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Fell, Claude. (1992). Pedro Páramo. Juan Rulfo establecimiento del texto y notas, Sergio López Mena. Rulfo
Toda la obra. Edición crítica Vol. 17. México, D.F., México. Colección Archivos.
Esta práctica explotación de la “verdad de las mentiras”, como diría
Vargas Llosa, representa una ruptura en la línea dominante de la literatura
mexicana de los años cincuenta, estancada en variaciones sobre los mismos
temas. Es una transición hacia la modernidad, hacia nuevos modos expresivos, se
cierra un ciclo en el desarrollo del relato mexicano y se abre otro más.
Rulfo prefiere la narración en primera persona, frecuentemente algún
testigo ocular de los hechos, en este caso, Juan Preciado (“Vine a Comala porque
me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo”2), guía de la aventura,
que en medio de la novela abandona al lector. En algunos párrafos se comienza a
narrar en tercera persona (“Justina Díaz, cubierta con paraguas, venía por la calle
derecha que viene de la Media Luna, rodeando los chorros que borbotaban sobre
las banquetas”3). Además de los saltos cronológicos, la estructura desorienta al
lector, Rulfo lo hace de manera intencional para que éste se identifique con Juan
Preciado al no poder distinguir entre el mundo de los vivos y el de los muertos.
Una de las características del realismo maravilloso es resaltar escenarios
americanos ubicados en los niveles más duros y crudos de la pobreza y
marginalidad social. Comala, ciudad mítica, es el escenario de Pedro Páramo, una
inmensa llanura en la que nunca llueve, valles abrasados, lejanas montañas y
pueblos habitados por gente solitaria. Comala se parece al infierno de Dante y a la
provincia jalisciense que Rulfo ha pintado como uno de sus “pueblos muy
extensos de calles largas, casas chaparras, y tal vez en cada manzana una casa
habitada… En medio de esa zona tremendamente erosionada, abandonada,
desde y por el tiempo de los cristeros”.4 Y en boca del arriero que conduce a Juan
Preciado al llegar a las afueras de Comala: “Aquello está sobre las brasas de la
tierra, en la mera boca del infierno”.5
2
Rulfo, Juan.(1975). Pedro Páramo. (p.7). México, D.F. Fondo de Cultura Económica.
3
Rulfo, Juan.(1975). Pedro Páramo. (p.90). México, D.F. Fondo de Cultura Económica
4
Fell, Claude. (1992). Pedro Páramo. Juan Rulfo establecimiento del texto y notas, Sergio López Mena. Rulfo
Toda la obra. Edición crítica Vol. 17. México, D.F., México. Colección Archivos.
5
Rulfo, Juan.(1975). Pedro Páramo. (p.9). México, D.F. Fondo de Cultura Económica.
Lo real maravilloso lo encontramos también en la dualidad de los dos
mundos, dos imágenes de Comala: una edénica (“Hay allí, pasando el puerto de
Los Colimotes, la vista muy hermosa de una llanura verde, algo amarilla por el
maíz maduro. Desde ese lugar se ve Comala, blanqueando la tierra, iluminándola
durante la noche”6) y otra infernal, citada en el párrafo anterior, como ya fue
descrita por Rulfo.
Se incluyen los mitos y las leyendas, al representar los fantasmas y
supersticiones, la culpa siempre se encuentra presente en todos y cada uno de los
personajes. Nos remite al concepto de las creencias populares del México rural
respecto a las “ánimas en pena”, aún los “vecinos reales de Comala” todos
aparecen errantes por la tierra y separadas de sus antiguos cuerpos. Igualmente
el fatalismo de tales personajes marcado por la desaparición de las fronteras entre
la vida y la muerte, al no darles opción alguna, ya que la muerte no les depara un
mundo mejor ni peor que el anterior. La muerte es un aspecto importante en esta
corriente literaria.
No hay orden de prioridades respecto a lo temporal, no se nos ofrece una
perspectiva cronológica. Se distorsiona al tiempo con la finalidad de que se
aprecie en lo actual lo ya pasado, no tiene centro temporal determinado y no se
pretende recuperar los acontecimientos pasados, sino más bien la huella afectiva
que éstos dejaron en la memoria.
Los personajes de esta corriente tienen viajes (como el de Juan Preciado
a Comala) no sólo son físicos, sino que cambian de espacios y tiempos desde sus
pensamientos, en este caso, ellos se encuentran en un panteón, encerrados en
sus ataúdes cada uno de ellos (“-¿Voz de mujer?¿Creíste que era yo? Ha de ser
la que habla sola. La de la sepultura grande. Doña Susanita. Está aquí enterrada a
nuestro lado. Le ha de haber llegado la humedad y se estará removiéndose entre
el sueño”7), platicando y reprochando lo ocurrido en su otra vida, se encuentran en
un lugar sin efectos, a través de esos diálogos conocemos la personalidad y el
papel desempeñado en su historia. No dejan de hablar, pero lo hacen de manera
6
Rulfo, Juan.(1975). Pedro Páramo. (p.8). México, D.F. Fondo de Cultura Económica.
7
Rulfo, Juan.(1975). Pedro Páramo. (p.82). México, D.F. Fondo de Cultura Económica.
precisa y lacónica. De esta manera los situamos en el tiempo en el cual ellos
realmente participaron en los eventos contados.
Los personajes reelaboran la vida de Pedro Páramo, con sus recuerdos y
cuchicheos recogidos por Juan Preciado, uno de sus hijos. El cacique no tiene voz
propia, su configuración depende de la narrativa de quienes lo rodearon . Es irónico
que la descripción, a través de los hechos, del responsable de la destrucción de
Comala dependa de alguien más: “-Ve tú a saber. Alguno de tantos. Pedro
Páramo causó tal mortandad después que le mataron a su padre, que se dice casi
acabó con los asistentes a la boda en la cual don Lucas Páramo iba a fungir de
padrino”.8
Entre los elementos culturales resaltados en Pedro Páramo está la manera
en que Rulfo nos presenta el habla a través de relatos orales que provienen de un
castellano campesino mezclado con lenguas indígenas de la región de Jalisco. Se
mezclan tradiciones culturales, nativas y colonizadas. Rulfo utiliza el lenguaje
popular de manera moderna y audaz. En los diálogos predomina el habla popular,
aunque la narración en tercera persona se hace de manera poética, la cual incluye
descripciones de la naturaleza, especialmente, la luna, la lluvia y la vegetación: “Al
amanecer, gruesas gotas de lluvia cayeron sobre la tierra. Sonaban huecas al
estamparse en el polvo blando y suelto de los surcos”.9
Para finalizar, cabe mencionar que la presente obra de Juan Rulfo ha sido
motivo de crítica, de análisis (de todo tipo: desde literario hasta psicológico y
filosófico). No presenta todas las características del realismo maravilloso, como
todas sus contemporáneas, pero sí se pueden describir a partir de la comprensión
del citado texto.
8
Rulfo, Juan.(1975). Pedro Páramo. (p.83). México, D.F. Fondo de Cultura Económica.
9
Rulfo, Juan.(1975). Pedro Páramo. (p.65). México, D.F. Fondo de Cultura Económica.