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Clase Nº 6

La presente clase ha sido elaborada por Plinio Arruda de Sampaio exclusivamente para ser dictada en el Programa
Latinoamericano de Educación a Distancia en Ciencias Sociales (PLED), en la sexta clase: “Caio Prado Júnior y las raíces
históricas de la inestabilidad estructural de las economías subdesarrolladas.”, Marzo 2009.

Av. Corrientes 1543 (C1042AAB),


Ciudad de Buenos Aires, Argentina
Informes: (54-11) 5077-8024
academica-pled@cculturalcoop.org

Cómo citar:

ARRUDA de SAMPAIO, Plinio. ‘’Caio Prado Júnior y las raíces históricas de la inestabilidad
estructural de las economías subdesarrolladas’’. [CLASE]. En: Curso virtual “Actualidad del
pensamiento crítico latinoamericano sobre la problemática del desarrollo nacional.” (Programa
Latinoamericano de Educación a Distancia, Centro Cultural de la Cooperación, Buenos Aires, Marzo
de 2009).

Caio Prado Júnior y las raíces históricas de la inestabilidad


estructural de las economías subdesarrolladas.
Profesor: Plinio Arruda de Sampaio

I. Introducción

1. En esta clase, discutiremos la visión del historiador marxista brasilero Caio


Prado Júnior, referencia máxima de la historiografía crítica de Brasil. Aunque
poco conocido entre los lectores de lengua española, su interpretación original
sobre la formación de la sociedad brasilera y sobre los desafíos de la
revolución brasilera es un excelente ejemplo de la aplicación del método del

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materialismo histórico para la comprensión de los dilemas de las sociedades
latinoamericanas. Su reflexión sobre las causas de la extrema inestabilidad
de las economías subdesarrolladas y sobre las consecuencias para el
proceso de formación tiene un carácter universal y constituye un
patrimonio para todos aquellos comprometidos con la revolución
latinoamericana.
2. La interpretación de Caio Prado le atribuye las dificultades de la sociedad
brasilera de afirmarse como Estado Nacional a su incapacidad de superar la
pesada herencia de la era colonial. El punto central de su visión es que la
vida económica, social y cultural de la población aún permanece a
merced de la lógica de los grandes negocios del capital internacional. Por
eso, a pesar de toda la modernización ocurrida en Brasil, la ausencia de
“nexos morales entre las clases sociales” -una marca de la sociedad colonial-
se perpetúa en el tiempo, impidiendo la formación de una economía nacional
que posea “existencia autónoma” y “fuerza propia”.
3. De su rica y diversificada producción teórica e histórica, esta clase se limitará
a discutir apenas algunos aspectos de los varios frentes de investigación
abiertos por sus trabajos pioneros en los campos de la historia, la geografía, la
economía, la filosofía y el urbanismo. Seleccionamos algunas cuestiones que
contribuyen a la comprensión de una característica común a toda América
Latina –su extrema inestabilidad económica. La exposición será desdoblada
en los siguientes puntos:
a) La presentación del contexto histórico más general que condicionó el
pensamiento de Caio Prado;
b) La caracterización del enfoque de Caio Prado sobre los problemas del
subdesarrollo;
c) La identificación de las causas del subdesarrollo;
d) La discusión de su interpretación respecto a la relación contradictoria
entre imperialismo y formación;
e) La actualidad del pensamiento de Caio Prado para la comprensión de
los problemas de América Latina.
4. Los dos textos indicados como lectura básica contienen información esencial
para la comprensión de la clase.
a) Los capítulos 6, 7 y 8 del libro Esbozo de los fundamentos de la teoría
económica resume su crítica a la teoría económica burguesa, presenta la
visión del autor sobre los problemas del desarrollo y explica la
incompatibilidad entre la formación de la nación e imperialismo.
b) El capítulo 3 del libro Entre la nación y la barbarie presenta una lectura
sobre la contribución de Caio Prado para la comprensión de los
problemas del capitalismo dependiente, sintetizando los aspectos
esenciales de su visión sobre el funcionamiento de las “economías

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coloniales en transición”. Aquí será presentada la idea de que la
inestabilidad estructural constituye el aspecto característico de las
economías coloniales en transición hacia economías nacionales, en la
visión de Caio Prado;
c) El breve artículo de Florestan Fernandes sobre Caio Prado ayuda a la
comprensión del contexto histórico que hizo que un hombre oriundo de
la aristocracia cafetera de San Pablo se convirtiera en un intelectual
radical, militante comunista, comprometido en cuerpo y alma con la
revolución brasilera. El texto da un visión panorámica de sus
principales libros, situándolos como un todo que articula una lectura de
la realidad brasilera y de sus posibles desdoblamientos.
5. Siendo ya un intelectual consagrado, las tesis de Caio Prado sobre la
naturaleza de las economías coloniales en transición –en particular, el modo
como él clasifica a las economías latinoamericanas- se convirtieron en una
referencia fundamental en el debate sobre la especificidad de la sociedad
brasilera y de los desafíos de la revolución brasilera. La bibliografía que trata
sobre su contribución intelectual es amplia. Cito alguna para aquellos que
quieran profundizar sobre el tema:
- Boxer, C.R. – Some Reflections on the Historiography of Colonial Brazil,
1950-1970, Alden, D., (Editor) Colonial Roots of Modern Brazil, Berkeley
University of California Press, 1977
- Fernandes, F. – Caio Prado Júnior: A Rebelião Moral, IN: Fernandes, F.
– A Contestação Necessária, Ática, 1995.
- ---------- - “Os Enigmas do Círculo Vicioso”, Prefácio do livro de
Caio Prado Júnior, História e Desenvolvimento, 3ª edição, 1989.
- Novais, F. A. – “Caio Prado Júnior, Historiador”, IN: Novos Estudos
CEBRAP, 2: 66-70, 1983
- -------- - “Caio Prado na Historiografia Brasileira”, IN: Moraes et
alli (orgs), Inteligência Brasileira, São Paulo, Brasiliense, 1986
- Rego, R.M.L. – Sentimento do Brasil – Caio Prado Júnior –
Continuidades e Mudanças no Desenvolvimento da Sociedade Brasileira
– Editora da Unicamp – 2000.

