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Asignatura : La Ética
Carrera : Educación
Ciclo : I
Integrantes :
INTRODUCCIÓN
Definición de ética
La ética tiene como objeto los actos que el ser humano realiza de modo consciente y libre
(es decir, aquellos actos sobre los que ejerce de algún modo un control racional). No se
limita sólo a ver cómo se realizan esos actos, sino que busca emitir un juicio sobre estos,
que permite determinar si un acto ha sido éticamente bueno o éticamente malo.
¿Qué es la globalización?
Podemos decir que la globalización es el fenómeno por el cual las naciones desarrollan sus
relaciones económicas, políticas y culturales sin encontrar las barreras que antes las
obstaculizaban, esto gracias principalmente a la financiación de la economía y a los
modernos medios de comunicación.
La globalización económica
Definición.
El capital comercial, son los bienes y servicios que finalmente se compran y se venden
en el mercado internacional. En este mercado internacional, los principales vendedores
son las empresas multinacionales como por ejemplo: la Shell, la Coca Cola, Sony, IBM,
Unilever, Phelps Dodge, etc. Los compradores son las poblaciones de cada país y
también hay muchísimos vendedores de su fuerza de trabajo, estos son los que
constituyen la mano de obra, ya que ellos venden su fuerza de trabajo a cambio de un
salario.
Principales agentes
Ventajas y Desventajas
Mayor injerencia económica de parte de los países desarrollados hacia los países
subdesarrollados o en vías de desarrollo.
Menor oportunidad de competir con esos grandes monstruos que son las empresas
multinacionales.
“ETICA Y GLOBALIZACION”
Al hablar de Etica y Globalización no podemos obviar la fuerte conexión
que existe entre la noción de desarrollo y la de globalización. Podemos
considerar que el fenómeno de la globalización es un producto ocasionado por
la aventura histórica de los países llamados “desarrollados” y que el proyecto de la
globalización consiste en llevar a cabo un desarrollo federalizado. Pero en primer
lugar realizare
la crítica ética de la noción misma de desarrollo y después veremos si existe un camino
para la
integración ética.
Si consideramos la noción de desarrollo desde un punto de vista ético, debemos saber
que no existe ningún tratado ético posible si pensamos que el concepto de desarrollo
tiene
como núcleo una noción ética y económica. Es un concepto que contiene en sí mismo,
los
conceptos de utilitarismo y de cualidad. Qué significa ésto? Que si nos limitamos a
este tipo de
visión, caeremos, en consecuencia, en la ignorancia de los rasgos no utilitarios de la
vida
humana: amor, pasión, honor, ludismo, y de todas sus cualidades.
Digamos entonces que existe en el interior de la noción de desarrollo, la única visión
del
hombre económico “hommo economicus”, y no, la realidad del hombre complejo con
todos sus
rasgos. En esta complejidad es donde coexiste el sentido del valor y de la calidad
poética de la
vida. Pero esto no basta.
Hay un carácter anti-ético en el concepto y en el movimiento histórico del desarrollo.
Por
qué? Porque en las sociedades llamadas “desarrolladas” podemos ver la
desintegración de las
solidaridades tradicionales de la gran familia, del barrio, de las comunidades y la
desaparición
de las solidaridades concretas entre personas que no pueden ser reemplazadas por las
ayudas
burocráticas y las solidaridades que necesitan dinero para comprarse.
Otro rasgo: las megalópolis - las grandes ciudades del desarrollo más adelantado-
están
en estado de desintegración del tejido social; en la mentalidad de la gente y sobre todo
en la de
los jóvenes, no existe la idea de sentido cívico como un super-ego de la sociedad
común.
Otra razón: el desarrollo es al mismo tiempo, desarrollo del individualismo; algo muy
bueno ya que el individualismo significa autonomía individual, pero hay tambien
desarrollo del
individualismo egocéntrico donde las agresividades individuales, el mercado, el
provecho,
amplifican este egocentrismo con la sed permanente de más y más consumo lo que
produce
una desintegración ética.
Sabemos también de la desintegración de una de las virtudes heredadas de
civilizaciones
antiguas y que se arraigo en las civilizaciones tradicionales: la hospitalidad, la
recepción del
otro, del extranjero.
Finalmente, las especializaciones en todos los sectores económicos del trabajo y del
pensamiento también, encierran a los seres humanos en actividades fragmentadas,
aisladas y
donde se pierde el sentido de la realidad común en la cual nosotros estamos incluidos.
De este
modo el sentido de la responsabilidad para los otros y para su comunidad, también se
desintegra. No olvidemos, además que los motores del desarrollo en la ciencia, la
técnica, la
economía, el provecho están sin ningún control ético. Y Washington desarrolló la idea
–muy útil
y fundamental -, porque en los principios de la ciencia moderna occidental del siglo
XVII hay
una autonomía total de la ciencia frente a la política, a la ética, a la religión, digamos a
la
condición de desarrollo de la ciencia. Pero a mediados del siglo pasado, la ciencia
desarrolló un
poder tan grande sobre la sociedad, y peligros tan gigantes o de destrucción
provenientes de la
física nuclear o de la manipulación que pone en evidencia la falta de regulación ética.
De la misma manera, la técnica y la economía no tienen control ético y éste es el
problema de nuestro porvenir planetario.
Pensemos también que las civilizaciones llamadas desarrolladas se encuentran hoy día
en una profunda crisis, en una degradación de la calidad de vida, crisis económicas
que no han
desaparecido, y crisis ética de la cual ya hablamos.
Hay una resurrección de la pobreza en los países ricos.
Ademas, desde el punto de vista económico podemos pensar que las crisis que se
producen en varios lugares del planeta no se pueden considerar cada una como una
excepción,
como un accidente, cuando existe un problema critico fundamental en el modo
económico del
mercado mundial sin regulación hoy día.
La tragedia de la Argentina no se puede considerar como una excepción, es un caso
adelantado y extremo de los peligros comunes para todos.
