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Parroquia Sagrado Corazón de Jesús - 2º Año Comunión- 2021

ÚLTIMO Encuentro N°8 Catequistas de PADRES y NIÑOS: Mes de NOVIEMBRE

1° semana del 01 al 07 de Noviembre: Encuentro entregado

2° semana del 08 al 14 de Noviembre:


SACRAMENTO DE COMUNIÓN

NIÑOS SANTOS DE LA EUCARISTÍA

Santa Imelda

La niña que murió por profundo


Amor Eucarístico.
En 1331, con sólo 8 años de edad, según la costumbre de la época, Imelda entró
al convento.

A los 10, recibió el hábito de monja dominicana. Aunque tenía tan poca edad, era
una monja en todo ejemplar en las actividades de la vida religiosa.

Sin embargo, algo la intrigaba: el hecho de que las


personas recibieran la Sagrada Comunión y continúen viviendo.
Como Imelda no tenía edad para comulgar, solía preguntar a las religiosas:

“Hermana, ¿la señora comulgó a Jesús y no murió?”.

Las monjas respondían asustadas: “¿Qué es eso, niña, por qué morir?”.

La pequeña religiosa respondía: “¿Cómo puede la señora recibir a Jesús en


comunión, y no morir de amor y de tanta felicidad?”.

Porque sucedió que en la madrugada del 12 de mayo de 1333, víspera del


Domingo de la Ascensión del Señor, Imelda estaba en la Santa Misa y ya no
aguantaba más de tanta voluntad de comulgar.

Se preguntaba: “Si Jesús mandó ir a Él a los niños, ¿por qué no puedo comulgar?”.
El sacerdote ya acababa de dar la Sagrada Comunión a las religiosas, de pronto
todos vieron: una hostia salió del copón y voló por la capilla. Paró sobre la
cabeza de Imelda. El sacerdote, entonces, entendió que era hora de comulgar.

Al recibir la Santísima Eucaristía, Imelda se colocó en profunda adoración.

Al recibir la Santísima Eucaristía, Imelda se


colocó en profunda adoración.

Después de horas de oración, la Madre Superiora fue a la monja y le dijo: “Está


bien, Sor Imelda, ya adoró bastante a Jesús, podemos seguir… Vamos a las otras
actividades del convento”. Imelda, sin embargo, permanecía inmóvil. Después de
la insistencia de la Superiora, nada sucedía.

Fue entonces que la Madre cogió amorosamente a Imelda por los brazos y ella
cayó en sus brazos.

Imelda había muerto en su Primera Comunión. Se cumplió la indagación de la


pequeña gran Imelda: ¿Cómo puede alguien recibir a Jesús en la Sagrada
Comunión, y no morir de felicidad? A los 11 años, Imelda murió de amor y de
felicidad por haber recibido a Jesús!
El cuerpo de Santa Imelda Lambertini se encuentra incorrupto en la Capilla de
San Segismundo, en Bolonia, Italia. El Papa San Pío X la proclamó patrona de
los niños que van a hacer la Primera Comunión.

 Actividad con los padres

Respondemos:

¿Qué es lo más importante de la historia de Santa Imelda?

¿Qué cualidades tiene Imelda?

¿Qué representa para Imelda recibir la Primera Comunión?

 Actividad en familia:

Se entregará a los padres la historia de Santa Imelda y de “otros niños Santos de


la Eucaristía” para que lo compartan con los niños en casa.

 Actividad de los niños/as:

Con la ayuda de tus padres escribe el nombre y al menos un poco de la historia de al


menos 3 santos niños que han amado y defendido a Jesús en la Eucaristía y después de
leer en la biblia Juan 6, 35, responde:

¿Qué nos dice Jesús en relación con la Eucaristía?

Lo realizado con los padres se socializará en el encuentro de catequesis los


niños/as.

Cada niño presentará a la comunidad el Santo niño que eligió.


OTROS NIÑOS SANTOS DE LA EUCARISTÍA

SAN TARSICIO, muerto el año 258, es el niño mártir de la Eucaristía, y el patrón de los


monaguillos y de los niños de la adoración nocturna. Tenía unos 11 años, cuando le
encargaron que llevara la comunión a los encarcelados, pero unos compañeros suyos, al
querer descubrir lo que llevaba con tanto cuidado, lo mataron. No lograron arrebatarle
su tesoro, pues un soldado, que era ya catecúmeno y lo conocía, pudo llegar en el último
momento y trasladó su cadáver a las catacumbas de san Calixto. El Papa san Dámaso
escribió de Tarsicio unos versos inmortales:

Queriendo a san Tarsicio,


de Cristo el sacramento arrebatar,
su tierna vida prefirió entregar,
antes que los misterios celestiales.