II. Una vida al servicio de la revolución brasilera

1. Nacido en 1907 en el seno de una de las familias más tradicionales de San


Pablo, podemos identificar un denominador común que unifica todos los
momentos de la vida de Caio Prado: su compromiso permanente con la
búsqueda de una sociedad democrática y soberana. En la búsqueda de la
justicia social, se convirtió en un caso ejemplar de ruptura radical son su

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clase social. Fue también ejemplar en su convicción de que la teoría y la
práctica deberían andar de la mano. Podemos dividir su trayectoria de vida en
tres momentos:
- Atraído hacia la vida política por el proceso de objeción al orden
oligárquico que, en la década del 20, agrupó a obreros, intelectuales y
jóvenes estudiantes -en el contexto del intenso proceso de
modernización por el que pasaba la ciudad de San Pablo, que se
encontraba en el auge de la industrialización derivada de la expansión
de la economía cafetera- Caio Prado se afilió al Partido Democrático
(agrupación que reunía a la oligarquía paulista disidente) hacia 1928.
Convencido de la necesidad de realizar cambios políticos, se
comprometió con la campaña de Getúlio Vargas a la Presidencia de
Brasil que insinuaba la posibilidad de una renovación de la situación
política brasilera. En el contexto de la época, la candidatura disidente
de Getúlio representaba un desafío al pacto del “café con leche” que
caracterizaba al acuerdo de rotación en la presidencia de la República
entre las oligarquías paulistas y mineras, pacto que ya había durado
más de dos décadas. La frustración por el destino del Partido
Democrático y la insatisfacción con el carácter conservador de la
Revolución de 1930 (comandada por Getúlio después de su derrota
electoral) llevaron a Caio Prado a buscar alternativas políticas más
consistentes.
- En 1931, rompió definitivamente con su mundo, afiliándose al Partido
Comunista. Comparando la trayectoria de Caio Prado con la de otros
jóvenes rebeldes de su época, Florestan Fernández escribe: “El
modernismo sólo explica una tendencia a la renovación, condimentada
con oscilantes manifestaciones iconoclastas. Caio Prado Júnior ostenta
una aceleración continua, que recorre un pasaje rápido del radicalismo
democrático-burgués hacia la oposición intransigente proletario-
comunista”, (Caio Prado Júnior: la rebelión moral, p. 79). Como
militante dedicado, llevó a fondo su “resocialización dentro de
experiencias antagónicas” (Florestan Fernandes, p. 80). “El pasaje
implicaba un renacimiento de la vida, del cual brotó y creció un
comunista confiado en la opción en la cual se había jugado todo, desde
la lealtad de clase hasta la relación intelectual con el mundo y el
comportamiento político”, (Florestan Fernandes, p.80). Aceptó las tareas
del partido, llegando a ejercer la posición de diputado estatal en San
Pablo (1947). Hizo frente a todo el peso de su alternativa comunista,
finalizando su mandato y sufriendo, en diversas oportunidades, la
prisión y el ostracismo. En el Partido, nunca se conformó con la pobreza
de la teoría que orientaba la política partidaria. Sus principales libros
históricos - Evolução Política do Brasil (1933), Formação do Brasil
Contemporâneo (1942) e História Econômica do Brasil (1945)- fueron
hechos con el objetivo explícito de contribuir a la formulación de una

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teoría de la revolución brasilera basada en las contradicciones de la
historia de Brasil. Al lado de Sérgio Buarque de Holanda e Gilberto
Freyre, formó parte de la generación de grandes intérpretes de Brasil
que revolucionó las ciencias sociales brasileras a partir de los años 30.
- En el partido, siempre fue un marginal. Aunque reconocido en su
condición de gran intelectual, sus ideas nunca fueron tenidas en cuenta
en la definición del programa político del PCB. Su esfuerzo para
convencer a sus camaradas de que en Brasil no existía burguesía
nacional ni resquicios feudales fue en vano. Intransigente en la defensa
de sus ideas, Caio Prado no se sometió incondicionalmente a la
disciplina del Partido ni se contentó con vivir de su prestigio. Cuando
percibió que la dirección era impermeable al debate, publicó su libro de
ruptura con el PCB, La Revolución Brasilera (1966), en el cual
sistematiza las críticas a la línea política del Partido y denuncia sus
graves equívocos. En este libro, Caio Prado explicita las
consecuencias de su visión sobre Brasil para una teoría de la
revolución. “Yendo contra la corriente –afirma Florestán Fernandes-,
realizó una síntesis de la evolución de Brasil y una revisión en
profundidad de cuestiones concretas, intrínsecas a ciertos dilemas
políticos, como la reforma agraria. Buscó la ampliación de la teoría
marxista para adecuarla a las condiciones históricas variables de la
periferia, de América Latina y de Brasil.”(p.86)
2. El pensamiento de Caio Prado sufrió múltiples condicionamientos:
- Por un lado, su visión del mundo es tributaria del pensamiento
crítico brasilero del siglo XIX, entre cuyas principales expresiones
podemos encontrar a figuras como el poeta Castro Alves, el escritor
Lima Barreto y el periodista Eclides da Cunha. Estos autores
formularon las primeras críticas al orden a partir de valores que
expresaban utopías nacionalistas y democráticas, y deben ser vistos
como los primeros contrapuntos a las visiones conservadoras y
autoritarias sobre la formación de la Nación, cuyos mayores
representantes, en la época de Caio Prado, eran el sociólogo Gilberto
Freyre y el historiador Oliveira Viana;
- Por otro lado, Caio Prado asimiló lo más sofisticado de la reflexión que
se estaba realizando en los centros culturales más avanzados del
mundo:
a) Entró en contacto con la literatura marxista de la mano de los
inmigrantes europeos y de los primeros socialistas de fin de siglo
XIX y principios del siglo XX y, a partir del primer encuentro con
los trabajos de Marx y Engels, estudió meticulosamente la
literatura clásica del materialismo histórico, convirtiéndose en
un erudito en el tema;

