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M AY O R D O M O

EFICAZ
El don del tiempo
OSEAS 10:12, 13; APOCALIPSIS 3
¿Qué diferencia pueden hacer tres minutos y
medio? Bueno, depende. Depende de quién
es usted; depende de qué sucede a su
alrededor; depende de qué está haciendo.
El tiempo de calidad con nuestros
seres amados –especialmente con
los niños– es más importante que
un desayuno apresurado o el
programa de TV favorito; o
nuestras actividades sociales por
Internet, o nuestra carrera por la
vida.
Culto familiar. Un buen lugar para
comenzar esta relación estrecha es a
través del culto familiar. Orar juntos cada
mañana y cada noche estrecha vínculos,
a la vez que adoramos a la Persona más
importante en nuestras vidas y familias.
Conversaciones atentas y significativas. Tiempo
de calidad significa dejar de lado todo lo
electrónico. Significa mirar a los ojos, escuchar y
participar en una conversación activa.
Actividades en familia. Tiempo
de calidad es hacer cosas juntos,
leer, comentar un libro, pero lo
realmente importante es descubrir
los deseos y necesidades del resto
de la familia.
Tiempo personal con Dios
Dios desea darnos el regalo del tiempo a través
de una relación de calidad con él.
Si comparamos el tiempo que
pasamos con Dios, con el tiempo
dedicado a mirar televisión, leer,
estar conectados a través de
Internet o en cualquier otra cosa
que acapara nuestro “tiempo
libre”, ¿cómo resultaría dicha
comparación?
¿Está hambriento y
sediento por conocerlo
mejor? ¿Aprecia lo que él
ha hecho para salvarlo?
El tiempo es el elemento que
iguala diariamente a todos los
seres humanos. Cada persona
tiene exactamente la misma
cantidad fijada.
Nuestros relojes marcan los
mismos segundos, minutos y
horas.
En la Biblia, el tiempo es sinónimo
de vida (Salmo 90:13; Eclesiastés
3:1). Por lo tanto, el tiempo es un
don de Dios porque la vida es un
don de Dios. El tiempo es un
recurso no renovable.
No se puede reciclar. No se puede acumular
como el dinero. Sólo se puede gastar. El tiempo
es vida.
Hoy el desafío para cada uno de nosotros es
revisar la forma en la que estamos utilizando
nuestro tiempo y establecer momentos diarios
para la comunión con Dios y la comunión con
las personas que amamos.
Para ello tenemos que revisar el tiempo que
utilizamos para otras cosas menos importantes.
¿Cuántos de ustedes están dispuestos a hacerlo?

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