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The historical is only then ours...

when we can regard the present in general as


a consequence of those events in whose chain the characters or deed
represented constitute an essential link... For art does not exist for a small,
closed circle of the priviledgely cultured few, but for the nation as a whole.

Traducción: "Sólo de esa forma lo histórico es nuestro... si consideramos lo


presente en lo general como una consecuencia de los acontecimientos en cuya
cuja corriente los personajes o hechos representados constituyen un elo
esencial... pues el arte no existe para un círculo pequeño y cerrado de pocos
privilegiadamente cultos, sino para la nación como un todo." Hegel

SOLDADOS DE SALAMINA

En este trabajo proponemos un abordaje de la textualidad novelesca en


conexión con aspectos de la construcción del saber histórico, como la cuestión
de la reconstrucción, la cuestión de la memoria o la cuestión del testimonio.
Además, trataremos también del concepto de la novela histórica.

Soldados de Salamina se encuentra ubicado en una zona ambigua que en la


novela de Cercas el narrador llama la zona del “relato real”, relato que parece
una novela “sólo que en vez de ser todo mentira, todo es verdad”. El discurso
histórico además de trazar relaciones entre cultura y política en los años 30,
también se acerca a la narrativa del sobreviviente y del testigo. A partir de ahí
vamos a proponer el contacto que hay entre la novela y textos periodísticos e
históricos producidos en España en los que se pone de relieve la violenta
guerra, la historia y la situación política del país.

El primer punto abordado por Cercas es el de un escritor que promueve una


búsqueda en la que pretende registrar su investigación a través de la
escritura de una novela relato, en contraposición tenemos la película de
Trueba en la que una joven profesora de historia y periodista se convierte en la
protagonista. Los dos casos revelan la posición enunciativa que favorece el
lugar de la escritura o de la oralidad a través del testimonio que busca
organizar hechos históricos y averiguar la verdad de la narrativa. De esta
forma, el narrador de Soldados de Salamina se mantiene en una dimensión
que está entre la ficción literaria y la escritura no ficcional y la investigación.
Propone, una reflexión sobre el lugar narrativo, maquinando una situación
enunciativa paradójica, es decir, la escritura de una novela, ficcional titulada
Soldados de Salamina que avanza a partir de hechos históricos y de narrativa
real. En realidad, en la novela de Cercas hay un desplazamiento de sentido
que se tensiona entre el saber sobre la literatura y el deseo de registrar el
suceso histórico que se narra.

En más de un sentido Soldados de Salamina es un tipo de literatura que habla


de, y desde, la literatura, no sólo porque aborda a un escritor y su época, sino
porque, a través de Sánchez Ferlosio o de Bolaño, se convierte en la propia
literatura que actúa como generadora del relato. La novela nos permite
reflexionar con mucha nitidez como la literatura está íntimamente relacionada a
la historia, y como se acerca incluso al relato histórico.

A principio, la historia se presenta desde el lugar del narrador como un


proceso de reconstrucción, a través de un proceso de investigación
periodística bajo una perspectiva de la memoria y del punto de vista de los
testigos: de la familia de campesinos que habían hospedado a Sánchez Mazas
en su fuga cuando ancianos y son entrevistados por el narrador; de la memoria
del ex miliciano republicano refugiado en Francia; de la memoria de otro
superviviente del mismo fusilamiento del que Mazas logra salir con vida y que
también escribe el libro “Yo fui fusilado por los rojos”. Además es el propio o
Sánchez Mazas, que piensa un título para el probable texto que cuenta sus
aventuras, “Soldados de Salamina”.

Javier Cercas narra en primera persona todas las etapas de su investigación:


los encuentros, sus peripecias para deslindar los puntos oscuros del relato de
Mazas. Mientras tanto el lector que sigue al narrador en su juego de pistas, se
va adaptando a sus descubrimientos, coincidencias, dudas, resoluciones,
participa en el trabajo de la reconstitución iniciada por el autor, ve nacer y
fabricarse el proyecto de la novela. Esa trayectoria da al lector la sensación de
acompañar al autor en tiempo real, es decir, se traspone la temporalidad.