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b) Se benefició del aliento cultural que significó la presencia de
profesores franceses que ayudaron en la formación de la
Facultad de Filosofía, Ciencias y Letras de la Universidad de San
Pablo, entre los que se encontraban François Perroux y Fernand
Braudel –dos referencias de las ciencias sociales del siglo XX.
3. Desde el punto de vista ideológico, la reflexión de Caio Prado es una crítica a
las dos vertientes de las fuerzas modernistas: (i) la ortodoxia económica –que
ganaba espacio en el debate público; y (ii) la línea política del PCB basada en
las formulaciones de la Internacional Comunista para América del Sur que
hegemonizaba toda la política de la izquierda. Un denominador común
unificaba su objeción a las recetas que derivaban de estas formulaciones –la
aversión a cualquier tipo de colonialismo cultural- venga de la derecha o
de la izquierda. Caio Prado rechazaba de manera perentoria cualquier
posibilidad de subordinar la política nacional a recomendaciones derivadas de
modelos abstractos basados en visiones estereotipadas de la realidad. Se
trataba de un problema metodológico de graves consecuencias prácticas.
Hacer teoría al contrario de esto, simplemente invertía la relación de
causalidad que debería existir entre hecho y teoría, obstruyendo la posibilidad
de una comprensión correcta de la realidad histórica. Vale la pena escuchar
su voz:
- En lo que respecta a la ortodoxia, afirma Caio Prado: “…, los modelos
empleados en el análisis económico ortodoxo no son sino una expresión
matemática –algebraica o geométrico-figurativa; o prestándose en
principio a esto-, y por esto solamente posible en un nivel de alta
abstracción, en el nivel del dinamismo propio del sistema capitalista,
que es el tema específico de la economía ortodoxa. […] Inmediatamente
se percibe que tales modelos permiten mal, o no permiten, la
visualización y el análisis de hechos que no fueron justamente aquellos
sobre los cuales fueron construidos, o sea, los hechos característicos de
un capitalismo maduro. Esto refiere, de manera flagrante, directamente
a países con nuestra estructura socioeconómica, que a pesar de estar
encuadrados dentro del sistema general del capitalismo, están lejos de
presentar una estructura, un comportamiento económico y mismo
relaciones de producción que en su conjunto se puedan identificar con
lo que ocurre en las sociedades de alto desarrollo capitalista, sobre cuyo
funcionamiento pretenden traducir los modelos teóricos de análisis
económico. Sobretodo cuando se trata, como el caso que tenemos aquí a
la vista, del pasado histórico de aquellos países.” (Historia del desarrollo,
p.23) 1

1
“Como se observa (sin los anteojos deformadores del “economicismo”) en los hechos concretos, esto es, la historia en su
real y verdadera especificidad, no cabe en un análisis de este tipo sino subsidiariamente y como simple ilustración, o mejor
dicho, como elementos a ser “encajados” dentro del modelo propuesto. Esta expresión “encajar” es de Rostow, el tan
prestigioso economista del campo de la ortodoxia que más lejos llevó y más se destacó en esta tarea de señalar a la historia
como un análisis económico formal. Y que pretendió expresamente con sus conocidas “etapas del desarrollo económico”,
sustituir al marxismo con una nueva interpretación de la evolución del capitalismo. En aquél análisis, sirven los hechos

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- En relación con las formulaciones elaboradas por la Internacional
Comunista, Caio Prado escribió: “En Brasil, tal vez más que en otro
lugar cualquiera (porque el mismo mal también existió y aún existe en
otras partes), la teoría marxista de la revolución en la cual directa o
indirectamente, deliberada o inadvertidamente, se inspira todo el
pensamiento brasilero de izquierda, y que proveyó los propios
lineamientos generales de todas las reformas económicas
fundamentales propuestas en Brasil, la teoría marxista de la revolución
se elaboró sobre el signo de las abstracciones, esto es, de conceptos
formulados a priori y sin consideración adecuada de los hechos;
buscándose posteriormente, y solamente así –lo que es más grave-
encajar esos conceptos en la realidad concreta. O mejor, adaptando los
conceptos apriorísticamente establecidos, y de manera más o menos
forzada, a los hechos reales. De allí derivó un esquema teórico que
sobrevuela en gran medida la irrealidad, y que en las circunstancias
reales de nuestra economía y estructura social y política aparecen con
frecuencia groseramente deformadas.” (La revolución brasilera, p.33)
4. Concluyo estas consideraciones preliminares con una breve observación sobre
la vida de Caio Prado. Su absoluta independencia fue preservada al costo de
un fuerte aislamiento institucional. Con una evidente vocación intelectual,
Caio Prado participó en dos concursos públicos, en dos unidades diferentes,
para ingresar al cuerpo de personal de la Universidad de San Pablo. De estos
concursos resultaron dos trabajos monumentales: Directrices para una política
económica brasilera (1956) e Historia del desarrollo (1968). El abismo
intelectual que lo separaba de la competencia no impidió al establishment
académico impedir su entrada en la USP. El status quo prefería una
universidad provinciana, conservadora y mediocre a una universidad
compuesta de intelectuales críticos e independientes. Y, de esta forma, Caio
Prado, que fue uno de los grandes maestros del pensamiento crítico
brasilero del siglo XX, nunca pudo ser parte de los cuadros intelectuales
de la universidad de su país.

