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Introducción
Análisis
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Cellini, Benvenuto. “Vita”.
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Couve, Adolfo. “El Perseo de Cellini”, Suplemento cultural de El Mercurio, Santiago, 13 de Noviembre de
1977 y en El arco y la lira I, Universidad de Chile, Santiago, 1979. Para este ensayo, Couve, Adolfo,
“Escritos sobre arte”, Ediciones Universidad Diego Portales, Santiago, 2005.
4
Op. Cit. Pág. 47.
5
Op. Cit. Pág. 49.
Couve habla del Manierismo para justificar al Perseo. Evidentemente, Cellini nada
dice de él, pues está relatando la invasión a Roma. Pero da señales de las tensiones político-
religiosas de su contemporaneidad y reafirma sus sangrientas experiencias, de las cuales se
puede dilucidar que para él no eran cosas raras los chorros de sangre, los
desmembramientos, los asesinatos. Aunque en su Perseo la decapitación podría no guardar
mucha fidelidad con la realidad, sí es fiel al ímpetu de asesinato. Los datos que aporta el
artista son fundamentales para que Couve pueda relacionar a Perseo con su autor: “El
tiempo, el desgaste, distancian al Perseo y lo eximen de la impureza de su autor. Sin
embargo, es a sus fechorías, a la historia de sus pasiones, a las que estas obran deben su
existencia”.6
Para contextualizar la existencia de esta obra tan extraña, Couve funde la estética
manierista con la arrojada subjetividad de Cellini. Por un lado analiza a su predecesor,
Miguel Ángel, para encontrar un hilo conductor entre el cambio tan profundo del
Manierismo en relación con el Renacimiento:
“Manierismo se denomina este estilo, impuesto por Miguel Ángel,
encubierto por su genio, requerido por la Contrarreforma (…) La muerte de Rafael,
último creador, según estas normas (Renacimiento), deja el camino abierto a
Miguel Ángel, quien sostiene que la belleza ha de estar al servicio de una
determinada causa. Como él es solo el iniciador de este postulado, se advierte en
sus obras colosales la lucha encarnizada entre estas dos tendencias, lo interno y lo
externo, la forma y el contenido, ambigüedad que refleja las dudas, angustias e
inquietudes espirituales del escultor” 7
Por otro lado conecta la personalidad airada de Cellini con dos de sus mecenas, el
rey Francisco I, para quien diseña el famoso Salero dorado, y el papa Clemente VII.
Ambos, según Couve, sufren de los mismos problemas que Cellini: “Ambos conocieron las
humillaciones, el fracaso, lo que hizo que en cierto modo se identificaran con el artista”.8
Para Couve estas relaciones sirvieron de acicate para lograr un triunfo del Perseo entre
tanto objeto ornamental que le fue encargado al orfebre. Cellini, en el capítulo del saco de
6
Op. Cit. Pág. 50.
7
Op. Cit. Pág. 45-46.
8
Op. Cit. Pág. 47.
Roma, se refiere al Papa: “Yo me aplicaba a disparar mis cañones, y con ellos efectuaba
cada día alguna cosa muy notable; de manera que había conquistado del Papa crédito e
inestimable favor”9. Aunque de este fragmento no puede concluirse el vínculo casi
psicológico que insinúa Couve, la relación que más adelante continuará pudo haber influido
más allá de las obligaciones que involucra un mecenazgo.
Con respecto a Francisco I, cotejando el texto de Cellini, no se puede decir mucho.
Es a partir de Couve y su mención del famoso Salero que se desprenden las implicancias
del monarca y el pontífice en las oportunidades creativas de Cellini: “Con qué vehemencia
defendió Francisco I a Cellini de sus adversarios, y Cellini, con qué abnegación acompañó
a Clemente VII en el encierro del Castel Santángelo durante el saqueo de Roma (…) Tanto
el rey como el pontífice demostraron por este hombre, unánimemente considerado como
intratable, un aprecio incondicional”10. Es necesario decir que ni de las palabras de Couve
ni de las de Cellini se extraen evidencias para confirmar tan cercana relación entre el artista
con los dos personajes, con el tinte subjetivo y personal al que refiere Couve.
El texto de Couve aborda, finalmente, los rasgos más intensos del Manierismo para
rematar las conexiones que hacen del Perseo una obra tan importante para él. Afirma que:
9
Cellini, Benvenuto. “Vita”.
10
Couve, Adolfo. Op cit. Pág. 47-48.
11
Op. Cit. Pág. 48-49.
directamente en la pose indefinida del joven que porta la cabeza de la Gorgona, aplastando
su cuerpo retorcido y sangrante.
Conclusión
Análisis de texto:
“El saco de Roma” de Benvenuto Cellini
Y
“El Perseo de Cellini” de Adolfo Couve
Úrsula Starke
3º Año Teoría e Historia del Arte
Abril del 2009