Esto me recuerda que en los años 50 y en la época en que no existía sanción
demográfica en todos los países europeos por aumento de los nacimientos, llegó
súbitamente
una caída demográfica en Berlín y para muchos demógrafos era una cosa excepcional
originada por la situación particular de Berlín, pero era en realidad, el anuncio de la
crisis
demográfica que llego años más tarde a todos los países de Europa. Entonces debemos
pensar
en todo esto y generar así la ética en nuestra civilización, en nuestro desarrollo.
Podemos decir pues, que en el concepto de desarrollo sostenible hay un fondo ético. El
trasfondo ético viene de una preocupación, no únicamente para las otras sociedades y
para el
planeta finalmente como lo indica Johanesburgo, sino también denota una
preocupación ética
para generaciones futuras.
Hay un concepto ético introducido en la noción de desarrollo sostenible. Pero a mi
entender, esto no es suficiente. Pienso que se debe integrar los mejores rasgos del
concepto de
desarrollo para una generación ética pero integrarla con un concepto más amplio,
más crítico,
más generoso que podríamos llamar una política de civilización.
Ya hemos hablado de la decadencia, de la desintegración de las solidaridades, y
también
de la desintegración del sentido de la responsabilidad. Pensemos ahora que
solidaridad y
responsabilidad son las dos fuentes primeras de la ética, la otra es la comprensión del
uno
hacia el otro. Y la resurrección ética necesita eliminar la idea cerrada de desarrollo;
no basta
dulcificarla con el desarrollo sostenible e integrarla a una política de la civilización
humana.
Estamos así, frente a un difícil y complejo problema : organizar la convergencia de
las
diversas vías que lleven a la resurrección o al desarrollo de la ética. Es decir, en
primer lugar,
debemos integrar lo mejor de la civilización occidental ( los derechos humanos del
hombre y la
mujer, la democracia - una cosa que puede degenerarse y aun en estado inconcluso-).
Pero
frente a esta idea de democracia está la idea de autonomía individual, de eliminar lo
peor, es
decir la hegemonía del provecho, de una racionalidad abstracta.
Por otro lado, esta política de la civilización humana significa utilizar y fortalecer las
cualidades civiles del sur. Porque es evidente que si el norte demuestra su
superioridad en las
cuestiones del cálculo, de la economía, de la técnica, de las armas, de todas estas cosas,
hay
una pobreza humana en esta hegemonía porque las cualidades humanas
fundamentales están
sumidas en una opresión. Entonces el sur tiene sus valores cuando hace una
resistencia a la
hegemonía del provecho y del cálculo. Cuando el sur toma en serio, no únicamente las
cuestiones privadas individuales, sino la cuestión de todas las cualidades que podemos
encontrar en nuestra vida que es evidentemente lo que llamamos cualidad de la vida.
Se puede
decir que en el mundo rico, la idea de hoy día es mejor. Entonces la idea de Ivan
Illitch, que
hace treinta años llamo la convivialidad, es decir la posibilidad de comunicaciones, de
amistad,
de relaciones buenas entre humanos . Y también las actividades gratuitas de servicios,
mutuales, la hospitalidad.
Es evidente que se necesita una política económica a varios niveles, al nivel de las
naciones, y las naciones es evidente que hay un papel para el estado luchar contra la
pletoria
burocrática y luchar contra la corrupción. Muchos problemas en ese sentido, de la
administración que ilustro muy bien Michel Crozier, pero hay también un papel
económico a
nivel continental como este continente que debe adelantar mas y todas esas conexiones
y
cooperaciones para llegar a una confederación de los países de América Latina. Es
evidente
que a nivel planetario, existe una necesidad de regulación, de control, de crear una
instancia,
un poder con poderes capaces de hacer esta regulación y también la penalización de la
especulación. También se esta instalando en varias partes del mundo, la idea de la
economía
plural y no únicamente la economía del provecho individual sino la economía de las
asociaciones, de las cooperativas. Esta idea que empezó a desarrollarse en América
Latina
primero en Méjico, luego en Perú y ahora en otros países, la idea del comercio
equitativo, que
necesita que los productores reciban un precio justo de los productos sin la
especulación y sin
el parasitismo de los intermediarios, “los coyotes”, porque ellos toman la mayor parte
del valor,
del producto del café en Brasil o del cacao por ejemplo. La idea del comercio
equitativo que hoy
existe es importante desarrollarla porque la idea de cuidar es fundamentalmente una
idea ética.
Ayudar a la conjunción de la acción de los productores y de los consumidores a través
de esta
equidad en los precios, y la calidad de los productos. Tengamos en cuenta también
dentro de
esta idea de desarrollo sostenible, la idea de salvaguardar el ambiente, una idea ética
de
solidaridad humana y planetaria en estrecha relación con la biosfera.
Ayudemos la juventud a ayudar el mundo. La juventud se encuentra en la esperanza
de
una cosa justa, debemos movilizar la juventud en eventos de solidaridad de país a
país, de los
ricos sobre todo hacia las naciones pobres, y al mismo tiempo hacer olvidar la idea de
servicio
militar obligatorio. Es una cosa histórica que se lleva a cabo en varios países pero
debemos
desarrollar un servicio cívico nacional e internacional, y animar, estimular y
coordinar todas las
fuerzas sociales de la generación y los esfuerzos individuales que existen en todas las
categorías sociales.