Una vez terminada la investigación y resuelto el rompecabezas, el autor busca


dar forma de “relato real “a todo lo que ha descubierto a lo largo de los meses.
Lo hace como biografía escrupulosamente documentada, contando la historia
de Sánchez Mazas: sus ambiciones literarias, sus compromisos políticos, sus
tribulaciones en la guerra, su experiencia de casi ejecución, su huida que
deriva en el encuentro con los amigos del bosque, las promesas hechas y
mantenidas o no durante su mediocre carrera bajo el mando de Franco.

En este punto, el autor, que trata sobre todo de organizar los datos
almacenados durante su investigación revela también el perfil sicológico de
Sánchez Mazas, mostrando las contradicciones de su enigmática
personalidad. Al dar voz directamente a Mazas confiándole el relato de su
propia vida, el escritor busca, en primer lugar, mantener o aparentar la
neutralidad y objetividad propia del relato histórico, y a la vez, la palabra de
Sánchez Mazas, ya fallecido, lúcido y omnisciente escribe la novela que Mazas
no escribió.

El periodista va multiplicando los detalles históricos y los pequeños hechos


verdaderos, mientras el lector espectador va reconstruyendo el ambiente
franquista, pero en un determinado punto de la narrativa, él llega al final de su
proyecto y se da cuenta de que la reunión de los datos históricos y biográficos
y la forma como los ha dispuesto no son dignos de una obra literaria. Sin
embargo Bolaño le cuenta sobre las aventuras y batallas de Miralles, un
hombre que había encontrado años antes en un camping e inmediatamente el
novelista pasa a imaginar episodios que asocia al soldado desconocido que
perdonó la vida a Sánchez Mazas.

Apoyado por Conchi, su compañera, el autor pasa varias semanas buscando


informaciones y revisando minuciosamente las listas clínicas geriátricas en
Dijon, donde supone que puede vivir, si es que aún vive, ese tal de Miralles. Sin
abandonar la hercúlea tarea que se ha determinado, un día ve premiada su
perseverancia: Miralles está al otro lado del teléfono. Del encuentro en Dijon
resulta la derrota del periodismo y la victoria de la literatura, pues no obtiene la
respuesta que desvendaría el misterio que envolvía el soldado del bosque. A
partir de ahí el novelista comprende que la escritura es más bien una cuestión
de intriga que una simple aventura humana, y que si, tal como pretendía
Oswald Spengler, es cierto que “siempre es un grupo de soldados quienes, en
el último momento, salva la civilización”, a poquísimos escritores pertenece el
hecho de retirar, para huir antes de tiempo y del olvido, a aquellos a quien la
historia no les han rendido nunca el homenaje que merecían. Al final de esta
etapa de la investigación inicial, él descubre y designa, finalmente, una de las
necesidades primordiales de la literatura, que es la de hacer obra de memoria,
de reparación y de consolación.

Son esas las reflexiones que le sirven de marco al Javier Cercas narrador para
comenzar su relato:

“…en aquel tiempo no había leído una línea de Sánchez Mazas, y su nombre
no era para mí más que el nombre brumoso de uno más de los muchos
políticos y escritores falangistas que los últimos años de la historia de España
habían enterrado aceleradamente, como si los enterradores temiesen que no
estuvieran del todo muertos. De hecho, no lo estaban. O por lo menos no lo
estaban del todo”. (CERCAS, 2004, p. 21)

Además de reaccionar contra el intento de olvidar el pasado, la novela trae una


reflexión sobre el hecho de que la memoria individual reposa sobre la
conciencia histórica. De manera más específica, en este caso del
desconocimiento sobre la Guerra Civil: “…de la que hasta aquel momento no
sabía mucho… y por las historias tremendas que engendró, que siempre me
habían parecido excusas para la nostalgia de los viejos y carburante para la
imaginación de los novelistas sin imaginación.” (CERCAS, 2004, p. 21)

Las claves de la novela remiten a: la recuperación de un hecho ahora


“olvidado” la historia del falangista Rafael Sánchez Mazas; la necesidad de
preservar la memoria histórica, sin la que todos los que vivieron en el pasado
estarán verdaderamente muertos, así como estará huérfano el pueblo que no
la cultiva; la idea de un presente sin proyecto –, subraya la idea de que el
bloqueo (pérdida de la voz narrativa) del narrador se debe al hecho de que su
literatura que nace en una sociedad que ha intentado suprimir lo que se refiere
a la Guerra Civil, resultando en el momento crucial en que vive España.
Roberto Bolaño, personaje de esta novela, da consejos al narrador al afirma
que “–Para escribir novelas no hace falta imaginación –dijo Bolaño–. Sólo memoria.
Las novelas se escriben combinando recuerdos.

