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PATRIARCAS
Y PROFETAS
Tomo 1 de la serie: “La Gran Controversia”
Elena G. de White
2
Contenido
Prefacio...............................................................................6
El Origen del Mal...............................................................8
La Creación......................................................................23
La Tentación y la Caída...................................................34
El Plan de Redención......................................................50
Caín y Abel Probados.....................................................61
Set y Enoc........................................................................70
El Diluvio..........................................................................84
Después del Diluvio......................................................103
La Semana Literal..........................................................111
La Torre de Babel..........................................................120
El Llamamiento de Abrahán.........................................129
Abrahán en Canaán.......................................................138
La Prueba de la Fe.........................................................157
La Destrucción de Sodoma..........................................170
El Casamiento de Isaac................................................189
Jacob y Esaú..................................................................198
Huida y Destierro de Jacob..........................................206
La Noche de Lucha........................................................219
El Regreso a Canaán.....................................................229
José en Egipto...............................................................241
José y sus Hermanos....................................................253
Moisés.............................................................................277
Las Plagas de Egipto....................................................296
La Pascua.......................................................................316
El Éxodo.........................................................................324
Del Mar Rojo al Sinaí.....................................................335
La ley Dada a Israel.......................................................351
La Idolatría en el Sinaí...................................................368
La Enemistad de Satanás Hacia la Ley.......................388
3
4 PATRIARCAS Y PROFETAS
8
EL ORIGEN DEL MAL 9
brindar felicidad a los seres creados. "En el principio era el
Verbo, y el [12] Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Este era en el principio con Dios." (Juan 1: 1, 2.) Cristo, el
Verbo, el Unigénito de Dios, era uno solo con el Padre
eterno, uno solo en naturaleza, en carácter y en
propósitos; era el único ser que podía penetrar en todos
los designios y fines de Dios. "Y llamaráse su nombre
Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe
de paz" "sus salidas son desde el principio, desde los días
del siglo." (Isa. 9: 6; Miq. 5: 2.) Y el Hijo de Dios, hablando
de sí mismo, declara: "Jehová me poseía en el principio de
su camino, ya de antiguo, antes de sus obras.
Eternalmente tuve el principado. . . . Cuando establecía los
fundamentos de la tierra; con él estaba yo ordenándolo
todo; y fui su delicia todos los días, teniendo solaz delante
de él en todo tiempo." (Prov. 8: 22-30)
El Padre obró por medio de su Hijo en la creación de
todos los seres celestiales. "Porque por él fueron criadas
todas las cosas,... sean tronos, sean dominios, sean
principados, sean potestades; todo fue criado por él y para
él." (Col. 1: 16.) Los ángeles son los ministros de Dios,
que, irradiando la luz que constantemente dimana de la
presencia de él y valiéndose de sus rápidas alas, se
apresuran a ejecutar la voluntad de Dios. Pero el Hijo, el
Ungido de Dios, "la misma imagen de su sustancia," "el
resplandor de su gloria" y sostenedor de" todas las cosas
con la palabra de su potencia," tiene la supremacía sobre
todos ellos. Un "trono de gloria, excelso desde el
principio," era el lugar de su santuario; una "vara de
equidad," el cetro de su reino. "Alabanza y magnificencia
delante de él: fortaleza y gloria en su santuario."
"Misericordia y verdad van delante de tu rostro." (Heb. 1:
3, 8; Jer. 17: 12; Sal. 96: 6; 89: 14)
10 PATRIARCAS Y PROFETAS
Hijo de Dios. Había sido uno con el Padre antes que los
ángeles fuesen creados. Siempre estuvo a la diestra del
Padre; su supremacía, tan llena de bendiciones para todos
aquellos que estaban bajo su benigno dominio, no había
sido hasta entonces disputada. La armonía que reinaba en
el cielo nunca había sido interrumpida. ¿Por qué debía
haber ahora discordia? Los ángeles leales podían ver sólo
terribles consecuencias como resultado de esta disensión,
y con férvidas súplicas aconsejaron a los descontentos que
renunciasen a su propósito y se mostrasen leales a Dios
mediante la fidelidad a su gobierno.
Con gran misericordia, según su divino carácter, Dios
soportó por mucho tiempo a Lucifer. El espíritu de
descontento y desafecto no se había conocido antes en el
cielo. Era un elemento nuevo, extraño, misterioso e
inexplicable. Lucifer mismo, al principio, no entendía la
verdadera naturaleza de sus sentimientos; durante algún
tiempo había temido dar expresión a los pensamientos y a
las imaginaciones de su mente; sin embargo no los
desechó. No veía el alcance de su extravío. Para
convencerlo de su error, se hizo cuanto esfuerzo podían
sugerir la sabiduría y el amor infinitos. Se le probó que su
desafecto no tenía razón de ser, y se le hizo saber cuál
sería el resultado si persistía en su rebeldía.
Lucifer quedó convencido de que se hallaba en el error.
Vio que "justo es Jehová en todos sus caminos, y
misericordioso en todas sus obras" (Sal. 145: 17), que los
estatutos divinos son justos, y que debía reconocerlos
como tales ante todo el cielo. De haberlo hecho, podría
haberse salvado a sí mismo y a muchos ángeles. Aún no
había desechado completamente la lealtad a Dios.
Aunque había abandonado su [19] puesto de querubín
cubridor, si hubiese querido volver a Dios, reconociendo la
EL ORIGEN DEL MAL 17
sabiduría del Creador y conformándose con ocupar el lugar
que se le asignó en el gran plan de Dios, habría sido
restablecido en su puesto.
Había llegado el momento de hacer una decisión final; él
debía someterse completamente a la divina soberanía o
colocarse en abierta rebelión. Casi decidió volver sobre
sus pasos, pero el orgullo no se lo permitió. Era un
sacrificio demasiado grande para quien había sido honrado
tan altamente el tener que confesar que había errado, que
sus ideas y propósitos eran falsos, y someterse a la
autoridad que había estado presentando como injusta.
Un Creador compasivo, anhelante de manifestar piedad
hacia Lucifer y sus seguidores, procuró hacerlos retroceder
del abismo de la ruina al cual estaban a punto de lanzarse.
