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ESCENA 1:

Argán:​ 3 y 2… son 5. y 5… hacen 10. y 10… son 20. y 20 más 4… , 24! me han hecho 24
lavados intestinales! a 100mil pesos cada uno! no no no y pero y eso que es lo que trae?
Café molido, pepas de papaya con pitaya y cebolla rallada, vea pues, pero a100mil nooo..!
la otra vez me cobraron 80mil y 80mil en idioma boticario son 40mil pesos. “Más 20 del
laxante para expulsar los vientos del señor”, para esos frijoles trasnochados que me comí.
"5 de extracto de eucalipto para los ronquidos," "10 de la pomada de marihuana para los
dolores y 15 de jarabe de rosas para los malos humores" , Jummm que tal como si yo
anduviera de mal humor!! Ve que diga, malos humores, Si esos son años de añejo y entre
más añejo más bueno como el vino.

Jabón de tierra 30mil ¡!! Jumm que dijo pues baño de oro, con una sardinita que me
restriegue eso tengo, hablado de sardinas, ¿y ahora quién me va a quitar esta manguera
del conducto anal? Antonietaaaa!!!!

Escena 2:

Argán: ​ Por todos los diablos, ¿es posible que dejen a un pobre enfermo solo? Esto es
despiadado Dios mio ¡ me están dejando morir aquí, Antonietaaaa!!!!

Argan:​ Perra sarnosa

Antonieta​: ya va!!

Argán:​ traidora

Antonieta​: ayyy maldita sea tu impaciencia, me afanas tanto que me di un golpe durísimo
en la cabeza

Argán​: hace una hora que me has dejado aquí tirado esperando

Antonieta:​ ayyy ayyy ayyy ayyyy

Argán:​ cállate desvergonzada y deja que por lo menos te reclame, pues me has hecho
enloquecer

Antonieta​: Pues no ¡ de hecho no estoy de acuerdo, yo te he hecho enloquecer y tú me has


hecho romper la cabeza, quedamos a mano , ¿te parece?

Argán:​ ¿cómo picara?

Antonieta: ​Voy a llorar

Argán:​ déjame hablar traidora


Antonieta: ​ayyy ayyy ayyy

Argán:​ Perra, tú quieres…

Antonieta: ​Ayyyyyy

Argán:​ cómo otra vez tendre que privarme del placer de regañarte

Antonieta: ​Enojeseee!!! Hasta el cansancio si quiere bien lo deseo

Argán:​ Tú me lo evitas perra, interrumpiendo a cada instante

Antonieta:​ Si usted tiene el placer de enojarse, pues yo tendré el placer de llorar cada
quien a lo suyo. ¿no le parece?

Argán:​ vamos hay que dejar esto atrás, quítame esta manguera del jopo, ¿mi lavado de
hoy ha funcionado bien?

Antonieta:​ ¿tu lavado?

Argán:​ ¿si he hecho bien del cuerpo?

Antonieta:​ Nooo yo no voy a meter mis narices en eso, allá el señor florido que le pagan y
disfruta esos placeres

Argán: ​que pongan cuidado de tenerme un hervido listo, pronto tendré que tomar la
siguiente dosis de medicina

Antonieta: ​A ese señor florido y señor Purgón les ha ido bien, tienen una buena vaca
lechera, ya quisiera preguntarles si realmente estas enfermo para andar tomando tanto
remedio.

Argán:​ cállate ignorante, no te corresponde venir a controlar las prescripciones de la


medicina, que venga mi hija Angélica, que tengo que decirle algo.

Antonieta:​ Jumm la invocaste con el pensamiento, ahí está.

Escena III

Argán:​ menos mal llegaste hija, quería hablar contigo.

Angélica:​ Aquí estoy papá soy toda oídos.

Argán:​ (afanado) préstame mi bastón, regreso en un momento.

Antonieta:​ váyase pronto señor que ya el lavado hizo efecto.


