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FEUDALISMO

Feudalismo e Iglesia: carta de Hincmar de


Reims a Luis "el Germánico" (noviembre de
858):

Las iglesias que se nos han confiado por Dios no


son, como los beneficios y como la propiedad del
rey, de una naturaleza tal que éste puede darlas o
quitarlas de acuerdo a su voluntad inconsulta,
puesto que todo lo que se vincula a la Iglesia está
consagrado a Dios. De esto se desprende que aquél
que frustra o usurpa algo de la Iglesia debe saber
que, según la Santa Escritura, comete un sacrilegio.

Y nosotros los obispos consagrados a Dios, no


somos de esa categoría de gente que, como los
hombres del siglo, deben encomendarse a vasallaje
a quien sea. Debemos entregarnos totalmente,
nosotros y nuestras iglesias, para la defensa y
ayuda del gobierno en materia eclesiástica. No
somos de esa categoría de gente que deben prestar,
de cualquier manera, un juramento, pues la
autoridad evangélica y canónica nos lo veda.

En efecto, es abominable que la mano ungida del


santo crisma que, por la plegaria y el signo de la
cruz hace, por sacramento, del pan y del vino
mezclado con agua, el cuerpo y la sangre de Cristo,
que esa mano, hiciera lo que hiciese antes de la
ordenación, proceda luego de la ordenación
episcopal, a establecer un juramento secular. Y es
nefasto que la voz del obispo, convertida en la llave
del cielo por la gracia de Dios, jure, como cualquier
seglar, sobre los objetos sagrados en el nombre de
Dios e invocando los santos, salvo cuando por
ventura, lo que a Dios no place, estalla un escándalo
contra él a propósito de su iglesia. Que actúe
entonces prudentemente, tal como decidieron,
gracias a la enseñanza de Cristo, los poderes de la
iglesia por resolución sinodal. Y si ocurriera que se
forzara a obispos y sacerdotes a jurar contra Dios y
las reglas eclesiásticas, que tales juramentos sean
declarados nulos en virtud de los textos de la Santa
Escritura.
Capitularia, ed. Boretius, t. II, 1890, nº 297, pp. 439-440.
Recoge, R. Boutrouche, "Señorío y feudalismo. I. Los vínculos de
dependencia", Madrid, 1980, pp. 302-303.

El "feudo" según las Partidas de Alfonso X el


Sabio: Qué cosa es feudo, et onde tomó este
nombre. Et quántas maneras son de él.

Feudo es bienfecho que da el señor al algunt home


porque se torna su vasallo, et le face homenatge de
serle leal: et tomó este nombre de fe que debe
siempre guardar el vasallo al señor. Et son dos
maneras de feudo: la una es cuando es otorgado
sobre villa, o castiello o otra cosa que sea raíz: et
este feudo a tal non puede ser tomado al vasallo,
fueras ende si fallesciere al señor las posturas que
con él puso, e sil feciese algunt yerro tal por que lo
debiese perder, así como se muestra adelante. Et la
otra manera es la que dicen feudo de cámara: et
este se face quando el rey pone maravedís a algunt
su vasallo cada año de su cámara: et este feudo atal
puede el rey toller cada que quisiere.
Partidas. P. IV, t. 26, b. 1. Recoge M.A. LADERO, "Historia
universal de la Edad Media", Barcelona, 1987, pp. 445-446.

Los tres órdenes de la sociedad feudal:

El orden eclesiástico no compone sino un sólo


cuerpo. En cambio la sociedad está dividida en tres
ordenes. Aparte del ya citado, la ley reconoce otras
dos condiciones: el noble y el siervo que no se rigen
por la misma ley. Los nobles son los guerreros, los
protectores de las iglesias. Defienden a todo el
pueblo, a los grandes lo mismo que a los pequeños y
al mismo tiempo se protegen a ellos mismos. La otra
clase es la de los siervos. Esta raza de desgraciados
no posee nada sin sufrimiento. Provisiones y
vestidos son suministradas a todos por ellos, pues
los hombres libres no pueden valerse sin ellos. Así
pues la ciudad de Dios que es tenida como una, en
realidad es triple. Unos rezan, otros lucha y otros
trabajan. Los tres órdenes viven juntos y no sufrirían
una separación. Los servicios de cada uno de éstos
órdenes permite los trabajos de los otros dos. Y cada
uno a su vez presta apoyo a los demás. Mientras
esta ley ha estado en vigor el mundo ha estado en
paz. Pero, ahora, las leyes se debilitan y toda paz
desaparece. Cambian las costumbres de los
hombres y cambia también la división de la
sociedad.
ADALBERON DE LAON, "Carmen ad Robertum regem francorum"
(a.998). Recoge. M. Artola, "Textos fundamentales para la
Historia", Madrid, 1968, p. 70.

Carta de convocatoria al servicio de armas:

Carlos, pacífico y gran emperador, a Fulrado, abad.

Te informamos que hemos convocado a nuestro


"plaid" general, este año, en Sajonia oriental, sobre
el río Bode, en el lugar denominado Stassfurt. te
rogamos que asistas con todos tus hombres, bien
armados y equipados, con armas, bagajes y todo el
aprovisionamiento de guerra en lo referente a
víveres y vestimenta, el 15 de las calendas de julio.
Que cada jinete tenga un escudo, una lanza, una
espada larga y una espada corta, un arco y un
carcaj lleno de flechas. Que haya en vuestras
carretas útiles de todo tipo, y también víveres para
tres meses a partir del momento de reunión, así
como armas y vestimentas para un semestre. Te
rogamos que vigiles que no se exija prestación
alguna fuera del forraje, agua y madera.

En cuanto a los dones que debes presentarme en


nuestro "plaid", envíalos a mediados de mes de
mayo, allí donde estaremos en ese momento. Vela
en no cometer negligencia alguna, en la medida en
que desees beneficiarte con nuestra buena gracia.
Capitularia, ed. Boretius, t. I, 1883, nº 75, p. 168. Recoge, R.
Boutrouche, "Señorío y Feudalismo. I. Los vínculos de
dependencia", Madrid, 1980, pp. 304-305.

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