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El cuerpo más extenso de la poesía sánscrita, sin embargo, está formado por
estrofas sueltas, casi poemas en miniatura, que recuerdan a la poesía didáctica
que los habitantes de la India cultivaron con tanto esmero. El conjunto más
famoso de estas estrofas pertenece a Bhartrihari, quizá el más destacado de
los poetas indios, superado únicamente por Kalidasa, consiste en una gran
cantidad de poemas líricos, eróticos y didácticos. Tras él en orden de
importancia se sitúa Amaru, autor de poesía erótica, posterior quizá a
Bhartrihari, y que dejó constancia de su maestría en su Amarusataka.
Incluso en la poesía lírica resulta evidente la tendencia del carácter indio hacia
la reflexión y la especulación filosóficas, que tienen un peso tan trascendental
en el hinduismo. Esta tendencia no tuvo una importancia decisiva tan sólo en
los terrenos de la religión y la filosofía de la India, sino que se infiltró en otro de
los reductos característicos de su literatura, las brevísimas estrofas de carácter
didáctico y sentencioso que pueden ser denominadas proverbios, de los que se
han hallado unos 8.000, pertenecientes a distintos periodos de la historia
cultural india. Los primeros aparecen en el Mahabharata y, a partir de
entonces, se pueden encontrar dispersos por las más variadas obras de toda la
literatura sánscrita, siguiendo siempre la misma tónica de rechazo a las
vanidades humanas y en defensa de los beneficios de la renuncia a los asuntos
terrenales.
Hinduismo
PRINCIPIOS FUNDAMENTALES
Las normas o cánones del hinduismo se definen en relación con lo que las
personas hacen, más que con lo que piensan. Por consiguiente, en el seno del
hinduismo se encuentra una mayor uniformidad de acción que de creencias, a
pesar de que hay muy pocas creencias o prácticas que son compartidas por
todos. La mayoría de los hindúes cantan el himno del gayatri al amanecer, pero
casi no existe acuerdo sobre qué otras oraciones deben ser pronunciadas.
Muchos hindúes veneran a Siva, Visnú y la diosa Devi, pero también adoran a
centenares de deidades menores, propias de ciertos poblados o incluso
familiares. Hay prácticas que observan casi todos, como son el reverenciar a
los brahmanes y a las vacas, la prohibición de comer carne (en especial la de
vacuno) y el contraer matrimonio sólo con un miembro de la misma casta (jati)
con la esperanza de tener un heredero varón. A pesar de que los hindúes
tienen creencias y prácticas que parecen contradictorias (no sólo con respecto
al resto del mundo sino también dentro de su misma religión y de su vivir
cotidiano), cada individuo percibe un modelo que ha de seguir y que confiere
orden y sentido a su vida. En el hinduismo no existe una jerarquía doctrinal ni
eclesiástica, pero la complicada estratificación social, inseparable de la
religión, da a cada persona la sensación de ocupar una posición dentro de este
enorme grupo humano.
Textos
La última autoridad canónica para todos los hindúes son los cuatro Veda. Entre
ellos el más antiguo es el Rig-Veda, escrito en una de las formas más antiguas
de la lengua sánscrita del noroeste de la India. Este texto fue escrito entre el
1300 y el 1000 a.C. y consta de 1.028 himnos dedicados a un panteón de
dioses; ha sido memorizado sílaba por sílaba, conservándose así hasta hoy. Al
Rig-Veda le fueron agregados otros dos Veda, el Yajur-Veda (el libro del
sacrificio) y el Sama-Veda (contiene los himnos). El cuarto libro, el Atharva-
Veda (una colección de hechizos mágicos), es probable que fuera incluido
alrededor del 900 a.C. De aquella época datan también los Brahmana,
extensos textos escritos en sánscrito donde se exponen los rituales que
practican los sacerdotes y todos los mitos que los sustentan. Más o menos a
comienzos del 600 a.C. se compusieron los Upanisad, que consisten en
meditaciones místico-filosóficas con respecto al significado y a la naturaleza
del Universo.
