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Lima 1821
Arnaldo Mera Ávalos (historiador peruano) trata sobre cosas no tan conocidas del
contexto histórico en el cual tuvo lugar la declaración de la Independencia del Perú-
–La ciudad se había convertido no sólo en un refugio sino también en un nido de las
malas noticias que llegaban de toda América. Las noticias de las luchas intestinas
en Argentina, publicadas por la prensa platense eran repetidas en Lima. La prensa
realista limeña de los años 1820 y 21 repetía todas las malas noticias que llegaban
de la zonas liberadas, sobre todo de La Plata, como para demostrar todo el caos
generado por la independencia.
–Lima era una ciudad señorial, capital del Virreynato, acostumbrada durante
trescientos años a albergar funcionarios de la Corona. Las limeñas se casaban con
esos funcionarios españoles. Por eso tanta gente temía a La Patria, es decir, al
ejército emancipador. Era un miedo a perder sus propiedades y a quebrar su unidad
familiar. Esa gente no sabe qué va a pasar.
–¿Y la proclamación?
–Por temor a ‘La Patria’. Los conventos estaban repletos de refugiados. Tenemos a
los seiscientos limeñas y limeños refugiados en el castillo del Callao, mal llamado
Real Felipe. Tenemos la amenaza del general Canterac, cuyas tropas habían
rodeado Lima. La ciudad estaba amurallada y Canterac la rodea desde La Molina,
avanza por San Borja, entra por Limatambo y pasa hasta Bellavista. Todo eso
aumenta el temor en la ciudad. Hay un miedo a lo desconocido, al cambio.
–¿Qué pasaba con la llamada ‘plebe’, es decir, los indios y los negros?
–Tenemos que diferenciar. El negro esclavo de la elite podía vestirse mejor, incluso,
que muchos blancos pobres. Me refiero a los carroceros, cocineros o mayordomos.
Su suerte dependía de lo que pasaba con su amo. Cuando San Martín se acerca a
Lima manda decir que todo negro que se pase al bando libertador será libre. Por
eso en Lima hay tanto temor a la fuerza del ejército patriota. Muchos temían que
no fuera una fuerza organizada, sino que sea un ejército desordenado con tropas
proclives al saqueo y al pillaje. Había temor a los desertores realistas que querían
saquear la ciudad.
–¿Y el ejército?
–El ejército realista estaba intacto, asediando la ciudad, había deserciones pero
básicamente estaba intacto. El ejército realista estaba conformado por peruanos de
todo el territorio. En esos años los peruanos eran los indios. Durante la
indepedencia no se habla de los peruanos, porque peruanos eran los indios. El
criterio de ‘peruanos’ nace después.
–En esos días no, pero poco después fue muy dura. Esa persecución la hizo
Monteagudo a partir del mes de octubre de 1821. Fue una persecución tan odiosa,
que los mismos limeños celebraron el asesinato de Monteagudo. Separó familias de
toda clase social. Un caso que sonó mucho en la ciudad fue cuando deportaron a un
español viudo. Su hija, una niña, tuvo que pasar al cuidado de su comadre. Ese
caso chocó mucho para la sensibilidad limeña.
–Salieron en setiembre de 1821. Esa gente se refugió por miedo a la Patria pero
luego les devolvieron sus propiedades. San Martín les permite firmar una boleta de
capitulación y de reconocimiento de la independencia. Ese grupo de personas se
salva.
–San Martín era un caballero. Hasta recibió a las damas de alcurnia. Un caso fue el
de la esposa del marqués de Vallumbrosio, de la nobleza cusqueña, que se
encontraba en Lima y solicitó una cita con San Martín para reclamar su hacienda de
San Juan de Lurigancho, herencia de su familia limeña. San Martín le devuelve la
hacienda que había sido confiscada.
– Cuando San Martín entra a la ciudad reconoce el gobierno que dejó el virrey La
Serna, era un vecino octogenario, el Marqués de Montemira, y ese detalle gustó en
las clases altas limeñas. El marqués era un criollo venerable que había nacido antes
del último terremoto que asoló la capital.
–Era el ejército libertador y todo aquel insurgente que luchaba por la independencia
de su patria chica, en este caso de Lima. “La Patria” era el ejército de San Martín,
era la noción de ‘independencia’ que llegaba de Argentina y Chile. Antes de que
llegue San Martín había cierta burla hacia “la Patria’, hacia los ingleses. En esos
años los ingleses tenían carta de neutralidad. Todos los veían mal, si estaban
mucho tiempo en la ciudad eran espías, si estaban poco tiempo también eran
espías. Y los ingleses lo único que buscaban era negociar libremente.