​ESCENA IV

Angelica: ​antonieta
Antonieta: ​que​?
Angelica: ​mirame un poco
Antonieta: ​te estoy mirando
Angelica: ​Antonieta
Antonieta: ​Antonieta que?
Angelica: ​a que no adivinas de que quiero hablarte?
Antonieta: ​bien me imagino de tu arrocito en bajo, toda la semana hemos hablado de eso
Angelica: ​si ya sabias por que no me lo dijiste
Antonieta: ​si usted no deja hablar
Angelica:​ no puedo por mas que intento sacarlo de mi cabeza. te parece que estoy muy
tragada?
Antonieta: ​ yo, mejor no digo nada.
Angélica: ​es malo dejarme llevar por lo que siento?
Antonieta: ​yo no he dicho eso.
Angélica: ​Quiere que me haga la rogada.
Antonieta: ​como se le ocurre!
Angélica: ​es mucha coincidencia, no crees que el destino nos unio.
Antonieta:​ si
Angelica: ​No te parece que es super lindo
Antonieta: ​si claro
Angelica: ​no te parece que es divino
Antonieta:​ sin duda
Angelica: ​cierto que cuando el habla se ve muy tierno
Antonieta: ​ajaa
Angelica: ​no te parece tan horrible que mi papa me tenga aqui encerrada y yo no lo pueda
ver
Antonieta: ​ay mi hijita en eso si tienes razon
Angélica:​ ay Anto pero será que el si me quiere tanto como dice
Antonieta: ​uno con los hombres nunca sabe, eso tienen mas cuento.
Angelica: ​pero que es lo que estás diciendo, cállate esos ojos
Antonieta: ​SI EL VIENE A HABLAR CON SU PAPÁ del matrimonio ES PORQUE SI La
QUIERE
Angélica: ​Donde todo lo que me dijo es mentira nunca mas me vuelvo a creer en los
hombres
Antonieta: ​callese que ahi viene su papa.

ESCENA V
Argan: ​venga mijitica le cuenta una cosita que seguramente la va a poner muy feliz.
Angelica: ​Dime papito
Argan: ​(se sienta en su silla) ​venga le cuento una cosita, la estan pidiendo en matrimonio,
cual es chiste?, no le veo la gracias, pero dígame se quiere casar o no?
Pangelica: ​yo en todo le doy gusto a usted papito.
Argan: ​tan linda mi niña tan obediente.
Angelica: ​tengo que hacer lo que usted ordene papa.
Argan: ​así quedamos ya estas comprometida.
Angélica: ​ es mi obligación.
Aurgant: ​y eso que tu madrastra te quería poner de monja a ti y a tu hermana, a toda hora
me jode con eso.
Antonieta: (dice en voz baja) ​La arpía esa tiene sus razones
Argan: ​ ella no quería este matrimonio pero la convenci.
Anygélica: ​mi papi tan lindo gracias (beso en la mejilla).
Antonieta: ​por fin tomaste una buena decisión en la vida, lo mejor que se te pudo ocurrir.
Argan: ​Yo no lo eh visto, pero me han dicho que me va a gustar y a ti tambien.
Angelica: ​uffff seguro.
Argan: ​y es que usted ya lo vio mija.
Angelica: ​papi ya que tocamos el tema, te cuento que por cosas del destino lo conocí hace
seis días.
Argan: ​eso no me lo habian contado, lo que si me han dicho es que tiee buen porte.
Angelica: ​si, papi
Argán: ​de buena estatura
Angelica: ​sin duda
Argán: ​de muy buen fisico
Angelica: ​con seguridad
Argán: ​de buena pinta
angelica:​ muy buena
Argan:​ sensato y de muy buena familia.
Angelica: ​absolutamente.
Argan: ​bastante honesto
angelica: ​ el más honesto de todos
Argan: ​que habla ingles y frances
angelica: ​ eso si no se
Argan: ​y que se va a graduar de médico en tres dias
Ahngelica: ​el?
Argan: ​si, eso no se lo contó.
Angélica: ​ la verdad no, quien te dijo eso?
Argan: ​ pues el señor Purgón.
Angelica: ​ acaso el señor Purgón lo conoce?
Argan: ​ claro no ve que es el sobrino.
angelica: ​ como así cleonte es sobrino del señor Purgón.
Argan: ​ cual cleonte, estamos hablando del que te pidió en matrimonio.
Angélica: ​ pues claro!
Argan: ​Es el sobrino del señor Purgon e hijo del doctor Diafuarus. Se llama Tomás! Y no
Cleonte. Es con el que hemos acordado esta mañana la boda, entre el señor Purgon. El Dr
Diafuarus y yo. Y mañana mismo vendrá el novio con el papa mija para hacer las
presentaciones. Pero… Porque pones esa cara?
Angélica. ​Porque estas hablando de alguien distinto del que yo pensaba!
Toñita. ​Eso debe de ser un chiste! Con toda la plata que usted tiene, va a casar a su hija
con un mata sanos?
Argan. ​ Y a ud quien le dijo que metiera la cuchara? Metida!
Toñita. ​Hay! Cálmese señor! .. Mejor hablemos sin acalorarnos quiere? Que razones ha
tenido ud para imaginar semejante matricidio?

