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TEORIA DE RENE VILLAREAL (COMPETITIVIDAD SISTEMATICA)

La competitividad sistemática lo definen como el proceso de formación o

acumulación del Capital Sistémico, el cual está conformado por 10 capitales

(empresarial, laboral, organizacional, logístico, intelectual, macroeconómico,

comercial, institucional, gubernamental y social) que son los pilares fundamentales

que permiten sustentar, en el mediano y largo plazo, un crecimiento pleno,

sostenido del PIB en una economía abierta a la competencia internacional. La

competitividad es un fenómeno sistémico y dinámico, porque destaca el desafío

del crecimiento sostenido en una economía abierta a la globalización.

La competitividad es un fenómeno sistémico y dinámico que a su vez depende de

la competitividad de las empresas la cual requieren contar con el capital

empresarial y laboral, al mismo tiempo contar con la infraestructura adecuada

(capital logístico) y con un sistema de innovación que integra su capital intelectual;

los cuales son elementos indispensables para su desarrollo.

Es necesario que el gobierno también sea competitivo, además de las empresas y

sectores productivos. El desarrollo de capital gubernamental requiere más que de

un enfoque ideológico.

Asimismo, se requiere contar con el capital institucional, que emana del Estado de

Derecho, ya que los mercados no son simples mecanismos de demanda y oferta

(como lo presenta la teoría neoclásica), sino instituciones que deben contar con

reglas del juego claras (leyes), jugadores transparentes (instituciones) y un

sistema de vigilancia eficiente. Entre los mercados institucionales más claros se


encuentran el financiero, el laboral y otros de bienes y servicios como el

farmacéutico.

Así, un cambio en la competitividad sistémica es resultado de fortalecer cada uno

de los capitales que permiten crear condiciones favorables que sustenten un

crecimiento pleno y sostenido de la economía, desarrollo de las actividades

económicas y con ello favorecer el entorno social. La finalidad es lograr mejorar el

desempeño económico global, para que este se refleje de manera directa en las

condiciones de vida de la población, mejorando su nivel de desarrollo humano.

La apertura de las economías a la globalización les exige ser competitivas para

poder crecer, en otras palabras la competitividad hoy en día no es un fenómeno de

eficiencia estática, sino de eficiencia dinámica, ya que la inversión y acumulación

de capital, no se logra en un país sin competitividad.

Hoy la globalización se presenta en cuatro dimensiones que es imprescindible

entender para el análisis del enfoque sistémico, cuando hablamos de globalización

nos referimos a la globalización de los mercados: en el mercado de la producción

(la fabrica mundial); en el comercio e inversión (acuerdos de libre comercio); en el

mercado financiero con el dinero electrónico; y con la información en tiempo real

(internet, comunicaciones vía satelital, entre otros).

La globalización es sistémica, por lo cual lo que sucede en un mercado se

transmite a los demás, dando lugar a la interdependencia económica, que aunada

al predominio mundial del mercado como mecanismo de asignación de recursos,

ha ocasionado que aún países como China y Vietnam establezcan un socialismo


orientado al mercado; es decir, puede variar la propiedad de los medios de

producción, pero no el mecanismo de asignación, el mercado ahora globalizado.

De aquí la importancia de la competitividad sistémica con un enfoque holístico,

integral y de crecimiento, al mismo tiempo que dinámico, lo que caracteriza

nuestro enfoque y definición de competitividad.

El nivel macroeconómico es estratégico, ya que si el entorno de los precios

macroeconómicos (tipo de cambio real, tasas de interés, impositivas, entre otros) y

sus coeficientes estructurales macroeconómicos (coeficiente de ahorro-inversión y

crédito a PIB, entre otros) son anticompetitivos –como la apreciación permanente

del tipo de cambio- frenan la competitividad de las empresas (nivel micro). Es por

ello que la competitividad macroeconómica resulta fundamental.

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