La secreta obscenidad de cada da: teatro ritual de
juegos de simulacin, de encubrimiento y
desenmascaramiento, en el que los personajes reiteran esquemas de comportamiento prototpicos, para luego adentrarse en situaciones que alteran, cuestionan y trastornan, hasta el lmite del absurdo y el grotesco, la primera propuesta. Quines son verdaderamente estos personajes? La ambigedad los caracteriza: brota de su condicin de clandestinos, marginales, imposibilitados de mostrar un perfil social ntido. Acaso ni lo tienen: han vivido mltiples vidas y oficios, han pasado de uno a otro espectro de su identidad social, siempre ligados al lado oscuro, obsceno, de la realidad. Han experimentado, conocen los cdigos de los dos lados de las experiencias: de torturadores y torturados, de policas y de guerrilleros, de seres que tienen conciencia culpable o que cnicamente se vanaglorian de sus excesos, de pervertidos sexuales y de detectives. Un impermeable largo, amplio, es el cdigo de identificacin por igual de los dos ltimos. Las imgenes escnicas estn permanentemente recreando estas dobles lecturas. Del mismo modo en que est presente, a travs de toda la obra, el doble nivel de lo ertico y lo sociopoltico. Las mismas ambigedades, tapujos y frases encubiertas, aluden simultneamente a las fantasas y los recuerdos de trasgresin de lo sexual y del poder poltico. Los tabes y prohibiciones extienden un manto de censura equivalente, hermanando el lenguaje y el nerviosismo excitado de
rozar esos terrenos. No es de extraar, entonces, que
los personajes sean, en definitiva, la encarnacin actual, desgastada y decadente, de dos pilares de la interpretacin moderna de la realidad, tantas veces antagonizados: Sigmund Freud y Carlos Marx. Personajes reverenciados y escarnecidos, padres fundamentales que llaman a su desmitificacin pero tambin a su reintegracin en otro nivel de la cultura de hoy, son citados en el escenario como un homenaje y un ajuste de cuentas para una generacin que se vio acosada por ambos paters sagrados. El llamado a la integracin revisada de estos referentes busca equivaler el valor de lo individual y lo social, del mundo interior y sus ensoaciones e imaginera con el del mundo social y sus urgentes realidades; ambas, muchas veces patolgicas, turbias, necesitadas de reflexin que las contenga y accin que las canalice. Todo ello sin moralejas ni mensajes para los espectadores.[^]