo de volverme ilegible, pesado o cansón. Al menos
seados, así como en su
tendré la certeza de que la mujer es pronunciada e incluida en la mente de quien se tomé
prevención. la molestía de leerme.

Artículos de nuestras lectoras y lectores
La mujer negada
Por: Javier Véliz
Quien es feminista sabe que el lenguaje no solamente ha invisibilizado a la mujer durante
años, o siglos mejor dicho, al utilizar lo masculino exclusivamente para definir a la totalidad,
también ha sido el principal agente no sólo del menosprecio a la mujer, sino de un flagrante
desprecio a la feminidad.
Las y los feministas más educados también deben reconocer en el lenguaje un elemento
poderoso en la construcción de las sociedades, pues es indudable el valor que el mismo
tiene al momento de la creación intelectual. Monique Wittig ya advertía sobre esto al
decir que el sexo opresor no sólo dominaba los medios de producción económicos, sino
los medios de producción intelectual.
Por ejemplo, cuando se lee en los libros de historia que los hombres tomaron a sus
mujeres e hijos y se mudaron a otros paisajes donde fundaron civilizaciones, no sólo se
borra de un solo y desfachatado plumazo la intervención de la mujer en el hecho histórico,
si no que se la rebaja al nivel de un mero artículo que, junto a los niños y animales,
formaban parte del equipaje.
Los y las feministas están al tanto de esas omisiones al parecer inocentes, saben del daño
que han producido y seguro comprenden bien la importancia de no tolerarlas, ni permitir
que se repitan.
Pero incluir a la mujer en el lenguaje español no es fácil, a decir verdad. Me daría la mayor
de las vergüenzas revisar mi blog y darme cuenta que en la mayoría de mis entradas yo
mismo he obviado a la mitad de la población que digo admirar.
Incluir lo femenino en el lenguaje hablado y escrito es arduo. Eso lo sabe todo el que
escribe. La prosa se vuelve redundante y hay momentos en que se siente que carecemos
de términos suficientes para señalar las cosas en género neutro.
Escribir por profesión tampoco ayuda cuando se exige a
quienes escriben artículos que ahorren palabras por
motivos de espacio. En los medios de información la mujer
se convierte de nuevo en el sujeto prescindible, esta vez
por razones de economía.
Sin embargo, han surgidos fórmulas ingeniosas que buscan
de alguna manera equiparar, incluir, poner en igualdad de
términos a ambos sexos dentro del lenguaje,
desquitándose, aunque a destiempo, por tantos años de
invisibilidad femenina.
Una de esas formas ingeniosas es el uso de la arroba (@).
Frases como por ejemplo: «Querid@s amig@s»
¡La izquierda que tolera el machismo
no es izquierda!
Por: Eglims Peñuela
La violencia hacia las mujeres por su condición de ser mujeres –violencia de género–, se encuentra
muy naturalizada en la sociedad venezolana. Sólo los casos de extrema violencia, y que llegan a ser
muy conocidos, parecen generar asombro y un poco de indignación en nuestra población. Sin embargo,
en la opinión pública la búsqueda de justificaciones para el maltratador no se hacen esperar.
El caso del asesinato de Jennifer Vieira en manos del famoso boxeador Edwin «el inca» Valero, es una
muestra clara de ello. Desde los medios de comunicación se buscó siempre invisibilizar lo que era
evidente y claro, que fue este un caso de extrema violencia de género. Se le pretendió justificar con
problemas de drogadicción y hasta con esquizofrenia, justificaciones que, además de contradecirse con la
condición de «deportista» del agresor, no tienen ningún basamento coherente, porque hasta donde se
sabe no existe ninguna droga cuyo efecto sea la violencia contra las mujeres, como tampoco la genera la
esquizofrenia. Lo que genera la violencia hacia las mujeres es la misoginia (odio hacia las mujeres), y el
machismo como máxima expresión del sexismo, y de la violencia que genera el sistema patriarcal.
Valero poseía graves antecedentes de maltratador de mujeres. Los primeros casos conocidos ocu-
rrieron hace un par de años cuando fue denunciado por violentar a su hermana y a su madre, hechos que
se repitieron luego con su compañera Jennifer, hasta que se conoció de una paliza que le propinó por la
cual tuvo que ser hospitalizada, suceso que fue denunciado ante los entes correspondientes y por el
cual, Valero recibió la pena de mantenerse alejado de la víctima. Aún hoy no es posible lograr entender
por qué entonces a pocos días de esto hecho sucedió lo que todo conocimos, la agresión a Jennifer con
un arma blanca hasta asesinarla. Ya se sabe que el maltratador no tiene justificación alguna, pero
¿tienen justificación los entes correspondientes que no protegieron la vida de esta mujer?. Me parece
que todo lo ocurrido pudo haber sido perfectamente evitable, sólo las autoridades debían realizar su
deber de «cumplir y hacer cumplir las leyes».