ESCENA VI
(Argán, Belina y Antonieta)

Argán:​ Ay, mami, acércate!


Belina: ​¿Qué tienes, mi cuchurrumi?
Argán: ¡​Ayúdame!
Belina: ​¿Pero qué es lo que te pasa, papurro?
Argán: ​¡Mi cielito!
Belina: ​¡Mi sol!
Argán: ​Estoy hirviendo de la rabia.
Belina: ​¿En serio, esposito mío? ¿Y cómo ha sido eso, tesoro?
Argán: ​¡Esa desgraciada de Antonieta que cada día es más resabiada!
Belina: ​Relájate, amor.
Argán: ​Esa maldita de Antonieta lleva más de una hora llevándome la contraria.
Belina: ​(acariciándole la cabeza) Ya, ya, calmate que te va a dar un soponcio.
Argán: ​¡ Y además ha tenido el descaro de decirme que no estoy enfermo!
Belina: ​¡Ve, ésta atrevida!
Argán: ​Ya sabes cómo es ella, corazón.
Belina: ​Sí, mi tesoro. Ella ha sido muy mala contigo.
Argán: ​Esa maldita será la causa de mi muerte, mi amor.
Belina: ​¡Ya, ya, ya!
Argán: ​¡Por su culpa siempre se me alborota la gastritis, con tanto estrés!
Belinda: ​Tranqui, mamorchis, no te enojes.
Argán: ​Hace rato te he dicho que la despidas.
Belina: ​Ay amor, no hay ninguna empleada que no tenga defectos, y muchas veces hay
que aguantarles lo malo en pro de lo bueno. Antonieta es hábil, cuidadosa, buena cocinera
y, sobre todo, fiel. Además, ahora no se puede contratar a cualquiera, con tanta inseguridad
qué hay. No se dio cuenta de lo del robo de la vecina? Quien se lo iba a imaginar de esa
empleaducha ¡Antonietaaaa!
Antonieta: ​Señora.
Belina: ​¿Por qué hiciste enojar a mi marido?
Antonieta: ​(con acento dulce) ¿Yo, señora? No entiendo, si yo lo único que hago es darle
gusto en todo al señor.
Argán: ​¡Ésta atrevida!
Antonieta: ​Él me estaba diciendo que quiere casar a la niña con el hijo del señor Diafoirus.
Yo le dije que el muchacho es buen partido, pero que lo mejor sería meter a Angélica en un
convento.
Belina: ​(le dice a Argán) Pero eso no te debe enojar, mi cuchurrumi. Esa es una muy buena
idea.
Argán: ​¡No le creas a esa desgraciada, amor! Ella sólo sabe decir mentiras.
Belina: ​Te creo, amor. Vamos, siéntate. Mira, Antonieta, si vuelves a hacer enojar a mi
marido, te vas a quedar es en la calle. A ver, pásame el saco y las almohadas para
acomodarlo en su silla. Cariño, tápate bien las orejas, no vaya a ser que te serenes y te dé
el virus ese que está dando ahora.
Argán: ​¡No sé como agradecerte por todo lo que haces por mi, mi vida!
Belina: ​(acomodándole las almohadas) Te voy a poner una almohada en la cabeza para
que puedas ver el noticiero. Estas otras a los lados para que no te pegue el sereno y
quedes bien abrigadito.
Antonieta: ​(dándole un almohadazo a Argán en la cabeza y escapando) Eso! Que quede
bien abrigadito.
Argán: (se levanta furioso y le tira todas las almohadas a Antonieta) ¡Querías asfixiarme,
maldita!
Belina: ​¿Y ahora qué pasa?
Argán: ​(Agitado, se cae de la silla) ¡Oh, Dios mío, ya no puedo más!
Belina: ​¿Por qué te pones así, amor? Ella sólo quería ayudarte.
Argán: ​Amor, tu no conoces las maldades que esta tipa siempre me hace. ​Se me subió la
bilirrubina. Tráiganme los medicamentos para la presión.
Belina: ​Ya, mi cuchurrumi, tranquilo.
Argán: ​¡Tu eres mi único consuelo, mi vida! Como ya te había dicho, quiero hacer mi
testamento para recompensarte por todo el amor que me das, mi amor.
Belina: ​Ay, cuchurrumi, no hablemos de eso ahora. Me aterra esa idea... Y sólo la palabra
TESTAMENTO, me pone la piel de gallina.
Argán: ​Te dije que le avisaras al notario.
Belina: ​Vino conmigo y está allí en la sala esperando.
Argán: ​Hazlo entrar, mi amor.
Belina: ¡Ay! Cuando uno quiere de verdad al amor de su vida, no es posible pensar en
estas cosas.