III. Una lectura latinoamericana del materialismo histórico

1. Como materialista histórico, Caio Prado entiende que el secreto de la sociedad se


encuentra en la dialéctica interna de su movimiento. Su investigación busca
identificar la red de relaciones que explica la totalidad de la realidad histórica
como una unidad de contrarios. La teoría de la revolución debe buscar los
cambios socialmente constructivos latentes en la propia historia y revelar

históricos, para ser confrontados, a posteriori, con el comportamiento del modelo. Así queda claro que en el caso que la
confrontación muestre una discrepancia entre la realidad histórica y el modelo, no será culpado dicho modelo, y sí
eventuales obstáculos, que se intentarán de descubrir, y que habrían perturbado el “normal” comportamiento, lógicamente
previsto, del mismo modelo” (Historia del desarrollo, p.21-22)

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los nudos que deben ser desatados para conducirlas en la dirección deseada.
En un momento como este en que el pensamiento está saturado por las ilusiones
de la metafísica, resulta oportuno recordar la advertencia de Caio Prado: “no es
practicable proponer reformas que constituyan efectivamente una solución para
los problemas pendientes, sin la condición de que esas reformas propuestas
surjan de los propios hechos investigados. En otras palabras, de nada serviría -
como tantas veces se hace- traer soluciones surgidas de la buena voluntad e
imaginación de los reformadores, inspirados en la mejor de las intenciones, pero
que, por más perfectas que en principio y teóricamente se presenten, no
encuentren en los propios hechos presentes y actuales las circunstancias
capaces de promoverlas, impulsarlas y realizarlas. Es de Marx la observación tan
justa y comprobada a través del recorrido de la Historia de que los problemas
sociales nunca se proponen sin que, al mismo tiempo, se proponga una solución
para ellos, que de por sí no es ni puede ser concebida por ningún celebro
iluminado, pero se presenta, y ahí ha de ser develada y señalada, en el propio
contexto en que el problema se presenta y bajo la dinámica del proceso en que
esa problemática de propone.” (La Revolución Brasilera, p.5-6)
2. En sus estudios, se preocupó por mostrar el sentido del movimiento histórico,
destacando las continuidades y discontinuidades que lo caracterizan. En el caso
de la economías latinoamericanas, que aún no concluyeron su ajuste de cuentas
con el pasado colonial, la presencia del pasado en el presente se hace sentir con
más fuerza de lo que la apariencias de los hechos podrían hacer suponer. La baja
autonomía relativa de estas economías dentro del sistema capitalista mundial las
torna particularmente inestables. Por esta razón, son economías que no pueden
ser analizadas a través de modelos. Es por ello que surge la necesidad de un
análisis particularmente preocupado por el análisis histórico. Haciendo un
razonamiento que podría ser generalizado para el conjunto de América Latina,
Caio Prado defiende al abordaje histórico en los siguientes términos: “En el
caso brasilero –y en favor de la preferencia por el abordaje historiográfico de la
cuestión del desarrollo-, hay que mencionar, además, el pequeño retroceso en el
tiempo de nuestra historia, y la intensidad con que el pasado aún tan reciente
pesa en la situación actual, cuyo análisis e interpretación no pueden prescindir
de sus premisas históricas. La historia, esto es, la consideración del pasado y la
inclusión de los datos que nos suministra el análisis de la problemática actual,
resulta así esencial. Es particularmente notable el papel reservado a la
historiografía en la conceptualización de la realidad brasilera de nuestros días.
Probablemente, solo tengamos eso en común, en tal alto grado, con los demás
países del continente latinoamericano” (Historia del desarrollo, p. 17). Y continúa:
“[…] el Brasil de hoy, a pesar de todo lo nuevo y propiamente contemporáneo que
presenta –inclusive sus formas institucionales modernas, pero aún tan
rudimentales vistas en profundidad- aún se encuentra íntimamente entrelazado
con su pasado.”(Historia…, p.18)
3. La lectura de Caio Prado de los clásicos del marxismo está hecha teniendo en
cuenta la necesidad de lidiar con los problemas específicos de las economías de