Pero su misericordia fue mal interpretada. Lucifer señaló
la longanimidad de Dios como una prueba evidente de su
propia superioridad sobre él, como una indicación de que
el Rey del universo aún accedería a sus exigencias. Si los
ángeles se mantenían firmes de su parte, dijo, aún podrían
conseguir todo lo que deseaban. Defendió
persistentemente su conducta, y se dedicó de lleno al gran
conflicto contra su Creador. Así fue como Lucifer, el
"portaluz," el que compartía la gloria de Dios, el ministro de
su trono, mediante la transgresión, se convirtió en Satanás
el "adversario" de Dios y de los seres santos, y el
destructor de aquellos que el Señor había encomendado a
su dirección y cuidado.
Rechazando con desdén los argumentos y las súplicas
de los ángeles leales, los tildó de esclavos engañados.
Declaró que la preferencia otorgada a Cristo era un acto de
injusticia tanto hacia él como hacia toda la hueste celestial,
y anunció que desde ese entonces no se sometería a esa
18 PATRIARCAS Y PROFETAS
La Creación
La Tentación y la Caída
El Plan de Redención
Set y Enoc
Adán vivió casi mil años entre los hombres, como testigo
de los resultados del pecado. Con toda fidelidad trató de
poner coto a la corriente del mal. Se le había ordenado
instruir a su descendencia en el camino del Señor; y
cuidadosamente atesoró lo que Dios le había revelado, y lo
repetía a las generaciones que se sucedían. A sus hijos y a
sus nietos hasta la novena generación, pudo describir
Adán el estado santo y feliz del hombre en el paraíso, y
repitiéndoles la historia de su caída, les refirió los
sufrimientos mediante los cuales Dios le había enseñado la
necesidad de adherirse estrictamente a su ley y les explicó
las misericordiosas medidas tomadas para su salvación.
Pero sólo unos pocos prestaron [69] atención a sus
palabras. A menudo le hacían amargos reproches por el
pecado que había traído tanto dolor a sus descendientes.
La de Adán fue una vida de tristeza, humildad y
contrición. Cuando salió del Edén, la idea de que tendría
que morir le hacía estremecerse de terror. Conoció por
primera vez la realidad de la muerte en la familia humana
cuando Caín su primogénito, asesinó a su hermano. Lleno
del más agudo remordimiento por su propio pecado, y
doblemente acongojado por la muerte de Abel y el
rechazamiento de Caín, Adán estaba abrumado por la
angustia. Veía cómo por doquiera se esparcía la
corrupción que iba a causar finalmente la destrucción del
mundo mediante un diluvio; y a pesar de que la sentencia
de muerte pronunciada sobre él por su Hacedor le había
parecido terrible al principio, después de presenciar
durante casi mil años los resultados del pecado, Adán llegó
a considerar como una misericordia el que Dios pusiera fin
a su vida de sufrimiento y dolor.
No obstante la iniquidad del mundo antediluviano, esa
época no fue, como a menudo se ha supuesto, una era de
SET Y ENOC 75
ignorancia y barbarie. Los hombres tuvieron oportunidad
de alcanzar un alto desarrollo moral e intelectual. Poseían
gran fuerza física y mental, y sus ventajas para adquirir
conocimientos religiosos y científicos eran incomparables.
Es un error suponer que porque vivían muchos años, sus
mentes alcanzaban tarde su madurez: sus facultades
mentales se ,desarrollaban temprano y los que abrigaban
el temor de Dios y vivían en armonía con su voluntad,
continuaban aumentando en conocimiento y en sabiduría
durante toda su vida.
Si pudieran compararse con los antediluvianos de la
misma edad, los más ilustres eruditos de nuestros tiempos
parecerían muy inferiores en vigor mental y físico. A
medida que se acortó la vida del hombre y disminuyó su
vigor físico, también se aminoró su capacidad mental. Hoy
día hay hombres que dedican al estudio un período de
veinte a cincuenta [70] años, y el mundo se llena de
admiración por sus éxitos. Pero ¡qué limitados son estos
triunfos cuando se los compara con los de aquellos
hombres cuyo vigor físico y mental se desarrollaba durante
siglos!
Es verdad que los hombres de los tiempos modernos
tienen el beneficio del conocimiento alcanzado por sus
predecesores. Los genios que proyectaron, estudiaron y
escribieron, han legado sus trabajos a quienes les han
seguido. Pero aun en este respecto, y en lo que concierne
meramente a los conocimientos humanos, ¡cuán
superiores fueron las ventajas de los hombres de aquella
edad antigua! Tuvieron entre ellos durante siglos a aquel
que Dios había formado según su propia imagen, a quien
el Creador mismo declaró "bueno," el hombre a quien Dios
había instruido en toda sabiduría del mundo material. Adán
había aprendido del Creador la historia de la creación; él
76 PATRIARCAS Y PROFETAS
El Diluvio
La Semana Literal
La Torre de Babel
El Llamamiento de Abrahán
Abrahán en Canaán
La Prueba de la Fe
La Destrucción de Sodoma
LA MÁS bella entre las ciudades del valle del Jordán era
Sodoma, situada en una llanura que era como el "huerto
de Jehová" (Gén. 13:10) por su fertilidad y hermosura. Allí
florecía la abundante vegetación de los trópicos. Allí
abundaban la palmera, el olivo y la vid, y las flores
esparcían su fragancia durante todo el año. Abundantes
mieses revestían los campos, y muchos rebaños lanares y
vacunos cubrían las colinas circundantes. El arte y el
comercio contribuían a enriquecer la orgullosa ciudad de la
llanura. Los tesoros del oriente adornaban sus palacios, y
las caravanas del desierto proveían sus mercados de
preciosos artículos. Con poco trabajo mental o físico, se
podían satisfacer todas las necesidades de la vida, y todo
el año parecía una larga serie de festividades.
La abundancia general dio origen al lujo y al orgullo. La
ociosidad y las riquezas endurecen el corazón que nunca
ha estado oprimido por la necesidad ni sobrecargado por el
pesar. El amor a los placeres fue fomentado por la riqueza
y la ociosidad, y la gente se entregó a la complacencia
sensual. "He aquí —dice Ezequiel,— que ésta fue la
maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, hartura de pan,
y abundancia de ociosidad tuvo ella y sus hijas; y no
corroboró la mano del afligido y del menesteroso. Y
ensoberbeciéronse, e hicieron abominación delante de mí,
y quitélas como vi bueno." (16: 49, 50.)