LA BEATA LAURA VICUÑA (1891-1904), recibió a los 10 años la


primera comunión y a los doce años obtuvo el permiso de su confesor para ofrecer su
vida por la conversión de su madre, que en el mismo día de sus funerales retornó a los
sacramentos.
Amó entrañablemente a Jesús y lo visitaba frecuentemente en la iglesia.
MARÍA DEL CARMEN GONZÁLEZ fue una niña que ofreció su vida a
Dios por la salvación de los que habían fusilado a su padre el 29 de agosto de 1936,
durante la guerra civil española. Murió repitiendo el nombre de Jesús y de María. Su
ofrecimiento tuvo lugar después de la comunión, pues, cuando comulgaba, se quedaba
hablando con Jesús como una enamorada. Su proceso de beatificación está avanzando.

ANTONIETTA MEO, llamada Nennolina, murió a los seis años en 1937. Le


escribió a Jesús 162 cartas. Sus cartas a Jesús han sido publicadas en dos libros
Carissimo Dio Padre de Editorial Vaticana y las cartas de Nennolina de la Editorial San
Pablo. En 1934 se enfermó gravemente y ofrecía sus sufrimientos a Jesús por los demás.
Un día, después de la comunión, le dijo a Jesús que prefería morir antes de cometer un
solo pecado mortal. Cuando su madre la llevaba a la iglesia, se arrodillabacon las manos
juntas delante del sagrario. El 25 de diciembre de 1936 hizo su primera comunión con
tanto fervor que los que la vieron creyeron que estaba en éxtasis, contemplando al divino
Jesús.

Veamos una de las tantas cartas de Nennolina:


Querido Jesús, estoy tan, tan contenta de que hayas venido a mi corazón que
deseo que nunca te vayas de mi corazón y te quedes siempre conmigo. Jesús, te quiero
tanto que me quiero abandonar en tus brazos para que hagas de mí lo que Tú quieras.
Oh Jesús amoroso, dame almas, dame muchas almas. Te quiero tanto que te doy mi
corazón. Saludos y besos de tu querida Antonietta.
GUIDO DI FONTGALLAND nació en París en 1913 y murió a los 11
años de una enfermedad incurable. El día de su primera comunión, Jesús le dijo que
pronto lo llevaría al cielo y él le respondió SI. Antes de morir, consolando a su madre, le
manifestó: La Virgen vendrá a llevarme. Dios lo quiere así. La Virgen me ha dicho que de
tus brazos, pasaré a los suyos. No llores, mamá, será muy dulce morir así.

A SANTO DOMINGO SAVIO (1842-1857), desde pequeño, su madre le


enseñó a amar a Jesús Eucaristía y a mandarle besos al sagrario. Desde los cinco años,
ayudaba al párroco como monaguillo en las misas. Y deseaba tanto hacer la primera
comunión para recibir a Jesús, que, a pesar de que la costumbre era esperar hasta los
doce años, el párroco le permitió hacerla a los siete años... Para él fue un día muy feliz e
hizo el propósito de confesar y comulgar todas las veces que pudiera y de morir antes
que pecar.

Para realizar sus estudios, debía caminar cada día cuatro kilómetros cuatro veces al día.
Un día, un campesino le preguntó si no tenía miedo de andar solo. Él el respondió: No
estoy solo, tengo conmigo a mi ángel custodio.

Cuando Don Bosco lo recibió en el Oratorio, fue un joven ejemplar que trataba siempre
de poner paz entre los que se peleaban. Y siempre le pedía a don Bosco que le ayudara a
ser santo, pues esa era su meta y su ideal. Para ello centraba su vida en la Eucaristía.
En una ocasión, terminada la misa, todos fueron a tomar desayuno y, después, a
estudiar. A la hora de la comida, preguntaron dónde estaba Domingo y lo buscaron. Lo
encontraron detrás del altar de la iglesia, inmóvil, como en éxtasis. Había estado orando
desde la misa hasta las dos de la tarde. Murió a los 15 años y fue canonizado el 13 de
junio de 1954, siendo un modelo y ejemplo para todos los muchachos de su edad.
ANGELO BONETTA nació el 8 de setiembre de 1948. Desde niño se
distinguió por su bondad con todos y por su espíritu de sacrificio, ofreciendo sus
sufrimientos por la salvación de los pecadores. A los seis años, le permitieron hacer la
primera comunión por su gran deseo de amar a Jesús. Todos los domingos iba a misa y
ayudaba al sacerdote como monaguillo.