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origen colonial en la fase de transición hacia una economía nacional. En otras
palabras, Caio Prado se preocupa por “aplicar” el método materialista para
comprender los problemas de la formación del Estado nacional burgués en las
formaciones sociales de América Latina de un modo general, y de Brasil en
particular.
4. Desde su punto de vista, el problema fundamental que impide la plena
concretización del proceso de formación se encuentra en la extrema
inestabilidad de las economías periféricas y en su gran vulnerabilidad frente
a crisis de reversión estructural. (Volveremos a este tema más adelante)
5. La lectura de Caio Prado del materialismo histórico resaltará los siguientes
aspectos:
- Buscar el sentido de la historia de cada formación social como un
proceso de diferenciación de la sociedad dentro del sistema
capitalista mundial. Tal proceso nos marca la posibilidad de la
formación de una sociedad nacional. En otras palabras, los cambios
socialmente constructivos nos permiten poner en el horizonte la
posibilidad de una economía y una sociedad nacional. “No nos es
posible adivinar ese camino, sino simplemente pensar el momento
presente como resultante de un proceso pasado que se proyecta, en
consecuencia, en un momento siguiente; por lo tanto, de lo que se trata
es de promover e impulsar hacia adelante sobre la base de una acción
política y una norma revolucionaria, que estén dictadas por la propia
coyuntura en la que hoy se plantean las cuestiones pendientes” (La
revolución…, p.17);
- En el plano económico, la automatización se encuentra asociada al
proceso de internalización de todas las fases del circuito de
valorización del capital – [D --- D’]. La cuestión está detallada en la
lectura bibliográfica indicada y, por eso, sólo será punteada aquí;
- El foco de su análisis recae sobre las relaciones de producción. En su
visión, la economía nacional y la sociedad nacional requieren un
determinado tipo de relación de producción, de acuerdo con el cual es
fundamental la presencia:
i. de una base empresarial vinculada al espacio económico
nacional (esto es, sin movilidad espacial transnacional);
ii. de un relativo equilibrio en la relación capital-trabajo
(esto es, sin la existencia de un ejército industrial de reserva
permanentemente marginalizado del mercado de trabajo).
- En suma, la autonomización está asociada a la formación de una
burguesía nacional y de un proletariado plenamente constituido.
6. El pensamiento de Caio Prado está volcado a la acción. Más precisamente, su
objetivo es contribuir al perfeccionamiento de la Teoría de la Revolución

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Brasilera. Hablando sobre el sentido de su trabajo, él afirmó “se trata en
suma de reelaborar la teoría de nuestra revolución, a fin de poder, mediante
ella, pautar acertadamente la acción política de la izquierda brasilera”, (La
Revolución…, p.32).

IV. Las causas del subdesarrollo

No tiene sentido repetir una explicación que considero bastante clara en los
textos para la lectura, por lo que intentaré enfatizar apenas seis aspectos del
problema:
1. Caio Prado atribuyó el subdesarrollo a la presencia de un tipo de relación de
producción que impide la consolidación de una economía que posea
“existencia autónoma” -proceso de mercantilización dirigido hacia el mercado
interno y teniendo en cuenta las necesidades del conjunto de la población- y
“fuerza propia” –fuerzas productivas dirigidas hacia la atención de las
necesidades económicas internas y control nacional sobre ellas. La esencia del
problema reside en:
- la existencia de fuertes desequilibrios en la correlación de fuerzas
entre el capital y el trabajo resultante de la presencia de un ejército
industrial de reserva permanentemente marginalizado del mercado de
trabajo;
- el control del parque productivo por el capital internacional, esto es,
por una base empresarial que tiene como base de la reproducción
ampliada del capital al horizonte mercantil mundial, o sea, por un
capital que no está anclado en el espacio económico nacional.
2. En el plano mercantil, el subdesarrollo se caracteriza por la “precariedad de la
coyuntura mercantil”. En esta situación, las expectativas de los inversores se
tornan ultrasensibles a cualquier tipo de turbulencia de la economía mundial. El
estado de incertidumbre estructural compromete la calidad de los vínculos del
capital con el espacio económico nacional, convirtiéndolos en
extraordinariamente volátiles;
3. En el plano de las fuerzas productivas, el subdesarrollo se caracteriza por el
“dualismo” de su economía, que se consustancia en la cristalización de fuerzas
productivas rígidamente segmentadas entre un sector de alta productividad
dirigido hacia el mercado externo y un sector de bajísima productividad dirigido
hacia el mercado interno que satisface las necesidades de la mayoría de la
población;
4. La precaria condición de las economías subdesarrolladas hace prevalecer una
relación oportunista del capital con el espacio económico nacional,
cristalizando una lógica de valorización del capital, de carácter mercantil, basada
en la extorsión y en el pillaje económico.

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5. La volatilidad de los nexos del capital internacional con el espacio económico
nacional deja a las economías subdesarrolladas a merced de las vicisitudes de la
economía nacional. La noción de “economía reflejo” expresa la visión de Caio
Prado de que las economías subdesarrolladas gozan de un bajísimo grado de
autonomía relativa dentro del sistema capitalista mundial;
6. El carácter reflejo de las economías subdesarrolladas las deja sujetas a una
fuerte “inestabilidad económica” y a “crisis de reversión estructural”:
- La noción de inestabilidad económica pone la atención sobre la
extrema dependencia de las sociedades subdesarrolladas en relación a
lo que ocurre en la economía internacional. El núcleo del problema
reside en la ausencia de un circuito de valorización del capital propio,
con autonomía relativa dentro del sistema capitalista mundial;
- La noción de reversión estructural destaca la extraordinaria fragilidad
de las estructuras económicas del subdesarrollo, siempre sujetas a
procesos de decadencia y desestructuración que pueden asumir
proporciones catastróficas.

