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Santo Domingo Savio

Domingo Savio nació en Riva de Chieri (Italia) el 2 de abril de 1842. Desde muy pequeño, le
agradaba mucho ayudar a la Santa Misa como acólito, y cuando llegaba al templo muy temprano
y se encontraba cerrada la puerta, se quedaba allí de rodillas adorando a Jesús Eucaristía,
mientras llegaba el sacristán a abrir.
El día anterior a su primera confesión, pidió perdón a su madre por todos los disgustos que le
había proporcionado con sus defectos infantiles. El día de su primera comunión redactó los
siguientes propósitos:
- Me confesaré muy a menudo y recibiré la sagrada comunión siempre que el confesor me lo
permita.
- Quiero santificar los días de fiesta.
- Mis amigos serán Jesús y María.
- Antes morir que pecar.
- Estar siempre alegre.
Cada día, Domingo iba a visitar al Santísimo Sacramento en el templo, y en la santa Misa,
después de comulgar, se quedaba como en éxtasis hablando con Nuestro Señor. Un día no fue a
desayunar ni a almorzar, lo buscaron por toda la casa y lo encontraron en la iglesia, como
suspendido en éxtasis. No se había dado cuenta de que ya habían pasado varias horas. Tanto le
emocionaba la visita de Jesucristo en la Santa Hostia.
Por tres años se ganó el Premio de Compañerismo, por votación popular entre los 800 alumnos.
Los compañeros se admiraban de verlo siempre tan alegre, tan amable, y tan servicial con todos.
Él repetía: "Nosotros demostramos la santidad, estando siempre alegres".
San Tarcisio

Era un acólito o ayudante de los sacerdotes en Roma. Se le conoce


como el Mártir de la Eucaristía.
Después de participar en una Santa Misa en las Catacumbas de
San Calixto fue encargado por el obispo para llevar la Sagrada
Eucaristía a los cristianos que estaban en la cárcel, prisioneros por
proclamar su fe en Jesucristo. Por la calle se encontró con un
grupo de jóvenes paganos que le preguntaron qué llevaba allí bajo
su manto. El no les quiso decir, y los otros lo atacaron ferozmente
para robarle la Eucaristía. Tarsicio no solo opuso resistencia sino que
Dios hizo el milagro de que quedasen sus brazos herméticamente
cerrados de forma que no pudieron abrírselos jamás . El joven
prefirió morir antes que entregar tan sagrado tesoro. Cuando
estaba siendo apedreado llegó un soldado cristiano y alejó a los
atacantes. Tarcisio le encomendó que les llevara la Sagrada
Comunión a los encarcelados, y murió contento de haber podido
dar su vida por defender el Sacramento y las Sagradas formas
donde está el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
San Carlo Acutis

Nació en Londres, Inglaterra, 3 de mayo de 1991 y murió


en Monza, Italia, 12 de octubre de 2006). Su historia de
amistad con Jesús tiene varias aristas, pero la eucaristía
ocupa un lugar central.
Desde niño Carlo expresó su deseo por recibir la primera
comunión, el 16 de Junio de 1998, a los 7 años, Carlo
recibió el sacramento de la Comunión en el Monasterio de
la Bernaga en Perego ​y comenzó su amor a la
Eucaristía, a la que llamó “mi autopista hacia el
cielo”.
Sus modelos de santidad fueron san Francisco y santa
Jacinta Marto, santo Domingo Savio, san Luis Gonzaga y
san Tarcisio; y era muy devoto de la Virgen María, más
precisamente de las advocaciones de Fátima y Lourdes.
Beata Imelda Lambertini

Patrona de los niños que van a recibir la Primera Comunión.


La tradición dice que era una niña devota y piadosa que entró en la vida
religiosa a la edad de nueve años.

Su mayor deseo era recibir la Sagrada Comunión, pero era demasiado joven.
Finalmente, en la Vigilia de la Ascensión, arrodillada en oración, una hostia
apareció por encima de su cabeza. El capellán se la dio. Un rato más tarde,
cuando la priora fue a comprobarlo, estaba muerta - arrodillada aún ante el
altar. Era el 12 de mayo de 1333.

Era tan grande el concepto que tenía de la Eucaristía, que no sabía entender
cómo era posible no morir de amor al recibir el Pan de los Ángeles y eso fue
lo que finalmente le pasó.

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