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Para abordar el tema de la dosimetría y la radioprotección, he escogido

un formato del tipo «preguntas y respuestas». Se recomienda la


revisión de información acerca de las radiaciones del espectro
electromagnético, las fuentes de radiación y otros conceptos
relacionados.

Aníbal J. Morillo, MD 1
La primera pregunta no es fácil de responder: ¿cuál es el riesgo?
Es difícil determinar el riesgo de la exposición a la radiación. En
radioprotección no se trata de determinar cuál es el riesgo de muerte
producida por la radiación, pues este dato es prácticamente imposible de
calcular.
Lo que se trata de hacer en radioprotección es estimar el incremento en las
tasas de cáncer, lo cual tampoco es fácil, puesto que la radiación no es el
único factor que lleva a cáncer.
Cuando la exposición es de baja dosis, resulta muy difícil establecer
causalidad: «esa dosis fue la que me produjo cáncer» sería una aseveración
casi imposible de sustentar.
Todos los cálculos de incremento en tasas de cáncer están basados en los
sobrevivientes a exposición masiva de radiación, como Hiroshima, Nagasaki y
Chernobyl, por citar algunos ejemplos, pero esas dosis fueron excepcionales
y están muy por encima de las utilizadas en la práctica clínica. Eso significa
que no tenemos todas las respuestas acerca de los efectos de la radiación, y
que las respuestas que conocemos se pueden presentar en escenarios muy
diferentes a los de la práctica diaria.

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Sin embargo, se sabe que hay una correlación entre la dosis de radiación y
algunos tipos de cáncer, como los de pulmón, estómago, colon, hígado,
mama, ovario, tiroides, vejiga y algunas leucemias.
La Comisión de los Efectos Biológicos de la Radiación Ionizante, BEIR por su
sigla en inglés, informa en su quinto reporte que el riesgo de muerte por
cáncer en una exposición aguda es de 8% por cada sievertio (Sv).

Si la exposición es crónica, el riesgo disminuye a la mitad o a una cuarta parte


de ese valor.
El problema de estos cálculos es que se promedian diferentes tipos de
cáncer, de todos los tipos celulares y en todas las edades, lo cual dificulta la
extrapolación de esta información en una forma que resulte útil.

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Un ejemplo de cómo se calculan estos riesgos. Supongamos una cohorte de
diez mil personas.
Ese grupo de personas tendría una tasa de muerte por cáncer de aparición
espontánea igual a la de la población general, de 20 %.
Eso significa que, de esos 10000, se encontrarían en esa población 2000
muertes por cáncer.
Supongamos que a cada una de esas diez mil personas la podemos irradiar
con la misma dosis de radiación que se ha establecido como límite anual para
las personas ocupacionalmente expuestas a la radiación, que es de 0.02 Sv.
Es decir, tomamos a las 10,000 personas de esta cohorte imaginaria, y a
todos les disparamos 0.02 Sv de radiación ionizante en un solo momento, que
es el límite de exposición de un año que se ha establecido para las personas
que trabajamos con radiación.
Este experiemto produciría 16 muertes adicionales, dato que se obtiene del
reporte BEIR V, riesgo de muerte por cáncer por exposición aguda de 8% por
sievertio.
Es decir, 2016 muertes por cáncer en esa cohorte, en vez de las 2000
esperadas por la aparición espontánea de cáncer.

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¿De dónde salen estos números?, es decir,
¿Quién dice cuánto es el límite?
Hay varios organismos internacionales que trabajan este tema. La Comisión
Internacional de Radioprotección (ICRP), El Comité Científico de las Naciones
Unidas para los Efectos Adversos de la Radiación (UNSCEAR), la Comisión
de Efectos de la Radiación Ionizante (BEIR) de la Academia Nacional de
Ciencias (NSA) de EE.UU, la OMS, OPS y muchas otras instituciones.