ESCENA VII
(Notario, Belina y Argán)

Argán: ​Siga, señor Buenafé, siéntese. Mi esposa me ha dicho que usted es muy buen
amigo de ella y que es un hombre muy honesto. Le pedí que le hablara sobre un testamento
que quiero hacer.
Belina: ​¡Por Dios, yo no soy capaz de hablar de eso!
Notario: ​Su esposa ya me dijo lo que usted quiere hacer, pero debo darle la mala noticia de
que no puede dejarle nada a ella.
Argán: ​¿Y por qué?
Notario: ​Porque la costumbre se opone. Según la Ley 2037 del código nacional de Familia,
todos los anticipos que puedan hacerse entre un hombre y una mujer, unidos bajo legítimo
matrimonio, se consideran como compartidos antes y durante el matrimonio. Pero en este
caso, es necesario que no haya hijos de por medio, ya sea de alguno de los dos esposos en
algún matrimonio anterior.
Argán: ​¡Pues es una ley estúpida! Cómo un marido no va a poder dejarle nada a una
esposa que lo ama tanto y que lo cuida tanto. Voy a hablar con mi abogado a ver que me
dice.
Notario: ​No, no, no, es mejor no meter a los abogados en esto. Ellos son muy estrictos con
eso de seguir las leyes al pie de la letra y no suelen entender los problemas y necesidades
los demás. Peeeero pues aquí entre nos… hay otras formas.. de hacer lo que usted quiere.
Pará todo hay una solución.
Argán: ​Mi mujer me había dicho que usted era un hombre muy hábil y honesto. Dígame,
¿que puedo hacer para dejarle todos mis bienes a mi esposa y absolutamente nada a mis
hijas
Notario: ​Pues vea mi señor,yo ya le he hecho trabajitos aquí a varios del pueblo. Por
ejemplo, usted se acuerda de doña Pepa, la esposa de Don chucho, el carnicero?
Jhmm. Pues déjeme decirle que ella se está dando la buena vida, la vida que se merece. Y
todo gracias a que don chucho dejó sus cosas a mi nombre, y luego cuando se murió, yo se
las di a doña Pepa.

