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El cristianismo (del griego Χριστός, Christós, Cristo, literalmente 'ungido') es una religión abrahámica monoteísta basada en la vida y enseñanzas atribuidas a Jesús de Nazaret, presentadas en el canon bíblico y otras escrituras del Nuevo Testamento. Los cristianos creen que Jesús es el hijo de Dios, así como el Mesías (o Cristo) profetizado en el Antiguo Testamento, que murió para la redención de los pecados del género humano, y que resucitó tres días después de su muerte.
Algunos de los escritos sagrados cristianos son compartidos con el judaísmo. El Tanaj constituye, junto con la Biblia Septuaginta (más antigua que el Tanaj en su forma actual), la base y la fuente para el Antiguo Testamento de las diferentes Biblias cristianas. Por este motivo el cristianismo es considerado una religión abrahámica, junto con el judaísmo y con el islam.
Título original
art2-eca 703-704. Aspectos culturales en la globalizacion
El cristianismo (del griego Χριστός, Christós, Cristo, literalmente 'ungido') es una religión abrahámica monoteísta basada en la vida y enseñanzas atribuidas a Jesús de Nazaret, presentadas en el canon bíblico y otras escrituras del Nuevo Testamento. Los cristianos creen que Jesús es el hijo de Dios, así como el Mesías (o Cristo) profetizado en el Antiguo Testamento, que murió para la redención de los pecados del género humano, y que resucitó tres días después de su muerte.
Algunos de los escritos sagrados cristianos son compartidos con el judaísmo. El Tanaj constituye, junto con la Biblia Septuaginta (más antigua que el Tanaj en su forma actual), la base y la fuente para el Antiguo Testamento de las diferentes Biblias cristianas. Por este motivo el cristianismo es considerado una religión abrahámica, junto con el judaísmo y con el islam.
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El cristianismo (del griego Χριστός, Christós, Cristo, literalmente 'ungido') es una religión abrahámica monoteísta basada en la vida y enseñanzas atribuidas a Jesús de Nazaret, presentadas en el canon bíblico y otras escrituras del Nuevo Testamento. Los cristianos creen que Jesús es el hijo de Dios, así como el Mesías (o Cristo) profetizado en el Antiguo Testamento, que murió para la redención de los pecados del género humano, y que resucitó tres días después de su muerte.
Algunos de los escritos sagrados cristianos son compartidos con el judaísmo. El Tanaj constituye, junto con la Biblia Septuaginta (más antigua que el Tanaj en su forma actual), la base y la fuente para el Antiguo Testamento de las diferentes Biblias cristianas. Por este motivo el cristianismo es considerado una religión abrahámica, junto con el judaísmo y con el islam.
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eca Estudios Centroamericanos cultura, El Salvador, empresas transnacionales, globalizacin, identidad, medios de comunicacin. Palabras clave: Artculos Implicaciones culturales de la globalizacin* Luis Armando Gonzlez** * Este texto es una ampliacin de la ponencia leda por el autor, el 25 de mayo de 2007, en el marco de una jornada de reexin preparada por el Departamento de Economa de la UCA en memoria del P. Francisco Javier Ibisate. ** Director del Centro de Informacin, Documentacin y Apoyo a la Investigacin (CIDAI), UCA. Correo electr- nico: luisg@cidai.uca.edu.sv. Resumen El ensayo se centra en la dimensin cultural de la globalizacin. Parte del supuesto que del examen de la cultura globalizada se pue- den obtener algunas pistas para entender importantes dinamismos culturales que estn sucediendo en la actualidad en El Salvador. En este sentido, el ensayo tiene una nalidad prctica: pretende hacerse cargo de algunos de los rasgos de la cultura salva dorea como una cultura globalizada o, me jor an, como una cultura que se est glo balizando. Volumen 62 Nmero 703-704 eca Estudios Centroamericanos 3 7 8 Implicaciones culturales de la globalizacin Sobre la globalizacin se han escrito mi- les de pginas, lo cual quiere decir que a es- tas alturas hay deniciones y matices para todos los