En 1959 siente fuertes dolores en las piernas. Le descubren un tumor canceroso


y tienen que cortarle una pierna. Y él, con paciencia y resignación, ofrece todos sus
dolores por la salvación de los pecadores. En el hospital todos lo quieren y él aprovecha
el tiempo haciendo apostolado entre sus compañeros enfermos. Con permiso del obispo,
con trece años, hace voto de pobreza, castidad y obediencia dentro de la Asociación
Silenciosos operarios de la Cruz. Ese día pudo decir: Ahora soy verdaderamente todo
tuyo, Jesús. Todo tuyo y de la Virgen María para la conversión de los pecadores. El 27
de enero de 1963 hizo su última confesión y comunión, recibiendo también la unción de
los enfermos. Al día siguiente, murió como un santo con sólo 14 años.

SILVIO DISSEGNA nació el 1 de julio de 1967 en Moncalieri (Italia). Recibe


la primera comunión con mucha devoción a los ocho años. Tenía grandes proyectos.
Quería ser maestro. A los 10 años empieza a sentir molestias en la pierna izquierda y le
descubren cáncer al hueso. Tiene que recibir quimioterapia. En el hospital oye muchas
blasfemias y, desde ese momento, quiere reparar tantas ofensas que hacen a Jesús,
ofreciendo generosamente sus sufrimientos para consolarlo. Ofrece sus Dolores por el
Papa , la Iglesia y los sacerdotes. Un día vio a Jesús en sus sueños con tal realismo que
nunca dudará del amor de Jesús y, por eso, quería siempre recibirlo en la comunión
para amarlo más y unirse más a Él, y porque decía que los Dolores que sufría solo podá
soportarlos con Jesús. Muere el 24 de setiembre de 1979 a los doce años. Su padre
escribió en el periódico:

El primero de julio de 1967 pude anunciar en las páginas de este periódico la alegría de
mi familia por el nacimiento de Silvio. Después de dos años de sufrimiento, Silvio ha
muerto, retornando a la casa del Padre que lo esperaba. Silvio era un niño maravilloso,
alegre, siempre sonriente y generoso con todos. Él aceptó su cruz con amor, confianza y
obediencia a los designios divinos. A pesar de ser un niño, vivió como un gigante!
Y ¿qué decir del amor a Jesús sacramentado de los
niños de Fátima? Francisco,
estando ya enfermo, le decía a Lucía:

- Dile al señor cura que me traiga la comunión.


Al verme me preguntó:
- ¿Pediste al Señor escondido para que el señor cura me dé la sagrada comunión?
- Sí, se lo pedí.

Cuando volvió al anochecer, estaba ya radiante de alegría. Se había confesado y el


sacerdote le había prometido llevarle al día siguiente la sagrada comunión. Después de
comulgar al siguiente día, decía a su hermanita Jacinta:
- Hoy soy más feliz que tú, porque tengo dentro de mi pecho a Jesús escondido.

La misma Jacinta tenía un amor inmenso a Jesús Eucaristía. Dice Lucía:


En una ocasión, le llevé una estampa que tenía el sagrado cáliz con una hostia. Se fijó
en él, lo besó y, radiante de alegría, decía: “Es Jesús escondido. ¡Lo amo tanto!

¡Quién me diera recibirlo en la iglesia! ¿En el cielo no se comulga? Si se comulga, yo


comulgo todos los días. Si el ángel fuese al hospital a llevarme otra vez la sagrada
comunión, ¡qué contenta quedaría!”.

Cuando, a veces, yo volvía de la iglesia y entraba en su casa, me preguntaba:


¿Comulgaste? Si yo le decía que sí, me decía: Llégate aquí bien cerca de mí, que tienes en
tu corazón a Jesús escondido. No sé como es, pero siento a Nuestro Señor dentro de mí y
comprendo lo que me dice, aunque no lo veo ni lo oigo, pero es tan bueno estar con Él.