Nada desean los hombres tanto como la riqueza y la
ociosidad, y, sin embargo, estas cosas fueron el origen de
172
LA DESTRUCCIÓN DE SODOMA 173
los pecados que acarrearon la destrucción de las ciudades
de la llanura. La vida inútil y ociosa de sus habitantes los
hizo víctimas de las tentaciones de Satanás, desfiguraron
la imagen de Dios, y se hicieron más satánicos que
divinos. [153]
La ociosidad es la mayor maldición que puede caer
sobre el hombre; porque la siguen el vicio y el crimen.
Debilita la mente, pervierte el entendimiento y el alma.
Satanás está al acecho, pronto para destruir a los
imprudentes cuya ociosidad le da ocasión de acercarse a
ellos bajo cualquier disfraz atractivo. Nunca tiene más
éxito que cuando se aproxima a los hombres en sus horas
ociosas.
Reinaban en Sodoma el alboroto y el júbilo, los festines
y las borracheras. Las más viles y más brutales pasiones
imperaban desenfrenadas. Los habitantes desafiaban
públicamente a Dios y a su ley, y encontraban deleite en
los actos de violencia. Aunque tenían ante si el ejemplo
del mundo antediluviano, y sabían cómo se había
manifestado la ira de Dios en su destrucción, sin embargo,
seguían la misma conducta impía.
Cuando Lot se trasladó a Sodoma, la corrupción no se
había generalizado, y Dios en su misericordia permitió que
brillasen rayos de luz en medio de las tinieblas morales.
Cuando Abrahán libró a los cautivos de los elamitas, la
atención del pueblo fue atraída a la verdadera fe. Abrahán
no era desconocido para los habitantes de Sodoma, y su
veneración del Dios invisible había sido para ellos objeto
de ridículo; pero su victoria sobre fuerzas muy superiores,
y su magnánima disposición acerca de los prisioneros y del
botín, despertaron la admiración y el asombro. Mientras
alababan su habilidad y valentía, nadie pudo evitar la
174 PATRIARCAS Y PROFETAS
El Casamiento de Isaac
Jacob y Esaú
200
JACOB Y ESAÚ 201
Las promesas hechas a Abrahán y confirmadas a su hijo
eran miradas por Isaac y Rebeca como la meta suprema
de sus deseos y esperanzas. Esaú y Jacob conocían
estas promesas, Se les había enseñado a considerar la
primogenitura como asunto de gran importancia, porque no
sólo abarcaba [176] la herencia de las riquezas terrenales,
sino también la preeminencia espiritual. El que la recibía
debía ser el sacerdote de la familia; y de su linaje
descendería el Redentor del mundo. En cambio, también
pesaban responsabilidades sobre el poseedor de la
primogenitura. El que heredaba sus bendiciones debía
dedicar su vida al servicio de Dios. Como Abrahán, debía
obedecer los requerimientos divinos. En el casamiento, en
las relaciones de familia y en la vida pública, debía
consultar la voluntad de Dios.
Isaac presentó a sus hijos estos privilegios y
condiciones, y les indicó claramente que Esaú, por ser el
mayor, tenía derecho a la primogenitura. Pero Esaú no
amaba la devoción, ni tenía inclinación hacia la vida
religiosa. Las exigencias que acompañaban a la
primogenitura espiritual eran para él una restricción
desagradable y hasta odiosa. La ley de Dios, condición del
pacto divino con Abrahán, era considerada por Esaú como
un yugo servil. Inclinado a la complacencia propia, nada
deseaba tanto como la libertad para hacer su gusto. Para
él, el poder y la riqueza, los festines y el alboroto,
constituían la felicidad. Se jactaba de la libertad ilimitada
de su vida indómita y errante.
Rebeca recordaba las palabras del ángel, y, con
percepción más clara que la de su esposo, comprendía el
carácter de sus hijos. Estaba convencida de que Jacob
estaba destinado a heredar la promesa divina. Repitió a
Isaac las palabras del ángel; pero los afectos del padre se
202 PATRIARCAS Y PROFETAS
La Noche de Lucha
El Regreso a Canaán
José en Egipto
fe en la promesa de Dios.
Los últimos años de Jacob le proporcionaron un
atardecer tranquilo y descansado después de un inquieto y
fatigoso día. Se habían juntado obscuras nubes sobre su
camino; sin embargo, la puesta de su sol fue clara, y el
fulgor del cielo iluminó la hora de su partida. Dice la
Escritura: "Al tiempo de la tarde habrá luz." "Considera al
integro, y mira al justo: que la postrimería de cada uno de
ellos es paz." (Zac. 14: 7; Sal. 37: 37.)
Jacob había pecado, y había sufrido hondamente.
Había tenido que pasar muchos años de trabajo, cuidado y
dolor [242] desde el día en que su gran pecado le obligó a
huir de las tiendas de su padre.
Había sido fugitivo sin hogar, separado de su madre a
quien nunca volvió a ver; trabajó siete años por la que
amó, sólo para ser vilmente defraudado; trabajó veinte
años al servicio de un pariente codicioso y rapaz; vio
aumentar su riqueza y crecer a sus hijos en su derredor,
pero halló poco regocijo en su contenciosa y dividida
familia; se sintió dolorido por la vergüenza de su hija, por la
venganza de los hermanos de ésta, por la muerte de
Raquel, por el monstruoso delito de Rubén, por el pecado
de Judá, por el cruel engaño y la malicia perpetrada en
José. ¡Cuán negra y larga es la lista de iniquidades
expuestas a la vista! Vez tras vez había cosechado el fruto
de aquella primera mala acción. Vez tras vez vio repetidos
entre sus hijos los pecados de los cuales él mismo había
sido culpable. Pero aunque la disciplina había sido
amarga, había cumplido su obra. El castigo, aunque
doloroso, había producido el "fruto apacible de justicia."
(Heb. 12: 11.)
La inspiración registra fielmente las faltas de los
JOSÉ Y SUS HERMANOS 277
hombres buenos que fueron distinguidos por el favor de
Dios; en realidad, sus defectos resaltaban más que sus
virtudes. Muchos se han preguntado el porqué de esto, y
ha sido motivo de que el infiel se burle de la Biblia. Pero
una de las evidencias más poderosas de la veracidad de la
Escritura consiste en que ella no hermosea las acciones de
sus personajes principales ni tampoco oculta sus pecados.
