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ANTGONA.- S, lagrimeaban por otro hermano que sala recin de su primer combate.

LISANDRO.- No, Antgona! El que subi al potro era un nio: el que baj ya era un hombre. Y aquel
hombre no era tu hermano. (Antgona baja la frente) Y la que me sigui con los ojos empez a llorar como
una nia y termin llorando como una mujer. Y supo entonces que ya no era mi hermana.
ANTGONA.- Eso no! Eso no!
LISANDRO.- Estabas demasiado seria cuando me abrazaste. Yo volva desecho y alegre, con el olor del potro
en las manos, en la boca, en el pelo. Y me abrazaste, y supe que ya no eras mi hermana, sino algo que duele
ms.
ANTGONA.- Lisandro!
LISANDRO.- Y tambin lo supiste, Antgona, cuando lavaste mis dedos heridos en la riendas, y me los
besaste llorando.
ANTGONA.- Tenan el sabor de tu sangre!
LISANDRO.- Yo te bes los ojos, y tenan el sabor de tus lgrimas.
ANTGONA.- Entonces nos miramos como si recin nos conociramos.
LISANDRO.- Nos conocamos recin.
ANTGONA.- En tu sangre!
LISANDRO.- Y en tus lgrimas!
ANTGONA.- Pobre amor, nacido en cuna tan triste!
LISANDRO.- No era pobre, Antgona!
ANTGONA.- si no lo fue, por qu sentimos luego tanta vergenza?
LISANDRO.- Vergenza?
ANTGONA.- Como si nos hubieran desnudado a tirones, all en el aljibe.Y con tanto sol arriba!
LISANDRO.- Estbamos frente a frente.
ANTGONA.- Pero tus ojos y los mos ya no se buscaban.
LISANDRO.- Y entonces hablaste, la primera.
ANTGONA.- Tena que hablar!
LISANDRO.- Por qu?
ANTGONA.- Porque nuestros ojos andaban con miedo.
LISANDRO.- Y qu me dijiste?
ANTGONA.- Que habas palidecido junto al potro.
LISANDRO.- Era mentira!
ANTGONA.- Quin los niega? Pero algo haba que decir y pelear.
LISANDRO.- Una guerra?
ANTGONA.- S, para disimular aquella otra que no se animaban a pelear nuestros ojos.
LISANDRO (la mira como iluminado) .- Mujer!
ANTGONA.- Eso.
LISANDRO.- Y me dijiste que tuve medio junto al doradillo.
ANTGONA.- Y te pusiste furioso!
LISANDRO.- Entonces comenzaste a rer, y me doli.
ANTGONA.- Yo buscaba una guerra.
LISANDRO.- La de los labios o la otra?

ANTGONA.- Era la misma!


LISANDRO.- Y te fuiste riendo.
ANTGONA.- Para que me siguieras!
LISANDRO.- Te alcanc junto a los lamos, y te sacud por los hombros, y ya no reas.
ANTGONA.- Y como estbamos en guerra, me abrazaste. El sol arriba estaba como loco!
LISANDRO.- Y te bes!

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