Belina: ​Ah! Con razón yo no volví a ver a doña Pepa. Yo sí escuché que estaba por allá en
las Europas.

Notario: ​Pa que vea,​ ​ en las europas!


Pues vea, ese truco ya ha funcionado varias veces.
Así que pues, sí usted quiere, yo le puedo colaborar, teniendo en cuenta que soy íntimo
amigo de su esposa, en caso de su fallecimiento.

Belina: ​Dios mío, no te atormentes por esto. Amor, si tú llegaras a faltarme, yo no podría
seguir en este mundo.
Argán: ​¡Mi vida!
Belina: ​Sí, querido. Si llegara a perderte, mi vida ya no tendría sentido.Te seguiría en el
más allá para continuar amándote.
Argán: ​¡Mi amor, me partes el corazón! Cálmate, por favor.
Notario: ​No es momento de llorar aún, señor. Todavía no llegamos a eso.
Belina: ​¡Oh, señor! No sabes lo que es amar infinitamente a un esposo.
Argán: ​Mi vida, si muero, mi mayor pecado será no haber tenido un hijo contigo. El señor
Purgón me dijo que él me haría tener uno.
Notario: ​Eso todavía podría pasar…(coqueteo)
Argán: ​Amor, hay que hacer el testamento como lo ha dicho el notario, pero, por si acaso,
pues tú ya sabes que debajo del colchón tengo mi buen guardadito, y dos cheques, que
han sido dados por Damon y por Gerante.
Belina: ​No, no, no quiero nada… ¿Pero, cuánto dices que hay debajo del colchón?
Argán: ​pues cómo diez milloncitos.
Belina: ​No hablemos de dinero, te lo ruego… Y ¿de cuánto son los cheques?
Argán: ​Uno es de 30 millones y el otro de 10 millones, mi vida.
Belina: ​Ni todo el dinero ni todos los bienes del mundo valen lo que tú vales, mi cuchurrumi.
Notario: ​¿Entonces, empezamos a redactar el testamento?
Argán: ​Sí, señor, pero será mejor que vayamos a mi oficina. ¿Me ayudas a levantarme, mi
amor?
Belina: ​Vamos, mi cuchurro…

Escena VIII

Antonia: ​Tu madrastra está con un notario y los oí hablando del testamento, esa mujer no
se duerme de seguro ya se armó un plan con el dinero y va hacer un problema para tu
papá.
Angelica: que disponga y haga con ese dinero y sus bienes como quiera, después que no
disponga de mi corazón. ya has visto lo que me espera. No me abandones en este trance te
lo pido por el amor a Dios: Antonia no me abandones.
Antonia: ​¿Abandonarte? jamás primero muerta. Tu madrastra me ha “honrado”
haciéndome su confidente y metiéndome cada vez más en sus asuntos. Pero yo no le tengo
el más mínimo afecto, trabajaré por mi cuenta. Tú déjame hacer las cosas a mi manera,
ocultaré todo el interés que siento por ti y fingiré ponerme de parte de tu padre y de tu
madastra.
Angelica: ​Antonia, por favor intenta poner al tanto a cleonte del matrimonio que tienen
acordado.
Antonia: ​aggg no tengo otra persona de quien echar mano, me toca usar a ese polichinela,
ese pretendiente mío, me bastaran dos palabras tiernitas para que me ayude, ya ahorita es
muy tarde pero mañana bien tempranito lo llamo y se volverá loco de…
Belisa: ​¡Antonia!
Antonia: ​Me llaman, buenas noches y confía en mí.

Fin del primer acto.