Extraído de: LOS NIÑOS Y LA EUCARISTÍA, P. ÁNGEL PEÑA O.A.R. - LIMA – PERÚ
2009)
3° semana del 15 al 21 de Noviembre:

Se aproxima EL GRAN DÍA….DE LA 1° COMUNIÓN

CUATRO CARACTERÍSTICAS PARA VIVIR LA EUCARISTÍA:

La alegría y gracia de la Eucaristía:


Toda celebración requiere un protocolo. El ropaje que nos pide Jesús para su
fiesta es una actitud de agradecimiento y la alegría que manifiesta nuestro cuerpo
y espíritu al encontrarnos con Él. La alegría que produce Jesús, no se queda sólo
en el momento, sino que irradia la vida cotidiana y llena el alma del gozo del
Espíritu Santo.

Encuentro con hermanos en la fe:


La Eucaristía es el encuentro de hermanos en la fe en Jesús que forman el cuerpo
de la Iglesia. No es la reunión social a la que se va por costumbre o se asiste a
exhibir apariencias o dar pésame.
La participación en este sacramento es el sí que damos al Señor que nos invita,
cada vez, de forma colectiva a celebrar con Él como lo hizo con sus apóstoles,
alegrándose con nuestra presencia. Él quiere estar con nosotros en la Eucaristía:
«Intensamente he deseado comer esta Pascua con ustedes antes de padecer”
(Lucas 22:15).

Comunión con Jesús:


En la Eucaristía nos volvemos uno con Jesús. Cuando comulgamos Él,
literalmente, entra en nosotros, en cuerpo y alma para darnos su Vida y la
Salvación eterna.
Con el Papa Francisco recordamos que “la Eucaristía, es el precioso alimento para
la fe, el encuentro con Cristo presente realmente con el acto supremo de amor, el
don de sí mismo, que genera vida”.

Eucaristía como milagro:


En cada Eucaristía en la que participamos ocurre un hecho extraordinario que
escapa nuestra comprensión y que sólo puede entenderse desde la fe. Mediante la
transubstanciación, el vino y el pan se convierten en el Cuerpo y la Sangre de
Cristo.
Vivir la Eucaristía es una oportunidad de ser testigos de un milagro que no sólo
ocurre ante nuestra mirada, sino que tiene el poder de transformar nuestras
vidas para Cristo.

SIGNOS DE LA EUCARISTÍA
Los signos de la eucaristía están representados por el pan y el vino que son elementos
usados por Jesús en la última cena donde entrega su cuerpo (pan) y sangre
(vino) como el sello de la nueva alianza para el perdón de los pecados de la humanidad.

El pan y el vino es un signo sensible, una muestra del amor de Dios para con el


hombre, es un alimento del alma, que purifica y nos acerca más a Dios, librándonos de
pecado.

Con la eucaristía se conmemora la muerte y resurrección de Jesucristo nuestro


Señor.

4° semana del 22 al 28 de Noviembre:

SACRAMENTO DE RECONCILIACIÓN
¿Qué es la Reconciliación?
La Reconciliación (también conocida como confesión) es un sacramento instituido
por Jesucristo en Su amor y misericordia para ofrecer el perdón a los pecadores
por las ofensas cometidas a Dios. Al mismo tiempo, los pecadores se reconcilian
con la Iglesia porque está herida por sus pecados. Cada vez que pecamos, nos
herimos a nosotros mismos, a otras personas y a Dios. En la Reconciliación,
reconocemos nuestros pecados ante Dios y Su Iglesia. Expresamos nuestro pesar
de una manera especial, recibimos el perdón de Cristo y su Iglesia, reparamos lo
que hemos hecho y decidimos comportarnos mejor en el futuro. El perdón de
nuestros pecados incluye cuatro partes que son:
• El Acto de Contrición: Es un arrepentimiento sincero por haber ofendido a Dios
y es el acto más importante de parte del penitente. No puede perdón de pecados si
no nos arrepentimos y tenemos una firme decisión de no repetir nuestro pecado.
• La Confesión: Confrontar nuestros pecados de manera profunda a Dios
hablándole —en voz alta al sacerdote.
• La Penitencia: Una parte importante de nuestra sanación es la “penitencia” que
el sacerdote impone para la reparación de nuestros pecados.
• La Absolución: el sacerdote dice las palabras por las cuales “Dios, el Padre de la
Misericordia” reconcilia a un pecador con Él mismo a través de los méritos de la
Cruz.

¿Cómo hacer una buena confesión?