Las mentes de los hombres están tan sujetas a prejuicios
que no es posible que la historia humana sea
absolutamente imparcial. Si la Biblia hubiera sido escrita
por personas no inspiradas, habría presentado
indudablemente el carácter de sus hombres distinguidos
bajo un aspecto más favorable. Pero tal como es, nos
proporciona un relato correcto de sus vidas.
Los hombres a quienes Dios favoreció, y a quienes
confió grandes responsabilidades, fueron a veces vencidos
por la [243] tentación y cometieron pecados, tal como
nosotros hoy luchamos, vacilamos y frecuentemente
caemos en el error. Sus vidas, con todos sus defectos y
extravíos, están ante nosotros, para que nos sirvan de
aliento y amonestación. Si se los hubiera presentado
como personas intachables, nosotros, con nuestra
naturaleza pecaminosa, podríamos desesperar por
nuestros errores y fracasos. Pero viendo cómo lucharon
otros con desalientos como los nuestros, cómo cayeron en
la tentación como nos ha ocurrido a nosotros, y cómo, sin
embargo, se reanimaron y llegaron a triunfar mediante la
gracia de Dios, nos sentimos alentados en nuestra lucha
por la justicia. Así como ellos, aunque vencidos algunas
veces, recuperaron lo perdido y fueron bendecidos por
Dios, también nosotros podemos ser vencedores mediante
el poder de Jesús. Por otro lado, la narración de sus vidas
puede servirnos de amonestación. Muestra que de
ninguna manera justifica Dios al culpable. Ve el pecado
278 PATRIARCAS Y PROFETAS
Moisés
La Pascua
El Éxodo
La Idolatría en el Sinaí
Leví.
Los israelitas eran culpables de haber traicionado a un
Rey que los había colmado de beneficios, y cuya autoridad
se habían comprometido voluntariamente a obedecer.
Para que el gobierno divino pudiera ser mantenido, debía
hacerse justicia con los traidores. Sin embargo, aun
entonces se manifestó la misericordia de Dios. Mientras
sostenía el rigor de su ley, les concedió libertad para elegir
y oportunidad para que todos se arrepintiesen. Sólo se
exterminó a los que persistieron en la rebelión.
Era necesario castigar ese pecado para atestiguar ante
las naciones circunvecinas cuánto desagrada a Dios la
idolatría. Al hacer justicia en los culpables, Moisés, como
instrumento de Dios, debía dejar escrita una solemne y
pública protesta [335] contra el crimen cometido. Como en
lo sucesivo los israelitas debían condenar la idolatría de las
tribus vecinas, sus enemigos podrían acusarlos de que,
teniendo como Dios a Jehová, habían hecho un becerro y
lo habían adorado en Horeb. Cuando así ocurriera,
aunque obligado a reconocer la verdad vergonzosa, Israel
podría señalar la terrible suerte que corrieron los
transgresores, como evidencia de que su pecado no había
sido sancionado ni disculpado.
El amor, no menos que la justicia, exigía que este
pecado fuera castigado. Dios es Protector y Soberano de
su pueblo. Destruye a los que insisten en la rebelión, para
que no lleven a otros a la ruina. Al perdonar la vida a Caín,
Dios había demostrado al universo cuál sería el resultado
si se permitiese que el pecado quedara impune. La
influencia que, por medio de su vida y ejemplo, él ejerció
sobre sus descendientes condujo a un estado de
corrupción que exigió la destrucción de todo el mundo por
LA IDOLATRÍA EN EL SINAÍ 387
el diluvio. La historia de los antediluvianos demuestra que
una larga vida no es una bendición para el pecador; la gran
paciencia de Dios no los movió a dejar la iniquidad.
Cuanto más tiempo vivían los hombres, tanto más
corruptos se tornaban.
Así también habría sucedido con la apostasía del Sinaí.
Si la transgresión no se hubiera castigado con presteza, se
habrían visto nuevamente los mismos resultados. La tierra
se habría corrompido tanto como en los días de Noé. Si se
hubiera dejado vivir a estos transgresores, habrían
resultado mayores males que los que resultaron por
perdonarle la vida a Caín. Por obra de la misericordia de
Dios sufrieron miles de personas para evitar la necesidad
de castigar a millones. Para salvar a muchos había que
castigar a los pocos.
Además, como el pueblo había despreciado su lealtad a
Dios, había perdido la protección divina, y privada de su
defensa, toda la nación quedaba expuesta a los ataques
de sus enemigos. Si el mal no se hubiera eliminado
rápidamente, pronto habrían sucumbido todos, víctimas de
sus muchos y [336] poderosos enemigos. Fue necesario
para el bien de Israel mismo y para dar una lección a las
generaciones venideras, que el crimen fuese castigado
prontamente. Y no fue menos misericordioso para los
pecadores mismos que se los detuviera a tiempo en su
pecaminoso derrotero. Si se les hubiese perdonado la
vida, el mismo espíritu que los llevó a la rebelión contra
Dios se hubiera manifestado en forma de odio y discordia
entre ellos mismos, y por fin se habrían destruido el uno al
otro. Fue por amor al mundo, por amor a Israel, y aun por
amor a los transgresores mismos, por lo que el crimen se
castigó con rápida y terrible severidad.
388 PATRIARCAS Y PROFETAS
en el lugar santísimo.
Ningún ojo mortal excepto el del sumo sacerdote debía
mirar el interior del lugar santísimo. Sólo una vez al año
podía entrar allí el sumo sacerdote, y eso después de la
preparación más cuidadosa y solemne. Temblando,
entraba para presentarse ante Dios, y el pueblo en
reverente silencio esperaba su regreso, con los corazones
elevados en fervorosa oración para pedir la bendición
divina. Ante el propiciatorio, el sumo sacerdote hacia
expiación por Israel; y en la nube de gloria, Dios se
encontraba con él. Si su permanencia en [365] dicho sitio
duraba más del tiempo acostumbrado, el pueblo sentía
temor de que, a causa de los pecados de ellos o de él
mismo, le hubiese muerto la gloria del Señor.
El servicio diario consistía en el holocausto matutino y el
vespertino, en el ofrecimiento del incienso en el altar de
oro y de los sacrificios especiales por los pecados
individuales. Además, había sacrificios para los sábados,
las lunas nuevas y las fiestas especiales.
