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24 LA VANGUARDIA OP I NI ÓN LUNES, 10 NOVIEMBRE 2008

Antoni Puigverd

¿Cuál es nuestro sueño?


L
o siento, les hablaré de Obama. profesores de literatura (así como los de para glosarlas. Aunque lo verdaderamente ten herederos de una República idealiza-
Pero sólo como pretexto para re- periodismo, política y publicidad) podrían interesante es observar que tales recursos da y envían al infierno a sus oponentes, a
flexionar sobre nosotros. Situé- aprovechar en clase para demostrar que la persiguen un único efecto: reforzar la iden- los que estigmatizan como franquistas; y
monos en la noche electoral. Ge- añeja preceptiva literaria tiene maravillo- tificación entre presidente y pueblo, iden- estos persisten en ignorar el inmenso do-
neroso y valiente, John McCain, acepta la sas aplicaciones en la vida contemporá- tificación que el famoso eslogan “Yes, we lor con que la dictadura de Franco fraguó
derrota con algo más que fair play, felici- nea. El uso de la anáfora y los paralelis- can” sintetiza. “No olvidaré a quién perte- la España actual y sueñan con imponer los
tando al vencedor por haber inspirado “la mos, por ejemplo. O el recurso a la narra- nece de verdad esta victoria. Os pertenece mitos del nacionalismo español aunque re-
esperanza de tantos millones de estadouni- ción ejemplar. Obama cuenta la historia a vosotros”. Obama presenta su triunfo co- mozados con fórmulas liberales. Nuestros
denses que una vez pensaron erróneamen- de Ann Nixon Cooper, votante negra de mo expresión de un sueño colectivo. “Si sueños siempre son parciales y excluyen-
te que tenían poca influencia todavía queda alguien por ahí tes. Y beligerantes: se trata de destrozar,
en la elección de un presiden- que dude de que Estados Uni- machacar y obligar a rendirse al que no co-
te”. Pero McCain es algo más dos es un lugar donde todo es mulga con el sueño de uno.
que un elegante perdedor y se posible, que se pregunte si el Y, sin embargo, en los años de la transi-
compromete formalmente a fa- sueño de nuestros fundadores
vor del causante de su derrota: sigue vivo, esta noche es la res-
“Son tiempos difíciles para
nuestro país y le he prometido
puesta”.
Y, en efecto, más allá de lo
¿Cuándo se rompió el sueño
esta noche que haré todo lo que consiga hacer como presi- colectivo?; cuando olvidamos
que esté en mi mano para ayu-
darle”. Y pugna por convencer
dente, el triunfo de Obama ha
sido percibido como una revivi-
el dolor que causaron los
a sus votantes de que también ficación del sueño americano. viejos sueños parciales
ellos tienen que comprometer- Un sueño que tiene dos caras.
se: “Insto a todos los estadouni- La individual: los Estados Uni-
denses que me apoyaron no só- dos de América son el país en ción (ahora cuestionada por las jóvenes ge-
lo a felicitarle, sino a ofrecer a el que, con esfuerzo personal, neraciones) sí tuvimos un sueño que nos
nuestro próximo presidente uno puede llegar a cualquier ci- abrazó a todos. Un sueño quizás no formu-
nuestra mejor voluntad y nues- ma; el país en el que incluso los lado en positivo, pero que tenía la virtud
tro más serio esfuerzo para, en- que parten con mucha desven- de la inclusión. No queríamos repetir las
contrando los necesarios com- taja tienen su oportunidad. Y matanzas, los abusos, las brutalidades del
promisos, aparcar nuestras di- la colectiva: es fundamental de- pasado. No queríamos sangre, queríamos
ferencias, restaurar nuestra fender el sistema que permite vida. Aspirábamos a la europeidad, deseá-
prosperidad, defender nuestra este sueño, no solamente de bamos confirmar el confort, queríamos pa-
seguridad en un mundo peli- las agresiones exteriores, sino recernos a los más civilizados del mundo.
groso y dejar a nuestros hijos y también de sus bloqueos inte- ¿Cuándo se rompió este sueño de cristal?
nietos un país más fuerte y me- riores. Cuando olvidamos la sangre y el dolor que
jor del que heredamos”. Observando cómo el sueño los viejos sueños parciales habían causa-
¡Qué gran lección, la del per- americano reverdece precisa- do. El olvido es ahora enorme. Tan enor-
dedor McCain, tan bravo en el mente en un momento de gran me que pretendemos culpar al otro de to-
campo de batalla como en los dificultad (crisis económica, dos los males del pasado. En todos nues-
comicios políticos! ¡Qué gran tremendo fracaso en Iraq, apa- tros sueños, el otro es un enemigo. No es
lección no solamente para rición de nuevas potencias), extraño que los nietos quieran desente-
RAÚL
nuestros políticos, sino para to- me pregunto: ¿cuál es nuestro rrar las fantasías por las que abuelos y bis-
dos nosotros, ciudadanos de cultura medi- 106 años, nacida una generación después sueño? Y la respuesta no puede ser más abuelos se mataron en las trincheras.
terránea, que con gran facilidad nos deja- de la abolición de la esclavitud. La historia triste: nosotros carecemos de un sueño co- ¿La revitalización del sueño americano
mos poseer por la envidia enfermiza y por de Ann le permite describir en términos lectivo. Aunque nos sobran los sueños par- ayudará a Obama a resolver la crisis estruc-
el feroz resentimiento contra los que nos de esperanza la epopeya vital de los esta- ciales y nos encanta imponerlos a macha- tural de su país? No lo sabemos. Lo que sí
superan en cualquier aspecto de la vida! dounidenses en el último siglo. Son tantas martillo. Unos sueñan con una España uni- sabemos es el peligro que tiene dejar que
Barack Obama, por su parte, pronuncia las virtudes retóricas del discurso que no forme, otros con un Euskadi homogéneo o los fantasmas del pasado presidan nuestra
en la fiesta de Chicago un discurso que los bastaría el entero espacio de que dispongo con una Catalunya catalana. Unos se sien- crisis.c