La confesión no es difícil pero requiere preparación. Debemos empezar con una
oración, ubicándonos ante la presencia de Dios, nuestro Padre Amado. Buscamos
sanación con el perdón, a través del arrepentimiento y una decisión de no pecar
más. Entonces revisamos nuestras vidas desde nuestra última confesión,
buscando nuestros pensamientos, palabras y acciones que no estuvieron
conforme al mandamiento de Dios de amarlo a él y a los demás por medio de la
obediencia a sus leyes y las leyes de Su Iglesia. A esto se le llama examen de
conciencia. Para hacer un examen de conciencia:
• Comience con una oración pidiendo la asistencia de Dios.
• Revise su vida con la ayuda de algunas preguntas, que están basadas en los 10
mandamientos (vea el siguiente panel).
• Dígale a Dios cuánto siente realmente haber pecado.
• Haga una firme resolución de no pecar otra vez.

Examen de conciencia Recuerde sus pecados.


Estando en oración, pregúntese a sí mismo lo que ha hecho con pleno
conocimiento y total consentimiento en contra de Dios y los mandamientos de la
Iglesia.
• ¿Oro a Dios todos los días? ¿He agradecido a Dios por los regalos que me ha
hecho?
• ¿Puse mi fe en peligro a través de lecturas contrarias a la enseñanza católica o
envolviéndome en sectas no católicas? ¿Participé en prácticas supersticiosas:
lectura de mano o adivinación del futuro?
• ¿Juré el nombre de Dios en vano? ¿Maldije o di falso testimonio?
• ¿Falté a misa los domingos o días de guardar o de obligación a propósito?
¿Estoy atento(a) en la misa? ¿Guardo abstinencia en los días prescritos?
• ¿Desobedecí a mis padres y a los superiores de la ley en cosas importantes?
• ¿Odio o tengo disputas o deseos de venganza? ¿Niego el perdón? ¿He sido
irrespetuoso?
• ¿He robado o dañado la propiedad de otra persona? ¿He sido honesto y justo en
los negocios?
• ¿He respondido a las necesidades de los pobres y respetado la dignidad de los
otros?
• ¿He mentido? ¿He calumniado o difamado a otros? ¿He juzgado a otros
duramente en asuntos serios?
• ¿He envidiado a otra gente?
Rito de Reconciliación

La Reconciliación puede ser cara a cara o anónima, con una rejilla entre usted y
el sacerdote. Escoja la opción que le sea más cómoda.
1. El sacerdote le da una bendición o lo saluda; puede que también comparta un
pasaje de las Escrituras.
2. Haga la Señal de la Cruz y diga, “Bendígame Padre, he pecado.
3. Confiese todos sus pecados al sacerdote. El sacerdote lo ayudará a hacer una
buena confesión. Si usted no está seguro acerca de cómo debe hacer una buena
confesión o cree que es difícil hacerlo, sólo pídale al sacerdote que lo (la) ayude.
Responda a las preguntas sin esconder algo por temor o vergüenza. Ponga su
confianza en Dios, el Padre misericordioso que quiere perdonarlo.
4. Luego que haya confesado sus pecados, diga, “Me arrepiento por estos y todos
mis pecados".
5. El sacerdote le asigna una penitencia y le aconseja para ayudarle a ser un
mejor católico.
6. Haga el Acto de Contrición, expresando su arrepentimiento por sus pecados. El
sacerdote, actuando en la persona de Cristo, lo absuelve de sus pecados.

5° semana del 29 de Noviembre al 05 de Diciembre: LIBRE

FECHAS PARA TENER EN CUENTA:

 14 de Noviembre última MISA DE NIVEL


 Ensayos:
Sábado 27 de Noviembre y sábado 4 de diciembre en los siguientes horarios:
9 Hs para el T. Mañana y
11 Hs para el T. Tarde.
 Reconciliaciones: horarios T.M. 10:00 A 12:30, T.N. 20:30 A 23:00
6 de Diciembre, comunidades 2,3 y 4
7 de Diciembre, comunidades 5,7 y 8
9 de Diciembre, comunidades 9,10 y 11

 COMUNIONES:
TURNO MAÑANA 9:30, HORARIO DE CONVOCATORIA 8:30 HS. Comunidades:
2, 4, 5, 7, 10 y 11.
TURNO TARDE 16:30, HORARIO DE CONVOCATORIA 15:30 HS. Comunidades:
Especiales, Adolescentes, 3, 8 y 9.

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