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José Efrén Dávalos Vázquez 6°B TPI T/V

Estaba observando el cielo nocturno y de pronto……

Porque empezar la historia por el final…ya no tendría nada de interesante saber lo que paso a
nuestro sujeto, en si no es muy interesante lo que le paso, pero se los contare…

Esta es la historia de un hombre que tenía lo que no cualquiera podía tener…pero…caresia de lo


más importante, de sentimientos sinceros. Su nombre era Augusto.

Un día despertó con una profunda inquietud, se preguntaba por qué sentía un enorme vacío en el
corazón. Este se dirigió con uno de sus consejeros el cual le dijo – Que le puede faltar, lo tiene
todo, no se preocupe por algo tan absurdo como la pregunta que me hace-.Molesto por la
respuesta de su consejero se marcha hacia la calle, por donde empieza a caminar y a observar
cómo viven algunas personas menos favorecidas que él

Mientras se preguntaba cómo era posible que vivieran tan felices entre ellos si no tenían gran
cantidad de riquezas, se acerca a él un mendigo –el cual se veía muy tranquilo y despreocupado a
pesar de su condición- y le pregunta - ¿Qué hace por estos rumbos tan desolados?-

Augusto le responde -Busco respuestas sobre una inquietud, pero nadie me puede responder
incluso mi consejero no puede- el mendigo se ríe y le da un pequeño espejo redondo y le dice –No
se complique, las cosas más simples son las más grandes riquezas que un hombre pueda tener,
solo necesita mirar en lo más profundo de su alma – mientras el mendigo se marcha Augusto, se
queda pensando lo que le menciono el mendigo.

Siguió caminando durante todo el día hasta que cayó la noche, en una pradera, se sentó bajo el
cielo nocturno pero no comprendía lo que el mendigo le había dicho. De entre unas hierbas sale el
mendigo y ve que aún no logra entender como ver su ser interior.

El mendigo se acerca a Augusto y le dice –observa el cielo y dime que ves- le responde –solo las
estrellas y la noche- el mendigo le dice que no y, le dice que se mire en el espejo; Augusto se mira
en el espejo y solo ve su rostro y las estrellas brillar en el infinito a sus espaldas.

El mendigo le dice sonriendo, -las estrellas que ves son los sentimientos de quien aparece en el
espejo, si no logras ver lo bello en la simpleza de la imagen que ves en el espejo jamás lograras
llenar el vacío que tienes- le explica que el infinito es como lo más profundo de su ser y las
estrellas como sus emociones y que para poder ser feliz y encontrar la belleza en algo o alguien
necesita ver lo más profundo de este.

Estaba observando el cielo nocturno y de pronto entendí a lo que se refería el mendigo, sonreí y
una brillante lagrima como una perla regresa al mar, mientras yo permaneceré postrado en el
suelo contemplando la simpleza de la vida.

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