gustos. Con todo, en este mar de reexiones y anlisis existen algunos autores y sus correspondientes elaboraciones in- telectuales que casi se han convertido en cl sicos. De tal forma que no se puede abor- dar el tema de la globalizacin sin referirse a ellos. Entre estos autores destaca U lrich Beck, quien, en 1997, en su libro Qu es la globalizacin? Falacias del globalismo, respuestas a la globalizacin, plante un conjunto de nociones que an ahora siguen siendo tiles para introducirse al problema de la globalizacin. Beck distingue en el li- bro referido entre globalismo , globalidad y globalizacin . En palabras de Beck: Por globalismo entiendo la concepcin segn la cual el mercado mundial desaloja o sustituye al quehacer poltico, es decir, la ideologa del dominio del mercado mundial o la ideologa del liberalismo [ ] La globalidad signica lo siguiente: hace ya bastante tiempo que vivimos en una sociedad mundial, de ma- nera que la tesis de los espacios cerrados es cticia. No hay ningn pas ni grupo que puede vivir al margen de los dems [ ] Por su parte, la globalizacin signica los proce- sos en virtud de los cuales los Estados nacio- nales soberanos se entremezclan e imbrican mediante actores transnacionales y sus res- pectivas probabilidades de poder, orientacio- nes, identidades y entramados varios 1 . A s pues, la globalizacin no slo es un fenme- no econmico, sino tambin poltico, social y cultural. Es decir, la globalizacin tiene dis tintas di mensiones no necesariamente complementarias entre s , a las cuales hay que prestar atencin si se la quiere entender en toda su complejidad. A esto es precisa- mente a lo que se reere M anuel A ntonio G arretn cuando dice lo siguiente: La glo- balizacin o mundializacin [ ] tiene diver- sas dimensio nes. La primera es econmica y se reere a la interpenetracin de los mer- cados, en sus aspectos productivos, comer- ciales y, sobre todo, nancieros, atravesando los Estados na cionales. La segunda es cultu- ral, principalmente comunicacional e implica el estrechamiento del tiempo y el espacio, caracterizndose por la extraterritorialidad de las redes de informacin y comunicacin. La tercera es la dimensin poltica, menos cris talizada en la medida que supondra ins- tituciones de gobierno mundial, que implica el debilita miento del Estado nacional en ma- nos de las dos dimensiones anteriores, en la medida en que tiende a predominar una sola gran potencia mundial y predominan los po- deres fcticos en la escena transnacional 2 . En estas pginas nos vamos a centrar en la dimensin cultural de la globalizacin, no tanto porque la misma sea ms importan- te que las dems, sino porque a partir de tal aproximacin se pueden obtener algunas pistas para entender importantes dinamis- mos culturales que estn sucediendo en la actualidad en El Salvador. Es decir, este ensa- yo tiene una nalidad prctica, en el sentido de que pretende hacerse cargo de algunos de los rasgos de la cultura salvadorea como una cultura globalizada o, mejor an, como una cultura que se est globalizando. A lgu- nas de las preguntas que conviene hacerse son las siguientes: cules son las caracters- ticas ms llamativas de la cultura globaliza- da? Cules son sus smbolos ms emblem- ticos? Cmo se hacen presentes sus inujos en El Salvador? 1 . Cultura e identidad A ntes de entrar en materia, vamos a cla- ricar un par de cosas sobre lo que aqu se entender por cultura e identidad . Sobre lo primero, se tiene que decir que hay distin- tas acepciones de la palabra cultura . Sin embargo, dos de ellas han marcado fuerte- mente los estudios culturales. La prime ra, 1. Beck, U., Qu es la globalizacin? Falacias del globalismo, respuestas a la globalizacin, Barcelona: Pai- ds, 1998, pp. 27-29. 2. Garretn, M. A., La sociedad en que vivi(re)mos. Introduccin sociolgica al cambio de siglo, Santiago de Chile: LOM Editores, 2000, pp. 26-27. 