Cada mañana y cada tarde, se ofrecía sobre el altar un
cordero de un año, con las oblaciones apropiadas de
presentes, para simbolizar la consagración diaria a Dios de
toda la nación y su constante dependencia de la sangre
expiatoria de Cristo. Dios les indicó expresamente que
toda ofrenda presentada para el servicio del santuario
debía ser "sin defecto." (Exo. 12: 5.) Los sacerdotes
debían examinar todos los animales que se traían como
sacrificio, y rechazar los defectuosos. Sólo una ofrenda
"sin defecto" podía simbolizar la perfecta pureza de Aquel
que había de ofrecerse como "cordero sin mancha y sin
contaminación." (1 Ped. 1: 19.)
El apóstol Pablo señala estos sacrificios como una
EL TABERNÁCULO Y SUS SERVICIOS 423
ilustración de lo que los seguidores de Cristo han de llegar
a ser. Dice: "Así que, hermanos, os ruego por las
misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en
sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro
racional culto." (Rom. 12: 1.) Hemos de entregarnos al
servicio de Dios, y debiéramos tratar de hacer esta ofrenda
tan perfecta como sea posible. Dios no quedará satisfecho
sino con lo mejor que podamos ofrecerle. Los que le aman
de todo corazón, desearán darle el mejor servicio de su
vida, y constantemente tratarán de poner todas las
facultades de su ser en perfecta armonía con las leyes que
nos habilitan para hacer la voluntad de Dios.
Al presentar la ofrenda del incienso, el sacerdote se
acercaba más directamente a la presencia de Dios que en
ningún otro acto de los servicios diarios. Como el velo
interior del santuario no llegaba hasta el techo del edificio,
la gloria de [366] Dios, que se manifestaba sobre el
propiciatorio, era parcialmente visible desde el lugar santo.
Cuando el sacerdote ofrecía incienso ante el Señor, miraba
hacia el arca; y mientras ascendía la nube de incienso, la
gloria divina descendía sobre el propiciatorio y henchía el
lugar santísimo, y a menudo llenaba tanto las dos
divisiones del santuario que el sacerdote se veía obligado
a retirarse hasta la puerta del tabernáculo. Así como en
ese servicio simbólico el sacerdote miraba por medio de la
fe el propiciatorio que no podía ver, así ahora el pueblo de
Dios ha de dirigir sus oraciones a Cristo, su gran Sumo
Sacerdote, quien invisible para el ojo humano, está
intercediendo en su favor en el santuario celestial.
El incienso, que ascendía con las oraciones de Israel,
representaba los méritos y la intercesión de Cristo, su
perfecta justicia, la cual por medio de la fe es acreditada a
su pueblo, y es lo único que puede hacer el culto de los
424 PATRIARCAS Y PROFETAS
La Rebelión de Coré
En el Desierto
La Roca Herida
520
EL VIAJE ALREDEDOR DE EDOM 521
edomitas armados en los pasos dificultosos, de manera
que cualquier avance pacífico en esa dirección era
imposible, y se les había prohibido a los hebreos recurrir a
la fuerza para lograr su fin. Tenían que hacer un largo
rodeo alrededor de la tierra de Edom. [448]
Si, cuando se los probó, los israelitas hubieran confiado
en Dios, el Capitán de la hueste de Jehová los habría
guiado a través de Edom, y el temor a ellos se habría
apoderado de los habitantes de la tierra, de tal manera
que, en vez de manifestarles hostilidad, les hubieran hecho
favores. Pero los israelitas no obraron inmediatamente
según la palabra de Dios, y mientras se quejaban y
murmuraban, pasó la oportunidad preciosa. Cuando por
último estuvieron dispuestos a presentar su petición al rey,
recibieron una negativa. Desde que salieron de Egipto,
Satanás estuvo empeñado en poner obstáculos y
tentaciones en su camino, para que no llegaran a heredar
la tierra de Canaán. Y por su propia incredulidad le habían
permitido varias veces que resistiese a los propósitos de
Dios. Es importante creer en la palabra de Dios y actuar de
acuerdo a ella en seguida, mientras los ángeles están
esperando para obrar en nuestro favor. Los ángeles malos
están siempre listos para disputar todo paso hacia
adelante. Y cuando la providencia de Dios manda a sus
hijos que avancen, cuando él está dispuesto a hacer
grandes cosas para ellos, Satanás los tienta a que
desagraden al Señor por su vacilación y tardanza; trata de
encender un espíritu de contienda y de despertar
murmuraciones o incredulidad, a fin de privarlos de las
bendiciones que Dios desea otorgarles. Los siervos de
Dios deben ser como milicianos, siempre dispuestos a
avanzar tan pronto como su providencia les abra el
camino. Cualquier tardanza que haya de su parte da
tiempo a que Satanás obre para derrotarlos.
522 PATRIARCAS Y PROFETAS
La Conquista de Basán
Balaam
vez escapan.
La Repetición de la Ley
La Muerte de Moisés
La Caída de Jericó
La Repartición de Canaán
manera.
En estas asambleas anuales, los corazones de jóvenes
y ancianos recibían aliento para servir a Dios, al mismo
tiempo que el trato amistoso de los habitantes de las
diferentes partes de la tierra reforzaba los vínculos que los
unían a Dios y unos a otros. También hoy sería bueno que
el pueblo de Dios tuviera una fiesta de las cabañas, una
alegre conmemoración de las bendiciones que Dios le ha
otorgado. Como los hijos de Israel celebraban el
libramiento que Dios había concedido a sus padres, y
también como los había protegido milagrosamente a ellos
mismos durante sus peregrinaciones después de la salida
de Egipto, así debiéramos recordar con gratitud los
diferentes medios que él ideó para apartarnos del mundo y
de las tinieblas del error y para llevamos a la luz preciosa
de su gracia y de su verdad.
A los que vivían lejos del tabernáculo la asistencia a las
fiestas anuales les requería más de un mes de cada año.
Este ejemplo de devoción a Dios debe recalcar la
importancia de los servicios religiosos y la necesidad de
subordinar nuestros intereses egoístas y mundanos a los
que son espirituales y eternos. [583] Sufrimos una pérdida
si hacemos caso omiso del privilegio de reunirnos para
fortalecernos y alentarnos los unos a los otros en el
servicio de Dios. Las verdades de su palabra pierden
entonces para nuestra mente su vigor e importancia.
