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EL PENDN DE LOS DESHEREDADOS

No hay mal que por bien no venga


y la voz traposa, a remiendos de llanto,
se arrastra hasta doblar la cuesta
del pobre canto obrero;
toda la aldea tiembla en sus cntaros,
tiembla bajo el temple grave de la guitarra oscura,
tierna de miserias.
Y las caras comienzan a estirarse de esperanzas,
caras de barro humilde, caras de pueblo,

colgadas de los ojos al ms tarde.


En el campo el trabajo a chorros
por los brazos del hombre empapa la tierra,
las lampas cantando amontonan FUTUROS.
No hay pan seguro pero los nios levantan
torres de jbilo, corriendo a gritos
montados en el viento.

II

Entre los valles maduros se oye en entrada


la torrentera ancha de las madres
cargadas de hijos.
El pobre no hay mal que por bien no venga,
mugriento, hecho jirones, va quedndose prendido
en los pechos averiados.
Las maanas ebrias de pjaros y frondas
tremolan flecadas de sol en los rboles
deshojados.
No hay mal que por bien no venga
hasta los cerros empuan el adagio
hecho pedazos.

1933

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