3 7 9 Implicaciones culturales de la globalizacin Volumen 62 Nmero 703-704 eca Estudios Centroamericanos ms tradicional, puede denominarse esencia- lismo cultural , y consiste en entender la cul- tura como una esencia ja e inmutable. De alguna manera, esta visin de la cultura tiene sus races en el romanticismo, concretamen- te en autores como W. Dilthey, J. H erder y M . Scheller. Y es que si la cultura con- cretada en creaciones literarias, tradiciones y costumbres es entendida como la expre- sin del espritu de un pueblo (y el espritu es la esencia del hombre Scheller y lo que distingue a un grupo humano de otro Dilthey ), entonces ella debe ser entendi- da como algo invariable y permanente en el tiempo. Comprender la cultura de una socie- dad determinada, pues, supondra conocer su espritu , lo ms autntico y propio de ella. Cada pueblo tiene su propio espritu, su propia cultura, y lucha por conservarlo y protegerlo de las amenazas provenientes del exterior. La razn de ello es que lo que est en juego en esa lucha no esslo la identi- dad individual, sino la identidad colectiva. Puede verse con facilidad la conexin exis- tente entre esta nocin de cultura y el nacio- nalismo que surge a su amparo. Naciona- lismo de distintos signos, segn fueron los contextos histricos particulares en el que el mismo se fue concretando. En A mrica La- tina, es Jos M art quien mejor recoge esta concepcin de cultura, junto con sus impli- caciones nacionalistas. Para l, lo msautnti- co de la civilizacin americana (su alma pro- pia ) fue alterado por la injerencia de una civilizacin extranjera; esa alma est llamada a ser restaurada cuando los pueblos ame- ricanos reconquisten su libertad. Tal como lo dice el intelectual cubano: Interrumpida por la con quista la obra natural y majestuo- sa de la civilizacin americana, se cre con el advenimiento de los europeos un pueblo extrao, no espaol, porque la savia nueva rechaza el cuerpo viejo; no indgena, porque se ha sufrido la injerencia de una civiliza- cin devastadora, dos palabras que, siendo un antagonismo, constituyen un proceso; se cre un pueblo mestizo en la forma, que con la reconquista de su libertad desenvuelve y restaura su alma propia. Es una verdad ex- traordinaria: el gran espritu universal tiene una faz particular en cada continente. A s nosotros, con todo el raquitismo de un in- fante mal herido en la cuna, tenemos toda la fogosidad generosa, inquietud valiente y bravo vuelo de una raza original era y arts- tica 3 . La segunda acepcin de la palabra cultu- ra es de carcter instrumental, inspirada en la tradicin del funcionalismo antropolgico. El principal animador de esta concepcin es Bronislaw M alinowski, para quien la cultura cumple cuatro imperativos instrumentales : organizacin econmica, sistema normativo, organizacin de la fuerza, y mecanismos y agencias de educacin. Con todo, dice M a- linowski, esos cuatro imperativos instrumen- tales no agotan todo el signicado de la cul- tura, ya que la maquinaria material de la cultura y el comportamiento humanos que se asocia a ella [ ] son reguladas y pre- servadas por el cuerpo del saber tradicional. Este hecho es posible gracias al lenguaje, el instrumento que permite al hombre formu- lar reglas de validez universal y comprimirlas en conceptos verbales 4 . En este sentido, la cultura es una realidad instrumental por- que tambin lo es el lenguaje, soporte fun- damental de las creaciones culturales. Y la instrumentalidad de la cultura y el lenguaje son coherentes con el carcter prctico de la relaciones del hombre con su entorno: el hombre sostiene M alinowski se enfrenta a la naturaleza y a los seres semejantes me- dian te una manipulacin constructiva e ima- ginativa en cada situacin que surge. Pero esta accin por previsin est siempre ba- sada en la experiencia de xitos y fracasos anteriores 5 . 3. Mart, J., Los cdigos nuevos. En Nuestra Amrica, pp. 5 y 6. Disponible en: http://www.librosgratisweb. com/pdf/marti-jose/nuestra-america.pdf. 4. Malinowski, B., La teora funcional de la cultura. En Gutirrez, C. y Brenes, A. (comps.), Teora y mtodo de las ciencias sociales, San Jos: EDUCA, 1971, p. 315. 