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Tecnológico de Monterrey

Campus Cuernavaca

Sofía Pérezpriego Garza

Matricula: A01016221

Tutora: María José Camacho

Julio 2 del 2009

Mi Yo Proteico
Como solo. No recuerdo cuando fue la última vez que comí acompañado. Tal vez fue cuando María

aún vivía y los niños eran pequeños. Éramos una familia feliz, ella siempre me estaba esperando

con la comida lista, los niños haciendo su tarea. Para después sentarnos y comer una agradable y

deliciosa cena. Eso fue hace demasiados años, esos recuerdos son vagos como si pertenecieran a

otra vida, una vida que ya no me pertenece. La alegría en comer y en vivir quedó en el pasado.

Ahora soy un hombre de 48 años, derrotado y sin nada a que sonreír. Claro que siempre que veo a

Silvia sonrió, se parece tanto a su madre.

Silvia es tan parecida a su madre, claro físicamente hablando, porque desgraciadamente tengo que

admitir que tiene ese mismo suspiro que yo. Un suspiro que no le pertenece a una joven de 19

años, un suspiro de alguien que no puede sonreír más. Pero así como Silvia me logra sacar una

sonrisa Gerardo me la arrebata. Pensándolo bien prefiero comer sólo a verlo a él. No es que odie a

mi hijo, lo quiero como un padre quiere a su primogénito. Pero es que verlo significa ver esa

sonrisa, esa alegría que desborda de él y que tanto él como yo sabemos de dónde proviene. Su

alegría nace de algo impuro. Miles de veces he pensado en correrlo, a ese marica. Si yo hubiera

sido mi padre lo hubiera corrido hace mucho, pero mucho tiempo. Pero no tengo su fuerza y al final

de cuentas es mi sangre siendo puto o no. María hubiera sabido que hacer con él. Pero ¿en que

falle? Si desde la muerte de su madre lo lleve todos los domingos a misa y los lunes al catecismo.

Siempre le enseñe lo bueno de lo malo. Recuerdo aquél día o más bien no lo recuerdo, el enojo, la

tristeza y la desesperanza hacen que todo quede envuelto en una neblina. Pero si recuerdo lo que

me contesto al final de mi sermón, de mis gritos y arrebatos. “Así soy, me aceptes o no y si quieres

córreme.” Claro que amenace con correrlo, pero jamás he podido.

Creo que escucho pasos. “Hola papá.” ¡Es Silvia que alivio! Viene vestida muy guapa, con traje

sastre. Anda buscando trabajo. Ah.., pero ¿Qué pasó? En qué momento las mujeres decidieron

que la casa ya no era lo suficiente buena para ellas. Ahora además quieren hacer lo que los

hombres. Pero ya, es mejor que me reserve mi opinión en cuanto la única profesión de la mujer, la

casa. No quiero más broncas y menos con Silvia.


Es tarde, mejor ya me voy a la cama a descansar. Dormir me gusta es la única manera que logró

evadirme de esta triste realidad.

¡Que mañana! Primero se va la luz y el condenado despertador no suena. Bueno, gracias a dios

que he logrado abrir el ojo y ya voy al trabajo. Claro que preferí ahorrarme el baño a pasar por alto

mi café matutino. Ahora ando con prisa y el incapaz del mesero quien sabe dónde anda.

Hay 5 bancos en la barra y esta vieja viene y se me sienta a un lado, que fastidio. “Buenos días.”

Me dice. “Buenos.” Hasta que usted se me vino a sentar aquí. “Sabe ¿qué día es hoy?” “Es 19 de

diciembre” contesto. “¡Claro! Hoy es Santa Eva.” “¿Santa quién?, lo lamento señora pero creo que

la tal ‘Santa’ no tiene un día en el calendario.” “Pero como no, sí hoy es el día de la madre de todos

los hombres. Santa Eva. Génesis capítulo uno: Y creó Dios al ser humano a su imagen, a imagen

de Dios lo creó, varón y hembra los creó.” “Lo lamento señora, está confundida. Dios creó a Eva

después, a semejanza del hombre.” A buena hora el incapaz mesero. “¡La cuenta!” Diez por ciento

de propina más que suficiente. “Con permiso.”