Entonces, para la regeneración ética se pueden combinar cuatro caminos que tienen
cada
uno su valor ético. El primero es un camino de las reformas institucionales y sociales
para el
desarrollo de la libertad, la igualdad y la fraternidad o solidaridad. Hay el camino de
la reforma
educacional, uno de los mas importantes, y me parece muy bueno que haya un panel
de
discusión sobre esta cuestión. Pero yo quiero decir que sobre esta cuestión
educacional, la
reforma educativa debe comportar una cosa que falta en todos los sistemas educativos
y es
enseñar la comprensión humana. Que la comprensión humana no es solamente una
cuestión
objetiva que solo alcanza saber que una persona tiene un metro setenta de altura, un
peso
determinado, no. Es una cosa mas compleja en donde se deben entender las razones
del
individuo, el por que de sus actos, y dicha compresión humana es muy difícil y
necesita
entonces de una larga enseñanza a partir de las primeras clases y que es de una
necesidad
fundamental como podemos adelantar en las relaciones humanas es decir la ética
entre
nosotros y también entre hermanos, padres, hijos, extranjeros. Y pienso también en el
camino
de un pensamiento complejo. Cuando se tiene una visión global y no como hoy realiza
la
educación que corta en pedacitos los varios componentes del saber , cuando ve la
relación de
todos con todo, es entonces cuando se ve la solidaridad que existe en los campos del
conocimiento y esto es una ayuda para entender la solidaridad humana. Porque la
persona que
se encuentra encerrada en su oficio sin conocer lo que les pasa a otros, no puede
entender de
su solidaridad hacia los otros. Hay también una ética fundamental que significa (la
palabra ética
como sinónimo de hacer el bien no sirve para nada,) es el ejemplo personal lo que
sirve pero
hay una cosa de enseñanza que viene del complejo sentido de la identidad humana. La
identidad humana es un concepto individual pero que forma parte de una sociedad, y
formamos
parte también de la especie humana. Y no estamos separados en un 33 % individual,
otro tanto
social y otro tanto biológico, no. Cada uno de esos aspectos esta incluido en los otros.
Nosotros
no estamos únicamente incluidos en la sociedad, la sociedad con su lenguaje, sus
normas esta
incluida en las mentes de los individuos. De la misma manera no estamos únicamente
incluidos
en una especie porque se continua la especie, en el sistema de reproducción, por
ejemplo es
necesario que dos individuos hagan el amor y la producción de los niños entonces hay
una
relación muy fuerte entre los tres aspectos, en esta especie de trinidad humana por así
llamarlo.
Esto significa que hay tres direcciones de la ética: una ética para uno, para su honor
para
admirarse uno mismo, una ética para la sociedad que se necesita sobre todo en las
sociedades
democráticas donde hay un poder de control de los ciudadanos y una ética para la
humanidad
que hoy en día ha tomado una significación concreta puesto que allí esta en juego el
destino de
todos los humanos. Todo esto en resumen es para hablar del camino de la reforma
educacional, de gran importancia, pero debemos reeducar a los educadores.
El tercer camino es el de la reforma de vida. A finales del siglo XIX en Alemania, un
gran
momento de industrialización extraordiaria se creo un movimiento llamado
lebensreform para
escapar de los peores aspectos de este desarrollo industrial, económico. Y algunos se
fueron a
un lugar en la Suiza italiana que se llama Monte Verita, y allí trataron en grupos la
idea de
buscar una mejor calidad de vida, ver la importancia de la belleza, de la estética y
también de la
belleza de los cuerpos, la danza y demás, la convivencia, la relación con la naturaleza,
y la
comunidad. Digamos que esto fue la vanguardia de lo que hoy dia vemos buscar en
todas las
sociedades: la reforma de vida.
Y además luchar contra la tendencia del egocentrismo. Es como si nosotros
tuviéramos
un doble programa en la mente: un programa egoísta, egocéntrico y otro altruista que
nos habla
de hacer cosas para los otros, para la familia, para la patria, para la comunidad.
Nuestra
civilización desarrolla el programa egocéntrico y el programa altruista es menos
desarrollado y
es esto lo que debemos cambiar y combinar con la reforma personal. Hay mucha
gente también
en el occidente desarrollado, que entiende que hay un vacío, un malestar interno y a
esto se
debe el éxito del budimo zen, del budismo tibetano, todos los modos posibles que
puedan dar
una nueva y buena relación de un individuo consigo mismo.
Todos estos caminos existen pero sin comunicación los unos con los otros. Si hablo de
civilización humana, es decir no únicamente integrando los rasgos buenos e
importantes del
mundo occidental y de lo que permite desarrollar la ética que es la racionalidad
autocrítica. Esta
racionalidad autocrítica tuvo lugar en el peor momento de la historia de expansión, de
la
dominación occidental, de la conquista de las Américas y fueron dos personas:
Bartolomé de
las Casas que decía que los indígenas americanos tenían un alma y eran tan humanos
como
nosotros y Montaigne que decía que cada civilización tenia sus valores y que no existía
únicamente le valor del mundo occidental. Y pienso que ahora se necesita para la
civilización
humana un dialogo de las civilizaciones.
Bien, estamos en los preliminares de los preliminares de una nueva aventura pero, me
parece a mi que no debemos permanecer en el mismo camino. Y por esta razón pienso
que
también la idea de desarrollo sostenible no basta porque se queda en el mismo camino.
Es el
camino lo que debemos cambiar. La nave, el planeta debe cambiar de vía, debe
cambiar de
dirección. Y esto es una tarea muy difícil pero muy necesaria para la salvación contra
la
amenaza del desastre, para la salvación de la humanidad y en particular del
continente
latinoamericano que personalmente quiero tanto.
Adictos a la seguridad sentimos poco y decimos mucho imbuidos en la dinámica de los medios de
comunicación de masas responsables últimos de establecer las "verdades" del mercado sean o no
mentiras que a fuerza de ser repetidas pasan por verdad y admitimos como verdad, verdades
contantes y sonantes que sin timidez ni rubor mueven el mundo. Hasta aquí nuestra deuda ética
pero ¿tiene hoy posibilidades la ética? ¿podemos saldar nuestra deuda? Yo me aferro a que sí,
pues aunque la sociedad esté llena de trampas depende de nosotros, nuestra voluntad y libertad
están así sometidas a examen.