5. Ibdem. Volumen 62 Nmero 703-704 eca Estudios Centroamericanos 3 8 0 Implicaciones culturales de la globalizacin Es indudable que la cultura posee conte- nidos instrumentales. El asunto es si la cultu- ra se reduce, en lo esencial, a esos conteni- dos. A dems, si se acepta que ello es as, se corre el riesgo de entender a la cultura como un mecanismo de adaptacin social, dejan- do de lado posibles lecturas de lo cultural que destaquen su potencial emancipatorio. Y este potencial slo puede reconocerse si, adems de su funcin instrumental, se distinguen en la cultura las dimensiones representativa (cla- sicar entidades y modelar los hechos), nor- mativa (culestiposde hechosson permitidos, obligados o prohibidos), valorativa (cules tipos de hechos son importantes y desea- bles) 6 y proyectiva (cules son los proyectos de futuro de una sociedad y cmo se puede alcanzarlos) 7 . Esta ltima dimensin merece ser destacada porque remite al tema de los recursos culturales que son necesarios para disear e impulsar, en la prctica, propsitos de carcter colectivo. Los recursos cultura- les seala G uillermo Bonl son todos los elementos de una cultura que es necesa- rio poner en juego para denir un propsito social y alcanzarlo. Cualquier proyecto, sea cual fuere su naturaleza, exige que se cum- plan una serie de condiciones, que podemos entender como recursos culturales puestos en accin [ ], conocimientos, valores, formas de comunicacin, cdigos comunes para el intercambio de ideas y opiniones, emociones y aspiraciones compartidas; todos estos son recursos culturales 8 . Llegados a este punto, podemos decir que la cultura debe ser entendida como un univer- so de smbolos mitos, creencias, tradiciones literarias, valores, normas que dan sentido y orientan la prctica de individuos y grupos en una sociedad determinada. De hecho, no existe la cultura , sino ms bien los procesos culturales que, en cuanto tales, no son esen- cias eternas. Esto es, las culturas, entendi- das como procesos, estn sujetas a transfor- maciones. Pero las mutaciones culturales no suelen ser evidentes en la cotidia nidad, sino que ms bien se dilatan a lo largo del tiem- po. Y ello porque las culturas poseen una tendencia hacia la permanencia, especial- mente cuando el simbolismo que las alimen- ta se caracteriza por la rigidez, el dogmatis- mo o el fundamentalismo. En las culturas, pues, hay una especie de dialctica entre la permanencia y el cambio, pero tambin una especie de dialctica entre la continuidad y la ruptura. Los cambios y las rupturas culturales se abren paso en me- dio de la continuidad y la permanencia. Esto es lo que explica el carcter hbrido de las culturas, las mezclas que las caracterizan y su ambivalencia. En el caso de A mrica Lati- na, las culturas son un espacio de conictos y contradicciones; y las hibridaciones que las caracterizan no coexisten con la serenidad con que las experimentamos en un museo al pasar de una sala a otra. Para entender esta compleja, y a menudo dolorosa interaccin, es necesario leer estas experiencias de hi- bridacin como parte de los conictos de la modernidad latinoamericana 9 . A simismo, las culturas sostienen esa di- mensin de los individuos que llamamos identidad, que en cuanto tal tampoco es una esencia eterna o algo que podamos tomar entre las palmas de manos. En otras pala- bras, la identidad se construye simblicamen- te, culturalmente. La vida humana dice J. M . M ardones es una vida interpretada. A travs del sentido que damos a la vida, inter- pretamos sta y obtenemos, en vez de una maraa de sucesos, un ovillo ordenado y es- 6. Los componentes representativo, normativo y valorativo son destacados por Castaos, F. y Flores, J. I. en la voz Cultura. En Baca Olamendi, L., et. al, Lxico de la poltica, Mxico: FCE-FLACSO, 2000, p. 115. 7. La dimensin proyectiva de la cultura es destacada por Bonl, G., Los pueblos de indios, sus culturas y las polticas culturales. En Garca Canclini, N. (ed.), Polticas culturales en Amrica Latina, Mxico: Grijalbo, 1987, pp. 107 y ss. 8. Ibd., p. 107. 9. Garca Canclini, N., El debate sobre la hibridacin en los estudios culturales. En Skirius, J. (comp.), El en- sayo hispanoamericano del siglo XX, Mxico: FCE, 2004, p. 798.