Había una vez, una granja donde vivían la Señora granjera y el Señor granjero.
Un día, el Señor granjero plantó unas semillas de rábano.
Uno de los rábanos creció... y creció... ¡hasta que fue enorme! El Señor granjero tiraba, tiraba y tiraba, pero el rábano no se movía. El Señor granjero pidió ayuda a gritos a su esposa. Juntos tiraron y tiraron, pero aún así ¡el rábano no se movía! Entonces el Señor granjero y la Señora granjera le gritaron a un niño que estaba jugando en el campo. ¡Juntos tiraron, tiraron y tiraron, pero aún así el rábano no se movía! Entonces el Señor granjero, la Señora granjera y el niño le gritaron a una niña para que los ayudara. ¡Juntos tiraron, tiraron y tiraron, pero aún así el rábano no se movía! Entonces el Señor granjero, la Señora granjera, el niño y la niña le gritaron al perro del Señor granjero para que los ayudara. ¡Juntos tiraron, tiraron y tiraron, pero aún así el rábano no se movía! Entonces el Señor granjero, la Señora granjero, el niño, la niña y el perro llamaron al gato de la Señora granjera para que los ayudara. ¡Juntos tiraron, tiraron y tiraron, pero aún así el rábano no se movía! Entonces el Señor granjero, la Señora granjera, el niño, la niña, el perro y el gato, llamaron al ratón de la granja para que los ayudara. Juntos tiraron, y tiraron, y tiraron, y de repente... …¡salió el enorme rábano! El Señor granjero estaba muy contento. ¡Invitó a todos a cenar rábanos!