Hace años que se viene hablando de ética empresarial, sobre todo, para lamentar,
precisamente, la falta de moralidad en el mundo de los negocios. De hecho, con
mucha frecuencia, la opinión pública se ve sacudida por informaciones
indeseadas, por situaciones viscosas, por escándalos, por pelotazos, por
corrupciones, sobornos, delitos de iniciados, estafas de guante blanco, etc, en los
que son precisamente importantes personajes del ámbito empresarial quienes
pasan a las primeras planas de los periódicos. Es por tanto lógica la reacción de
muchos, que apelando a aspectos de moralidad, vienen a decir que si los
directivos fueran más honrados, si los altos dirigentes empresariales tuvieran
sólidos principios y criterios de actuación correctos, si hubiera más ética en los
negocios, estas cosas no ocurrirían estos escándalos empresariales. Y no les falta
razón. Aunque, posiblemente, se quedan cortos en el diagnóstico quienes así
opinan, puesto que, aunque la responsabilidad particular es siempre ineludible y la
apelación a la virtud personal es naturalmente loable, no todos los casos de
inmoralidad en estos dominios son fruto exclusivo de una falta de ética individual.
Muchas veces traen causa de problemas más profundos que se escapan a la
acción personal —causas sistémicas, ubicadas en el nivel de unas estructuras
injustas o pervertidas. Otras veces son resultado de la ingenuidad, la inadvertencia
y, sobre todo, de la falta de un diseño claro y operativo de políticas organizativas
que impidan las malas prácticas y fomenten las buenas actuaciones; es decir: son
producto de una falta de ética de la organización como tal, apuntan a una laguna
—y muy seria, por cierto- en la cultura empresarial, que requiere un tratamiento de
choque un poco más complejo que la simple —aunque siempre necesaria-
advertencia a la virtud individual; y que, en todo caso y como primera providencia,
exige replantearse el sentido, la razón de ser de la empresa y su papel en la
sociedad. O sea: hay que empezar por someter a crítica el modelo mental, el
paradigma de empresa con el que venimos trabajando en los últimos años, donde
la empresa, en el mejor de los casos, viene a quedar reducida a su propia
caricatura; pues no pasa de ser concebida como un puro mecanismo, casi
automático, para hacer dinero y maximizar rentabilidades. Qué es una “buena”
empresa es algo que no está del todo claro en estos momentos y que debiéramos
tratar de responder. Pues pudieran darse situaciones tan paradójicas, a tono con
lo que está en juego, como la de tener que afirmar que tras excelentes resultados
económicos pudiera haber una empresa “mala”.
contra corriente.
La Presidencia del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), señaló que la actual crisis
económica mundial es consecuencia de la inversión de valores y por ello es necesario que
la globalización sea regida por la ética y la solidaridad, para poner "todo al servicio de la
persona humana creada a imagen y semejanza de Dios".
Tras su reunión a principios de febrero, la Presidencia del CELAM advirtió que "la actual crisis
financiera ha puesto de manifiesto el afán excesivo de lucro por encima de la valoración del
trabajo y del empleo, convirtiéndolo en un fin en sí mismo".
"Esta inversión de valores pervierte las relaciones humanas sustituyéndolas por las
transacciones financieras, que debieran estar al servicio de la producción y de la satisfacción
de las necesidades humanas", expresó.
Esto, indicó, ha hecho evidente "que la globalización tal y como está configurada", no está en
función de valores objetivos como "la verdad, la justicia, el amor, y muy especialmente, la
dignidad y los derechos de todos, aún de aquellos que viven al margen del propio mercado".
El texto está firmado por el Presidente del CELAM, Mons. Raymundo Damasceno Assis; el
Primer Vicepresidente, Mons. Baltazar Enrique Porras Cardozo; entre otros
Un dicho popular dice que el bien se contagia. Basta con empezar a hacer buenas
obras, para que cunda el ejemplo y las buenas acciones aparezcan alrededor de
uno. Lo cierto es que también se contagia el mal, como parece desprenderse de
este caso. El caso Enron ha reunido un gran número de acciones que cubren
muchos de los temas de los manuales de ética. Por citar algunas: Enron utilizó
prácticas contables que ofrecían una imagen que no era la real de la situación
financiera de la empresa, aun actuando dentro de la legalidad y engañaban así a
los inversores. Un directivo de Enron mostró su preocupación con una carta
dirigida al Presidente de la compañía, ya que este tipo de prácticas podían tener
unas graves consecuencias para la continuidad de la empresa, pero lo dicho por
este directivo no se tuvo en cuenta. Tuvieron lugar la venta de acciones por parte
de directivos de la empresa que hacen pensar que utilizaron información
privilegiada, algo que esta prohibido por ejemplo en nuestro país. En cambio, la
empresa impidió que los empleados pudiesen vender las acciones que poseían a
través de sus planes de pensiones, y esto se tradujo en enormes pérdidas.
Ha habido muchas voces que han propugnado una revisión del marco legal en el
que las empresas actúan: limitar la acción de las firmas de auditoria para asegurar
su independencia; cambiar el modo de remuneración de los directivos, para evitar
conflictos de interés; cambiar la composición de los órganos de supervisión para
que tengan más poder; fiarse menos de la auto-regulación y dotar a los
organismos públicos de mayor capacidad de vigilancia. Será necesario revisar
todos estos aspectos y mejorar las leyes, puesto que las leyes siempre se pueden
mejorar. Pero sería demasiado fácil pensar que esto sea la solución. Primero,
porque las leyes no pueden cubrirlo todo, ni es bueno que lo hagan; segundo,
porque endurecer las leyes podría traer consigo otros efectos negativos; tercero,
porque ya sabemos que “hecha la ley, hecha la trampa”, y que basta con que nos
impongan una ley para que rápidamente busquemos cómo saltárnosla; y, cuarto y
último, porque es una actitud muy cómoda conformarse con actuar dentro de la ley
pensando que así ya se es ético. Otras voces sugirieron actuar dentro de las
organizaciones, empezando por el establecimiento de medidas que asegurasen la
independencia de juicio de los Consejos de Administración y la eficacia de sus
decisiones, y continuando por separar unidades de negocio para evitar conflictos
de intereses, desarrollar programas de formación en temas éticos y establecer
mecanismos para que los empleados puedan hacer llegar sus preocupaciones con
la seguridad de que serán atendidas. Lo cierto es que las organizaciones tienen un
impacto en los individuos, a través de las políticas que se definen, los objetivos
que se marcan y los procedimientos que se establecen. Por eso es necesario
analizar la dimensión ética del gobierno de las organizaciones, su actuación como
buenos ciudadanos, su reputación corporativa o su responsabilidad social. De
todos modos no cabe olvidar que la ética es ante todo personal. Una buena
persona puede sobrevivir en un entorno corrupto, pero una persona corrupta
puede corromper el mejor de los entornos. Por tanto, no llegaríamos al centro del
problema si no nos refiriésemos a los valores que guían a las personas en sus
decisiones, cuáles son sus motivaciones, cómo es su personalidad y qué carácter
forjan a través de sus acciones. Los calificativos que se han utilizado para definir
las actuaciones de los personajes del caso han proliferado, sobre todo a medida
que se han ido conociendo los hechos. Se ha hablado mucho de avaricia pero
también se podría hablar de imprudencia, abuso de poder o falta de veracidad,
entre otros. El caso Enron ha sido -en términos académicos un magnífico ejemplo
de cómo la ética se juega a estas tres bandas: la ética personal (el “moral compás”
de cada uno), el clima ético de las organizaciones, y el entorno legal y económico.