Nuestro corazón deja de sentirse iluminado e inspirado por
la influencia santificadora, y decae nuestra espiritualidad.
En nuestro trato mutuo como cristianos perdemos mucho
por carecer de simpatía unos hacia otros. El que se
encierra en sí mismo no desempeña bien la misión que
Dios le ha encargado. Somos todos hijos de un solo Padre
y dependemos unos de otros para ser felices. Somos
LAS FIESTAS ANUALES 677
objeto de los requerimientos de Dios y la humanidad. Al
cultivar debidamente los elementos sociales de nuestra
naturaleza simpatizamos con nuestros hermanos y los
esfuerzos que hacemos por beneficiar a nuestros
semejantes, nos proporcionan felicidad.
La fiesta de las cabañas no era sólo una
conmemoración, sino también un tipo o figura. No
solamente señalaba algo pasado: la estada en el desierto,
sino que, además, como la fiesta de la mies, celebraba la
recolección de los frutos de la tierra, y apuntaba hacia algo
futuro: el gran día de la siega final, cuando el Señor de la
mies mandará a sus segadores a recoger la cizaña en
manojos destinados al fuego y a juntar el trigo en su
granero. En aquel tiempo todos los impíos serán
destruídos. "Serán como si no hubieran sido." (Abd. 16.)
Y todas las voces del universo entero se unirán para elevar
alegres alabanzas a Dios. Dice el revelador. "Y oí a toda
criatura que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de
la tierra, y que está en el mar, y todas las cosas que en
ellos están, diciendo: Al que está sentado en el trono, y al
Cordero, sea la bendición, y la honra, y la gloria, y el poder,
para siempre jamás." (Apoc. 5:13.)
En la fiesta de las cabañas, el pueblo de Dios alababa a
Dios porque recordaba la misericordia que le manifestara
al librarle de la servidumbre de Egipto, y el tierno cuidado
del que le hiciera objeto durante su peregrinación en el
desierto. Se [584] regocijaba también por saber que le
había perdonado y aceptado gracias al reciente servicio
del día de expiación. Pero cuando los redimidos de
Jehová estén a salvo en la Canaán celestial, para siempre
libertados del yugo de la maldición bajo el cual "todas las
criaturas gimen a una, y a una están de parto hasta ahora"
(Rom. 8: 22), se regocijarán con un deleite indecible y
678 PATRIARCAS Y PROFETAS
679
680 PATRIARCAS Y PROFETAS
Sansón
El Niño Samuel
713
714 PATRIARCAS Y PROFETAS
salvación.
Con la cooperación de los jefes de las tribus, se reunió
una gran asamblea en Mizpa. Allí se celebró un ayuno
solemne. Con profunda humillación, el pueblo confesó sus
pecados; y en testimonio de su resolución de obedecer las
instrucciones que había oído, invistió a Samuel con la
autoridad de juez.
Los filisteos interpretaron esta reunión como un consejo
de [641] guerra, y con un ejército poderoso quisieron
dispersar a los israelitas antes de que sus proyectos
maduraran. Las nuevas de su próxima llegada infundieron
gran terror a Israel. El pueblo pidió a Samuel: "No ceses
de clamar por nosotros a Jehová nuestro Dios, que nos
guarde de mano de los Filisteos."
Mientras Samuel estaba ofreciendo un cordero en
holocausto, los filisteos se acercaron para dar batalla.
Entonces el Todopoderoso que había descendido sobre el
Sinaí en medio del fuego, del humo y del trueno, el que
había dividido el mar Rojo, y que había abierto un camino
por el Jordán para los hijos de Israel, manifestó su poder
una vez más. Una tempestad terrible se desató sobre el
ejército que avanzaba, y por la tierra quedaron sembrados
los cadáveres de guerreros poderosos.
Los israelitas habían permanecido quietos, en silencioso
asombro, temblando de esperanza y de temor. Cuando
presenciaron la matanza de sus enemigos, se dieron
cuenta de que Dios había aceptado su arrepentimiento. A
pesar de que no estaban preparados para la batalla, se
apoderaron de las armas de los filisteos muertos, y
persiguieron al ejército que huía hasta Beth-car. Esta
señalada victoria se obtuvo en el mismo campo donde,
veinte años antes, las huestes filisteas, habían derrotado a
EL ARCA TOMADA POR LOS FILISTEOS 745
Israel, matado a los sacerdotes y tomado el arca de Dios.
Para las naciones así como para los individuos, el camino
de la obediencia a Dios es el sendero de la seguridad y de
la felicidad, mientras que, por otro lado, el de la
transgresión conduce tan sólo al desastre y la derrota. Los
filisteos quedaron entonces tan completamente
subyugados, que entregaron las fortalezas que habían
arrebatado a Israel, y se abstuvieron de todo acto de
hostilidad durante muchos años. Otras naciones siguieron
este ejemplo, y los israelitas gozaron de paz hasta el fin de
la administración única de Samuel.
Para que aquel acontecimiento no fuese olvidado,
Samuel hizo erigir, entre Mizpa y Sen, una enorme peña
como monumento recordativo. La llamó Eben-ezer, "piedra
de ayuda," diciendo al pueblo: "Hasta aquí nos ayudó
Jehová." [642]
Capítulo 58
La Presunción de Saúl
profeta.
El Espíritu Santo había sido otorgado a Saúl para
iluminar su entendimiento y ablandar su corazón. Había
recibido instrucciones fieles y reproches sinceros del
profeta de Dios. Y sin embargo, ¡cuánta perversidad
manifestaba! La historia del primer rey de Israel representa
un triste ejemplo del poder de los malos hábitos adquiridos
durante la primera parte de la vida. En su juventud Saúl no
había amado ni temido a Dios; y su espíritu impetuoso, que
no había aprendido a someterse en temprana edad, estaba
siempre dispuesto a rebelarse contra la autoridad divina.
Los que en su juventud manifiestan una sagrada
consideración por la voluntad de Dios y cumplen fielmente
los deberes de su cargo, quedarán preparados para los
servicios más elevados de la otra vida. Pero los hombres
no pueden pervertir durante años las facultades que Dios
les ha dado y luego, cuando decidan cambiar de conducta,
encontrar estas facultades frescas y libres para seguir un
camino opuesto.
Los esfuerzos de Saúl para despertar al pueblo
resultaron fútiles. Encontrando que sus fuerzas habían
sido reducidas a seiscientos hombres, se fue de Gilgal, y
se retiró a la fortaleza de Gabaa, recién librada de filisteos.