V. Imperialismo y formación de la nación

1. En la visión de Caio Prado, como ya mencionamos, la formación de la sociedad


nacional es el proceso civilizador que se coloca en el horizonte de las economías
de origen colonial de América Latina que quedaron presas del ardid del
subdesarrollo. Analizando la formación del Brasil contemporáneo, nuestro autor
explicó la cuestión en los siguientes términos: “En el sistema internacional y
universal así constituido –o que se fue constituyendo después del conclusión de
la Edad Media- Brasil figuraría como un territorio, inmediatamente una
colectividad humana en vías de integración y finalmente un país y propiamente
una nación, de naturaleza marginal y periférica, destinada a servir de campo
para el ejercicio de los objetivos de la actividad mercantil característica del
mundo moderno, de los pueblos europeos o de origen europeo. En eso consiste el
meollo, y podemos decir la sustancia de la formación y evolución brasileras. O en
otras palabras y para usar una formulación filosófica, en eso consiste su
‘cualidad’”, (Historia y Desarrollo, p. 34). 2

2
“Todo pueblo tiene una evolución, vista a distancia, un cierto sentido. Esto no se percibe en los pormenores de su historia,
sino en el conjunto de los hechos y acontecimientos esenciales que la constituyen en un largo período de tiempo. Quien
observa aquel conjunto, puliéndolo de su berenjenal de incidentes secundarios que lo acompañan siempre y lo hacen
muchas veces confuso e incomprensible, no dejará de percibir que él se forma de una línea maestra e ininterrumpida de
acontecimientos que se suceden en un orden riguroso, y dirigida siempre en una determinada orientación. Esto es lo que se
debe intentar, antes que nada, cuando se aborda al análisis de la historia de un pueblo; además, sea cual fuere el momento
o el aspecto de ella que interesa, porque todos los momentos y aspectos no son sino partes, por si solas incompletas, de un
todo que debe ser siempre el objetivo último del historiador, por más particularista que sea. Tal indagación es claramente
más importante y esencial que es por ella que se define, tanto en el tiempo como en el espacio, la individualidad de la
fracción de humanidad que le interesa al investigador: pueblo, país, nación, sociedad, sea cual fuera la designación

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2. Los procesos económicos, sociales, políticos y culturales responsables por la
formación de la nación son impulsados por la contradicción entre la lógica del
imperialismo –la búsqueda de negocios- y la lógica de la formación de la nación –
la lucha de los pueblos latinoamericanos para controlar su destino. La creciente
incompatibilidad entre la expansión del mercado interno y el desarrollo de las
fuerzas productivas en función de los intereses del capital internacional genera
una situación de gran insatisfacción con la situación de pobreza, irracionalidad,
inestabilidad, desigualdad y corrupción que predomina en lo cotidiano de estas
sociedades. La formación de la nación avanza como necesidad de dar una
respuesta constructiva a tales problemas.
3. Para Caio Prado, la inestabilidad estructural características de las economías
subdesarrolladas latinoamericanas constituyó la principal traba a la
formación de la nación. Y esto por una razón simple. La formación es un proceso
de larga duración, de carácter continuo y acumulativo, que precisa de una
temporalidad propia y relativa estabilidad para decantar las transformaciones
moleculares y silenciosas que generan nuevas estructuras. La formación exige,
por lo tanto, un hilo conductor que unifique pasado, presente y futuro en nexos
de causalidad que encadenen las diferentes fases del movimiento evolutivo, en
una secuencia creativa, con fuerza y ritmos propios, en el que un momento está
inscripto en el momento anterior y contiene el germen del momento siguiente. La
inestabilidad provoca discontinuidades abruptas, determinadas exógenamente,
que comprometen los procesos creativos subyacentes al proceso de formación,
haciéndolo transcurrir en el tiempo indefinidamente, comprometiendo su tiempo
necesario de maduración. La reversión estructural implica una destrucción
anárquica de las estructuras económicas, sociales, institucionales y culturales
que genera deformaciones y hasta puede llevar al proceso de formación al
momento cero.
4. En la visión de Caio Prado, la formación de un Estado nacional burgués con
relativo control sobre su destino está asociada a la aparición de un tipo específico
de relación de producción. {El foco privilegiado sobre las relaciones de producción
resulta de su interpretación del papel determinante que tienen las relaciones de
producción en el condicionamiento del carácter de las fuerzas productivas y de la
superestructura ideológica y jurídica}. Por lo tanto, la formación estará asociada,
en última instancia, a la aparición de un tipo de relación de producción en el
que, como ya mencionamos, exista:
- base empresarial nacional –(y, por lo tanto, la economía no está
controlada por el capital internacional);
- relativo equilibrio en la correlación de fuerzas entre capital y trabajo –
(en otras palabras, no existe una superpoblación excedente
permanentemente marginalizada del mercado de trabajo.)

apropiada para el caso. Es solamente allí que él encontrará aquella unidad que le permite destacar una determinada
fracción humana para estudiarla aparte”, (Formación del Brasil Contemporáneo, p.13).