Es este tan sólo un caso conocido por toda la sociedad venezolana, pero es un reclamo que se hace
no sólo por Jennifer, sino por todas las mujeres que día a día son violentadas, maltratadas,vejadas,tan
sólo por ser mujeres, y no encuentran ningún tipo de amparo, ni protección en todas esas estructuras
que deberían estar abocadas a protegerlas y ampararlas. Por todas esas mujeres que se encuentran de
manos atadas, que no pueden denunciar porque saben que no van a ser protegidas –como tampoco lo
serán sus hijos–, sino que por el contrario luego serán
perseguidas por sus agresores al enterarse estos que
fueron denunciados.
La Revolución Bolivariana toda debe exigir que se cum-
plan las leyes que protegen a las mujeres, debe dedicarse
plenamente a construir nuevos valores de igualdad, respe-
to, solidaridad, en una búsqueda de una nueva cultura, en la
búsqueda de una sociedad más justa y de iguales, debe decir
basta a la demagogia y el doble discurso de las viejas estruc-
turas burguesas ante un problema social tan grave como la
violencia de género, y debe entender que en la igualdad que
pretendemos construir con el socialismo, debe estar inclui-
da la igualdad de género, o mejor dicho, la abolición de los
géneros y la construcción del género humano.
derechos sexuales y reproductivos socialistas: una tarea pendiente de la asamblea nacional
Por: Susana Gómez
Esperamos la mejor de las suertes para las candidatas mujeres del PSUV a la Asamblea
Nacional, ya que ellas son imprescindibles para que la Asamblea legisle con voluntad de
eliminar toda las leyes que oprimen doblemente a las mujeres pobres del país. Desde esta
perspectiva, nos parece urgente y necesario que en la nueva
Asamblea Nacional se reintroduzca el debate sobre la
legalización del aborto y su inclusión con carácter gratuito
en el sistema de salud público, porque no se puede caer
en el juego de la doble moral burguesa, que amparándose
en no sé qué moralidad religiosa, esconden el único Dios
al que ellos veneran: el Dinero. Para ellos, los problemas
morales se acaban donde empiezan los negocios y sólo
manteniendo el aborto ilegal y fuera de la sanidad pública
se garantiza que siga siendo un negocio privado con jugosas
ganancias.
Las instituciones revolucionarias que son, o deben ser, laicas
y socialistas, no pueden seguir escabullendo el problemas
de los embarazos no deseados de las mujeres pobres, ya
que sólo las ricas pueden abortar ilegalmente en buenas
condiciones.
A pesar de que el aborto está tipificado como delito en ese reducto oscuro de
conservadurismo y machismo, que es el código penal, podríamos sostener, con algunas
reservas, que la interrupción voluntaria del embarazo ya está despenalizada por la sociedad.
¿Acaso alguien con un mínimo de sentido común y cordura se plantearía hoy en día perseuir
y enjuiciar a las mujeres que interrumpen sus embarazos? No, y si se quisiera cumplir con la
ley no alcanzarían las cárceles para encerrar a las cientos de miles de mujeres que abortan,
ni alcanzaría ninguna medida asistencial pública para paliar el desastre que supondría tanto
hogar destrozado.
Sin embargo, las reservas que colocábamos antes en el artículo tienen que ver, como todas
las tareas del socialismo, con las diferencias y discriminaciones derivadas de la pertenencia
a las clases explotadas. Y recalcamos, la Asamblea Nacional sólo será realmente socialista
si legisla en pro de acabar con esas diferencias y discriminaciones, porque quien se considere
socialista no puede permitir que la carencia de recursos económicos o informativos se convierta
en una causa de enfermedad, de riesgo de muerte o de extorsión económica.
En nuestro país, interrumpir un embarazo no deseado presenta características muy diferentes
dependiendo a la clase a la que se pertenezca. Unas pocas mujeres sí tienen medios o
información para acceder a abortos ilegales en óptimas condiciones, pero las mujeres pobres
tiene que recurrir a abortos clandestinos riesgosos, para los que pagan sumas totalmente
desproporcionadas. Las más pobres son las que sufren las
complicaciones y la fatalidad de los abortos mal practicados.
Despenalizar el aborto e incluirlo en la red pública de salud
contribuye a eliminar la injusticia social que genera la
ilegalidad y atenuar los altos costos humanos, sociales y
sanitarios que acarrea la clandestinidad.
