Rocío Corcuera*
Entre los que se inclinan por la distinción entre “Educación por el arte” y
“Educación artística” se argumenta que la “Educación por el arte” no pretende formar
artistas mientras que la “Educación artística” sí. Ante eso, algunas personas defienden
la postura de usar únicamente el término “Educación artística”, manifestando que su
finalidad no es formar artistas sino formar personas. Por este motivo consideran que no
habría que distinguir la “Educación artística” de la “Educación por el arte”, como
tampoco se hace en otras áreas, por ejemplo nadie dice “educación por las
matemáticas”.
Hay quienes complican un poco más esta polémica aduciendo que no importa el
término que se use ya que en efecto de lo que se trata es de formar artistas,
entendiendo “artistas” no como personas únicamente dedicadas al quehacer artístico,
sino como personas sensibles que suelen usar el arte para comunicarse.
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Natural de Lima. Artista plástica y educadora. Coordinadora de Warmayllu/Comunidad de Niños Lima.
circunscribe solamente al ámbito escolar sino que abarca la educación en general en
cualquier lugar y momento de la vida.
La historia de nuestro sistema educativo nos muestra que hubo motivos que
llevaron a establecer la distinción entre “Educación artística” y “Educación por el
arte”. En la época de la Reforma Educativa de la década de 1970 se revisaron las
prácticas educativas vigentes, percatándose que el maestro de arte enseñaba a los
niños del mismo modo como le habían enseñado a él en la Escuela Superior de Arte, de
esta forma los preparaba técnicamente dejando de lado el aspecto formativo del arte.
Quienes piensan que el área escolar se debe llamar “Educación por el arte”
resaltan el valor formativo del arte, más que el valor de la obra producida. Quienes
piensan que se debe llamar “Educación artística” resaltan la necesidad de que se
“enseñe arte”, como una disciplina, es decir, que el niño y el joven se expresen
conociendo paralelamente el lenguaje del arte y sus códigos. En este sentido,
manifiestan que sin este conocimiento el trabajo educativo se convierte en “terapia”1,
“catarsis”, “manipulación de materiales”, o resulta siendo una simple “actividad” sin
llegar a “aprender” arte ni tampoco “hacer arte”.
Cuando un maestro “enseña” arte (en cualquier nivel educativo), incluyendo los
aspectos técnicos y las particularidades del lenguaje específico no deja de “formar”, no
deja de “educar”, de sensibilizar, por el contrario, lo hace desde el arte como una
disciplina digna de estudio. Sin embargo, “educar a través del arte”, propiciar el arte en
la escuela o en cualquier nivel, no implica necesariamente “enseñar” arte. El profesor
de historia, por ejemplo, puede valerse de una obra de arte y partir de ella para
generar conocimientos, el de filosofía puede partir de una película, el de ciencias
propiciar una creación a partir del estudio de las células. En estos casos no estarán
“enseñando” arte o por lo menos no será ese su objetivo pero estarán “educando a
1
Al usar el término “terapia” estoy recogiendo la palabra tal como ha sido mencionada. No me refiero a la
complejidad que encierran las terapias artísticas.
través del arte”, estarán propiciando un acercamiento al arte integrándolo a otras áreas
del aprendizaje humano.