— Entonces yo me he quedado sin recuerdos.” (CERCAS, 2004, p. 151)

El trayecto que lleva a la concreción de la novela pasa por un debilitamiento de


la “ficción”, a través de todas las estrategias que garantizan todas las formas
posibles de realismo, proponiendo una literatura que es ficción y memoria
histórica a la vez. En la búsqueda de una historia real, el narrador de Soldados
de Salamina encuentra un nuevo camino para la literatura, además de llamar
la atención sobre el carácter construido de la Historia.

Insertada en el contexto histórico, Soldados de Salamina, de Javier Cercas,


busca su razón de ser tanto una investigación como una reflexión sobre los
oscuros hombres que se han ido convirtiendo en un borrón instaurado por la
necesidad histórica de democracia en España. Para el narrador los héroes
olvidados por la Historia no son los falangistas, pero tampoco hace presuponer
que se trate de los hombres de la izquierda.

Cuando encuentra a Antonio Miralles –hombre que cree ser el soldado que le
perdonó la vida a Mazas–, éste le dice:

Pero le voy a contar una cosa que usted no sabe, una cosa de la guerra. […]
Cuando salí hacia el frente en el 36 iban conmigo otros muchachos. Eran de
Terassa, como yo; muy jóvenes, casi unos niños, igual que yo; a alguno lo
conocía de vista o de hablar alguna vez con él: a la mayoría no. […]Ninguno de
ellos sobrevivió. […] Eran tan jóvenes… Murieron todos. Todos muertos.
Muertos. Todos. Ninguno probó las cosas buenas de la vida: ninguno tuvo una
mujer para él solo, ninguno conoció la maravilla de tener un hijo y de que su
hijo, con tres o cuatro años, se metiera en su cama, entre su mujer y él, un
domingo por la mañana, en una habitación con mucho sol… […] Nadie se
acuerda de ellos, ¿sabe? Nadie. Nadie se acuerda siquiera de por qué
murieron, de por qué no tuvieron mujer e hijos y una habitación con sol; nadie,
y, menos que nadie, la gente por la que pelearon. No hay ni va a haber nunca
ninguna calle miserable de ningún pueblo miserable de ninguna mierda de país
que vaya a llevar nunca el nombre de ninguno de ellos. ¿Lo entiende? Lo
entiende, ¿verdad? Ah, pero yo me acuerdo, vaya si me acuerdo, me acuerdo
de todos, de Lela y de Joan y de Gabi y de Odena y de Pipo y de Brugada y de
Gudayol, no sé por qué lo hago, pero lo hago, no pasa un solo día sin que
piense en ellos. (CERCAS, 2004, p. 199, 200, 201)

En Los Soldados de Salamina narrador y escritor, todos están muertos,


derrotados y olvidados por la España actual. El narrador sabe que la narrativa
tiene un papel a cumplir, que es el de rescatar al olvido esos hombres no para
recordarlos o que no se mueran, sino que actualizando el recuerdo y
confrontando sus muertes, se actualiza las energías, ideales y aspiraciones
invertidas en la Guerra Civil. Así, para el narrador, cultivar la memoria
histórica significa recordar a esos oscuros soldados barridos de la Historia
para que con los sueños, energías y esfuerzos que dispendieron, le recuerden
al hombre contemporáneo que en el pasado hubo seres que portaban
banderas, aunque éstas hayan sido tragadas por una nueva realidad.