Nosotras, como mujeres, deseamos que nunca más una
mujer tenga que abortar. Pero, como feministas y socialistas,
sostenemos que mientras tengan que hacerlo, un gobierno
revolucionario y que pretende avanzar hacia el socialismo
debe garantizar que las mujeres pobres puedan hacerlo con
las mismas garantías de respecto a su vida y su integridad
física y psíquica que las mujeres pertenecientes a la
burguesía.
De esta forma, porque no queremos tener que abortar,
pedimos una amplia educación sexual y una extensa difusión
gratuita de los métodos anticonceptivos, fundamentalmente
preservativos. Porque no queremos que las mujeres pobres mueran o queden mutiladas,
exigimos la legalización del aborto y su inclusión en la sanidad pública. Porque la realidad es
que las mujeres abortan y mueren sin son pobres y jóvenes, exigimos el fin de una política de
avestruz que sólo favorece al negocio privado de la salud, que especula y se enriquece con
nuestros cuerpos y nuestras vidas.
Por último, queremos recordar que la legalización de aborto en ningún país ha significado el
aumento del número de abortos, pero sí la disminución del número de incidentes que acompañan
la intervención médica, como muertes y esterilidad provocada por abortos realizados en malas
condiciones, muertes (y nos disculpan lo reiterativas) que tiene un claro carácter de clase. En la
actualidad, los avances médicos, fundamentalmente a través de la extensión de la píldora
abortiva permiten que la interrupción voluntaria del embarazo sea muy segura, muy económica
y muy poco traumática, ya que la labor de los médicos se restringe a revisar que la expulsión
de tejido embrionario se haya realizado en su totalidad. Por tanto, hoy más que nunca la
muerte de una sola mujer por un aborto clandestino es responsabilidad de la sociedad en su
conjunto, y mucho más de l@s que nos asumimos socialistas y no hacemos nada para evitarlo.
derechos sexuales y reproductivos socialistas: una tarea pendiente de la asamblea nacional
Por: Susana Gómez
Esperamos la mejor de las suertes para las candidatas mujeres del PSUV a la Asamblea
Nacional, ya que ellas son imprescindibles para que la Asamblea legisle con voluntad de
eliminar toda las leyes que oprimen doblemente a las mujeres pobres del país. Desde esta
perspectiva, nos parece urgente y necesario que en la nueva
Asamblea Nacional se reintroduzca el debate sobre la
legalización del aborto y su inclusión con carácter gratuito
en el sistema de salud público, porque no se puede caer
en el juego de la doble moral burguesa, que amparándose
en no sé qué moralidad religiosa, esconden el único Dios
al que ellos veneran: el Dinero. Para ellos, los problemas
morales se acaban donde empiezan los negocios y sólo
manteniendo el aborto ilegal y fuera de la sanidad pública
se garantiza que siga siendo un negocio privado con jugosas
ganancias.
Las instituciones revolucionarias que son, o deben ser, laicas
y socialistas, no pueden seguir escabullendo el problemas
de los embarazos no deseados de las mujeres pobres, ya
que sólo las ricas pueden abortar ilegalmente en buenas
condiciones.
A pesar de que el aborto está tipificado como delito en ese reducto oscuro de
conservadurismo y machismo, que es el código penal, podríamos sostener, con algunas
reservas, que la interrupción voluntaria del embarazo ya está despenalizada por la sociedad.
¿Acaso alguien con un mínimo de sentido común y cordura se plantearía hoy en día perseuir
y enjuiciar a las mujeres que interrumpen sus embarazos? No, y si se quisiera cumplir con la
ley no alcanzarían las cárceles para encerrar a las cientos de miles de mujeres que abortan,
ni alcanzaría ninguna medida asistencial pública para paliar el desastre que supondría tanto
hogar destrozado.
Sin embargo, las reservas que colocábamos antes en el artículo tienen que ver, como todas
las tareas del socialismo, con las diferencias y discriminaciones derivadas de la pertenencia
a las clases explotadas. Y recalcamos, la Asamblea Nacional sólo será realmente socialista
si legisla en pro de acabar con esas diferencias y discriminaciones, porque quien se considere
socialista no puede permitir que la carencia de recursos económicos o informativos se convierta
en una causa de enfermedad, de riesgo de muerte o de extorsión económica.