Se trata de establecer cuál sería el nivel de dosis por encima del cual se
producen consecuencias inaceptables. Para sus cálculos, se basan en una
vida laboral de 47 años de exposición a las radiaciones, es decir, entre los 18
y los 65 años. Se trata de establecer entonces la probabilidad de muerte por
cáncer en este tipo de trabajadores, además de la morbilidad por cáncer y
efectos hereditarios, con un cálculo de la pérdida media de expectativa de
vida a los 18 años. Es decir, cuánto tiempo menos va a vivir una persona con
ese nivel de exposición.

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¿Cuánto puedo exponerme?
La dosis laboral total, para esa ventana de tiempo de 47 años de trabajo, es
de 1Sv, es decir, unos 20 milisievertios por año.
Con esa dosis, el efecto máximo sobre la expectativa de vida sería una
reducción en 0.5 años. En términos sencillos, una persona que trabaja
durante 47 años con ese nivel de exposición, podría vivir un semestre menos
por haberse irradiado a esa dosis, con una probabilidad de muerte atribuible a
esa exposición de un 3.6%.

El objetivo de la protección radiológica es que NO se alcancen esos niveles.


La idea es que la protección radiológica sea suficiente como para que estos
valores no se alcancen, y que sólo excepcionalmente una persona que por su
trabajo pueda exponerse a estos niveles de radiación llegue a perder seis
meses de vida.

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¿Cómo se mide la dosis?
Esta respuesta es sencilla: DOSIMETRÍA.
La dosimetría es un sistema de monitoreo que detecta y registra la radiación
recibida en un período de tiempo dado.
Los programas de dosimetría varían de país a país, pero todos tienen en
común la exigencia de un registro confiable, ya sea personal o de áreas de
trabajo.

El dosímetro ideal debe ser resistente al uso y al medio ambiente, sensible,


estable, debe tener un método de medición estandarizado y debe contar con
un sistema de registro y seguimiento que esté acreditado y con respaldo de
calidad.

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Hay básicamente dos tipos de dosimetría, la personal y la no personal.
La dosimetría personal puede ser directa o pasiva. Se hacen mediciones y
cálculos de la dosis recibida para todo el cuerpo, o para áreas específicas.
Por ejemplo, para las personas que manipulan materiales radioactivos, es
interesante conocer las dosis recibidas en los miembros superiores; para las
mujeres embarazadas que trabajan con radiaciones se podrían hacer cálculos
de dosis en la región abdominal.
En algunos casos, se hacen mediciones por encima del delantal plomado,
espcialmente en personas expuestas a niveles altos de radiación.
La dosimetría no personal se conoce también como dosimetría de área, por
ejemplo, un lugar donde haya radiación, pero donde no siempre haya
personas. En algunos casos se hace dosimetría de «puesto de trabajo
rotatorio», por ejemplo cuando varios trabajadores ingresan durante periodos
breves a zonas donde se almacenan materiales radiaoactivos. En este tipo
de dosimetría, se podría compartir un mismo dosímetro en turnos diferentes,
para después hacer un cálculo de la dosis recibida por cada uno de acuerdo
al total, siempre y cuando las condiciones de trabajo sean similares y los
tiempos esperados de exposición también sean parecidos.
La dosimetría de investigación se refiere a casos especiales, como el estudio
de un derrame de material radioactivo.

Aníbal J. Morillo, MD 8
Los dosímetros de medición directa tienen una apariencia que recuerda a la
de un estilógrafo.
Cabe en un bolsillo, contiene una cámara de ionización portátil y un visor que
permite mirar inmediatamente la dosis de radiación recibida. Este tipo de
dosímetro carece de respaldo legal, pues la información medida se borra de
inmediato, así que no tiene un registro confiable. Por esta razón no se
recomiendan estos dosímetros como parte de un programa de
radioprotección.

Los programas de radioprotección usan dosímetros de medición pasiva. Hay


tres tipos: los dosímetros de película, los de termoluminiscencia (TLD) y los
de luminiscencia de estímulo óptico (OSL).