La Novela y la Novela Històrica

Javier Cercas logra en Soldados de Salamina dar voz a algunos personajes


importantes de la historia no oficial, es decir, personas que tuvieron grados
diferentes de importancia en la conformación de la historia de España. Los
elementos históricos son una constante en la novela Cercas, pues se vale de
elementos reales como piezas importantes en la construcción de su trabajo. De
ahí que el lector se identifique de manera más objetiva con el relato.

Hay estudiosos como George Lukács que establecen una tipología para la
identificación de estrategias que ayudan en la construcción de la historicidad en
una novela: proyección e inter-relación de los personajes.

To demonstrate by artistic means that historical circumstances and


characters existed in precisely such and such way. What in Scott has
been called very superficially “authenticity of local colour” is in actual fact
this artistic demonstration of historical reality. It is the portrayal of the
broad living basis of historical events in their intricacy and complexity, in
their manifold interaction with acting individuals.
[George Lukács, The Historical Novel (Lincoln and London: University
of Nebraska Press, 1983), 43.]

TRADUCCIÓN: Para demonstrar por medios artísticos que circunstancias y


personajes históricos existieron precisamente de ciertas maneras. Lo que en
Scott fue nombrado muy superficialmente de "autenticidad del color local" es,
en realidad, la demonstración artística de la realidad histórica. El el retrato de
las varias pruebas vivas de los eventos históricos en su complicación y
complejidad, en su interación múltiple con los individuos interactuantes.

Otro crítico - Fernando Alegría – también trabaja con ese tema. Para él sería
interesante establecerse un nuevo género narrativo: una especie de folletín
moderno, rico en materia histórica y anecdótica. Para Edmundo Desnoes la
novela histórica es un género menor.

En Soldados de Salamina, Cercas utiliza elementos históricos y ficcionales


para tratar desde otra perspectiva del tema de la Guerra Española. Hay,
también, una visión diferenciada en el tratamiento de la historia, un deseo de
revelación y una crítica en relación a la historia oficial. Una novela puede no ser
histórica, y a la vez presentar muchos puntos de contacto con lo históricamente
conocido.

La crítica tradicional ha enfatizado los detalles, la descripción minuciosa y la


evocación de un ambiente/espacio de tiempo como elemento central de la
reconstrucción histórica. No obstante, George Lukács, en la crítica más
elaborada sobre la novela histórica del siglo XIX, establece una tipología, cuyo
núcleo es la caracterización (proyección e inter-relación de los personajes,
mayores y menores) como estrategia principal para lograr la auténtica
reconstrucción histórica. Así, pues, en Lukács, el objetivo fundamental de la
novela histórica es:

...la rara capacidad para la reconstrucción histórica y para la verídica


captación de la vida cotidiana en el siglo XVIII y XIX.
...intento de reconstrucción histórica apoyado en voces no conocidas.

El segundo parámetro usado por Lukács atiende totalmente a la propuesta de


Cercas que trabaja justamente con las voces no conocidas, o no tan conocidas
que rodean un acontecimiento específico. Pero la caracterización no es el eje
central de la reconstrucción histórica en la obra, sino que dicho eje se
encuentra en la búsqueda de un individuo específico.

Otro aspecto que puede ser analizado, es la ausencia en la novela de lo que


los críticos llaman técnicas de friso (saturación de la obra de elementos
pictóricos, plásticos, musicales y artísticos.). Estas son técnicas,
principalmente, descriptivas y de carácter estático que constituyen un recurso
importante para el pleno logro de la reconstrucción histórica: tanto la novela
como la película, aunque presenten momentos descriptivos, presentas más que
nada momentos de acción (momento de huídas psicológicas o no, búsqueda
de personas, interacción entre personajes, etc.). Estos momentos son todavía
más evidentes en la obra de David Trueba, para quién la película trata de “la
soledad, de la recuperación de las ganas de vivir y de los buenos sentimientos
como razones para seguir viviendo”.

En la obra escrita es como si Cercas hiciera una crítica: él carga de significado


la omisión de cierto sucesos en el contexto histórico sancionado por la
historiografía oficial. Podríamos plantearnos algunas interrogantes: ¿por qué se
omiten ciertos hechos? ¿por qué ciertos sucesos no tienen relieve histórico?
¿por qué sólo algunos son reconocidos, mientras otros caen en el olvido
(aunque todos hayan sido importantes)?