Los Veda (dentro de los que se incluyen los Brahmana y los Upanisad) son
considerados las normas reveladas (shruti, 'lo que ha sido oído de los dioses'),
y no pueden ser alterados ni siquiera en una sílaba. Sin embargo, la mayoría
de los hindúes desconoce en la actualidad el contenido de estas normas. El
compendio más práctico del hinduismo, y que por tanto es muy utilizado, está
contenido en el Smriti ('lo que se recuerda'), resumen que también se
transmite en forma oral. No existen prohibiciones con respecto a improvisar
ciertas variaciones, cambiar algunos nombres o sugerir interpretaciones del
Smriti. En él se encuentran las dos obras épicas sánscritas más importantes (el
Mahabharata y el Ramayana) y los Purana escritos en sánscrito, entre los que
se incluyen los 18 grandes Purana y varias docenas de Purana de menor
importancia. También contiene los numerosos Dharmasastras y Dharmasutras
(tratados sobre la ley sagrada), de los que sobresale uno, que habría sido
escrito por el sabio Manu, que se cita con mayor frecuencia.
Las dos obras épicas están construidas alrededor de una historia central. El
Mahabharata relata la guerra civil entre los pandavas (liderados por Krishna) y
los kauravas. El Ramayana cuenta el viaje que hizo Rama para rescatar a su
esposa Sita que había sido raptada por el demonio Ravana. Las historias están
adornadas por relatos de otras procedencias y discursos de filosofía, leyes,
geografía, ciencias políticas y astronomía, por lo que el Mahabharata (que
consta de unas 200.000 líneas escritas) constituye una suerte de enciclopedia
o completa colección literaria, y el Ramayana (con más de 50.000 líneas
escritas) le sigue en importancia. A pesar de que es imposible fecharlos, lo más
probable es que los capítulos centrales del Mahabharata y del Ramayana
fueran escritos entre el 300 a.C. y el 300 d.C. Sin embargo, ambos fueron
ampliados, incluso después de la edad media, periodo en que se tradujeron a
las lenguas indias más comunes (como el tamil y el hindi).
Los Purana fueron escritos después de las obras épicas, y muchos de ellos son
tan sólo prolongaciones de los temas tratados en aquéllas (por ejemplo, en el
Bhagavata-Purana se describe la niñez de Krishna, un tema que no había sido
desarrollado en el Mahabharata). Entre los Purana también se incluyen mitos
secundarios, himnos de alabanza, filosofía, iconografía y rituales. La mayoría
de ellos es de naturaleza sectaria; es decir, están dedicados al culto de una
deidad en particular: los más importantes (y algunos secundarios) a Siva, Visnú
o Devi, y muchos de los secundarios a Ganesha, Skanda o el Sol. Además todos
contienen material que no es sectario, escritos cuyo origen quizás sea más
antiguo, como las “cinco señales” o tópicos (panchalakshana) de los Purana: la
creación del Universo, la destrucción y recreación del Universo, las dinastías de
los dioses lunares y solares, la genealogía de los dioses y de los sabios santos,
y las edades de los padres fundadores de la humanidad (los Manus).
Filosofía
A los hindúes se les divide en dos grupos: quienes buscan las recompensas
sagradas y profanas de este mundo (salud, dinero, hijos y una buena
reencarnación) y los que buscan liberarse del mundo. Los principios del primer
sistema de vida fueron extraídos de los Veda y hoy en día están representados
en los templos hindúes, en la religión de los brahmanes y en el sistema de
castas. La segunda forma de vida, explicada en los Upanisad, se manifiesta no
sólo en los cultos de renuncia (sannyasa) sino también en los fundamentos
ideológicos de la mayoría de los hindúes.
Cada uno de estos dos modos de actuar de los hindúes desarrolló sus propios
sistemas metafísicos y sociales. El sistema de castas y la filosofía de
svadharma que lo sostiene (el dharma individual) se desarrollaron dentro del
modo de vida mundano. El svadharma considera que cada persona nace para
realizar un trabajo específico, para casarse con una cierta persona, comer
cierta comida y engendrar ciertos niños, y que ésta es la mejor manera de
cumplir con su propio dharma antes que con el de cualquier otro (incluso si el
propio dharma es bajo y reprochable, como en el caso de los miembros de la
casta harijan, los intocables, cuya sola presencia, en ciertas ocasiones, llegó a
ser considerada contaminante para las otras castas). La principal meta del
hindú mundano y común es la de tener y criar un hijo que haga ofrendas a los
ancestros (la ceremonia shraddha). Por otro lado, el segundo camino de
renunciación del hinduismo se basa en la filosofía upanisádica de la unidad del
alma individual o atmán con Brahman, el alma universal. Se cree que si el fiel
lograra la total realización de esto, sería suficiente para que se liberara de la
reencarnación; mirado así, nada podría ser más perjudicial para la salvación
que el volver a nacer. Muchas de las metas e ideales de renunciación del
hinduismo han sido incorporadas al hinduismo mundano, en especial el dharma
eterno (sanatana dharma), un código ético absoluto y general que se propone
transcender y abarcar todos los dharmas secundarios, relativistas y
específicos. Para los hindúes, el principio más importante del sanatana dharma
es el ahimsa, la ausencia del deseo de hacer daño, el que se utiliza para
justificar el hecho de que sean vegetarianos (sin embargo, este dogma no
prohibe la violencia física contra seres humanos o animales, o que se
practiquen sacrificios de sangre en los templos).