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En general, un dosímetro está conformado por una película o detector que
registra la radiación que le llega directamente. Usualmente tiene un empaque
protector con filtros de diferentes materiales y espesores que permiten
caracterizar el tipo de radiación recibida y su dosis.

Según el tipo de dosímetro, tienen diferente grado de sensibilidad y diferente


capacidad para la detección de radiación. Los dosímetros requieren de algún
sistema para extraer la información obtenida.

En el caso de que el detector sea una película, se somete a un proceso de


revelado fotográfico. Los dosímetros de termoluminiscencia se calientan, los
de estímulo óptico se someten a una luz láser que obtiene esta información.

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Una imagen del dosímetro de película que usé cuando era residente de
radiología y cuando existía en Colombia el Instituto de Ciencias Nucleares y
Energías Alternativas, ente estatal encargado de estas cuestiones. Esa
función reguladora está actualmente en manos de Ingeominas.
Dentro de una precaria envoltura de plástico transparente, una caja plástica
amarilla que contiene una película radiográfica especial, similar a la usada en
radiografía odontológica, de doble emulsión, por cada lado con una
sensibilidad diferente. La caja plástica amarilla tiene una ventana rectangular,
y pequeñas láminas de diferentes metales, también de diferentes espesores.
La película es sensible a la luz, la humedad y al calor, por lo que en zonas de
clima cálido se podían deteriorar, dando un registro inadecuado. Eran más
económicos pero exigían mayor cuidado. Por la ventana llega radiación casi
directamente a la película. Los filtros de cobre y aluminio de diferente espesor
bloquean parcialmente el paso de la radiación. Después de un período de
exposición, habitualmente trimestral, la película se sometía a un proceso de
revelado fotográfico estandarizado (control sobre el pH y temperatura de los
químicos, etc.), para después medir la densidad óptica de la película. Si la
película está «velada» o «quemada» donde hay mayor espesor de metal,
significa que la dosis de radiación ha sido mayor, y esto se podía cuantificar.
Su sensibilidad reportada era de 0.08 mSv. Por su diseño, luego de superar
cierta dosis, o si la pelicula se expone a la luz, no se puede cuantificar.

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Los dosímetros de termoluminiscencia son como una caja que contiene
pequeños cilindros con cristales de fluoruro de litio, son menos sensibles al
medio ambiente, es decir, más resistentes.

Su lectura es automatizada, el proceso incluye el calentamiento de los


detectores a unos 300 oC, calor que produce un registro en forma de curva
que es proporcional a la dosis. En el proceso, esta curva se borra y el detector
es reutilizable en un nuevo empaque.
Su sensibilidad es mayor que la del dosímetro de película, detecta a partir de
0.1 mSv. Esta tecnología es de mayor costo que el dosímetro de película.

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El dosímetro de luminiscencia de estímulo óptico se considera el estado del
arte en dosimetría.
Contiene un detector
de óxido de aluminio, también tiene ventanas y filtros de diferentes materiales
y espesores, que sirven para la cuantificación de la dosis. Su lectura también
es automatizada, se hace con un rayo láser, que produce una curva que es
proporcional a la dosis recibida.
Estos detectores conservan la información en forma permanente y son
almacenados por la fábrica para volver a leerlos las veces que sea necesario.

En condiciones especiales se pueden adaptar para medir la exposición a


neutrones. Son sensibles a 0.01 mSv, y tienen mayor costo.