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5. De acuerdo con la visión de Caio Prado, las sociedades nacionales
latinoamericanas nacen en el vientre del imperialismo. Somos, por así decirlo,
hijos bastardos de la aventura comercial de la metrópoli. Hay, por lo tanto, una
relación contradictoria entre el imperialismo y la formación de la nación.
- Por un lado, la relación con el imperialismo permite a las economías
latinoamericanas aumentar el excedente social, desarrollar las fuerzas
productivas, modernizar la administración económica, y participar de
los flujos culturales originarios del centro –factores importantes para
impulsar la formación;
- Por el otro lado, la relación con el imperialismo bloquea el pleno
desarrollo de América Latina, drenando recursos económicos, desviando
la organización del parque productivo, inhibiendo la formación de una
base empresarial nacional, creando hábitos de consumo que están
mucho más allá de las posibilidades de las economías de la región, y
comprometiendo la política económica con objetivos extraños a los
intereses nacionales.
Caio Prado sintetizó el papel del imperialismo en Historia Económica del Brasil
con las siguientes palabras: “La evolución del imperialismo en Brasil (como en
el resto del mundo) es, de esta forma, contradictoria. Al mismo tiempo que
estimuló las actividades y energías del país, y proveyó los elementos
necesarios a su desarrollo económico, fue acumulando un pasivo considerable
y convirtió a su acción en cada vez más perturbadora y onerosa. Pero también,
favoreciendo aquel progreso, permitió acumular en Brasil los factores con los
cuales el país contó y continúa contando para su definitiva liberación. El
imperialismo es un suicida que marcha seguramente para su ocaso.” (p.282-
283)
6. La idea de que “el imperialismo es un suicida que marcha seguramente para
su ocaso” sugiere que la relación de oposición entre imperialismo y naciones
emergentes tendrá inexorablemente su momento de verdad cuando la
contradicción se convierta en antagonismos –la unidad de contrarios se
transformará en la imposibilidad de continuidad de la unidad de contrarios.
Esto ocurrirá ya sea por un cambio de cualidad del carácter del imperialismo,
sea por un cambio de cualidad de la sociedad en formación, o sea por ambas
razones, de tal forma que los lazos de dependencia externa harán inviables
los procesos que impulsan el proceso de formación. A partir de este punto, el
imperialismo pierde todas sus propiedades socialmente constructivas para
afirmarse exclusivamente como interés extraño al país e incompatible con la
satisfacción de las necesidades del conjunto de su población. En la visión de
Caio Prado, eso fue lo que ocurrió en Brasil con la crisis de división
internacional del trabajo y el colapso de la economía cafetera en la década del
treinta. En sus palabras: “(…) de impulso al crecimiento y desarrollo aquel
orden (orden imperialista) se convierte en un obstáculo al mismo crecimiento y
desarrollo. Y será las contradicciones derivadas de ese estado de cosas que
promoverán entonces en nuevas circunstancias y en otro plano, la

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continuidad del proceso evolutivo económico-político que estamos
observando”, (Historia y Desarrollo, p.81)
7. Cuando la relación de oposición entre imperialismo y nación emergente llega a
su punto de ebullición, la afirmación de uno de los dos polos de la
contradicción implica necesariamente la negación del otro. Es la hora y el
tiempo de la revolución. La consumación de la nación pasa a ser una tarea
ineludible para la continuidad del proceso civilizador. La sociedad llega a la
encrucijada en la que tiene que escoger entre la nación o la barbarie. 3 El
control del proceso de industrialización por sustitución de importaciones por
el capital internacional, a partir de los años cincuenta, habría colocado a las
economías latinoamericanas más industrializadas en esa situación. A partir
de entonces, el continente habría entrado en una coyuntura revolucionaria
(entendida como un tiempo de cambios profundos y acelerados –no
necesariamente en dirección a la nación).
8. La convicción de que el control del capital internacional sobre el proceso de
industrialización sería mortal para la formación de la nación resulta
básicamente de dos condiciones:
- del nuevo carácter del imperialismo que asumiría una lógica de
expansión basada en la conquista económica;
- del momento crucial de las economías latinoamericanas más
industrializadas –la fase decisiva de la Revolución Industrial que
decidiría el carácter nacional o dependiente de las respectivas
burguesías.
9. Las consideraciones de Caio Prado sobre el papel del capital internacional en
el desarrollo nacional son particularmente valiosas y oportunas. No tiene caso
repetir aquí lo que está detallado en la lectura indicada (principalmente, en el
ítem 3 del capítulo 3 del libro Entre la Nación y la Barbarie), pero no cuesta
desatacar algunos aspectos de la argumentación:
a) El control de la industrialización por el capital internacional
significa el aborto del proceso de formación de una burguesía
nacional;

3
Es lo que, en el análisis de Caio Prado, habría ocurrido en Brasil de manera ineludible a partir de la posguerra. “El objetivo
en él (el título de su libro La Revolución Brasilera) es esencialmente mostrar que Brasil se encuentra en la actualidad (a
partir de los años cincuenta) en la faz o la inminencia de uno de aquellos momentos arriba señalados (coyuntura histórica
revolucionaria) en que se imponen súbitamente reformas y transformaciones capaces de reestructurar la vida del país de
manera apropiada con sus necesidades más generales y profundas, y las aspiraciones de la gran masa de población que,
en el estado actual, no son debidamente atendidas. Para muchos –pero sin embargo, en el conjunto del país, minoría
insignificante, aunque se hace oír más porque detenta en sus manos las palancas del poder y de la dominación económica,
social y política- todo va, en lo fundamental, muy bien, faltando apenas (…) algunos retoques y perfeccionamientos de las
actuales instituciones, a veces no más que un simple cambio de hombres en las posiciones políticas y administrativas, para
que el país encuentre una situación y un equilibrio satisfactorios. Para la gran mayoría restante, no obstante -y aún cuando
ella no se dé siempre cuenta de la realidad en la que es incapaz de proyectar en el plano general y de conjunto sus
insatisfacciones, sus deseos y sus aspiraciones personales, o lo que sea menester, que le permitan darle condiciones
satisfactorias y seguras de existencia-, es mucho más que aquello. Y sobretodo algo más profundo y que lleve hacia un
nuevo rumbo a la vida del país” (p.3).

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b) El control de la industria por el capital internacional agrava la
vulnerabilidad externa de la economía brasilera, distorsiona el
patrón de mercantilización, compromete los centros internos de
decisiones y hace resurgir la economía colonial;
c) La relación oportunista del capital internacional con el espacio
económico nacional deja al parque industrial recién implantado
sujeto a crisis de reversión estructural.