La causa de la debacle de Enron no hay que buscarla sólo en las imperfecciones
del sistema capitalista, sino fundamentalmente en la falta de virtudes de los
directivos implicados.
La ética irrenunciable
Por eso, en último lugar cabe plantearse: ¿ética necesaria?, ¿qué ética? Por lo
que he titulado este último punto “la ética irrenunciable”. Y la ética es irrenunciable
por dos razones. La primera, porque yo me pregunto si hay algún ser humano
que pueda carecer de estatura o de peso. Se puede ser alto o bajo, o mucho
más ancho o más fino, pero estatura y peso tenemos todos, eso es evidente.
De igual modo, se puede tener mayor o menor grado de moral, pero no se puede
carecer de ética. Porque todos, necesariamente, tenemos una, buena o mala.
Preguntarse si la ética es rentable es muy razonable, pero habrá que preguntar,
concretamente, qué ética o qué dimensiones de la ética. Porque lo que está claro
en cualquier caso es que no podemos prescindir de ella: todos, de alguna manera,
como hemos dicho tantas veces en este seminario, tenemos un carácter
como personas y como empresas. Igual que no podemos evitar ser altos o bajos,
tenemos que ser más morales o menos morales, estar más altos de moral o
más desmoralizados, pero es imposible carecer de moral.
Así pues, nuestro planteamiento durante todos estos años ha consistido en seguir
aquella antigua enseñanza del mundo griego, según la cual, es inteligente
forjarse un buen carácter, ya que de todos modos vamos a tener que forjarnos
uno. Y no sólo en el caso de las personas, sino también en el de las organizaciones.
Éste es un tema importante, porque durante años se ha defendido que
la bondad es una cuestión de las personas, mientras que las organizaciones no
tienen un carácter. Pero lo bien cierto es que las organizaciones, como tales, se
dan unos valores, se orientan por ellos, toman las decisiones desde esos valores
y luego se responsabilizan de sus decisiones desde esos valores. Luego hay una
estructura análoga de la organización con respecto a la persona, y quien se acerca
a la organización lo percibe y se da cuenta de cuál es su carácter.
Por eso, nosotros planteábamos que cuando se habla de la ética, que es una
palabra soberanamente mal entendida, que viene del término griego “êthos” y
que significa carácter, la cuestión no es sí es rentable o no, ya que el carácter no
podemos dejar de tenerlo y en principio no sería ni rentable ni no rentable. Lo
que importa es preguntarse qué carácter nos interesa adquirir, cuál nos interesa
160 ADELA CORTINA
potenciar. A mi modo de ver, interesa un carácter que se oriente por buenos
valores, y yo quería proponer cuatro rasgos de esa ética que nos merece la pena
potenciar.
En primer lugar, una ética orientada por tres valores fundamentales, que serían
la eficiencia, la prudencia y la justicia.
En el terreno de las empresas, una empresa tiene que ser eficiente, porque es
evidente que tiene que buscar la competitividad, pero porque, además, la eficiencia
es un valor moral. Quien no actúa de una manera eficiente está estafando
a la sociedad. Cada uno, según sus capacidades, evidentemente, ha de poner
al servicio de la sociedad todo lo que pueda.
Pero, además, es preciso ser prudente. Y la empresa que funciona con prudencia
es la que se percata de que le interesa tener en cuenta a todos los afectados por
ella a la hora de tomar sus decisiones. Es la que tiene que tener en cuenta a los
accionistas, a los trabajadores, a los proveedores, etc., y también el lugar donde
está implantada, que cada vez tiene un sentido más mundial. La empresa prudente
se genera amigos y no enemigos, se genera cómplices y no adversarios.
Ciertamente, la prudencia es una virtud sólo superada por la justicia. Importa actuar
con prudencia y, a la vez, con justicia. Esto venía a decir Kant en su formulación
del imperativo categórico del Fin en Sí mismo: “trata a la humanidad, tanto
en tu persona como en la de cualquier otro, siempre al mismo tiempo como un
fin y nunca solamente como un medio”.
En segundo lugar, sería una ética que trata de apropiarse de las mejores posibilidades
que tiene una persona o apropiarse de las mejores posibilidades
que tiene una empresa, en este caso, para tener su propia identidad y para
organizar su vida. Decía Manuel Castells durante el congreso de EBEN en
2001 que, precisamente en tiempos de incertidumbre, en tiempos en que los
capitales volátiles pueden posarse en cualquier lugar, una empresa que no
sabe quién es, dónde está y adónde va, es justamente la que no puede resistir
los cambios. Es importante saber quiénes somos, cuál es nuestra identidad,
qué es lo que queremos y cuáles son nuestros valores. Y justamente cuando
se conoce esa identidad se está mucho más preparado para el futuro, no porque
se tenga garantía o certeza, lo cual es imposible, pero sí porque se está
mejor preparado. Por eso la ética tiene que ver con apropiarse de las mejores
posibilidades y conocer la propia identidad.