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¿Quién debe usar dosimetría?
Se establecen categorías para el personal ocupacionalmente expuesto, de
acuerdo a su oficio y a su nivel de exposición.
La categoría A requiere obligatoriamente de dosimetría, la categoría B podría
ser vigilada con dosimetría no personal, y la tercera categoría corresponde a
personas que no tienen exposición ocupacional.
La categoría A incluye personal cuya dosis efectiva sea mayor que 3/10 del
límite superior establecido
(para el cristalino 45 milisievertios –mSv- anuales,
para la piel y extremidades 150 mSv anuales o
Dosis corporal total de 6 mSv anuales)
Estas personas necesitan obligatoriamente de un dosímetro personal.
La categoría B corresponde a personas que sólo de manera improbable van
a superar el límite de 3/10 de lo establecido.
Los no expuestos son aquellos que de manera improbable van a superar la
exposición pública, es decir la misma que las personas que no trabajan con
radiaciones ionizantes, que reciben radiación pero de fuentes naturales, como
los rayos cósmicos.

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En casi cualquier ambiente de trabajo en salud, la MINORÍA de las personas
son trabajadores expuestos que van a necesitar dosimetría (categoría A),
como pueden serlo las personas que trabajan junto al haz de rayos X en
radiología intervencionista o en cirugía bajo fluoroscopia.
También aplica para las personas involucradas en la preparación de dosis
para estudios de medicina nuclear, aquellos que trabajan directamente con
material radioactivo o lo manipulan, como los que preparan o administran
dosis de terapia metabólica.
Algunas personas que cuidan pacientes a quienes se les ha inyectado
material radioactivo, como el personal de enfermería que debe estar muy
cerca o en contacto directo con estos pacientes, también deberían tener algún
control mediante dosimetría, especialmente si ese cuidado de pacientes es
una de sus funciones habituales. Si su exposición es ocasional, no requeriría
de vigilancia especial.
También se incluye en esta categoría a personas con posibilidad de una alta
exposición aunque sea de manera excepcional.

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Según el documento 57 de la Comisión Internacional de Radio Protección
(ICRP), la mayoría de los trabajadores de categoría B NO requieren de
dosimetría personal. Son personas que, por las características de su trabajo,
se encuentran habitualmente detrás de barreras que los protegen de manera
suficiente, por ejemplo, los tecnólogos de radiología. Esto aplica para
personal sustituto, que se expone sólo en períodos cortos. Sin embargo,
como es tan fácil (aunque no barato) hacer dosimetría individual, resulta más
práctico darle un dosímetro a cada persona de esta categoría, que tratar de
determinar si algunas de las personas deben ser cambiadas de categoría. Por
cuestiones laborales o incluso de índole sindical, aunque la mayoría de
tecnólogos no estén expuestos de manera suficiente como para justificar un
seguimiento con dosimetría individual, lo más común es que todos tengan
este tipo de vigilancia, y que en Colombia tengan un régimen especial de
vacaciones. Por supuesto, si se trata de un tecnólogo que sólo
ocasionalmente está detrás de una barrera protectora, como podría ser el
caso de alguien que siempre deba estar dentro de la sala de examen durante
procedimientos que usan fluoroscopia, requiere de dosimetría.
Para determinar si las barreras son adecuadas, se puede hacer dosimetría de
área, dejando un dosímetro en el mismo sitio que habitualmente ocupa el
personal de categoría B. Si los blindajes no son adecuados, se deben
corregir.

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Personal no expuesto es aquél que no participa en la realización de
exámenes con radiación ionizante.
Esto incluye al personal administrativo y de oficios varios, o personas que
estén dedicadas excusivamente a ecografía o a resonancia magnética, y no
requieren de dosimetro individual. Lo mismo aplicaría para radiólogos que
solamente se dediquen a la interpretación de estudios y que no hagan
procedimientos ni estén expuestos a radiación ionizante, como aquellos que
sólo interpretan imágenes o trabajan en telerradiología. Sin embargo, lo más
común es que a todo el personal médico, de enfermería o técnico en un
departamento de radiología se le haga seguimiento mediante dosimetría.

Algunos de los conflictos que se generan en el personal que se ha clasificado


como de categoría B y no expuestos, se basan en preocupaciones laborales
más que en un interés real en los efectos de la radiación que no reciben de
manera suficiente como para preocuparse.