VI. Actualidad de Caio Prado

1. Hasta la eclosión de la crisis de la deuda externa, en el inicio de los años


ochenta, la elevada capacidad de la economía brasilera para absorber las
estructuras de la 2º Revolución Industrial parecía indicar que estaba equivocada
la interpretación de Caio Prado de que el liderazgo del capital internacional
comprometería el futuro de la industrialización. La relativa estabilidad política
del periodo de la dictadura militar hasta el final de los años ochenta reforzaba la
idea de que el autor también se había equivocado cuando vaticinaba que la
sociedad brasilera estaba delante de una disyuntiva dramática: revolución o
barbarie. La victoria de la contrarrevolución mostraba que, por lo menos durante
algún tiempo, habría una tercera alternativa.
2. Entretanto, cuando (a contramano de lo que había sido previsto por Caio Prado)
todo parecía indicar que la sociedad brasilera había conseguido autodeterminar
el desarrollo, Brasil se sumergió en la más larga crisis económica y social de su
historia reciente. 4
- Tres décadas de estancamiento económico y extrema inestabilidad
monetaria y cambiara ratificaron la previsión de que el control de los
eslabones estratégicos del parque productivo por los grandes
conglomerados internacionales intensifica los efectos desestabilizadores
de la economía internacional sobre la vida económica del país;
- La elevada vulnerabilidad del proceso de industrialización por
sustitución de importaciones frente a los efectos desestructurantes del
capitalismo global confirmó las innumerables advertencias de Caio
Prado de que el parque productivo instalado sobre el liderazgo de las
grandes multinacionales estaba sujeto a una crisis de reversión
estructural;

4
Sobre la noción de que, después de las inversiones del Plan de Metas, en la segundad mitad de los años cincuenta, el
capitalismo brasilero habría adquirido una dinámica autodeterminada, ver los trabajos de João Manuel Cardoso de Mello, O
capitalismo tardio, e Maria da Conceição Tavares, Acumulação de capital e industrialização no Brasil – fundadores de la
llamada Escuela de Campinas

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- El dramático agravamiento de la violencia urbana y rural, producto
evidente de la intensificación de la crisis social, corroboró la tesis de que
la continuidad del “orden” profundiza la barbarie.
3. Por todos los lados que se observe, son innumerables los síntomas de que Brasil
sufre de un proceso de reversión neocolonial que está sacudiendo todas las
dimensiones del proceso de formación de la nación. Tal vez Caio Prado estuviera
en lo cierto cuando alertaba respecto a que el país había entrado en una
coyuntura revolucionaria. En tanto no se vieran los cambios constructivos –para
la Revolución Brasilera- las transformaciones negativas acabarían imponiéndose
–desencadenando el avance acelerado de la barbarie.
4. Con características propias que, evidentemente, no pueden ser deducidas de una
extrapolación mecánica de la situación brasilera, todas las economías
latinoamericanas fueron duramente golpeadas por los drásticos cambios que
acompañaron el advenimiento del capitalismo global y viven procesos análogos de
desestructuración de la sociedad nacional.
5. Al mostrar las raíces de la extrema inestabilidad que condiciona la vida
económica de América Latina –la fuerte asimetría en la correlación de fuerzas y el
control del capital internacional sobre la economía- las lecciones de Caio Prado
son particularmente oportunas para dilucidar el grave impasse que amenaza a la
propia supervivencia de las sociedades latinoamericanas.
6. El patrón de desarrollo de la era del capitalismo global aumenta aún más la
oportunidad de rescatar el pensamiento de este importante intelectual brasilero,
pues las nuevas características del capitalismo tienden no sólo a exacerbar el
control del imperialismo sobre las economías subdesarrolladas sino también a
intensificar la inestabilidad de las economías subdesarrolladas. No es momento
de tratar sistemáticamente la cuestión, pero cabe señalar algunos puntos:
- La lógica de la conquista económica se transformó en una lógica de
dilución de las llamadas “economías emergentes” en el espacio
económico de las economías centrales;
- El grado de centralización y concentración de capital está pasando por
un significativo cambio cualitativo;
- La movilidad espacial del capital saltó cualitativamente, convirtiendo en
aún más efímeros los vínculos del capital con los espacios económicos
nacionales;
- Las innovaciones tecnológicas llevaron a cambios expresivos en la
composición técnica del capital, cambiando cualitativamente la
correlación de fuerzas capital-trabajo, y agravando el problema de la
superpoblación relativa permanentemente marginalizada del mercado
de trabajo en todo el mundo.

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7. En esas circunstancias, no puede ser más oportuno dirigir el debate a la idea
de Caio Prado de que el control del pueblo latinoamericano sobre su destino
depende:
- de reformas estructurales que integren el conjunto de la fuerza de
trabajo en el mercado de trabajo –reforma agraria, reforma urbana,
reducción de la jornada de trabajo;
- de una ruptura con el papel dominante del capital internacional sobre la
economía nacional, el que implica procesos de nacionalización de las
empresas (expropiación del capital extranjero) y monopolio estatal sobre
todas las actividades comerciales, económicas y financieras con el resto
del mundo;
- de una fuerte presencia del Estado en la conducción de la economía.
8. El avance acelerado de la barbarie y el fracaso rotundo de todas las iniciativas
para superar las heridas del pueblo de los últimos cincuenta años parecen
indicar que, tal vez Caio Prado estaba en lo cierto cuando insistía en la
ausencia de una burguesía nacional capaz de llevar adelante las reformas
democráticas y nacionales que tanto precisaba el continente.
9. Por fin, vale la pena rescatar el debate que advierte sobre la necesidad y la
urgencia de la Revolución como única solución capaz de dar una respuesta a
los graves problemas de los pueblos latinoamericanos y su convicción de que
tal tarea sólo puede ser hecha por las manos de una alianza de los
trabajadores del campo y de la ciudad.

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