Debido a la parcialidad de la realidad captada por el “mundo” narrado por la


historia, la caracterización no puede figurar como eje de la reconstrucción
histórica. La narrativa enfoca uno de los incidentes de la compleja realidad, en
la que una sola acción central proporciona la convergencia de los componentes
de la trama hacia el propósito de aclarar dicha parcela de la realidad.
Los autores (de la película y de la novela) no niegan la posibilidad del
conocimiento de la realidad, aunque introduzcan aspectos ficcionales para
conformar hechos y agentes históricos, es como si los autores fueran
historiadores del presente y del pasado, buscando recrear, en cierta medida,
una escena pasada con el propósito de descubrir la verdad. Presentan la
historia como una secuencia de acontecimientos encadenados que revelan
complejas relaciones. La introducción de los aspectos ficcionales se
comprende al asumirse que cuando un autor desea trabajar con una novela
histórica, su trabajo debe rellenar vacios documentales que deja la historia con
acontecimientos que sean a la vez narrativamente satisfactorios y verosímiles.

La anacronía sería uno de los fallos a evitar. Principalmente si lo histórico es


conocido. Y todo eso requiere una forma más clásica de narrativa y de la propia
historicidad de los relatos: los hechos conocidos se toman como ciertos, pero
insuficientes cuantitativamente, de ahí que aparezca la necesidad de aunarlos
a lo que es ficcional. Eso es lo que se encuentra en innúmeras novelas
tradicionales que se articulan alrededor de algún acontecimiento histórico
conocido. Y eso está ilustrado en Soldados de Salamina, pues el autor trabaja
con un elemento diferencial: un acontecimiento no difundido, pero que da
origen a la trama de la novela (básicamente, un asesinato que no llegó a
consumarse).

En esa novela encontramos principalmente dos tipos de conflictos: un conflicto


interno – en el cual los protagonistas tienen mayor relieve, es decir, sus
emociones, su psicología y sus acciones tienen más peso - y un conflicto
externo en el que se evidencia la situación vivida externamente por los
personajes, protagonistas o no, sea en la actualidad o en el pasado durante la
Guerra. Es como si en la misma estructura de la trama se encontraran los
bandos de la guerra: los personajes se vuelven alegorías o
personificaciones/evidenciaciones de fuerzas históricas, con características
raciales o nacionales, características políticas, creencias ideológicas, etc.

En la modalidad clásica de la novela histórica se encuentra más


frecuentemente la narración en tercera persona, sin embargo en Soldados de
Salamina se alternan las voces, lo que inserta los hechos desde diferentes
perspectivas, permitiendo que tanto el lector/espectador tengan la sensación de
ver a un documental donde participan diferentes personalidades de distintos
grados de importancia. Es como si voces conocedoras de la realidad – y por
eso, autorizadas – tuvieran la vez de exponer sus puntos de vista. Vargas Llosa
coincidió con George Steiner1 en calificarla como un clásico de la novelística
contemporánea.

Y lo que hace Javier Cercas es usar la forma clásica de modo ideológicamente


innovador: él “re-presenta” un hecho histórico determinado y, por lo tanto,
privilegia elementos antes marginales, dándoles una importancia tan fuerte que
son capaces de entretener al lector/espectador hasta la contestación de la
interrogante final: ¿quién no mató a Sanches Mazas? ¿y qué pensó este “no-
asesino” en el momento de perdonarle a Mazas la vida?

Las diferentes estructuras temporales proporcionan el contraste presente /


pasado, y eso está por definición en la base del género histórico. En los
fragmentos de la novela que aparecen en primera persona hay otro punto de
referencia temporal: la distancia entre el pasado del que habla y el momento
presente (su vejez).