En nuestro país, interrumpir un embarazo no deseado presenta características muy diferentes
dependiendo a la clase a la que se pertenezca. Unas pocas mujeres sí tienen medios o
información para acceder a abortos ilegales en óptimas condiciones, pero las mujeres pobres
tiene que recurrir a abortos clandestinos riesgosos, para los que pagan sumas totalmente
desproporcionadas. Las más pobres son las que sufren las
complicaciones y la fatalidad de los abortos mal practicados.
Despenalizar el aborto e incluirlo en la red pública de salud
contribuye a eliminar la injusticia social que genera la
ilegalidad y atenuar los altos costos humanos, sociales y
sanitarios que acarrea la clandestinidad.
Nosotras, como mujeres, deseamos que nunca más una
mujer tenga que abortar. Pero, como feministas y socialistas,
sostenemos que mientras tengan que hacerlo, un gobierno
revolucionario y que pretende avanzar hacia el socialismo
debe garantizar que las mujeres pobres puedan hacerlo con
las mismas garantías de respecto a su vida y su integridad
física y psíquica que las mujeres pertenecientes a la
burguesía.
De esta forma, porque no queremos tener que abortar,
pedimos una amplia educación sexual y una extensa difusión
gratuita de los métodos anticonceptivos, fundamentalmente
preservativos. Porque no queremos que las mujeres pobres mueran o queden mutiladas,
exigimos la legalización del aborto y su inclusión en la sanidad pública. Porque la realidad es
que las mujeres abortan y mueren sin son pobres y jóvenes, exigimos el fin de una política de
avestruz que sólo favorece al negocio privado de la salud, que especula y se enriquece con
nuestros cuerpos y nuestras vidas.
Por último, queremos recordar que la legalización de aborto en ningún país ha significado el
aumento del número de abortos, pero sí la disminución del número de incidentes que acompañan
la intervención médica, como muertes y esterilidad provocada por abortos realizados en malas
condiciones, muertes (y nos disculpan lo reiterativas) que tiene un claro carácter de clase. En la
actualidad, los avances médicos, fundamentalmente a través de la extensión de la píldora
abortiva permiten que la interrupción voluntaria del embarazo sea muy segura, muy económica
y muy poco traumática, ya que la labor de los médicos se restringe a revisar que la expulsión
de tejido embrionario se haya realizado en su totalidad. Por tanto, hoy más que nunca la
muerte de una sola mujer por un aborto clandestino es responsabilidad de la sociedad en su
conjunto, y mucho más de l@s que nos asumimos socialistas y no hacemos nada para evitarlo.

Artículos de nuestras lectoras y lectores
La mujer negada
Por: Javier Véliz
Quien es feminista sabe que el lenguaje no solamente ha invisibilizado a la mujer durante
años, o siglos mejor dicho, al utilizar lo masculino exclusivamente para definir a la totalidad,
también ha sido el principal agente no sólo del menosprecio a la mujer, sino de un flagrante
desprecio a la feminidad.
Las y los feministas más educados también deben reconocer en el lenguaje un elemento
poderoso en la construcción de las sociedades, pues es indudable el valor que el mismo
tiene al momento de la creación intelectual. Monique Wittig ya advertía sobre esto al
decir que el sexo opresor no sólo dominaba los medios de producción económicos, sino
los medios de producción intelectual.
Por ejemplo, cuando se lee en los libros de historia que los hombres tomaron a sus
mujeres e hijos y se mudaron a otros paisajes donde fundaron civilizaciones, no sólo se
borra de un solo y desfachatado plumazo la intervención de la mujer en el hecho histórico,
si no que se la rebaja al nivel de un mero artículo que, junto a los niños y animales,
formaban parte del equipaje.
Los y las feministas están al tanto de esas omisiones al parecer inocentes, saben del daño
que han producido y seguro comprenden bien la importancia de no tolerarlas, ni permitir
que se repitan.
Pero incluir a la mujer en el lenguaje español no es fácil, a decir verdad. Me daría la mayor
de las vergüenzas revisar mi blog y darme cuenta que en la mayoría de mis entradas yo
mismo he obviado a la mitad de la población que digo admirar.
Incluir lo femenino en el lenguaje hablado y escrito es arduo. Eso lo sabe todo el que
escribe. La prosa se vuelve redundante y hay momentos en que se siente que carecemos
de términos suficientes para señalar las cosas en género neutro.
Escribir por profesión tampoco ayuda cuando se exige a
quienes escriben artículos que ahorren palabras por
motivos de espacio. En los medios de información la mujer
se convierte de nuevo en el sujeto prescindible, esta vez
por razones de economía.
Sin embargo, han surgidos fórmulas ingeniosas que buscan
de alguna manera equiparar, incluir, poner en igualdad de
términos a ambos sexos dentro del lenguaje,
desquitándose, aunque a destiempo, por tantos años de
invisibilidad femenina.
