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una fiesta de Interés Turístico

Nacional que engrandece cada año
Castrillo de Murcia
Con la llegada de la festividad
católica del Corpus Christi, en
muchos lugares de España se
celebran procesiones, actuaciones y
una gran variedad de
manifestaciones populares, pero
una de las más singulares, a la par
que inusitada, es la que tiene lugar
en la localidad burgalesa de
Castrillo de Murcia: El Colacho

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El Colacho va cubierto
Coincidiendo con el Día de Infraoctava, ahora el domingo siguiente al Cor- con una máscara
pus, el domingo 10 de junio, la población de Castrillo de Murcia celebra
ridícula y repulsiva en
la Fiesta del Colacho, una representación pantomímica cuyos oríge-
nes se pierden en el tiempo, pero cuyo acto central en la actualidad la que están pintadas
es el salto de un personaje histriónico, el que da nombre al fes- unas grandes cejas
tejo, por encima de los colchones donde reposan recién nacidos.
negras, unos coloretes
Está declarada fiesta de Interés Turístico Nacional.
Según las teorías de antropólogos, esta tradición con- rojos y boca de color
serva diversos elementos culturales y religiosos precristia- ceniza, también tiene
nos. Se la ha relacionado con los ritos prerromanos, muy
una nariz prominente
frecuentes en la Península, para ahuyentar a los malos
espíritus, pero también con la fiesta Lupercalia que se ce- y una barbilla
lebraba con posterioridad, durante el Imperio de Roma, re- puntiaguda. De sus
lacionada con la fecundidad, con la llegada de la primave-
manos cuelgan
ra. También se ha dicho de él que es un simple mimo que
nace de la descomposición de la comedia latina. Otros ex- unas terrañuelas
pertos defienden que es el recuerdo de algún auto descomunales que
sacramental. Sea cual sea su origen y evolución,
golpea con un
hoy es “una farsa sacramental mutilada por
continuas prohibiciones eclesiásticas, vestigio palo de cuya
de ello es este colacho que personifica al de- extremidad
monio. Fue una parodia típicamente medie-
pende pelo de
val”, según la define Ernesto Pérez Calvo, sa-
cerdote natural de Castrillo de Murcia, un cola de caballo
gran estudioso de esta fiesta y autor del li-
bro Fiesta del Colacho, una farsa castellana.
El Colacho era un personaje pagano. Por
ello, durante centurias la Iglesia intentó elimi-
narlo, pero fue esfuerzo inútil el de clérigos y
también el de jerarcas. Estaba ya tan arraigado
en la fiesta del pueblo que la Iglesia se vio obliga-
da a bautizarlo. Pasó así a simbolizar al diablo, que
interviene en los actos religiosos del culto cristia-
no, intentando impedirlos. El pueblo le insulta y es-
te mamarracho horripilante, persigue y golpea a
quien logra alcanzar.

Personajes y organización
Desde el siglo XVI la organización de la Fiesta
del Colacho corre a cargo del Cofradía del San-
tísimo Sacramento y Archicofradía de Minerva
de Castrillo de Murcia. De ésta son miembros to-
dos los habitantes de la localidad. Al frente
de la cofradía está el abad, que tradicional-
mente es el párroco, dos priores y dos ma-
yordomos, cargos que se renuevan anualmen-
te. Ellos forman la directiva y son los encar-
gados de elegir a los ‘tiradores de palio’,
organizar las procesiones en honor a la Euca-
ristía cada tercer domingo de mes, la del Cor-
pus Cristi y el día del Domingo de Infraoctava.
Pero en esta tradición hay también dos
personajes destacados: el Colacho y el atabale-
ro. El primero viste de color amarillo con ribetes ro-
jos y verdes. Cubre su cuello y cabeza con una cape-
ruza amarilla, terminada en gruesa y vistosa borla.
Excepto en el templo y durante la procesión, el Cola-
cho va cubierto con una máscara ridícula y repulsiva
a la vez, en la que están pintadas unas grandes cejas
negras, unos coloretes rojos y boca de color ceniza

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oscura, también tiene una nariz prominente y una barbi-
lla puntiaguda y agresiva. De sus manos cuelgan unas terra-
ñuelas descomunales que golpea con un palo de cuya ex-
tremidad pende pelo de cola de caballo. Por su parte, el ata-
balero viste de etiqueta, en negro, y con sombrero de copa.
