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LOS DERECHOS

HUMANOS Y LA
FILOSOFÍA POLÍTICA
por

Jovanna A. Ojeda Hinojosa

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NUEVO LEÓN


F A C U LT A D D E D E R E C H O Y C R I M I N O L O G Í A
4. Las generaciones de los
derechos humanos
ÍNDICE 4.1 Evolución expansiva

4.2 Los intereses difusos


En los últimos años la diversificación entorno al

Generaciones de los número y aplicación de los derechos humanos es


un hecho que hay que resaltar. Con su evolución,

derechos humanos hasta hoy tradicionalmente se distinguen


‘’Tres generaciones’’ de derechos humanos.
• Los derechos humanos nacen “con una marcada
impronta individualista, como libertades individuales
que configuran la primera fase o generación de los
derechos humanos”.
• Las luchas sociales del siglo XIX que constituyeron en
completar el catálogo de los derechos y libertades
individuales con una segunda generación de derechos:
los derechos económicos, sociales y culturales.
• Finalmente, en años recientes surge una tercera
generación de derechos humanos que complementa
estas dos fases y que se presenta como una respuesta al
fenómeno que se ha conocido como la contaminación
de las libertades, término con el que algunos sectores
de la teoría social anglosajona aluden a la erosión y
degradación que aqueja a los derechos ante
determinados usos de las nuevas tecnologías.
4.1. EVOLUCIÓN
EXPANSIVA.
El desarrollo de los derechos se ha dado con una fuerza expansiva que, día con día, van en aumento para el
desarrollo de las personas. En un primer momento, los derechos estaban orientados, como indica Alessandro
Pizzorusso, sobre todo, a la tutela de las libertades clásicas que se dirigían, por un lado, a impedir
intromisiones injustificadas en la persona como ser moral y en su esfera privada y, por otro, a permitir la
formación autónoma de las propias decisiones y la manifestación del pensamiento individual. Fix-Zamudio y
Valencia Carmona señalan que son el fruto del liberalismo político del siglo XVIII, se instaura en las
primeras Constituciones escritas, pero adquiere su plena expresión en las leyes fundamentales del siglo XIX.
La segunda generación de derechos se
ocupa sobre todo de la tutela de los
“derechos sociales” elaborados sobre
las huellas de las doctrinas que
llevaron a la realización del Welfare
State, aunque también comprende los
derechos económicos y culturales. En
este caso al Estado le corresponde una
obligación de hacer, dado que tales
DERECHOS
DERECHOS HUMANOS
HUMANOS DE
DE SEGUNDA
SEGUNDA GENERACIÓN derechos tienen que realizarse a través
GENERACIÓN o por medio del Estado.
DERECHOS
HUMANOS DE
TERCERA
GENERACIÓN

El Estado debe actuar, por A estas dos generaciones de


tanto, como promotor y derechos humanos se suma otra
protector del bienestar en que la estrategia reivindicativa
económico y social de todas de éstos se presenta con rasgos
las personas dependientes inequívocamente novedosos al
de su jurisdicción, para que polarizarse en torno a temas tales
éstas desarrollen sus como el derecho a la paz; los
facultades al máximo, derechos de los consumidores; el
individual y colectivamente. derecho a la calidad de vida, o la
libertad informática.
DERECHOS HUMANOS TERCERA
GENERACION

Éstos, sin embargo, no son los las garantías frente a la el derecho de los pueblos al
únicos derechos que conforman manipulación genética; el desarrollo; el derecho al cambio
la tercera generación, pues junto derecho a morir con dignidad, el de sexo, o la reivindicación de los
derecho al disfrute del colectivos feministas de un
a ellos se postulan también otros patrimonio histórico y cultural derecho al aborto libre y gratuito.
derechos de muy heterogénea de la humanidad;
significación tales como:
LOS INTERESES DIFUSOS
Juegan un papel fundamental, como señala María del Pilar Hernández, el reconocimiento que las nuevas
fuerzas sociales que emergen en el contexto mundial tiene como base la extensión de los derechos que se
producen en el Estado de bienestar
Sin embargo, lo que en ocasiones no es tan claro, es que estas
mismas fuerzas sociales sean capaces de asegurar que los derechos
instituidos a su favor sean garantizados en la práctica. Ante esta
realidad, los grupos sociales desprotegidos plantean el requerimiento
de los instrumentos de política legislativa, acción administrativa y
función jurisdiccional que posibiliten que aquellos derechos
establecidos en su favor no queden en letra muerta.

Por ello, la doctrina contemporánea ha conceptualizado, de manera


general, al interés supraindividual y, específicamente, a los intereses
difusos y colectivos. El Poder Judicial de la Federación a través de su
jurisprudencia al señalar que el primero no debe entenderse como “la
suma de intereses individuales, sino como su combinación, por ser
indivisible, en tanto que debe satisfacer las necesidades colectivas”.
Por su parte, los intereses difusos se relacionan “con aquellas situaciones
jurídicas no referidas a un individuo, sino que pertenecen a una pluralidad
de sujetos más o menos determinada o indeterminable, que están vinculados
únicamente por circunstancias de hecho en una situación específica que los
hace unificarse para acceder a un derecho que les es común”.

Los derechos colectivos, a su vez,“ corresponden a grupos limitados y


circunscritos de personas relacionadas entre sí debido a una relación
jurídica, con una conexión de bienes afectados debido a una necesidad
común y a la existencia de elementos de identificación que permiten
delimitar la identidad de la propia colectividad”.

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