Una de esas formas ingeniosas es el uso de la arroba (@).
Frases como por ejemplo: «Querid@s amig@s»
¡La izquierda que tolera el machismo
no es izquierda!
Por: Eglims Peñuela
La violencia hacia las mujeres por su condición de ser mujeres –violencia de género–, se encuentra
muy naturalizada en la sociedad venezolana. Sólo los casos de extrema violencia, y que llegan a ser
muy conocidos, parecen generar asombro y un poco de indignación en nuestra población. Sin embargo,
en la opinión pública la búsqueda de justificaciones para el maltratador no se hacen esperar.
El caso del asesinato de Jennifer Vieira en manos del famoso boxeador Edwin «el inca» Valero, es una
muestra clara de ello. Desde los medios de comunicación se buscó siempre invisibilizar lo que era
evidente y claro, que fue este un caso de extrema violencia de género. Se le pretendió justificar con
problemas de drogadicción y hasta con esquizofrenia, justificaciones que, además de contradecirse con la
condición de «deportista» del agresor, no tienen ningún basamento coherente, porque hasta donde se
sabe no existe ninguna droga cuyo efecto sea la violencia contra las mujeres, como tampoco la genera la
esquizofrenia. Lo que genera la violencia hacia las mujeres es la misoginia (odio hacia las mujeres), y el
machismo como máxima expresión del sexismo, y de la violencia que genera el sistema patriarcal.
Valero poseía graves antecedentes de maltratador de mujeres. Los primeros casos conocidos ocu-
rrieron hace un par de años cuando fue denunciado por violentar a su hermana y a su madre, hechos que
se repitieron luego con su compañera Jennifer, hasta que se conoció de una paliza que le propinó por la
cual tuvo que ser hospitalizada, suceso que fue denunciado ante los entes correspondientes y por el
cual, Valero recibió la pena de mantenerse alejado de la víctima. Aún hoy no es posible lograr entender
por qué entonces a pocos días de esto hecho sucedió lo que todo conocimos, la agresión a Jennifer con
un arma blanca hasta asesinarla. Ya se sabe que el maltratador no tiene justificación alguna, pero
¿tienen justificación los entes correspondientes que no protegieron la vida de esta mujer?. Me parece
que todo lo ocurrido pudo haber sido perfectamente evitable, sólo las autoridades debían realizar su
deber de «cumplir y hacer cumplir las leyes».
Es este tan sólo un caso conocido por toda la sociedad venezolana, pero es un reclamo que se hace
no sólo por Jennifer, sino por todas las mujeres que día a día son violentadas, maltratadas,vejadas,tan
sólo por ser mujeres, y no encuentran ningún tipo de amparo, ni protección en todas esas estructuras
que deberían estar abocadas a protegerlas y ampararlas. Por todas esas mujeres que se encuentran de
manos atadas, que no pueden denunciar porque saben que no van a ser protegidas –como tampoco lo
serán sus hijos–, sino que por el contrario luego serán
perseguidas por sus agresores al enterarse estos que
fueron denunciados.
La Revolución Bolivariana toda debe exigir que se cum-
plan las leyes que protegen a las mujeres, debe dedicarse
plenamente a construir nuevos valores de igualdad, respe-
to, solidaridad, en una búsqueda de una nueva cultura, en la
búsqueda de una sociedad más justa y de iguales, debe decir
basta a la demagogia y el doble discurso de las viejas estruc-
turas burguesas ante un problema social tan grave como la
violencia de género, y debe entender que en la igualdad que
pretendemos construir con el socialismo, debe estar inclui-
da la igualdad de género, o mejor dicho, la abolición de los
géneros y la construcción del género humano.
 EL CENTRO DE DOCUMENTACIÓN FEMINISTA DICTA Al ver frases como la anterior es fácil entender la aversión que sienten l@s lingüistas. Para
ell@s, guardian@s del lenguaje, la sustitución de una letra por un carácter que,
tipográficamente parezca la unión de una «o» y una «a» no será jamás un recurso válido,
SUS PRIMEROS TALLERES DE EDUCACIÓN SEXUAL ni aceptable dentro de la lengua escrita.

Del 21 de Abril al 6 de
Mayo, el Centro de Docu-
mentación Feminista de
la Aldea héroes de
Canaima 4-F realizó dos
talleres de educación
sexual con las y los estu-
diantes de enfermería de
la Misión Sucre. Cada ta-
ller tuvo una duración de
12 horas, divididas en
tres sesiones. Ente los
dos talleres se pudieron
contar con la participa-
ción de 85 estudiantes, de las cuales 80 fueron mujeres del primer y
segundo semestre de enfermería.