Lleva una correa, que le cruza la espalda, y la que sostie-
ne un gran tambor o el “atabal”. Su toque característico sir-
ve de anuncio y enseña del Santísimo.
Las Vísperas y el estallido del atabal
Como preámbulo de la procesión, la población se reunirá
en la iglesia para cantar las Vísperas en un gregoriano
que la tradición se ha encargado de modificar. El canto
de alabanza resonará entre las bóvedas del templo hasta
que el atabal estalle a sonar. Cristo-Hostia será sacado del
sagrario para instalarla en la custodia y hacerse visible
a los asistentes. Temblarán los cristales y se encoge-
rán los corazones de los fieles, el “clac” ancestral
de las terrañuelas se empequeñecerá ante el sonido
atronador del atabal.
En siglos pasados, durante el canto de Vís-
peras, el Colacho no era el personaje respetuoso de
ahora. Saltando ridículamente llegaba hasta el
presbiterio donde imitaba burlescamente los ges-
tos del sacerdote e intentaba provocar la risa de
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los asistentes, distraer su atención e interrumpir la ceremo-
nia. Representaba al príncipe del mal y hacía todo lo que, se-
gún la mentalidad medieval, hacía éste. Pero con este respe-
to, entre cantos y atabal se creará el clima apropiado para ini-
ciar la procesión, centro y culmen de la fiesta.
El Domingo de Infraoctava,
los preparativos
Muchas de las fachadas de las viviendas castrillenses, es-
pecialmente por el itinerario de la procesión, se engala-
narán con los mejores atuendos, colchas, sábanas bordadas
y encajes adornados con flores. De trecho en trecho, profu-
samente adornados, montarán pequeños y primorosos
altares dispuestos con unas espigas y dos vasos, uno de agua
y otro de vino. Muy cerca, sobre el suelo, colocarán los col-
chones de blanco inmaculado. Momentos antes de la lle-
gada de la procesión reposarán ya los recién nacidos.
Antes eran los bebés nacidos durante el último año
en la localidad o en poblaciones cercanas. Ahora son
muchos los padres interesados en participar en es-
ta celebración y llegan con sus hijos procedentes de
distintos puntos de la geografía burgalesa y de su
vecina Palencia. No hay más condición que la de
llegar con un poquito de antelación y colocar al be-
bé en uno de los colchones.
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La multitud boquiabierta: el salto
En la iglesia todo estará a punto: los estandartes de las dis-
tintas cofradías, la cruz de plata, orgullo de la parroquia;
el palio con sus seis varas de plata; el canto de Vísperas es-
tará finalizando y el templo rebosará de fieles. Comenzará
el volteo de las campanas, se elevará el canto y atronarán
el retumbar del atabal y el estruendo de las terrañuelas. Apa-
recerá el preste en lo alto de la escalinata de la Iglesia de San-
tiago y comenzará la procesión tan esperada, que discurri-
rá pausada entre el homenaje de los cantos y clamores de
campanas y del atabal.
De pronto, el grueso de la comitiva se detendrá y for-
mará un apretado círculo alrededor del primer altar y del col-
chón que le precede. Cesarán los ruidos y crecerá la expec-
tación. En el colchón, unos niños que juguetearán, dormirán
o bien llorarán, ajenos a lo que les rodea. El Colacho capi-
tular mirará a los niños, calculará la distancia, emprenderá
una carrerilla y limpiamente saltará por encima del col-
chón. Seguidamente, lo hará su sucesor, el Colacho “apren-
diz”. Inmediatamente se acercará el sacerdote con la cus-
todia y bendicerá solemnemente al grupo infantil. Sólo
durará un minuto, pero la multitud se quedará muda, co-
mo absorta, durante el breve acto del salto y la bendición.
Será el momento más importante, el más dramático y el des-
enlace de la trama. El Bien, representado por el Cristo-Hos-
tia, habrá vencido por al Mal, el Colacho, quien huirá des-
pavorido con los saltos. Cada año entre ochenta y cien ni-
ños son saltados por el Colacho.
La tradición oral cuenta que terminados los saltos,
no mucho tiempo atrás, las mozas armaban verdaderas tri-
fulcas para coger un niño y llevarlo hasta la iglesia, por-
que la que lo hacía se casaría dentro del año.