El novelista puso el énfasis en la reconstrucción de datos y en el proceso de


investigación histórica: por eso podemos considerar Soldados de Salamina
como documento escrito que mezcla el presente y el pasado en la búsqueda de
una verdad específica. Basada en una alternancia presente-pasado, tanto la

1
(crítico y teórico de la literatura y de la cultura, y escritor. Se trata de uno
de los intelectuales de influencia internacional más relevantes desde
mediados del siglo XX. Su ámbito de interés principal es la literatura
comparada. Su obra como crítico tiende a la exploración, con reconocida
brillantez, de temas culturales y filosóficos de interés permanente,
contrastando con las corrientes más actuales por las que ha transitado
buena parte de la crítica literaria contemporánea. Su obra ensayística ha
ejercido una importante influencia en el discurso intelectual público de los
últimos cincuenta años.)
novela como la película pueden dialogar con otros textos: el discurso de la
historia, la multiplicidad de documentos históricos, literarios, filosóficos, etc. que
vienen del pasado (como el diario). Los personajes son, así, testigos o
portavoces de una época y un contexto distinto de lo que vivimos hoy/ahora.

Cultivar la memoria histórica es dar oportunidad, por mínima que sea, al


recuerdo de los soldados barridos por la Historia para que sus energías y
esfuerzos, recuerden al hombre contemporáneo que aunque vencidos, hubo
en el pasado seres que portaban banderas.

[…Miralles no había hecho una guerra, sino muchas, pero no pude,


porque en ese momento vi [en la imaginación] a Miralles caminando por el
desierto de Libia hacia el oasis de Murzuch, joven, desharrapado,
polvoriento y anónimo, llevando la bandera tricolor de un país que no es
su país, de un país que es todos los países y también el país de la libertad
y que ya sólo existe porque él y cuatro moros y un negro la están
levantando mientras siguen caminando hacia delante, hacia delante,
siempre hacia delante.

El narrador no solo encuentra la voz que tanto buscaba, sino también su libro:
“…allí vi de golpe mi libro, el libro que desde hacía años venía
persiguiendo, lo vi entero, acabado, desde el principio hasta el final,
desde la primera hasta la última línea, allí supe que aunque en ningún
lugar de ninguna ciudad de ninguna mierda de país fuera a haber una
calle que llevara el nombre de Miralles, mientras yo contase su historia
Miralles seguiría de algún modo viviendo…”

La memoria histórica, colectiva relacionada a la memoria individual y la


literatura, proponen acordarse de “sus” muertos y rescatarlos del olvido en el
que los han confinado los que se apoderaron del poder, es decir, la Historia
oficial. El que recuerda construye un pequeño territorio en el que tal vez –
porque de eso no es posible estar totalmente seguro– puede precaverse a sí
mismo contra la mudez y la muerte en este dominical oasis de relativismo y
barbarie.
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

Reportaje: EL AÑO LITERARIO 2005 - NARRATIVA La historia es una novela, de


JAVIER RODRÍGUEZ MARCOS 31/12/2005, encontrado en:
http://www.elpais.com/articulo/semana/historia/novela/elpeputec/20051231elpbabese_1/Tes

Texto:
Géneros o modos de discurso que la delimitan, de José Ángel García Landa, de la
Universidad de Zaragoza, 1992, (Contribución a la mesa redonda sobre "La novela
histórica y el postmodernismo." XVI Congreso de la Asociación Española de Estudios
Anglo-Norteamericanos, Universidad de Valladolid, 1992), encontrado en:
http://www.unizar.es/departamentos/filologia_inglesa/garciala/publicaciones/novelah.html

Texto: Soldados de Salamina (publicado por Diario Las Américas), encontrado


en:http://albertomuller.net/index.php/culturales/soldados-de-salamina/

Entrevista a Javier Cercas: "Toda novela es la historia de una mirada" (Parte II),
encontrada en: http://www.terra.com.ar/canales/entrevistas/34/34385.html

SITIOS:
http://criticaliteraria.wordpress.com/2007/02/20/literatura-y-cine-soldados-de-salamina/
http://www.comohacercine.com/articulo.php?id_art=135&id_cat=3
http://es.wikipedia.org/wiki/Rafael_S%C3%A1nchez_Mazas
http://cuhwww.upr.clu.edu/exegesis/ano10/29/Soto.html
http://www.soldadosdesalamina.com/menu.htm
http://novelasigloxx.wikispaces.com/Soldados+de+salamina

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