Estaba este baluarte en el borde meridional de un valle
profundo y escarpado o desfiladero, a pocas millas al norte
de Jerusalén. Al norte del mismo valle, en Michmas,
acampaba el ejército filisteo, y salían destacamentos en
diferentes direcciones para saquear el país.
Dios había permitido que las cosas culminaran en esa
crisis, para poder reprender la perversidad de Saúl y
enseñar al pueblo una lección de humildad y de fe. A
causa del pecado de presunción cometido por Saúl al
LA PRESUNCIÓN DE SAÚL 785
presentar su sacrificio, el Señor no quiso darle el honor de
vencer a los filisteos. Jonatán, el hijo del rey, hombre que
temía al Señor, fue escogido como el instrumento que
había de liberar a Israel. Movido por un [675] impulso
divino, propuso a su escudero que hicieran un ataque
secreto contra el campamento del enemigo. "Quizá —dijo
él— hará Jehová por nosotros; que no es difícil a Jehová
salvar con multitud o con poco número."
El escudero, que también era hombre de fe y oración, le
alentó en su plan, y juntos se retiraron secretamente del
campamento, no fuese que sus propósitos encontraran
oposición. Después de orar con fervor al Guía de sus
padres, convinieron en una señal por medio de la cual
determinarían su modo de proceder. Luego, bajando a la
garganta que separaba los dos ejércitos, avanzaron en
silencio, a la sombra de la roca a pique, y parcialmente
ocultados por los montículos del valle. Al aproximarse al
fuerte filisteo, fueron vistos por sus enemigos, quienes
exclamaron en tono insultante: "He aquí los Hebreos, que
salen de las cavernas en que se habían escondido," y los
desafiaron diciéndoles: "Subid a nosotros, y os haremos
saber una cosa," con lo cual querían decir que castigarían
a los dos israelitas por su atrevimiento. Este reto era la
señal que Jonatán y su compañero habían convenido en
aceptar como testimonio de que el Señor daría éxito a su
empresa. Desapareciendo entonces de la vista de los
filisteos, y escogiendo un sendero secreto y difícil, los
guerreros se dirigieron a la cumbre de una peña que había
sido considerada inaccesible, y que no estaba muy
resguardada. Penetraron así en el campamento del
enemigo, y mataron a los centinelas, que, abrumados por
la sorpresa y el temor, no ofrecieron resistencia alguna.
Los ángeles del cielo escudaron a Jonatán y a su
786 PATRIARCAS Y PROFETAS
Saúl Rechazado
El Ungimiento de David
David y Goliat
David Fugitivo
La magnanimidad de David
La Muerte de Saúl
David en Siclag
planes.
Como residencia real, eligió Mahanaim, localidad
situada al otro lado del Jordán, porque ofrecía más
seguridad contra un ataque de parte de David o los
filisteos. Allí se realizó la coronación de Is-boseth. Su
reinado fue aceptado primeramente por las tribus del este
del Jordán, y se extendió finalmente por toda la tierra de
Israel a excepción de Judá. Durante dos años el hijo de
Saúl gozó de los honores reales en su capital aislada. Pero
Abner, resuelto a extender su poder sobre todo Israel,
preparó una guerra de agresión. "Y hubo larga guerra
entre la casa de Saúl y la casa de David, mas David se iba
fortificando, y la casa de Saúl iba en disminución."
Por último, la perfidia derrocó el trono que la malicia y
[757] la ambición habían establecido. Abner, indignado
contra la debilidad y la incompetencia de Is-boseth, desertó
y se pasó a las filas de David, con el ofrecimiento de
traerle todas las tribus de Israel. Las propuestas que hizo
Abner fueron aceptadas por el rey, quien lo despachó con
honor para que llevara a cabo su propósito. Pero el
favorable recibimiento de un guerrero tan valiente y tan
famoso despertó los celos de Joab, el comandante en jefe
del ejército de David. Había pendiente una cuenta de
sangre entre Abner y Joab. El hermano de éste, Asael,
había sido muerto por aquél, durante la guerra entre Israel
y Judá. Ahora Joab, viendo una oportunidad de vengar la
muerte de su hermano y de deshacerse de un posible rival,
vilmente aprovechó la oportunidad de acechar y asesinar a
Abner.
Al saber de este asalto alevoso, David exclamó: "Limpio
estoy yo y mi reino, por Jehová, para siempre, de la sangre
de Abner hijo de Ner. Caiga sobre la cabeza de Joab, y
DAVID LLEVADO AL TRONO 883
sobre toda la casa de su padre." En vista de la condición
inestable del reino, y del poder y la posición de los
asesinos pues Abisaí, hermano de Joab, se le había unido
en el hecho, David no pudo castigar el crimen con justa
retribución; pero repudio públicamente el aborrecible hecho
sangriento. El entierro de Abner se hizo con honores
públicos. Se requirió del ejército encabezado por Joab, que
tomara parte en los funerales, con hábitos rasgados y
vistiendo sacos. El rey manifestó su dolor ayunando
durante el día del entierro. Siguió el féretro como principal
doliente; y en la tumba de él pronunció una elegía que fue
un duro reproche para los asesinos, "Y endechando el rey
al mismo Abner, decía:
"¿Murió Abner como muere un villano? Tus manos no
estaban atadas, Ni tus pies ligados con grillos: Caíste
como los que caen delante de malos hombres."
El reconocimiento magnánimo por parte de David del
valor de quien había sido su enemigo acérrimo, le ganó la
confianza [758] y la admiración de todo Israel. "Súpolo así
todo el pueblo, y plugo en sus ojos; porque todo lo que el
rey hacía parecía bien en ojos de todo el pueblo. Y todo el
pueblo y todo Israel entendieron aquel día, que no había
venido del rey que Abner hijo de Ner muriese." En el
círculo privado de sus consejeros y asistentes de
confianza, el rey habló del crimen, y, reconociendo que no
le era posible castigar a los asesinos, como lo deseaba, les
dejó a la justicia de Dios: "¿No sabéis que ha caído hoy en
Israel un príncipe, y grande? Que yo ahora aun soy tierno
rey ungido; y estos hombres, los hijos de Sarvia, muy
duros me son: Jehová dé el pago al que mal hace,
conforme a su malicia."
