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Nacido en Parma en 1444, Rambaldi fue educado por los monjes de la orden Vespertina y, hasta los

doce años, trabajó como pintor, escultor y estudiante de arte. Fue presentado ante el Cardenal
Alejandro de la Iglesia Católica Romana. Durante sus viajes a Roma a los 18 años fue contratado como
arquitecto, asesor y profeta privado cuando el Cardenal Alejandro se convirtió en Papa en 1492.

A pesar de que su benefactor deseaba ver a Rambaldi prosperar, durante toda su vida Rambaldi y su
trabajo fueron ocultados por mandato del Archediácono Claudio Vespertini, que temía las implicaciones
revolucionarias de las tecnologías definidas en el sistema de creencias de Rambaldi. Solicitó entonces la
posesión y finalmente eliminación del trabajo de Rambaldi. Él discutió con Alejandro VI sobre este
asunto al tiempo que el Papa fallecía en 1503.

Vespertini ordenó que el nombre de Rambaldi fuese “lavado” de todos los monumentos y edificios
durante el periodo desde 1470 hasta 1496. En ese tiempo ordenó que el ingeniero del Papa fuera
excomulgado por hereje, su taller en Roma fue destruído y fue sentenciado a morir en la hoguera por la
declaración de Rambaldi de que algún día la ciencia nos permitiría llegar hasta Dios.

Milo Rambaldi falleció en el Invierno de 1496 sin dejar esposa ni descendencia.

Poco tiempo después de la muerte de Rambaldi un segundo taller secreto fue descubierto en San
Lázaro, fue sistemáticamente destruido por agentes del Vaticano.

En un intento por desacreditar su trabajo e influencia, sus planos y bocetos fueron vendidos y
subastados por poco valor durante una subasta privada.

Desde el siglo XV rastros del enigmático trabajo de Rambaldi han aparecido en lugares cercanos a
Italia, Francia, el este de Europa y la antigua Unión Soviética, así como en el almacén de un museo en
Waterbury, Connecticut en 1921.

Los diseños de muchos de sus dibujos no han sido aclarados aún y han inspirado algunas
falsificaciones impresionantes.

Rambaldi ha sido llamado uno de los predecesores de la era digital por su implicación en un
“lenguaje de máquinas” en 1489 creado a partir de algoritmos encriptados y su uso en una especie de
códigos binarios de unos y ceros.

Muchos de sus dibujos y documentos fueron escritos en una lengua híbrida de italiano y demótico y
con mezclas de símbolos premasónicos.

Rambaldi creó la más temprana filigrana en todos sus papeles, conocídas como el ojo de Rambaldi. Y
que sólo puede ser descubierta por el ojo humano al ser expuesta a una luz negra. Todas sus hojas
fueron hechas a mano con una fibra de un polímero único (similar a la piel de la cebolla) y poseen una
consistencia que ha perdurado intacta a través de los tiempos hasta nuestra era, a veces incluso en
condiciones adversas. Su marca (el ojo de Rambaldi) ha sido la única forma de detectar las hojas
verdaderas de las falsificaciones.

Los documentos que interpretaban los diseños y enseñanzas de Rambaldi fueron buscados con fervor
durante el Tercer Reich, durante la insaciable búsqueda de Adolf Hitler de conocimientos de ocultismo y
profecías. Durante este periódo el adjetivo “Nostravinci” formó parte del vocabulario privado del fuhrer.
Una forma de referirse secretamente a Rambaldi cuando el deseo de obtener su obra era muy
competitivo.

El trabajo de Rambaldi, en nuestros días, continua sin ser formalmente publicado debido a la
prohibición internacional que pesa sobre el nombre de Rambaldi.

En 1988 un rudimentario esquema desenterrado en casa de un coleccionista privado en Brasil


mostraba el diagrama de un comunicador vocal transportable, revelando así el diseño de la tecnología de
un teléfono móvil contemporáneo.
En Marzo de 2001 una historiadora y criptóloga rusa descubrió uno de los primeros diseños de
Rambaldi datado en el 1460, localizado en una colección particular en Madrid. En este dibujo ella
identificó un prototipo que reflejaba las propiedades y composición del diseño de un transistor del siglo
XX.

Los restos de la obra de Rambaldi han quedado olvidadas y la mayoría ha sido destruida, con tantos
manuscritos que Rambaldi escribió durante los 54 años de su vida.
En el disquette que consiguen de unos mercenarios en Rusia se encuentra el diseño de algún tipo de
artefacto que no saben qué es ni para qué sirve. Van a Madrid a coger uno de los bocetos de Rambaldi
que tiene los códigos para averiguar de qué artefacto se trata. El código está en el interior de una caja
que al abrirse activa un mecanismo de autodestrucción del código, un código binario de ceros y unos.

El código pertenece a una latitud y longitud, una iglesia de Málaga donde se encuenta algo llamado
el Sol dorado. Un pequeño círculo de lo que parece ser cristal colocado en el centro de una vidriera de la
iglesia. Luego averiguarán que el círculo no está hecho de cristal sino de un polímero sintético, algo
totalmente increíble para la época de Rambaldi.
En Oxford tienen un artefacto de Rambaldi, un reloj que parece no funcionar, para arreglarlo lo
llevan a un descendiente de Giovanni Donato, el que creó el reloj para Rambaldi y él único que colaboró
alguna vez con él. Donato creaba relojes para reyes pero aceptó el trabajo de Rambaldi porque éste le
prometió que viviría una vida extremadamente larga e incluso le confesó en qué momento iba a morir.
Donato le explica que el símbolo grabado en el reloj “<0>” es el símbolo de la Orden de Rambaldi,
encargados de proteger su obra pero que luego fue utilizada por mercenarios. El descendiente de Donato
es en realidad el propio Donato y el momento de su muerte era justo cuando el reloj estuviese
arreglado. El Sol dorado de Málaga junto con el reloj forman una especie de mapa estelar que revela el
lugar exacto donde se encuentra otro objeto de Rambaldi.

El lugar es una cueva subterránea en la ladera del monte Aconcagua. Allí se encuentra el manuscrito
original con los diseños y bocetos de Rambaldi.

El SD-6 ha conseguido una caja con el símbolo de la Orden de Rambaldi, contiene un frasquito con
un líquido.
Este líquido es utilizado para revelar una página del manuscrito que estaba en blanco, la página 47.
En esa página se ve el boceto del dibujo de una cara de mujer, alguien increíblemente parecido a
Sydney Bristow.

En el marco de un retrato del Papa Alejandro VI guardado en el Vaticano está oculto el decodificador
de la Página 47 de Rambaldi para así saber qué dice exactamente "La Profecía"

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