Aníbal J. Morillo, MD 17
¿Por qué debo usar un dosímetro?
No existe otra manera de cuantificar o hacer seguimiento de la dosis recibida.
Para conocer el riesgo ocupacional y para determinar si se están siguiendo de
manera adecuada las medidas de radioprotección, hay que usar un
dosímetro, siempre que se esté en la categoría que exige su uso.

Existen regulaciones legales para limitar la dosis dentro de niveles de riesgo


aceptable. La dosimetría permite evaluar de manera periódica si las medidas
de protección son idóneas. Si comienzan a parecer niveles más altos de lo
deseable, uno de los pasos a seguir es revisar las barreras.

Se pueden presentar fisuras en los muros o en los chalecos plomados que


pueden explicar el paso de niveles de radiación mayores, lo cual permite
tomar medidas correctivas oportunamente.

Aníbal J. Morillo, MD 18
¿Dónde debo usar mi dosímetro? Aunque esto ha cambiado en diferentes
momentos, hoy en día, sin lugar a dudas, el dosimetro debe usarse SIEMPRE
por debajo de las barreras personales, es decir DEBAJO del delantal
plomado. Con esto se puede calcular la radiación que efectivamente llega a la
persona, no la que llega al chaleco plomado. Al medir la radiación que
atraviesa el chaleco, se pueden hacer cálculos de la radiación corporal total,
la radiación recibida por el cristalino, gónadas, etc. En algunos casos de
personas expuestas a niveles mayores de radiación, lo ideal es tener dos
dosímetros, uno por encima y otro por debajo del chaleco, con lo cual se
obtienen mediciones y cálculos más confiables. Por la sensibilidad mayor de
los dosímetros de luminiscencia de estímulo óptico, se pueden hacer mejores
estimaciones de las exposiciones de interés, siempre que el dosímetro se use
a la altura adecuada.
Lo habitual es ponerlo en el área de mayor exposición, comúnmente en el
tórax superior. Muchos de los dosímetros modernos tienen un ícono que
mustra el lugar ideal para usarlo. En personas con oficios específicos, como la
preparación y manipulación de materiales radioactivos, se usan dosímetros de
anillo, también por debajo de los guantes plomados, para medir la radiación
efectivamente recibida por las manos. En algunos casos se usan para
monitorizar la dosis recibida por la glándula tiroides, o, como se mencionó, por
un feto, en caso de una mujer embarazada que siga expuesta a radiaciones
ionizantes por motivos de trabajo.

Aníbal J. Morillo, MD 19
¿Cómo se mide la dosis?
Ejemplos de la información que se obtiene con la dosimetría. Se incluyen
imágenes o esquemas de diferentes dosímetros, como los de película, los de
luminiscencia de estímulo óptico (a la izquierda, la foto muestra el ícono de
posición del dosímetro en el tórax).
Al extremo derecho uno muy similar, pero adaptado para la medición de
neurones, un filtro especial rectangular que se usa por detrás del empaque
del dosímetro y que se encuentra debajo del código de barras que identifica
al dosímetro individual.
El de anillo también funciona con una película. La imagen central inferior
muestra un dosímetro para gas Radón.
Los reportes muestran la dosis equivalente en diferentes partes del cuerpo.
Los cálculos se basan en las distancias habituales entre la posición del
dosímetro y el tejido de interés, como por ejemplo el cristalino. Esto significa
que no se usa un dosímetro cerca a los ojos, sino que se calcula la dosis
recibida por los ojos de acuerdo a la lectura de la dosis recibida en el tórax
superior. También se incluyen en los reportes las dosis acumuladas por
períodos, por ejemplo, cuatrimestrales o anuales, además de la dosis
acumulada durante la vida, siempre que se tenga registro de la misma, como
lo hacen las compañías serias que ofrecen este servicio.