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Procesión cívica y colación final
Una vez concluida la procesión religiosa, los cofrades, ves-
tidos con capa castellana, recorrerán las calles y animarán
a la población y a los visitantes a acudir a una era, en el la-
teral del templo, para participar de la fiesta cívica poste-
rior. En otros tiempos se representaban autos sacramentales,
como fueron La devoción de la Cruz de Calderon de la Bar-
ca en 1707, El Padre ermitaño de Santa Lucía o El que se con-
denó porque desconfió de Tirso de Molina.
Sin representación teatral, hoy termina en fiesta,
alimentada de pan y queso y regada con vino abundante, co-
mo antaño, y animada por la música castellana. Un cofra-
de explicará la fiesta y animará a los asistentes a celebrar-
las con salud el año que viene.
Las corridas, una algarabía infantil
Las corridas, que tienen por escenario las calles de la locali-
dad, constituyen otro de los aspectos más llamativos y cho-
cante de esta costumbre. Como manda la tradición, co-
menzarán el miércoles 6 de junio, después del canto de
Vísperas, y se repetirán durante el Corpus y el domingo si-
guiente. Coincidiendo con Maitines, Laudes, Prima, Tercia,
Sexta, Nona, Vísperas y Completas, horas que los monjes
dedican a la alabanza divina, los cofrades saldrán a la calle
a homenajear al Santísimo, antes lo hacían con danzas. So-
nará recio el atabal y responderá, como burla, con el “clac”
de la terrañuelas el Colacho, que se opondrá a esta ritual con
saltos torpes y desacompasados. Los niños insultarán al Co-
lacho, “¡Colacho, tripas de macho!”, “Colacho, colachín, que
no sabes castellano y te metes a leer latín”... o con otro ti-
po de improperios y éste enarbolará amenazante el zurria-
go y los perseguirá por calles y callejuelas.
Texto: Rosa Díez
Fotos: Rodrigo Macho,
Enrique del Rivero y otros
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PROGRAMA FIESTAS DEL COLACHO 2007
Miércoles, 6 de junio
18:00 h. Canto de Vísperas
18:30 h. Vuelta y corrida por las calles
22:30 h. Toque de oración: vuelta y
corrida por las calles
Jueves, 7 de junio
CORPUS CHRISTI
07:00 h. Toque de maitines: Vuelta de
Atabalero y Colacho
08:00, 09:00, 10:00 y 11:30 h.
Vueltas y corridas por las calles.
12:00 h. Misa y procesión eucarística
13:30, 14:30, 16:30 y 17:30 h.
Vuelta y corridas por las calles.
18:00 h. Canto de Vísperas
18:30 h. Vuelta y corrida por las calles
19:00 h. Audiovisual sobre Castrillo
de Murcia
22:30 h. Toque de oración: vuelta y
corrida por las calles
Viernes, 8 de junio
Verbena popular
Sábado, 9 de junio
20:00 h. Vuelta y corrida por las calles
22:30 h. Vuelta y corrida por las calles
22:45 h. Espectáculo de luz,
sonido y fuego.
Verbena popular
w w w . t u r i s m o b u r g o s . o r g
Domingo, 10 de junio
07:00 h. Toque de maitines: vuelta de
Atabalero y Colacho.
08:00, 09:00, 10:00 y 11:30 h.
Vueltas y corridas por las calles.
12:00 h. Misa
13:00 h. Vuelta y corrida por las calles
13:30 h. Colación de orejuelas y vino
14:30, 16:15 y 17:00 h. Vueltas y
corridas por las calles
17:30 Canto de Vísperas
18:00 Procesión eucarística:
Salto y Bendición de los niños.
19:00 Vuelta de llamada: Atabalero y Colacho
Nombramiento de entrantes.
Procesión cívica a la era de San Juan
Pregón final
Actuaciones de Grupos folklóricos
Colación de pan, vino y queso
22:30 Toque de oración: vuelta y
corrida por las calles
Lunes, 11 de junio
11:00 h. Misa por los cofrades difuntos
12:00 h. Relevo de cofrades: vuelta y
corrida por las calles
12:30 h. Vueltas y corridas infantiles.
13:00 h. Tradicional partida de morrillo
14:30 h. Vuelta y corrida por las calles
21:30 h. Toque de oración: vuelta y
corrida final.