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INCaP.
TP Nº 1∗ - Primer Semestre 2009.
Tutor: Licenciado Pablo Amado – Aula Nº 10.
Alumna: Mª Celeste G. Box
Si bien esta lógica de conformación estatal es generalizada, ello no obsta que haya
habido excepciones sólidamente presentadas. Una de ellas es la concepción
hegeliana -donde el estado no es sólo una consecuencia de un acuerdo jurídico-
formal, sino un espacio en donde residen también, dimensiones culturales,
costumbres, etc.-; y el caso crítico de Karl Marx –donde el estado queda signado por
su condición de dominación de clase.
pensamiento de Agustín de Hipona y Tomás de Aquino, se observa la
recepción y reelaboración de la tradición antigua clásica: platonismo y
aristotelismo –respectivamente. Tomás vive en el siglo XIII y, la
Modernidad como proceso, se inicia bajo el horizonte epocal de los
siglos XII y XIII. A partir de él, se percibe la sociedad política desde un
registro natural, deconstruyendo el modelo teocrático del
agustinismo. Tomás, según Aristóteles, percibe la sociedad política
como función natural de la organización humana,
independientemente de ser cristiano o no –lo que también implicó
generar la apertura para interpretar la política con códigos
exclusivamente políticos. Esta ‘apertura’ fue un cambio del sustento
para pensar la política, y no debe estar escindido de lo que lo
precedería. Avanzando lo más cerca posible del hombre moderno,
debemos saltar a los que podremos mencionar –aunque no
taxativamente- como contractualistas: Thomas Hobbes, John Locke y
Jean Jacques Rousseau; que, partiendo de una analítica común
(estado de naturaleza diferente de la subsiguiente conformación de
una sociedad política), tomarán caminos de resolución filosófico-
teóricos diferentes. Para el primero, el hombre lobo del hombre, se
encuentra en su estado de natura en condición de guerra de todos
contra todos. La superación de esa belicosidad depende de la
celebración del contrato voluntario individual fundando la sociedad
política. Para John Locke, el estado de natura, con la supremacía del
resguardo de la propiedad privada es central responsabilidad del
estado y por ello será constituido. En el caso de Jean Jacques
Rousseau es la sociedad civil vigente de entonces la que quitó
libertad natural, sometió y esclavizó al hombre por leyes inicuas. Pero
mejor dejamos este desarrollo para más adelante, donde se requiere
tomar el caso del contrato, como parámetro de la teoría política de la
Modernidad.
Es dable señalar que se podrían considerar otros ejes. Tal vez el trabajo -satisfactor
de necesidades, donde el intercambio sólo representaba el excedente producido, y
el moderno –productor de mercancías de propiedad patronal. También, el de la
razón -contemplativa en la antigüedad, y pragmática o instrumental en el Mundo
Moderno; entre otros casos.
una cosmovisión- para ver lo que desde entonces se pensará –en
términos hegelianos- sociedad civil y el estado. Es en el siglo XVIII se
completa ese dualismo estructural de la Modernidad para esas
dimensiones, que quedarán en más en una suerte de diálogo/tensión
en el dinamismo entre estado y la sociedad civil-burguesa).
Vale comentar que estos no fueron los últimos casos. Es decir, la idea de contrato
surge en este entonces, pero ello no quiere decir que se encuentre abolida o
‘superada’. Un caso contemporáneo es el de John Rawls (1921-2002) quien tuvo
claras reminiscencias kantianas en lo contractual, donde una hipotética posición
original hace que seres racionales situados bajo un velo de ignorancia acordarían
establecer principios generales de la justicia.
participación, donde los individuos se recuperan como seres
genéricos; y su libertad no estará más escindida del espacio
comunitaria. Marx entiende que esa dicotomía entre un hombre
egoísta de la sociedad civil (ámbito privado) escindido de un hombre
abstracto de la comunidad política (ámbito público) se superan
incorporando al ser genérico; así, la fusión del hiato entre sociedad
civil y estado se suturará y emancipará de la alienación moderna. Lo
realmente democrático para Karl Marx es actuar bajo la lógica de
“cada quién según sus capacidades a cada cual según sus
necesidades”, posibilitará un pleno ejercicio ciudadano al unir al
sujeto (colectivo), superador del sujeto escindido. Y así se separa de
la Filosofía del Derecho de Hegel, cuando postula que el sujeto
verdadero vive en el mundo material y éste no debe deducirse del
mundo ideal; al contrario: el mundo ideal debe entenderse a partir del
mundo material (recordemos que para Hegel la representación
corporativa mediaba entre el individuo aislado de la sociedad civil y el
estado). Para Marx, en los Estados modernos la participación política
es ideal, pero la realidad (en el espacio de la sociedad civil) es un
ámbito de prosecución de intereses egoístas mercantiles y de la
producción capitalista4. La verdadera democracia implica resolver esa
alienación entre comunidad política e individuo, diluyendo la
distinción de sociedad civil (ámbito de intereses privados) y la vida
política -social de suyo (ámbito público).