Pero que fastidio uno nada más quiere una simple y sencilla taza de café y se ve bombardeado por

estupideces. Y el día cada vez se pone peor. Sólo queda un lugar en el camión al fondo. Y valla

compañía, este tipo de mujeres son las que le meten todas esas patrañas estúpidas a Silvia. Con

su falda y corbata, pero que se cree. Lo peor de todo es que se está poniendo de moda, las

mujeres se creen demasiado buenas para la casa, ahora todas quieren hacer (y verse como un

hombre). “Disculpe, ¿le molesto lo que dije?” Ahora de que me habla esta feminista. “No,… no

escuche lo que dijo.” “Claro que sí le estaba diciendo que hoy es el día de Santa Eva, que es un

excelente día para conmemorar a la mujer. En especial en estos tiempos que esas ridiculeces de

diferencias de sexo están quedando en el pasado. Ahora que la mujer tiene un lugar en el mundo.”

“Un lugar en el hogar más bien dicho.” “No en el mundo, y en el mundo laboral también. Ya lo

estamos empezando a conquistar. Permiso aquí me bajo.”

Pero que tipa y que día. ¿En donde estas María? A veces siento que este mundo se está volviendo

loco y que tú y yo somos los únicos cuerdos. El problema es que tú ya no estás y yo me he

quedado sólo en un mundo en dónde la continuidad ya no existe, en dónde la realidad ya no tiene


ningún significado, con tantos cambios, tantos avances tecnológicos y sociales. ¿Y yo? Yo me he

quedado sólo, sólo en una barca en medio del mar y la corriente me lleva, todo a mí alrededor

cambia. Pero yo sigo igual. Exactamente igual que el día que te perdí, sólo, desorbitado, enfadado

conmigo, con la vida y con el mundo. En especial con el mundo porque este nuevo mundo, al que

llamamos postmodernidad, es la perdida de la verdad, todo es parcial, todo es inconsistente.

Por fin, tranquilidad. No hay nada más bello que un coñac en las rocas. Bien frio, y que queme la

garganta para olvidar los problemas de un solo trago. En especial en un día como hoy. Por lo

menos no hubo ningún arrebato en la oficina, pude disfrutar de la calma y el silencio por un buen

rato. Son las 7: 40, es muy temprano si llego ahora corro con la posibilidad de encontrarme a

Gerardo y hoy no tengo las fuerzas para eso. “Me puede servir otro.” “Mal día eh” “Valla que sí”

“¿Con todo y que hoy es Santa Eva?” “Y eso ¿a qué viene?” “Pues viene a que usted se ve

confundido.” “¿Yo? Confundido.” “Claro. Con lo que le estaba diciendo, que sí la mujer es

semejanza de Dios o del hombre. Génesis capitulo uno ¿recuerda?” “Pero quién demonios es

usted.” “Yo soy un barman, si estoy en el bar. Un oficinista en la oficina ó un cliente tomando el

café. Pero no es lo importante. Lo importante es que yo soy quién quiero. Ni tu ni yo estamos

restringidos por las pre concepciones de la sociedad, somos libres de convertirnos en lo que

queramos. Un hombre feliz, o uno miserable. Un padre que ama a su hijo, o uno que lo odia. A

cada instante tienes la posibilidad de ser un hombre diferente de lo que has sido en el pasado.”

¿Pero que es ese ruido? No logró ver nada. Seis y media de la mañana, valla todo era un sueño. Ó

más bien una pesadilla. No había tenido pesadillas desde hace tantos años, creo que desde que

murió María. Hace dieciocho años que murió y yo sigo siendo un infeliz, me he quedado en el

pasado. Tuve la oportunidad de volver a ser feliz sin ella con mis hijos, con el mundo. Pero decidí

volverme un amargado. Yo lo elegí. Y sí yo elegí mi infelicidad también puedo elegir mi felicidad. Si

el mundo me invadía ahora yo lo invadiré y así me definiré como un ser humano. Una persona feliz,

que ama a sus hijos, que ama al mundo. Y que como Proteo, variaré de acuerdo con un mundo

cambiante.

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