Tampoco es una alternativa el uso de otras letras oriundas de nuestro alfabeto como la
equis «x». Escribir que «todxs somos seres humanxs, con igualdad de derechos ante la
ley», es tan aberrante como el uso de la arroba.
Esta negativa a aceptar otros caracteres foráneos o nativos en sustitución a los originales
tiene sus razones de peso. Razones que los y las lingüistas podría explicar mejor que yo.
El problema está en que estamos llenos de razones por las cuales no debemos alterar la
lengua escrita, pero adolecemos de soluciones para incluir a la mujer en el lenguaje.
Yo creo que mis amigas feministas están al tanto de mi reticencia a aceptar la sustitución
como una manera de inclusión. Pero mis razones son distintas a la del gremio de lingüistas.
Yo sí creo que el lenguaje, como todas las demás cosas, debe cambiar, evolucionar, pero la
sustitución de las vocales no es de ninguna manera la inclusión de la mujer, que
es lo que en verdad queremos, ¿no? La inclusión
de lo femenino.
Pongamos de ejemplo la siguiente la frase:
«Tod@s debemos tener los mismos derechos
ante la ley»

Este tipo de talleres se está impulsando dentro de los espacios de la Mi- Quien lee el enunciado anterior sabe que en
él se está haciendo un esfuerzo por incluir a
sión Sucre, con la intención de sensibilizar y reflexionar colectivamente
ambos sexos, conscientemente lo sabe, pero al
sobre la necesidad de un enfoque socialista y feminista de la sexualidad momento de leerlo, en voz alta o en silencio, la
y la salud sexual. mente buscar pronunciar un sonido conocido y sólo
tenemos dos opciones: o se lee como Todos o como Todas. Siempre se excluye a uno de
Durante la primera sesión se reflexionó sobre la sexualidad, el género y los dos sexos. Al final en la mente queda la exclusión.
las relacione sexo-afectivas como parte de las relaciones sociales. En la
Yo particularmente tiendo a pronunciar todo como «a», salvo en algunas pocas ocasiones
segunda sesión se profundizó en las discusiones alrededor del cuerpo, el en que me sorprendo leyéndolo como «o».
deseo y el placer como
La utilización de la equis «x» es aún peor. La equis en el mundo occidental es sinónimo de
derechos históricamente
negación, de tachadura, de error. Una equis roja en una hoja de examen no augura nada
negados a las mujeres. bueno.
Por último, en la tercera
sesión se debatió sobre No debemos, de forma alguna, subestimar el poder que los símbolos y los signos tienen en
nuestro subconsciente. La equis no incluye de forma alguna a la mujer, más bien, de
las consecuencias de la
manera gráfica, la niega, la equis nulifica, rebate, objeta, contraría todo género en la
falta de una educación palabra.
sexual completa y clara,
No podemos seguir produciendo intelectualmente discursos de sustitución en donde en
centrándonos en los pro-
verdad nunca hemos incluido a la mujer. En primer lugar porque son discursos inenarrables
blemas de las Infecciones y en segundo lugar porque no le hacen justicia a lo femenino.
de Transmisión Sexual y
los embarazos no de- Al menos yo no lo haré. Si me toca redundar para tener la seguridad que la mujer va
incluida, entonces redundaré, a riesgo de volverme ilegible, pesado o cansón. Al menos
seados, así como en su
tendré la certeza de que la mujer es pronunciada e incluida en la mente de quien se tomé
prevención. la molestía de leerme.

¿N
¿Nuu es
estt r o cu
cuee rp
rpoo , nnuu es
estt r a cárce
cárcel?l?
Beatriz Gimeno
(Síntesis realizada por Insumisas de extractos del libro HISTORIA Y ANÁLISIS
POLÍTICO DEL LESBIANISMO de Beatriz Gimeno)
Según ha ido cambiando la sociedad industrial, han ido transformándose
también los modos de opresión sobre las mujeres. La femineidad normativa
ha ido cambiando y si antaño dependía del cumplimiento de los deberes y
obligaciones conyugales o de la capacidad reproductora, ahora la presión se
circunscribe al cuerpo, a la sexualidad o, más concretamente a la presunta
heterosexualidad y a su apariencia. El cuerpo, ahora, es utilizado no sólo en
su subjetividad sino como instrumento material de control político en sí
mismo.