Además del sanatana dharma, se han hecho numerosos esfuerzos para lograr
reconciliar los dos hinduismos. El Bhagavad-Gita describe tres caminos para
lograr la realización religiosa: el sendero de los trabajos o karma (aquí se
mencionan actos de sacrificio y rituales), el sendero del conocimiento o jnana
(la meditación upanisádica de la divinidad) y el sendero de meditación, una
apasionada devoción por Dios o bhakti, un ideal religioso que vino a combinar y
a hacer de los otros dos senderos, una vía más trascendente. En términos
generales, se pueden encontrar huellas del bhakti en las obras épicas, incluso
en algunos de los Upanisad, pero su manifestación más completa no aparece
hasta después del Bhagavad-Gita, cobrando impulso a partir de los cantos y
poemas escritos en lengua común, dedicados a las deidades locales, en
especial los de alvars, nayanars y virashaivas del sur de la India y los de los
fieles bengalíes de Krishna.
Los hindúes han logrado pues conciliar su monismo vedántico (véase Vedanta)
con su politeísmo védico: todos los dioses hindúes individuales (de los que se
dice son saguna, 'con atributos') están sometidos al espíritu universal o
Brahman (nirguna, 'sin atributos'), del cual emanan todos. Por lo tanto, la
mayoría de los hindúes rinde tributo (a través del bhakti) a dioses a quienes
adoran en los rituales (a través del karma) y a los que entienden (por medio
del jnana) como aspectos de la última realidad, el reflejo material del que todo
lo que existe es una ilusión (maya) creada por Dios con mucho esfuerzo, pero
con un espíritu de juego (lila).
Dioses
Visnú es adorado como un dios que está en todas partes (dios supremo para
sus adoradores), el dios de cuyo ombligo brotó una flor de loto, dando a luz al
creador (Brahma). Visnú creó el Universo, separando el cielo de la tierra; más
adelante, y en muchas ocasiones, tuvo que ayudarlo a sobrevivir. También se
le adora bajo la forma de muchos avatares, dioses que descienden al mundo (o
encarnaciones, en un sentido aproximado). Muchos de ellos son animales que
suelen aparecer en la iconografía hindú: el pez, la tortuga y el cerdo. Otros son
los enanos Vamana (quienes se transformaron en un gigante para engañar a
Bali, el demonio, y expulsarlo así del Universo); el hombre león Narasimha (que
destripó al demonio Hiranyakashipu); el Buda (que se encarnó con el fin de
enseñarles una doctrina falsa a los demonios piadosos); Rama con un hacha
(Parashurama, que decapitó a su madre porque no era casta, matando luego a
toda la clase de los Kshatriyas para vengar a su padre); y Kalki (el jinete del
caballo blanco, que vendrá a destruir el Universo al final de la era de Kali).
Pero, con diferencia, los más populares son Rama (el héroe del Ramayana), y
Krishna (héroe del Mahabharata y del Bhagavata-Purana). Se dice que ambos
son encarnaciones de Visnú, a pesar de que en un comienzo fueron héroes
humanos.
Junto a estos dos grandes dioses masculinos, hay muchas diosas objeto de
profunda devoción. A veces se dice que constituyen los distintos aspectos de la
Diosa, Devi. En algunos mitos, Devi es la primera que propone el movimiento,
la acción, liderando el grupo de dioses masculinos para que realicen las labores
de creación y de destrucción. También se muestra como Durga, a la que nadie
se puede acercar, quien en la gran batalla mata a Mahisha, el demonio búfalo;
o Kali, la diosa negra, que danza frenéticamente sobre los cadáveres de
quienes ha asesinado y luego se ha comido, adornada con las calaveras que
aún gotean y las manos ensangrentadas de sus víctimas. Los shaktas (devotos
de Sakti, el poder femenino) también adoran a la Diosa. Esta secta surgió,
junto con los tantristas, durante la época medieval. Los tantristas celebraban
ceremonias esotéricas, en las que se consumían los alimentos prohibidos
(como la carne, el pescado y el vino) y se practicaban, a modo de ritual, actos
sexuales que por lo general no estaban permitidos. En muchos cultos tántricos,
a la Diosa se la identifica con Radha, la consorte de Krishna.