En tercer lugar, una ética que haga un mundo habitable, un mundo en el que se
pueda vivir, en el que se viva de una manera felicitante. Stefano Zamagni comentaba
en su intervención que justamente una organización que se preocupa por
que sus trabajadores se sientan más felices, será también más productiva. Za ¿
Es rentable la ética en el nuevo orden mundial? 161
magni destacó la importancia de la felicidad en la empresa pues, al fin y al cabo,
pasamos demasiado tiempo de nuestra vida en el trabajo como para no tratar de
crear lugares donde las gentes puedan sentirse felices.
En cuarto lugar, la ética se relaciona con el interés universalizable. En muchas
ocasiones se ha malentendido la ética como aquello que tiene que ver, exclusivamente,
con el desinterés. El desinterés es lo que no se puede pedir a todo el
mundo, y es necesario que existan acciones desinteresadas. Pero, más allá del
desinterés, lo que proponemos desde una ética de la empresa es la idea de la
satisfacción del interés universalizable. No se trata de que la gente actúe en
la empresa por desinterés, sino que intente satisfacer los intereses de todos
los afectados, es decir, no sólo del accionista o del trabajador, sino también del
proveedor, del cliente y del lugar en el que se encuentra. En este sentido es de
recibo agradecer a Amartya Sen la afirmación de que en la economía la única
motivación no es el interés egoísta, sino que también en la economía entran e
juego otras dos motivaciones: la simpatía y el compromiso.
La ética que proponemos es, en quinto lugar, una ética de la responsabilidad
por las consecuencias de las decisiones. No voy hablar ahora sobre la ética de la
convicción y la ética de la responsabilidad, pero sí quiero aclarar alguna cuestión
al respecto, aunque sea simplificando excesivamente. Veamos la diferencia con
un ejemplo: en el caso de una posible deslocalización de una empresa, desde la
ética de la convicción un empresario podría decidir quedarse en su país para pagar
sueldos altos y cumplir con la legislación estatal, a pesar de las consecuencias
positivas que una deslocalización pudiera tener, tanto para el empresario
como para el país receptor, que puede necesitar que esa empresa se instaure en
su región para prosperar. Se suele malentender que la única ética que hay es la
ética de la convicción, que no calcula las consecuencias que se siguen de su actuación.
Sin embargo, la ética que propugnamos, la ética de la responsabilidad,
siempre tiene que tener en cuenta las consecuencias para cada actuación. ¿Qué
bien se va a seguir de lo que usted hace? ¿Qué bien mayor se seguiría? Afirmaba
Max Weber que no le entusiasmaba la persona que decide por convicción, sin
tener en cuenta las consecuencias de su decisión, sino la persona que día a día,
metida en los contextos concretos, trata de evaluar qué consecuencias se siguen
y cuáles serán las mejores, haciendo el cómputo total.
La ética de la responsabilidad tendría en cuenta las consecuencias de las actuaciones,
lo cual exige, a mi juicio, tener un carácter moral muy fino, que trata de
valorar en cada caso qué sería mejor para todos los afectados. Es muy corriente
la crítica que se puede hacer a la ética, y que hizo alguno de nuestros ponentes,
según la cual, si el empresario toma como punto de vista la bondad y siempre
actúa desde una perspectiva personal va a salir perdiendo cuando haya otros
162 ADELA CORTINA
empresarios que no actúan de la misma manera. Eso ya lo decía Maquiavelo en
El Príncipe y por eso aconsejaba a Lorenzo de Médicis: “el Príncipe tiene que
aprender a poder no ser bueno, para ser bueno y ser malo según convenga, en
unas circunstancias convendrá ser bueno, en otras convendrá ser malo”, y añadía,
“porque el que sólo puede ser bueno, donde hay tantos que no lo son, busca
más la perdición del Estado, que su salvación.”
No quiero decir con ello que la ética de la responsabilidad sea una ética maquiavélica,
que nos aconseja aprender a ser buenos o malos según las situaciones.
Pero sí una ética de la responsabilidad que aconseja forjarse un buen carácter,
un carácter que busca la justicia y poner las condiciones de la justicia, y que
valora las consecuencias de esas acciones para que vayan en el sentido de esa
justicia. Y si una empresa se desplaza a un país en desarrollo, donde los sueldos
son más bajos, tendrá que tratar de que allí sean lo más altos posibles y, si tiene
alguna capacidad para influir en el Estado de ese país, tratar de cambiar la legislación
hacia una situación mejor, hacia el respeto de los derechos humanos.
Con lo cual el Príncipe tiene que aprender a ser bueno y valorar las consecuencias
teniendo en cuenta lo que es mejor para los seres humanos afectados en
cada caso concreto. Creo que eso es una ética de la responsabilidad, que exige
ponderar día tras día qué es lo mejor en el momento concreto.
Pero, eso sí, como decía Maquiavelo, ponderar teniendo en cuenta el bien del
Estado, no el bien del Príncipe. En nuestro caso, el bien de los afectados por
la actuación. Para eso hace falta tener una enorme sensibilidad moral, que se
cultiva día a día. Por eso no basta con la Responsabilidad Social, ni basta con
contar, sino que es necesario forjarse un buen carácter. Sólo una empresa que
está habituada a intentar descubrir qué será lo mejor para los afectados por las
decisiones puede acertar.
Esta empresa es la que quiere innovar, la que no se conforma con lo que hay,
la que piensa que es preciso ayudar a los gobiernos para que cambien la legislación,
que hay que intentar poner en marcha microcréditos. Y ésta es la ética
que merece la pena fomentar: la que tiene su centro de gravedad en la dignidad
de los seres humanos, que no tienen precio; y en la consideración de todos los
afectados, y en el respeto a la naturaleza, que es valiosa y vulnerable.
Creo que merece la pena promocionar estas tendencias, porque en ese caso
la ética no será solamente rentable, sino fecunda. Y puesto que de todos modos
hemos de incorporar alguna ética, más vale elegir la que merece la pena
fomentar.