Aníbal J. Morillo, MD 20
¿Qué me están midiendo?
Básicamente, la radiación ionizante recibida.
La unidad fundamental en dosimetría es la dosis absorbida (D), es decir, la
energía media (dε) impartida por la radiación a la materia, en un volumen de
masa dado (dm).
En el sistema internacional de medidas, se usa el Gray (Gy) que equivale a
julios por kilo. La dosis de radiación absorbida es el rad. Un rad equivale a
0.01Gy.

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Otra medida que se calcula es la dosis efectiva (E).
Cada tejido tiene diferente sensibilidad a la radiación, por lo cual se usan
factores de ponderación para el cálculo de esta dosis.
Los tejidos más sensibles son aquellos con células cuyas mitosis son más
frecuentes, es decir, células que se multiplican más rápidamente, como las de
un feto, o las de la médula ósea que produce células sanguíneas o médula
ósea hematopoyética.
La dosis equivalente en cada tejido es H, la ponderación es W, la dosis
efectiva (E) es la sumatoria de las dosis equivalentes en cada tejido con su
respectivo factor de ponderación.
Se expresa también en julios por kilo, se utiliza en el sistema internacional el
sievertio (Sv).

Aníbal J. Morillo, MD 22
Los factores de ponderación se muestran en una tabla.
La superficie ósea y la piel tienen un factor de ponderción bajo.
Como se mencionó, los tejidos con mayor división celular, como la médula
ósea, donde se forman las células sanguíneas, tiene un factor mayor.
Las gónadas, donde se forman las células reproductivas, tienen el factor de
ponderación más alto.

Aníbal J. Morillo, MD 23
Se hacen cálculos de la dosis equivalente (H), que significa qué tan eficaz es
la radiación para producir un efecto biológico probabilístico (es decir,
proporcional a la dosis recibida) en un tejido dado.
En estos cálculos también se tiene en cuenta el promedio de dosis absorbida
en cada tejido (DT) y un factor de ponderación (W) de la radiación que incide
sobre el tejido ( R ).
Se tiene en cuenta el tipo de radiación, pues no es igual 1rad de rayos X que
1rad de partículas alfa. La medida se da en roentgenios equivalentes en
mamíferos (rem). 1 rem es igual a 0.01 Sv.
Esta es una alta dosis de radiación, por lo cual es común que se usen
fracciones de esta unidad, como la milésima parte de un rem o milirem
(equivalente a 0.00001 Sv o 0.01 milisievertios mSv).

Aníbal J. Morillo, MD 24
Esta tabla muestra el factor de ponderación de la radiación incidente WR.
La radiación con partículas alfa es unas 20 veces más potente (y más dañina)
que la producida por partículas beta y gamma, o la producida por rayos X.

Aníbal J. Morillo, MD 25
Los cálculos muestran entonces la dosis efectiva, los umbrales de dosis
recibida y las estimaciones de dosis viscerales, a las extremidades
(usualmente, los brazos no están cubiertos con barreras, y en los huesos
largos puede haber médula ósea hematopoyética, formación de células
sanguíneas) , la dosis corporal total y el cálculo de dosis recibida por otras
regiones no cubiertas, como las piernas.

Aníbal J. Morillo, MD 26
¿Qué pasa si me paso?
Quizá la mejor analogía para explicar lo que sucede cuando una persona
sobrepasa la dosis permitida, es la de los límites de velocidad.
Si en una carretera colombiana se superan los 80 km/h eso no significa que
necesariamente se va a tener un accidente. Significa que el riesgo de
accidentarse es mayor. Si una persona supera los 80 km/h en forma
sistemática, su riesgo de accidentarse puede volverse inaceptable.
Algo similar sucede con los límites de radiación. No se maneja como un límite
que marque el umbral a partir del cual una persona fallece o presenta una
lesión cancerosa. Tampoco tenemos claro cúal es el límite de seguridad.