Hay algunos dioses menores que están incluidos en el panteón central porque
se les identifica con los dioses más importantes o con sus hijos o amigos.
Hanuman (el dios mono) aparece en el Ramayana como el ingenioso asistente
de Rama en el sitio de Lanka. Skanda (el general del ejército de los dioses) es
hijo de Siva y de Parvati. Ganesha (el dios con cabeza de elefante), dios de los
escribas y mercaderes, quien ayuda a eliminar los obstáculos, es invocado
fervorosamente al comienzo de cualquier negocio importante.
Culto y ritos
Como parte del ritual diario (por lo general realizado por la esposa, quien se
supone tiene más poder para interceder ante los dioses), los hindúes ofrecen
(puja) frutas y flores ante un pequeño altar instalado en la vivienda. También
ella se ocupa de hacer ofrendas a serpientes locales, árboles o a espíritus
oscuros (benevolentes y malévolos) que moran en su propio jardín, en cruces
de caminos o en otros sitios del pueblo considerados mágicos. Muchos
poblados y ciudades de diferentes tamaños tienen templos donde los
sacerdotes celebran ceremonias durante todo el día: rezan al amanecer y
emiten ciertos tipos de sonidos para despertar al dios que es santo entre los
santos (la garbagriha o casa matriz); lavan, visten y abanican al dios, lo
alimentan y distribuyen los restos de la comida (prasada) entre sus fieles. El
templo también constituye un centro cultural donde se cantan canciones, se
leen los textos sagrados en voz alta (tanto en sánscrito como en lengua
común) y se celebran rituales al anochecer. A los laicos se les permite estar
presentes en la mayoría de las ceremonias. En muchos templos, en especial en
los que están dedicados a diosas (como el templo a Kali, el Kalighat en Calcuta)
y en ciertas ocasiones especiales, se sacrifican cabras. Por lo general, los
sacrificios son llevados a cabo por una casta especial de sacerdotes, de bajo
nivel, y se realizan fuera de los límites del templo. Existen miles de templos
locales, que pueden consistir en una pequeña cavidad de piedra en la que se
guarda una efigie sin forma, envuelta en telas, o en edificaciones un poco más
grandes, con un pequeño estanque para bañarse. Además, la India cuenta con
muchos templos de gran tamaño e, incluso, con algunas ciudades templo.
También los hay excavados en la roca (como los de Elefanta y Ellora) y
construidos en grandes bloques monolíticos, como los de Mahabalipuram. Hay
otros que están levantados con bloques de piedra importados y que han sido
esculpidos con esmero, como los templos de Khajuraho, Bhubaneswar, Madurai
y Kanjeevaram. Por lo general, una vez al año y durante ciertos días
especiales, la imagen del dios recorre todo el complejo de culto sobre unas
magníficas carrozas de madera tallada (ratha).
HISTORIA
En el valle del río Indo floreció, alrededor del 2000 a.C., una civilización muy
desarrollada, en las proximidades de las localidades de Harappa y Mohenjo-
Daro. Más o menos en el 1500 a.C., cuando las tribus arias invadieron la India,
esta civilización cayó en decadencia. Según los vestigios actuales resulta
imposible saber si estas dos civilizaciones tuvieron o no algún tipo de contacto
significativo. Sin embargo, muchos elementos propios del hinduismo que no
estaban presentes en la civilización védica, como el culto fálico y el dedicado a
las diosas, el bañarse en los estanques de los templos y las posturas del yoga,
pueden ser derivadas de la civilización del valle del Indo.
