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Lo que se pierde

LEILA GUERRIERO
Saben cmo es la pampa? Campos lacios, eucaliptus, un paisaje
solo en apariencia inofensivo, donde un atardecer gris puede pintar,
con tu sangre angustiada, una alfombra que termine en el infierno.
Yo soy de ah, de ese paisaje. !ll mi abuelo me ense" a hacer
alm#cigos, mi abuela me ley el Stru$$elpeter, mi madre me dijo
que no siempre las cosas crueles se hacen con crueldad. %&ecesito
un gancho para alcan'ar las ramas altas(, dice ahora, en la casa
donde me cri), mi padre, y lo veo desaparecer entre las ramas de la
higuera, mientras mis hermanos y yo gritamos para advertir de
peligros absurdos *una abeja, un fruto podrido*, y nos remos
como idiotas mientras )l junta higos para hacer dulce. +espu)s, en
la tarde, vamos a pescar y volvemos cuando cae el sol, sin haber
pescado nada. ,sa noche cenamos bajo la parra, sobre una mesa
de piedra que est# all desde que mis abuelos eran jvenes, desde
que plantaron estos #rboles y un oc)ano de calas que ya no e-iste.
!l da siguiente revisamos, con mi hermano menor, cajas repletas
de juguetes, de mu"ecas antiguas que se me deshacen entre los
dedos. ! las dos de la tarde empe'amos a sacar la ropa de mi
madre de los armarios. .a guardamos en bolsas /su camisa de
seda con estampado de peque"as anclas0, y las dejamos sobre la
cama, sin saber muy bien qu) hacer. ,n la noche regreso a 1uenos
!ires, mirando las estrellas, como si la ruta fuera un tobog#n suave
por el que solo quedara desli'arse. Y de pronto, en la radio, suena
una cancin. Y recuerdo aquel verso de !rnaldo Calveyra2 %Y
sabes?, no supe que estaba triste hasta que me pidieron que
cantara(. &o es verdad que todo permane'ca dentro de nosotros.
3ay cosas que se pierden para siempre. 3ay, en el coraje de
saberlo, una belle'a helada. !unque hunda un dedo en tu cora'n y
te lo rompa en peda'os.

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