Aníbal J. Morillo, MD 27
Los límites establecidos no son una demarcación precisa entre lo seguro y lo
peligroso.
Lo cierto es que sobrepasar el límite de dosis permitida en forma ocasional no
necesariamente equivale a la aparición de un cáncer.
Pero, si no se siguen las recomendaciones de radioprotección, el riesgo de
cáncer comienza a llegar a niveles inaceptables. La razón para protegernos,
usando chalecos, protectores de cuello, gafas con lentes plomados o guantes
plomados, es evitar que el riesgo de cáncer sea mayor.

Aníbal J. Morillo, MD 28
¿Cómo me protejo?
Hay varias maneras. La primera es limitar la dosis.
También es importante disminuir el tiempo de exposición, aumentar la
distancia de la fuente de radiación, usar los blindajes en forma oportuna, y
tener un programa de control de calidad de los equipos, que incluya un
mantenimiento preventivo y un seguimiento de las dosis que éstos emiten.

Aníbal J. Morillo, MD 29
Para la limitación de la dosis es fundamental el papel del tecnólogo.
Corresponde a la selección de los factores técnicos, como el kilovoltaje, y,
muy especialmente, el miliamperaje, en el caso de los equipos que usan
tubos de rayos X (radiografía convencional y escanografía).

Es muy importante el uso juicioso de la colimación, es decir, la limitación del


campo irradiado.

El volumen irradiado directamente es el factor que determina cuánta radiación


secundaria se recibe por parte del trabajador.

Aníbal J. Morillo, MD 30
El tiempo de exposición es crucial en los casos en los que se usa
fluoroscopia. El esquema muestra un tubo en una sala de hemodinamia,
donde usualmente el tubo de rayos X se encuentra por debajo del paciente y
el intensificador de imagen o detector por encima.
A la altura aproximada del cristalino (se aproxima a la altura del intensificador)
se reciben 25mR por hora. Esto es lo que recibe el operador mientras este
pisando el pedal de fluoroscopia. Esta es una buena razón para usar gafas
plomadas. A la altura aproximada de la glándula tiroides, el operador que está
al lado del paciente recibe 300 mR por hora, algo similar en la región gonadal.
A la altura del tubo de rayos X, se recibe una radiación secundaria de unos
25 mR/hr, que puede ser significativo en procedimientos prolongados, donde
la que recibe la radiación es la médula ósea de las tibias.
Disminuir la distancia entre el intensificador de imagen y el paciente
disminuye también la dosis recibida por el operador. El sitio de entrada del
haz de rayos X es donde mayor radiación secundaria se recibe. Por ello, en
proyecciones laterales del cráneo en una angiografía, la radiación secundaria
recibida por el radiólogo es menor si el tubo se ubica en el lado opuesto al
ocupado por el intervencionista.

Aníbal J. Morillo, MD 31
Los trabajadores ocupacionalmente expuestos reciben radiación secundaria,
a partir de los pacientes que atienden. Aumentar la distancia de la fuente de
radiación, es decir, alejarse del paciente, es una buena medida de protección,
pues la energía de los rayos se disminuye con el cuadrado de la distancia.
Por esta misma razón, una persona que circula en una sala se irradia menos
que quienes permanecen dentro de la sala, como la persona que hace un
procedimiento, que debe estar siempre al lado del paciente.
Se usan barreras que cuelgan del techo o del borde de la mesa para proteger
a los operadores. Un anestesiólogo que ayuda en un procedimiento de neuro
intervencionismo puede estar mucho tiempo cerca de la cabeza del paciente,
y requiere de protección. El protector de cuello disminuye la exposición que
recibe la glándula tiroides (cuya sensibilidad a la radiación es mayor que la
de otros tejidos, como se vió en la tabla de ponderación). Es una medida de
radioprotección muy sencilla, que puede disminuir la dosis recibida entre un
25% y un 50%, por lo que parece absurdo no usar un cuello plomado.
Los elementos de protección deben cuidarse. Los chalecos se cuelgan, no se
tiran al suelo, pues al doblarlos se pueden fracturar. Por las fisuras se puede
filtrar mayor radiación . Periódicamente se revisan los chalecos en busca de
daños que disminuyan su rendimiento. Periódicamente se revisan las demás
barreras y se hacen mediciones que verifican que se está controlando
efectivamente la radiación.