Francesc-Marc Álvaro

El siglo de un hombre de 47 años


T
e has fijado, me suelta un ami- de cierta edad nos han impactado, con ma- res tan diversos como Carter, Reagan (de con la misma naturalidad que el uso del
go, que ahora gobernará el mun- yor o menor intensidad. La globalización quien Obama valora algunas actitudes a móvil, el correo electrónico o el reciclaje
do un tipo de nuestra quinta, un no es algo nuevo, por supuesto. Los hijos pesar de discrepar en lo ideológico), That- de la basura. Antes de que las batallas vir-
hombre nacido en 1961, la mis- de los años sesenta, en Barcelona o en Ho- cher, Juan Pablo II, Mitterrand, Kohl, Gor- tuales de Matrix nos fascinaran y después
ma década en que nos parieron a nosotros, nolulu, comimos las mismas papillas y nos bachov, Havel, Walesa, Mandela, Blair y, de que la moda sandinista y la moda iraní
humildes ciudadanos del imperio. Es ver- tragamos similares mensajes emitidos por hablando de los más cercanos, Suárez, sedujeran a nuestros primos, tuvimos con-
dad –pienso–, los cuarentones tendremos flamantes máquinas de la información González, Pujol y Maragall. Los de la gene- ciencia del mal y del horror cuando las
a uno de los nuestros en la Casa Blanca, un que, en aquel entonces, constituían una po- ración olímpica, por decirlo en clave local, guerras de los Balcanes convocaron todos
dato nada despreciable dada la importan- derosa y atractiva novedad. Fuimos conce- nos acostumbramos a ver en la tele a políti- los fantasmas. Y entre la caída del Muro y
cia que tienen los factores generacionales. bidos bajo el enorme optimismo de una dé- cos de nivel. el 11-S, navegamos confiados en exceso
Se habla de la negritud, de los orígenes y cada que llevó la idea de progreso ilimita- De pequeños, queríamos ser astronau- por el fin de la historia.
de la formación de Barack Obama como se do hasta un punto de no retorno. Nadie te- El siglo de Obama, nuestro siglo vivido,
hubiera hablado del sexo, de la experien- mía por su empleo, aparecían vacunas pa- nos ha obligado a impugnar algunas verda-
cia y de los lazos familiares de Hillary Clin-
ton si esta hubiera alcanzado la presiden-
ra todo, el automóvil era un bien asequi-
ble, el hijo del obrero y del campesino po-
El siglo de Obama nos ha des intocables y a rechazar varios dogmas
que las generaciones precedentes nos tra-
cia. Pero también es imprescindible, para día llegar a la universidad, en las casas ha- obligado a impugnar algunas taron de vender en las aulas, en los me-
comprender al nuevo líder, saber qué fo-
tos integran su álbum de recuerdos históri-
cía menos frío y el futuro era un país de
plástico y sin fronteras.
verdades intocables y a dios, en la calle. Tal vez porque llegamos a
la edad adulta en los exhaustos ochenta,
cos. Obama tiene la memoria propia de un Obama nació nueve días antes de que la rechazar varios dogmas desconfiamos de las soluciones mágicas.
hombre de 47 años que, a caballo de dos República Democrática Alemana levanta- Obama, que se considera un producto puro
siglos, ha vivido grandes transformacio- ra el muro de Berlín y ha resultado elegido de los sesenta, explica cómo revisó a fon-
nes colectivas, las mismas que han influi- presidente cuando arrecia una crisis eco- tas porque la carrera espacial marcó nues- do los valores de su madre y de sus abue-
do sobre millones de personas anónimas nómica mundial de dimensiones hasta tras fantasías como el temor a la destruc- los y cómo, tras su etapa universitaria,
repartidas por todo el planeta. hoy desconocidas. En los últimos cuaren- ción nuclear pobló nuestras pesadillas. constató los riesgos de dejar de pensar y
No sé si hay una generación Obama, el ta años, hemos asistido a la desaparición Descubrimos los discos de los Beatles de refugiarse en la hipocresía. Así, compren-
tiempo lo dirá. ¿Hubo una generación del colonialismo, la caída del comunismo, nuestros hermanos cuando mataron a dió que una debilidad del discurso progre-
John F. Kennedy? Para muchos, no hay du- el fin de la guerra fría, la emergencia del John Lennon, pero tuvimos que esperar al sista había sido “valorar los derechos y
da de ello. Lo que sí podemos afirmar es fundamentalismo islámico, la consolida- suicidio de Kurt Cobain para llorar a un prestaciones más que los deberes y respon-
que el nuevo presidente de Estados Uni- ción y ampliación de la Unión Europea, la muerto de la pandilla. La pandemia del si- sabilidades”. En el medio del camino, de la
dos, más allá de las circunstancias concre- pujanza de China e India y la redefinición da estalló cuando aprendíamos los miste- mano de Obama, nos adentramos en un
tas de su biografía, ha crecido al compás de los programas clásicos de la derecha y rios de la carne y el posfeminismo se ha bosque inexplorado. ¿Será esa gran aven-
de algunos hitos y avatares que a todos los la izquierda. Tenemos en la retina a líde- integrado en nuestros gestos cotidianos tura que imaginamos de chavales?c

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