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NOTA DE PRENSA
Como bien sabeis, la historia del VIH/Sida tiene dos etapas claramente diferenciadas:
la anterior y la posterior al inicio de la terapia antirretroviral en 1996. Hasta aquel año la
supervivencia de los pacientes, una vez que la enfermedad se diagnosticaba, era de
meses o de pocos años, durante los cuales ingresaban y reingresaban con procesos
agudos que finalmente acababan con su vida. En 1995 más de 400 personas fallecieron por
sida en nuestra comunidad.
Por ello, muchas de las cuestiones que los pacientes con VIH plantean en las
consultas están directamente relacionadas con la terapia -efectos secundarios, nuevos
medicamentos, problemas con la adherencia, ...
Pero además, cada vez con más frecuencia plantean otra problemática muy similar
a la de la población general de su edad y sexo: perder peso, dejar el tabaco, seguir una
dieta para bajar el colesterol, hacer ejercicio, corregir la hipertensión, seguir un plan de
autocuidados, etc.
Hoy en día, el 80% de las consultas de Atención Primaria y el 60% de los ingresos
hospitalarios, así como el 77% del gasto público, corresponden a pacientes con
enfermedades crónicas. En Europa, el 60% de los adultos tiene al menos una enfermedad
crónica. Y los enfermos crónicos tienen diferentes necesidades que los agudos.
Nuestro actual modelo asistencial se diseñó en los años 60 y 70 para dar respuesta a
enfermedades agudas, fundamentalmente porque en aquellos años eran las
predominantes. Y una de las consecuencias de atender a los pacientes crónicos con un
sistema sanitario diseñado para agudos es que los pacientes crónicos no reciben el
tratamiento y los cuidados adecuados en un 55% de los casos y en el 50% la medicación no
se toma correctamente.
En otras palabras, el modelo de atención que tenemos ha quedado obsoleto y como
consecuencia nos encontramos ante el reto sanitario más importante de estas décadas lo
que nos obliga a buscar nuevos caminos.
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El primero es un baño de realismo. Que nadie espere que los cambios se produzcan
de la noche a la mañana. Hay hábitos, inercias, estructuras, … Lo fundamental es que
estamos iniciando un proceso de cambio. En esta legislatura que hemos iniciado vamos
dirigir el sistema en la dirección adecuada con nuevas ideas, introduciendo los instrumentos
necesarios para ello.
Tenemos un especial interés en que las personas que viven con el VIH y otros virus de
transmisón sanguinea, como el VHC y VHB, se integren plenamente en este nuevo modelo
porque muchas de las características de este colectivo se adaptan perfectamente a él.
Así por ejemplo, -y lo sabeis mejor que yo- en el campo del VIH existe una estructura
organizativa y una cultura de trabajo común de más de 20 años en ONGs y Grupos de
Autoapoyo, con un largo y duro recorrido. Pocos colectivos de afectados han desarrollado
estructuras tan sólidas y duraderas, no solo en el campo asistencial, sino también en el
preventivo, el social y en la defensa de los derechos humanos. Habeis trabajado en
adherencia a la terapia antirretroviral en epocas difíciles, cuando un tratamiento consistía
en tomar diariamente 16 o 20 pastillas. Habeis colaborado y puesto en marcha estructuras
de apoyo social como centros para enfermos de sida sin hogar, grupos de autoapoyo
emocional y un largo etc. Esta dinámica favorece sin duda la implantación de nuevos
procesos.
Los profesionales sanitarios que atendeis a los paciente seropositivos habeis tenido
que desarrollar estrategias innovadoras en el seguimiento de pacientes, en su búsqueda
cuando “desaparecían” de las consultas, en lograr la adherencia al tratamiento,…. que
van a ser de extraordinaria utilidad en la aplicación de este nuevo sistema.
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Finalmente, es evidente que la implantación de nuevas tecnologías es más facil de
realizar en un colectivo cuya edad media es de 45 años que en otro de mayor edad.
Eskerrik asko.
Rafael Bengoa
CONSEJERO DE SANIDAD Y CONSUMO