Si bien a lo largo de la historia, las ideas acerca del cuerpo de las mujeres
han jugado un papel fundamental en desafiar o reforzar las situaciones de
poder entre hombres y mujeres, es en la actualidad que el cuerpo se ha
constituido en el espacio de opresión por excelencia
de las mujeres; un espacio que, para que funcione
como espacio de opresión, ahora se hace pasar por
espacio de autonomía. Este supuesto «poder de
autodeterminación femenina sobre su cuerpo»
se limita, cada vez más, a querer resultar
deseable a la mirada heterosexual masculina
a toda costa.
Históricamente las mujeres han sido siempre
alienadas de sus cuerpo y de su sexualidad, pero
puede que la opresión sobre el cuerpo de las
mujeres nunca haya sido mayor que ahora, cuando,
además, se quiere hacer creer que, en
comparación con el pasado, se ha producido
una reapropiación de los cuerpos, con lo que
ahora son las propias mujeres las
responsables de cuidarlo, de mantenerlo
en buena forma, de hacerlo deseable. El
deseo es la nueva religión del capitalismo
en la que los hombres son los sumos
sacerdotes y las mujeres, las responsables de
sacar brillo a las imágenes que son ellas mismas.
El socialismo tiene como objetivo la potenciación de lo humano en lo social, generando
una vida comunitaria donde todas y todos podamos desplegarnos de manera integral.
Una sociedad verdaderamente socialista es humanista y por tanto necesariamente
feminista, no puede desconocer las históricas desigualdades, discriminaciones y
opresiones que sufren las mujeres y debe desarrollar los mecanismos de reparación
histórica necesarios. Son imprescindibles políticas abarcantes y efectivas de protección
de la maternidad, de garantía del derecho a la corresponsabilidad paterna, de ampliación
de los derechos a decidir libremente el ejercicio de la sexualidad, de promoción de la
participación de las mujeres en las decisiones sociales, y sobre todo de impulso de la
calidad de vida femenina.
La igualdad real de mujeres y hombres se irá consiguiendo en la medida en que los
nuevos pactos sociales incorporen la visión de género como elemento indispensable e
inseparable de la refundación ética y cultural.
No es posible la emancipación social mientras se mantenga la más antigua y abarcante
de las opresiones que es la opresión de las mujeres, la cual naturaliza y justifica la
jerarquía entre las personas en el diario vivir. El socialismo sólo puede afirmarse
sobre nuevas relaciones sociales sin dominación, lo cual implica la revolución en lo
inmediato, en la vida cotidiana, e incluye una nueva manera de ser mujer y hombre.
La transformación socialista está entrelazada con la transformación de la
institucionalidad que subordina a la mujer. En la sociedad socialista el papel de la
mujer tiene que ser redefinido: el hombre, la mujer y la sociedad en su conjunto
compartirán corresponsable y solidariamente el cuidado general de la vida humana, la
crianza de los hijos, la atención de los ancianos, la preservación del ambiente, en fin,
las tareas necesarias de la prioridad de la vida.
Alba Carosio es la Directora del Centro de Estudios de la Mujer de la Universidad Central de Venezuela
Las Líneas de Chávez
15-03-2010
Comparto plenamente la visión de Alba Carosio sobre la
central idad que tiene la vida cotid iana: allí es donde tiene
que hacerse tangible el social ismo. Igualmente, la
transformación de la institucional idad es decisiva: el hecho
de contar con mujeres en cargos públ icos, de alcanzar
determinado porcentaje, es importante pero no equivale
automáticamente a que desaparezca la relación de
subord inación y exclusión de la mujer.
No se puede construir el social ismo si los antivalores del
machismo no son pulverizados por todas y todos.
 Los retos del socialismo
feminista del Siglo XXI
Alba Ca rosio
«La igualdad ante la ley todavía no es la igualdad frente a la vida. Nosotros
esperamos que la obrera conquiste, no sólo la igualdad ante la ley, sino frente
a la vida, frente al obrero»
Vladimir Ilich Lenin
Un profundo proceso de transformación social está en marcha en Nuestra América,
los pueblos y los gobiernos que se han dado, exploran caminos para construir una
sociedad de igualdad real en el cont exto de las enormes brechas de calidad de vida
que caracterizan nuestros países. Mirando nuestras realidades hemos aprendido que
las injusticias sociales se retroalimentan mutuamente, y que la pobreza tiene piel
oscura y rostro de mujer.