Aníbal J. Morillo, MD 32
El manejo de materiales radioactivos tiene algunas particularidades. Es
preciso delimitar áreas de trabajo, donde el acceso es restringido. La entrada
a la sala donde se inyecta el material de contraste no es de libre acceso. Los
pacientes que reciben terapia producen irradiación, lo que implica limitar las
visitas y tener un control estricto de desechos. Se establecen protocolos de
contención de dosis. Las sustancias radioactivas son contaminantes, lo cual
significa que se necesitan protocolos de descontaminacion que no son
necesarios cuando se usan rayos X.
La preparación y marcación de materiales requiere de entrenamiento especial
y de dosimetria dirigida, como en el caso de los anillos mencionados para
evaluar la radiación recibida por las manos de estos operarios. Los que
preparan las dosis de medicina nuclear trabajan en un sitio aislado conocido
como «castillo», una especie de caja plomada donde pueden meter las manos
para estas preparaciones, sin irradiar el resto de su cuerpo. En algunos
casos, como en el manejo de las sustancias preparadas por un ciclotrón para
tomografía de emisión de positrones (PET), hay procesos automatizados, y no
se requiere de una persona que manipule de cerca estos materiales, pero se
necesita de un protocolo para el transporte de dichos materiales hasta el
lugar donde esté ubicado el equipo diagnóstico. Si se riega material
radioactivo se requieren protocolos de contaminacion y medición de dosis, así
como de manejo de desechos. Algunas lesiones de la piel por contacto
pueden requerir de diagnóstico y tratamiento especializado.

Aníbal J. Morillo, MD 33
En radioprotección, cada uno de los involucrados juega un papel definitivo.
El médico remitente debería tener idea de cuál va a ser el mejor examen para
su paciente, y cuál lo va a irradiar menos, espcialmente en la población más
sensible a la radiación: las mujeres en edad fértil , las embarazadas y la
población pediátrica.
También es su responsabilidad el averiguar si el examen que solicita va a ser
útil y no va a incurrir en un riesgo innecesario.
El radiólogo debe estar en capacidad de sugerir cuál examen es el que va a
conllevar menor riesgo de irradiación, y debe asumir un papel proactivo en el
control de las dosis de radiación. Es su responsabilidad revisar los protocolos
de examen y dirigir las medidas de protección a sus pacientes y al personal
ocupacionalmente expuesto. El tecnólogo debe conocer su equipo y ser
capaz de seleccionar los parámetros técnicos adecuados, siguiendo el
principio conocido como ALARA, sigla en ingles de As Low As Reasonably
Achievable, es decir , una dosis tan baja como sea razonablemente posible.
Debe haber anuncios visibles que adviertan a las mujeres embarazadas que
deben anunciar su estado. El paciente debería tener información o tener fácil
acceso a ella, ser educado en cuanto a los riesgos de la radiación y asumir su
responsabilidad de aceptar o rechazar procedimientos que puedan tener
riesgos que deban balancearse contra los beneficios, participando de un
proceso de consentimiento informado en algunos casos.

Aníbal J. Morillo, MD 34
La radiación es segura si se usa de manera prudente.

Cualquiera que esté involucrado en el manejo de equipos o sustancias que


producen radiación ionizante, incluyendo a los cuidadores de pacientes que
puedan producir radiación por haber sido sometidos a inyecciones de
materiales radioactivos, deben tomar conciencia de su papel en la protección
personal y de quienes lo rodean.

Aníbal J. Morillo, MD 35

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