ENRON se perfilaba como una de las compañías más prominentes a nivel económico, de los Estados Unidos,
llegando a cotizar en la bolsa de valores sus acciones por encima de los $84 dólares, gracias a la presentación
Invirtieron en diferentes compañías, entre ellas en el negocio de banda ancha (Telecom), la cual le permitió
elevar a un mas los beneficios de la empresa y así garantizar confianza a los inversionistas y banqueros, que
Los Ejecutivos de la empresa incentivaban a los empleados a invertir sus fondos de jubilación y a los ya
Gracias a maniobras contables, esta compañía lograba desviar fondos a cuentas personales y a realizar
inversiones que no eran provechosas para la situación financiera de la empresa y presentaban estados
financieros con cifras de beneficios falsas, llevando a la compañía a la quiebra y así miles de personas y
Entre los factores que conllevaron a la quiebra de Enron, fueron la falta de integridad por parte de su ejecutivo
principal Kenneth Lay, al permitir que se presentaran informaciones financieras falsas, para manipular el
mercado energético del estado de California. Los ejecutivos de la empresa se dejaron dominar por la avaricia,
sobrepasando los lineamientos federales que debieron respetar. La sed de dinero lo condujeron a estafar a
Los auditores externos, según declaraciones, confiaban en las informaciones suministradas por la empresa, de
ser así faltaron a los principios éticos de integridad y objetividad que rige la profesión. También podemos
destacar que estos auditores no cumplieron con la independencia con la que deberían conducir sus actividades
de auditoria....
Resumen:
El objetivo fundamenta! de este artículo se proyecta sobre el análisis del beneficio monetario
como motivación principal del comportamiento económico. Se intenta mostrar cómo esa
motivación del agente económico constituye un elemento importante en el origen de los grandes
problemas de la economía mundial. Se propone como vía de solución, la recuperación del
concepto de ética económica en el actual proceso de globalización.
En resumen,
Tanto nuestro País como cualquier sociedad latinoamericana que desee "enfrentar" el proceso
de Globalización preparándose inteligentemente ante la llegada del proceso y no asumiendo
posiciones obtusas y carentes de argumentos en contra del mismo, como lo hacen los vecinos
de Florida o el Caribe cuando son avisados de un fenómeno atmosférico.
Parte del ése proceso es la existencia de una población informada y consciente, pero está en
cada uno hacerlo o dejarse llevar por personas manipuladoras que aprovechan la ignorancia de
otros para lograr objetivos y prebendas personales.
La Globalización equivalente a un escarpelo o bisturí: puede matar o salvar una vida.
Todo depende de la intención, habilidad y del conocimiento de quien lo utilice.
Yo considero que la Globalización sirve para "salvar vidas". ¿Y Usted?
EL OBRAR BIEN
Cuando decimos que alguien obró bien generalmente queremos decir que cumplió con su
deber, aunque no siempre cumplir con nuestro deber nos conduce a la felicidad, el hecho es que
una persona obra bien cuando actua deacuerdo a las normas existentes de una sociedad, ahora
esta calificación de "bien" esta determinada por un sujeto externo (no el individuo que realiza
la accion) por lo que esta calificación puede estar influenciada por los pensamientos de aquel
sujeto que califica. En conclusiopn el obrar bien no debe ser regido por la moral sino por la
etica de cada persona ya que es esta la que realiza la accion y esta tambien la que debe aceptar
las consecuencias.
Fuente: International Journal of Social Economics, Vol.29 No. 1-2, pp. 10-25, 2002
Goulet enumera los temas éticos y sociales levantados por la economía del desarrollo en el
actual
a todas las naciones y personas, el autor propone la pregunta: ¿de qué forma es lograda la
justicia
como en otras esferas de la vida, es más fácil crear algo bueno de la nada mas que corregir algo
que está
preguntas subordinadas:
1) ¿La economía es un medio o un fin? El bienestar económico es un fin por sí mismo, debido a
que los bienes materiales son necesarios para la supervivencia y la actividad humana. Pero es
también un
medio para alcanzar verdadera riqueza humana, la cual está basada en bienes más cualitativos
como la
habilidad de ‘vivir una buena vida’, riqueza espiritual, y el bien común. “La plenitud del bien
humano”,
escribe Goulet, “no es un sinónimo de poseer muchos bienes” (11). Además, si el crecimiento
económico
cantidad de entradas. De esta manera, la producción es redefinida como una unión general
efectiva en los
planos social, ambiental y cultural. Por el otro lado, la equidad ha sido socavada por la
prevalencía de las
reglas económicas. Oponiéndose a la visión aceptada por la cual se cree que la inequidad es
inevitable en
desarrollo.
3) ¿Qué obstáculos impiden una justicia económica? El primero es el mercado como el principio
prioritarios, como por ejemplo, equidad, suficiencia para todos, integridad ecológica y la
eliminación
creciente hegemonía de las corporaciones globales que promueven injusticias económicas. Estas
4) ¿Cuáles son las sendas que conducen a una economía justa? Goulet sugiere que existe la
replicar las disparidades de la economía clásica dual - los sectores tradicionales y modernos- con
sus
este sistema dual pueda trabajar eficientemente, macro políticas deben ser complementadas
con acciones
estatales. Por ejemplo, para aplicar tecnología apropiada y poder producir un desarrollo
equitativo y
Goulet concluye afirmando que la globalización no debe ser una necesidad extrema. “La
creciente
ha lanzado una lucha para liberarse de la perjudicial servidumbre impuesta por la globalización
vertical”
(23). De esta forma, la crisis financiera puede ser vista como una dosis de medicina correctiva
contra la
mirada que sugiere que la globalización guiada por la tecnología es el camino del bienestar
económico.