ESCENA 5. Acto 3

PURGON​.—Ya me he enterado de las nuevas noticias… y cómo no sí en todo el pueblo se


comenta, que hay aquí se burlan de mis prescripciones y se atreven a dejar los remedios
que yo había ordenado.

ARGANTE​.— Señor, es que…

PURGON​.— ¡Hay mayor atrevimiento y más extraña rebeldía que la del enfermo contra su
médico!

ANTONIA​.— ¡Eso es espantoso!

PURGON​.— ¡Una ayuda que yo mismo me había tomado el trabajo de preparar!

ARGANTE.​— ¡Yo no he sido!

PURGON.​— Formulada y manipulada con todas las reglas del arte de la ciencia.

ANTONIA.​— ¡Ha hecho muy mal!

PURGON​.— Y que debía producir un efecto maravilloso en el intestino.

A​RGANTE​.— Mi hermano...?

PURGON​.— ¡Rechazada despreciativamente!

ARGANTE.​— Ha sido él.

PURGON​.— ¡Esto es detestable!

ANTONIA​.— ¡Claro que sí!

PURGON​.— ¡Un terrible atentado a la Medicina!

ARGANTE​.— Es que...?

PURGON.​— ¡Un crimen de lesa facultad para el que no hay castigo bastante!

ANTONIA.​— Tenéis razón.

PURGON​.— Desde ahora mismo quedan rotas nuestras relaciones.

ARGANTE​.— ¡Si ha sido mi hermano!

PURGON​.— No quiero más trato con usted


ANTONIA.​— Hace muy bien.
PURGON​.— Y para que no quede lazo alguno entre nosotros, ya se enteraran de lo que
haré con la donación que hacía a mi sobrino, deseoso de favorecer el proyectado
matrimonio.

ARGANTE​.— Ha sido mi hermano el causante de todo.

PURGON.— ¡Despreciar mis lavados intestinales!

ARGANTE​.— ¡Que vengan a ponérmela ahora mismo!

PURGON​.— segura ya está sano.

ANTONIA​.— No lo merece.

PURGON​.— lo hubiera dejado limpio, haciendo que evacuar por completo todos los malos
humores.

ARGANTE​.— ¡Ay, hermano mío!

PURGON​.— Nada más con una docena de medicinas hubiera hecho vaciar totalmente la
bolsa de bilis.

ANTONIA​.— Es indigno de sus cuidados.

PURGON​.— Pero puesto que no quiere que lo cure...?

ARGANTE​.— ¡Yo no he tenido la culpa!

PURGON​.— Pues me ha desobedecido y no hay falta más grave que un paciente pueda
cometer contra su médico.

ANTONIA.​— Eso pide venganza.

PURGON​.—insubordinarse contra mi tratamiento...?

ARGANTE​.— ¡De ningún modo!

PURGON​.— Vengo a decirle que lo abandonó a usted y a su pobre constitución, a la


intemperancia de sus entrañas, a la corrupción de su sangre, a la acidez de subilis y a sus
malos humores.

ANTONIA​.— ¡Muy bien hecho!

ARGANTE​.— ¡Dios mío!


PURGO​N.— Pero déjeme decirle que... ¡Antes de cuatro días habrá llegado a una situación
incurable!

ARGANTE​.— ¡Misericordia!

PURGON​.— ¡Quiere misericordia esta gonorrea!

ARGANTE​.— (Suplicante). ¡Señor Purgon!

PURGO​N.— Pues le digo que De la bradipepsia pasará a la dispepsia.

ARGANTE​.— ¡Señor Purgon!

PURGON.​— De la dispepsia, a la enteritis.

ARGANTE.​— ¡Señor Purgon!

PURGON​.— De la enteritis, a la disentería.

ARGANTE.​— ¡Señor Purgon!

PURGON​.— De la disentería, a la hidropesía.

ARGANTE.​— ¡Señor Purgon!

PURGON​.— Y finalmente a la extinción de su vida… Y todo por su locura.


(Sale).

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