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ECOLOGICA Y DE
PATRIMONIO DE LA
z HUMANIDAD
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Una reserva ecológica es una zona destinada a la protección de diversas especias
vegetales y animales. De esta manera, la misma es una delimitación humana en la que se
prohíben distintas actividades que pueden ser nocivas para el ambiente. La razón de este
cuidado especial es la importancia de estas especies, ya sea porque están en peligro de
extinción o porque su afectación puede implicar una problemática mayor para el hombre. Las
zonas establecidas como reservas ecológicas están organizadas de una manera tal que se las
pueda controlar de forma segura, evitando cualquier tipo de exceso que provenga del exterior.
Las reservas ecológicas son fenómenos que comenzaron a implementarse a fines del siglo
XIX, continuando este proceso hasta la actualidad. Las mismas fueron vistas como una
manera de establecer una protección a zonas que eran especialmente afectadas por la
actividad humana de manera negativa. A partir de ese momento su número fue creciendo
en todo el mundo, posibilitando que la protección de zonas importantes desde el punto de
vista natural sea llevada a cabo con eficiencia. Algunas de estas reservas tienen un
reconocimiento especial, como puede ser el de Patrimonio de la Humanidad; en estos
casos existe un mayor foco en el correcto funcionamiento de las mismas por dicha
relevancia.
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Las reservas ecológicas presentan una serie de prohibiciones en lo que respecta a
actividades humanas, prohibiciones que deben ser respetadas y que garantizan que la
zona estará libre de dificultades; las mismas pueden variar según la reserva, pero en
algunos casos pueden ser extremas, como por ejemplo la prohibición en la circulación
humana. Para velar por el cumplimiento de estas disposiciones, en la reserva suele
existir personal capacitado para evitar cualquier tipo de exceso. De esta manera, la
reserva se levanta como una zona en donde existen especiales disposiciones para la
población; existe asimismo una zona que rodea a la reserva propiamente dicha que
también tiene prohibiciones, pero que suelen ser de menor rigor; de esta manera, se
realiza una protección más al territorio.
Aunque durante todo el siglo XX se gestó la concepción que hoy tenemos de lo que es el patrimonio cultural, hace unas décadas hubo un punto de inflexión
que marcaría un antes y un después en los ideales que rigen tanto la definición como la protección del patrimonio cultural. Fue el momento en el que se
generó el concepto de Patrimonio Mundial o Patrimonio de la Humanidad.
Cuando viajamos, si en la guía turística que consultamos aparece algo catalogado como Patrimonio de la Humanidad, pensamos en que nos encontramos ante
algo muy importante, que merecerá la pena conocer. ¿Y qué es entonces el Patrimonio de la Humanidad?
Patrimonio de la Humanidad
Actualmente, denominamos patrimonio de la humanidad o patrimonio mundial a aquellos lugares, monumentos o conjuntos a los que se les atribuye un
valor universal excepcional y forman parte de la lista elaborada por la UNESCO.
Pero, ¿dónde y cómo comenzó a funcionar esta categoría de patrimonio cultural? En la Carta de París.
La Convención de 1972 para la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural establece que ciertos lugares de la Tierra con un
“valor universal excepcional” pertenecen al patrimonio común de la humanidad.
[…]
La Convención es única, porque liga el concepto de conservación de la naturaleza con la preservación de los sitios culturales.
UNESCO
¿Qué ocurrió en la Convención del Patrimonio Mundial?
La Convención determinó
z que era necesario no sólo proteger el patrimonio cultural, sino crear una categoría (una especie de lista VIP
del patrimonio) para aquellas localizaciones que fueran consideradas como relevantes para toda la humanidad.
Se establecieron entonces unas normas para valorar el patrimonio cultural a nivel global. Ocurrió lo mismo con los sitios naturales.
La misión de esta convención era la de nombrar para proteger aquellas localizaciones que estaban en inminente peligro de
destrucción y, de paso, actuar de manera preventiva en otros casos.
Esta consideración global del patrimonio supuso el inicio de la corriente legisladora moderna del patrimonio cultural que tuvo lugar a
finales del siglo XX. Normativas nacionales comenzaron entonces a abordar esta cuestión, así como las delegaciones regionales de
otras instituciones creadas para velar por el patrimonio.