Hacia el año 1500 a.C., los arios ya estaban asentados en el Punjab. Llevaban
consigo su panteón de dioses indoeuropeos, que era principalmente masculino,
y una sencilla ética guerrera y mundana aunque profundamente religiosa. Los
dioses del panteón védico sobrevivieron en el hinduismo tardío, pero ya no
volvieron a ser objeto de culto: Indra, rey de los dioses y dios de la tormenta y
de la fertilidad; Agni, dios del fuego; Soma, dios de la soma (planta sagrada y
con cuya bebida se embriagaban). Más o menos en el 900 a.C., el uso del
hierro hizo posible que los arios pudieran desplazarse hacia el sur, al rico valle
del río Ganges, donde desarrollaron una civilización y un sistema social mucho
más avanzado. Durante el siglo VI a.C., el budismo comenzó a dejar sus huellas
en la India, lo que se transformaría a lo largo del milenio en una interacción
muy fructífera con el hinduismo.
Más o menos desde el 200 a.C. hasta el 500 d.C. la India fue invadida por
muchos grupos que venían del norte. Entre los que causaron un mayor impacto
estuvieron los escitas y los kusanas. Para el hinduismo, éste fue un periodo de
continuos cambios, gran crecimiento, sincretismo, y definición y delimitación
de su identidad. Durante esta época se terminaron de escribir las obras épicas
Dharmasastras y Dharmasutras. Fue bajo el imperio de la dinastía Gupta (entre
el 320 y el 540 d.C.), periodo en que gran parte del norte de la India estuvo
bajo el mando de un único poder, cuando el hinduismo clásico encontró su
máxima expresión: se codificaron las leyes sagradas, se comenzaron a
construir los grandes templos y se preservaron los mitos y los rituales en los
Purana.
La aparición de movimientos devotos
Se dice que la mayoría de los movimientos bhakti fueron fundados por santos
(o gurúes), a través de los cuales se ha ido transmitiendo la tradición a los
discípulos (chelas). Esta cadena ininterrumpida, junto a los cánones escritos,
constituye la autoridad fundamental de la secta bhakti. Otras tradiciones están
basadas en la enseñanza de los escritos de filósofos como Shankara y
Ramanuja. Shankara fue el principal defensor del monismo puro o no dual
(Advaita Vedanta), y de la doctrina de que todo lo que parece real no es más
que mera ilusión. Ramanuja estaba comprometido con la filosofía del no
dualismo calificado (Vishishta Advaita), un esfuerzo por tratar de reconciliar la
creencia en una divinidad sin atributos (nirguna), con la devoción hacia un dios
con atributos (saguna), y como un esfuerzo por subsanar la paradoja que
implica el amar a un dios al que uno es idéntico.
El hinduismo medieval
La obra
Los personajes principales de la obra son Rama y Sita de ahí se derivan los
secundarios como Dasarata, Valmiki los hermanos de Rama su padre y su
madrastra y madre de Rama.
La historia comienza en ayodya con el rey Dasarata que tuvo varios hijos y
mujeres, pero que al casarse con una mujer de nombre Kaikeyi juró que el hijo
que naciera de ellos sería su sucesor, sin embargo no tuvo hijos varones y tuvo
que recurrir a un antiguo culto de fertilidad, resultado de esto nacieron Rama
que nació de Kausalya; Barata, nacido de Kaikeyi, y Lakshamana y Satruña de
Sumitra.
Cuando los hermanos crecieron Vishvamitra les enseño todo lo relacionado con
la arquería, para que después los hermanos lo ayudaran a derrotar a los hordas
de rakshasas, después el los llevo a Mitila, donde Rama logro pasar la prueba
que se les imponía para ver cual joven era el adecuado para ganar a Sita y
después se caso con ella. Por los logros que rama tuvo Dasarata decidió
romper su juramento e instalar a Rama como su sucesor en lugar de Barata sin
embargo Kaikeky logro que Dasarata revertiera su decisión y además logro que
a Rama lo desterraran por 14 años junto con Sita y Lakshamana a la selva y así
Rama comenzó su peregrinar por varias partes de la India; llego a Godavarí y
tuvo que luchar contra los rahshasas para salvar a los munis pero el rey de
rakshasa de Lanka rapto a Sita. Cuando rama iba en su búsqueda se encontró
en pampa e logro hacer amistad con Sugriva que era el rey de los Vanaras a
quien su hermano había expulsado, Rama mato al hermano de Sugriva y
después este le ayudo a invadir Lanka y rescatar a su esposa, Rama dejo en el
trono al hermano menor del rey que rapto a su esposa y regreso a su ciudad
que se llamaba Ayodya donde su hermano Barata estaba como regente, Barata
le devolvió el trono y Rama logro tener un reinado largo y próspero.