En todas partes las mujeres han estado y están peor que los hombres: hay tres
mujeres pobres por cada hombre pobre, hay diez mujeres deben criar solas a sus
hijos por cada hombre sin pareja que encabeza un hogar, exclusivamente mujeres
son quienes forman la fuerza laboral de servicio doméstico que migra hacia las zonas
urbanas, hacia países vecinos más prósperos o a Europa y USA, latinoamericanas
obligadas por las necesidades a dejar sus hijos para cuidar los ajenos. Las mujeres
son mercancías en el comercio sexual, donde muchas de ellas encuentran una muerte
anónima. Y son víctimas de violencia a manos de sus parejas sentimentales y de la
violencia cultural e institucional que las aprisiona en embarazos no elegidos. La
mortalidad materna, sigue siendo alta en la región, y afecta a las mujeres más
desposeídas, muchas de ellas pertenecen a poblaciones indígenas y son adolescentes;
una alta proporción de estas muertes maternas está causada por interrupciones
inseguras del embarazo.
Este sistema de control político y social sobre las mujeres funciona de forma
que a la sociedad no le preocupa la apariencia de las mujeres en sí, sino el que
las mujeres continúen preocupándose de que las miran y las juzgan. La moda,
la cosmética, la belleza, los medios de comunicación y, por supuesto, la
pornografía crean representaciones ideales que sirven para objetualizar y
regularizar el cuerpo femenino, colocando a los hombres como sujetos (miran),
y a las mujeres como objetos (son miradas).
Una mujer que no se gusta a sí misma no puede ser libre, y el sistema se ha
preocupado de que las mujeres no lleguen a gustarse nunca. La manera de
someterlas es creando una representación ideal del cuerpo femenino para
que sea imposible acercarse siquiera a ese ideal, de manera que las vidas de
las mujeres sean una constante lucha contra sus propios cuerpos, contra sí
mismas. Lo importante es acercarse lo más posible a esa imagen y no importa
lo que haya que cortar, pegar, poner, sufrir, adelgazar, gastar… El «yo» de las
mujeres se somete a una permanente e inacabable insatisfacción que las impide
ser libres, que las impide ser dueñas de sí.
A pesar que las posturas feministas posmodernas sostienen que la lucha contra
la regulación del cuerpo no es tan importante, sí lo es, pues es justamente ahí
donde ahora se libra una importante batalla, que por el momento, el feminismo
tiene perdida.
ER
E MOS S
UE R OS
¡NO Q , Q U EREM
OSAS JAS!
HERM ILAS Y RO
SER L

A pesar de estas realidades, las mujeres

artículos o
latinoamericanas de manera masiva y
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Envía
consecuente hemos venido
s a:
comentario il.com
participando, aportando y
colaborando con los procesos de
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cambio en nuestros países. A lo insumisas@
largo y ancho del país es evidente
la gran cantidad de mujeres
incorporadas en organizaciones
populares, movimientos sociales y
políticos, colectivos de acción, grupos
culturales, etc. Hay entrega y hay
esperanzas renacidas por todas partes, y
las mujeres somos sujetas actuantes.
 A partir de ahor
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Insumisas y las c olabor
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http://edicionesinsumisas.blogspot.com
N° 8 JUNIO 2010 Carabobo POR UNA SOCIEDAD SIN CLASES SOCIALES, NI GENEROS

Este mes de mayo, Insumisas cumple un año de esfuerzos, luchas y avances. Como
todo inicio de proyecto organizativo social, el camino ha transitado entre encuentros,
aprendizajes, reflexiones colectivas y mucho empeño en ayudar a construir un movimiento
.
de mujeres socialista y feminista, caracterizado por el debate, el respeto, la diversidad,
la solidaridad y la crítica.
Sin duda uno de los encuentros más significativos (que al mismo tiempo ha representado
para nosotras la certeza de hacia a dónde apuntar los esfuerzos personales y colectivos)
ha sido el colectivo de mujeres de la Misión Sucre, tanto de la Aldea Héroes de
Canaima, como del resto de las Aldeas Universitarias de Naguanagua.
Otro espacio de reflexión que esperamos seguir es el de los Consejos Comunales, y
específicamente sus comités de Igualdad y Equidad de Género.
Desde el inicio de Insumisas, los artículos se han concebido para permitir el debate
en todos estos espacios de organización comunitaria.
Y aunque durante este
tiempo hemos atravesa-
do dificultades y
Consejo Editorial y contradicciones,
Diagramación: ratificamos, hasta
con un poco de
Eglims Peñuela terquedad, que
Susana Gómez Insumisas es y debe
Eglimar Melero ser un espacio de
inclusión, tolerancia,
Contacto: paciencia y, sobre
insumisas@hotmail.com todo, un espacio
abierto a todas las
mujeres
revolucionarias. Más insumisas que cuando empezamos