Abner había sido sincero en sus ofrecimientos a David,
884 PATRIARCAS Y PROFETAS
El Reinado de David
El Pecado de David y su
Arrepentimiento
La Rebelión de Absalón
Abiathar, el sacerdote.
La rebelión estaba madura; los conspiradores se habían
reunido en una gran fiesta en las cercanías de la ciudad
para proclamar rey a Adonía, cuando sus planes fueron
frustrados por la rápida acción de unas pocas personas
fieles, entre las cuales las principales eran Sadoc, el
sacerdote, Natán, el profeta, y Betsabé, la madre de
Salomón. Estas personas presentaron al rey cómo iban
las cosas y le recordaron la instrucción divina de que
Salomón debería sucederle en el trono. David abdicó
inmediatamente en favor de Salomón, quien fue en
seguida ungido y proclamado rey. La conspiración fue
aplastada. Sus principales actores habían incurrido en la
pena de muerte. Se le perdonó la vida a Abiathar, por
respeto a su cargo y a su antigua fidelidad hacia David;
pero fue destituido del puesto de sumo sacerdote, que
pasó al linaje de Sadoc. A Joab y Adonía se les perdonó
por el momento, pero después de la muerte de David
sufrieron la pena de su crimen. La ejecución de la
sentencia en la persona del hijo de David completó el
castigo cuádruple que atestiguaba el aborrecimiento en
que Dios tenía el pecado del padre.
Desde los mismos comienzos del reinado de David, uno
de sus planes favoritos había sido el de erigir un templo a
Jehová. A pesar de que no se le había permitido llevar a
cabo este propósito, no había dejado de manifestar celo y
fervor por esa idea. Había suplido una gran abundancia de
los materiales más costosos: oro, plata, piedras de ónix y
de distintos colores; [813] mármol y las maderas más
preciosas. Y ahora estos tesoros de valor incalculable,
reunidos por David, debían ser entregados a otros; pues
otras manos que las suyas iban a construir la casa para el
arca, símbolo de la presencia de Dios.
LOS ÚLTIMOS AÑOS DE DAVID 949
Viendo que su fin se acercaba, el rey hizo llamar a los
príncipes de Israel y a hombres representativos de todas
las partes del reino, para que recibieran este legado en
calidad de depositarios. Deseaba hacerles su última
recomendación antes de morir y obtener su acuerdo y su
apoyo en favor de esta gran obra que había de llevarse a
cabo. A causa de su debilidad física, no se había contado
con que él asistiera personalmente a esta entrega; pero
vino sobre él la inspiración de Dios y con aun mayor
medida de fervor y poder que de costumbre pudo dirigirse
por última vez a su pueblo. Le expresó su deseo de
construir el templo y le manifestó el mandamiento del
Señor de que la obra se encomendara a Salomón, su hijo.
La promesa divina era: "Salomón tu hijo, él edificará mi
casa y mis atrios. porque a éste me he escogido por hijo, y
yo le seré a él por padre. Asimismo yo confirmaré su reino
para siempre, si el se esforzara a poner por obra mis
mandamientos y mis juicios, como aqueste día." "Ahora
pues —dijo David,— delante de los ojos de todo Israel,
congregación de Jehová, y en oídos de nuestro Dios,
guardad e inquirid todos los preceptos de Jehová vuestro
Dios, para que poseáis la buena tierra, y la dejéis por
heredad a vuestros hijos, después de vosotros
perpetuamente." (Véase 1 Crónicas 28, 29.)
David había aprendido por su propia experiencia cuán
duro es el sendero del que se aparta de Dios. Había
sentido la condenación de la ley quebrantada, y había
cosechado los frutos de la transgresión; y toda su alma se
conmovía de solicitud y ansia de que los jefes de Israel
fuesen leales a Dios y de que Salomón obedeciese la ley
de Dios y evitase los pecados que habían debilitado la
autoridad de su padre, amargado su vida y deshonrado a
Dios. David sabía que Salomón necesitaría humildad de
corazón, una confianza constante en Dios, y una [814]
950 PATRIARCAS Y PROFETAS
*
Dos milagros fueron hechos contra el culto del Nilo y otros dos contra
Isis y Osiris porque se los tenía por los dioses supremos. Muchos
ponían al Nilo en primer lugar, porque decían que tenía poder para
regar a Egipto sin intervención de los elementos.
APÉNDICE 963
de las densas tinieblas se extendía como paño mortuorio
sobre toda la tierra¡ Jehová de los ejércitos ordenó a la
naturaleza que le proclamase Dios verdadero; el Dios de
Israel confirmó su supremacía y ejerció su poder para
envilecer los ídolos, destruir la idolatría y librar a los
descendientes de Abrahán de la tierra de su esclavitud.
"Habiéndose revelado así el Todopoderoso como el Dios
verdadero, gracias a su intervención milagrosa, después
de continuar ejerciendo su poder en las medidas
adaptadas a destruir las distintas formas de idolatría que
existían en Egipto, el undécimo y último milagro fue un
castigo encaminado a manifestar a todos los intelectos que
Jehová era el Dios que ejecuta juicios en la tierra."
NOTA 6. Pág. 287. En Gén. 15: 13 leemos que el Señor
dijo a Abrahán: "Ten por cierto que tu simiente será
peregrina en tierra no suya, y servirá a los de allí, y serán
por ellos afligidos cuatrocientos años." Exo. 12:40 dice: "El
tiempo que los hijos de Israel habitaron en Egipto, fue
cuatrocientos y treinta años." Pero Pablo, en Gál. 3: 15-17,
dice que desde el tiempo en que se hizo el pacto con
Abrahán hasta que se dio la ley en el Sinaí pasaron 430
años.
A juzgar por estos pasajes de las Escrituras, no hemos
de entender que los israelitas estuvieron en Egipto
cuatrocientos años. El tiempo que realmente pasaron en
Egipto no pudo ser más que 215 años. La Biblia dice que
"el tiempo que los hijos de Israel habitaron" fue 430 años.
Abrahán, Isaac y Jacob, antepasados de los israelitas,
habitaron en Canaán. El período de los 430 años principia
con la promesa dada a Abrahán cuando se le ordenó salir
de Ur de Caldea. Los cuatrocientos años a los cuales se
refiere Gén. 15: 13, principian más tarde. Obsérvese que
964 PATRIARCAS Y PROFETAS
973