CONCLUSIÓN
Concluimos dando respuesta a la pregunta que surgió de este ensayo ¿HAY ESPERANZA PARA
LOS POBRES? Para algunos especialistas y analistas de este fenómeno sostienen que el
carácter violento de la globalización neoliberal es tal, que agudiza la guerra económica entre los
grandes poderes económicos y conduce inevitablemente a una crisis social, políticas, etc., que
obligará a una reforma al sistema neoliberal aplicar un nuevo capitalismo "menos salvaje y mas
social". A igual que Gutiérrez creemos que es posible, aunque no podemos olvidar que a
menudo, en la historia de las sociedades agrarias e industriales, las grandes transformaciones y
las que no han sido tan grandes, normalmente no provienen de los satisfechos, es decir, de
quienes se benefician del orden vigente… En la mayoría de las economías de América Latina el
desempleo aumentó, el salario real se estanco o bajo y la mano de obra con menos de 16 años
de educación quedo excluida del proceso productivo. Tal vez, los aspectos más decepcionantes
provienen de la preponderancia de las multinacionales. Su gestión en el sector industrial ha
sido significativa en la sustitución masiva de bienes intermedios y mano de obra directa en las
empresas, por importaciones y mano de obra de alta calificación. Por su parte los consorcios
financieros se han movilizado a adquirir las empresas públicas por debajo del costo real y a
obtener grandes ganancias en la especulación financiera y cambiaria. Por eso, las solucionesa
las crisis inspiradas en el Neoliberalismo no están a actuar sobre las causas sino sobre las
manifestaciones, y no van más allá de aliviar a los damnificados mejorándoles sus condiciones
de educación y asistencia presupuestal. No se advierte que todo lo que se haga en esos frentes
resulta inoperante mientras persista un modelo que subestima la dignidad del hombre,
empobrece más a los pobres, destruye el empleo y deprime los salarios.
Si persisten las actuales tendencias, podría decirse que no hay esperanza para los pobres de
América Latina y del resto del mundo, al menos no al interior del actual sistema, a lo sumo en
sus márgenes. Seria de esperar una creciente polarización y violencia sociales, profundización
de las economías ilegales [contrabando, armas, prostitución infantil, contrabando de órganos,
etc.], e informales de toda índole estas ultimas de estricta sobrevivencia. "Pero que persistan
tales tendencias depende de todos y de cada unos de nosotros". Habrá futuro si
hay resistencia y luchas por los que no tienen voz, eso creía Bonhoeffer, la iglesia debe Ser una
iglesia confesante que se oponga a todo sistema ideológico que trata de imponer desigualdades
sociales, políticas, religiosas, etc. Por eso, Bonhoeffer reiteradamente se pronunció contra el
régimen nazi desde su llegada al poder en 1933 junto a Karl Barth, denunció a su vez la
reacción de la iglesia ante las atrocidades cometidas e insistió en el deber incondicional de la
Iglesia hacia las victimas de la sociedad, fueran o no cristiana. Mientras muchos teólogos,
filósofos, economistas, creyentes de iglesias y no creyentes (como hoy) manifestaban
unaactitud de servidumbre a la autoridad, Dietrich Bonhoeffer escribió el ensayo titulado La
iglesia y la cuestión judía, en el que estableció distintos niveles de responsabilidad de la Iglesia
frente al Estado, exigió que la Iglesia, "se preocupara de las victimas de la maquina de tortura, y
la parara" su lema fue: "Solo el que levante su voz a favor de los judíos puede cantar
gregoriano".
Como quiera que no hay esperanza alguna que nos permita suponer que desde las estructuras y
el poder vengan las alternativas, una cosa si podemos hacer, es poner mayor atención en las
distintas formas de resistencia que los distintos grupos humanos y personas vienen trabajando
desde hace mucho rato y que han madurado en sus propuestas (…). En la medida en que el
problema de la globalización vaya tocando otros escenarios, y estos escenarios comprendan que
la única forma de salvar la economía y la vida de nuestras gentes es detener este proceso de
globalización, que el libre comercio no es un problema de ideologías sino de necesidad para
salvaguardar la vida humana, la sobrevivencia de toda la sociedad y su entorno natural. Se trata
de comprender que el problema no es sólo de los excluidos y necesitados de nuestra sociedad,
sino que se extiende cada día más a los sectores medios y académicos de la sociedad civil que
comprenden que el neoliberalismo salvaje socava incluso las propias fuentes de la sociedad
burguesa.
Gutiérrez dice que "se trata de una crisis que exige una transformación profunda de la lógica de
la sociedad y la manera de interpretarla. Y en esta transformación profunda el estado y la
iglesia enfrentan un reto de grandes proporciones. Porque se trata de trascender este modo de
vida y de sociedad que se autoconcibe como fundado en el seno del cristianismo, pero que en
la praxis lo niegan y se apresta a declararlo como obstáculo para el progreso. Esta sociedad que
tiende hacia una situación en la que la vida de sus habitantes deja de ser un derecho
inalienable, es una sociedad que se enfrenta a sus propios valores y creencias fundantes".
Desde el punto de vista de los que luchamos por el bien común de todos, enmarcado en los
presupuestos del accionar del crucificado, no tenemos otra alternativa que optar por las
victimas de este proceso de globalización salvaje. Esto implica un acompañamiento cotidiano
de renovación y reflexión que a partir de la ética social y otras ciencias críticas intentan
comprender estas "estructuras de sacrificio y muerte, y que estrechamente articulada a los
movimientos de resistencia construyen cotidianamente y desde lo local, alternativas de Vida…"
biblio
Adela Cortina, Fernando Vallespín, Javier Muguerza et al., Ética y globalización, Biblioteca Nueva,
2004, 139 páginas.
Apunte bibliográfico
K. O. Apel, “Globalización y necesidad de una ética universal", Debats, nº 66 (1999), pp. 48-67.
J. Conill, “Guerra económica y comunidad internacional”, Sistema, nº 149 (1999), pp. 99-110.
A. Cortina, Ciudadanos del mundo. Hacia una teoría de la ciudadanía, Madrid, Alianza, 1997.
A. Cortina, Hasta un pueblo de demonios. Ética pública y sociedad, Madrid, Taurus, 1998.