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IMPORTANCIA DE LA

RESTAURACIÓN DEL LIBRO


ANTIGUO
• El libro es un objeto frágil que se degrada con
facilidad, de hecho cada lectura, total o parcial,
significa una alteración del mismo.
• El deterioro forma parte de la vida del libro, y
determinar sus causas así como cuándo tuvo
lugar, será de gran interés para conocer más
sobre ese libro y la sociedad que lo utilizó
• El término deterioro tiene claras connotaciones peyorativas, tan
sólo hay que leer la definición de deteriorar del diccionario de la
RAE, 1. tr. Estropear, menoscabar, poner en inferior condición
algo.
• 2. prnl. Empeorar, degenerar
• . Todo esto, nos ha llevado en ocasiones a emprender
cuestionables labores de restauración que aparte de un
elevado coste, han supuesto a la larga un deterioro
añadido al anterior, cuando éste se ha vuelto a manifestar.
Se podría llegar a una espiral de continuas restauraciones
de restauraciones anteriores, lo que en el fondo
significaría una degradación cada vez mayor del soporte,
y conduciría a su pérdida total.
• De hecho, las reacciones suscitadas por los errores
de tratamientos anteriores han promovido una
tendencia a privilegiar la prevención del deterioro
frente a la intervención directa sobre el mismo.
• Del otro lado, si no se detienen los procesos de
deterioro del libro, tarde o temprano se perderá
irremisiblemente.
¿CUÁNDO SURGE?
• Esa preocupación por la permanencia de los bienes culturales y las primeras
investigaciones científicas a ese respecto, no aparecieron hasta el último tercio
del siglo XX.
L CONSERVACIÓN

• La Confederación Europea de Organizaciones


de Conservadores-Restauradores (ECCO)
define restauración como “la intervención
directa sobre los bienes culturales dañados o
deteriorados, con el propósito de facilitar su
comprensión, respetando, hasta donde sea
posible, su integridad histórica, estética y física”
• La diferencia de este estudio con el nuestro, es que
nosotros no controlamos ninguna de las variables,
dependientes o independientes, y dado su valor
patrimonial no podemos realizar pruebas invasivas
sobre los documentos, tan sólo indagar en las
causas del deterioro a través de las huellas
encontradas.
LIMITACIONES DEL DETERIORO

• No todas las lecturas dejan las mismas huellas en los libros.

• No todas las personas los utilizan de igual forma.

• La lectura de un libro muy usado no deja el mismo rastro que la de un libro totalmente
nuevo.
• La calidad del soporte determina en buena medida el estado del libro.

• - Desde la misma impresión puede haber diferencias en el soporte puesto que “los pliegos
que lo forman podrían no proceder de la misma resma, no pertenecer a la misma clase de
papel, no poseer las mismas dimensiones o no haber sido fabricados en el mismo molino”
ESTUDIO MULTIVARIANTE

• Estudios indirectos a partir de catálogos de las bibliotecas


privadas o institucionales, catálogos de subastas, inventarios
postmortem, protocolos notariales, contratos y documentación
de archivo en general (en ocasiones en esta documentación se
constata el estado de conservación en herencias), o bien a
través del análisis de la trayectoria personal o profesional de
sus propietarios o reglamento de sus instituciones.
• estudio directo a partir del análisis de las
huellas de uso en los propios libros,
prácticas de lectura, y por supuesto el grado
de deterioro y sus causas.
• Víctor Infantes clasifica los tipos de deterioros según la bibliotecas.

• 1. Biblioteca práctica, en la que los libros son conservados por su uso y utilidad,
en ellos se podría dar un deterioro relacionado con dicha utilización, y con el
abandono en caso de pérdida de esa utilidad.

• 2. Biblioteca profesional, en la que el libro es un instrumento de la profesión de su


poseedor, y entre los cuales ocurriría un deterioro similar al anterior, quizás mayor
en el caso de necesidad de consulta habitual en el desarrollo de una profesión.
• 3. Biblioteca patrimonial, con libros conservados como bienes suntuarios,
coleccionados por bibliófilos del mismo modo que se adquieren bienes
artísticos y/o arqueológicos. En este caso, el escaso deterioro vendría
determinado por las condiciones de conservación: edificio, almacenamiento.

• 4. Biblioteca museo, donde el libro es un símbolo de riqueza, y donde


probablemente se encontraría los ejemplares mejor conservados, y sólo un
declive del propietario justificaría perjuicios para el libro.
• 5. “biblioteca devaluada” que está formada por “lo que no parece tener
ningún valor”. Estaría constituida por “volúmenes desencuadernados,
en malas condiciones, incompletos”

• En ocasiones esta biblioteca se pone de manifiesto, las citas: “En el


estudio, se fallaron de derecho cientos libros, poco más o menos, por
la prolexitat de ellos y estar llenos de polvo no se tomaron las
intitulaciones de ellos” o “Un caxonciquo en el cual había muchos
libros y escripturas de por el valor”
ELEMENTOS QUE DETERMINAN EL VALOR DEL
LIBRO ANTIGUO
• 1. Importancia
• Si tu libro tuvo algún tipo de
influencia histórica, es posible que
tenga valor. Ya sea un libro que
cambió el curso de la historia o que
reveló un nuevo descubrimiento
científico, las historias ligadas a
este tipo de libros incrementan su
valor.
• 2. Diseño y artesanía
• A veces los libros son valiosos por su diseño. La
cubierta de un libro, las ilustraciones (originales) y las
miniaturas, por ejemplo, realizadas por artistas o
diseñadores famosos; el nombre lo dice todo. Que
tenga valor o no depende de la calidad y de lo
excepcional de estas características.
• 3. Primicias
• El primer libro de un autor, la
primera edición de una famosa
novela, la primera mención a un
personaje querido y otras
primicias de la literatura les dan
más valor a los libros.
Especialmente las primeras
ediciones, son a menudo las más
interesantes para los
coleccionistas.
• 4. Estado
• Los libros se clasifican teniendo en cuenta
el estado en el que se encuentran, cuanto
mejor sea, mayor será su potencial valor. A
la hora de clasificar un libro, los expertos
tienen en cuenta el estado de la
encuadernación y de la sobrecubierta, así
como que el texto y las ilustraciones estén
completos. El estado de un libro puede ir
desde ‘como nuevo’, que es el que tendría
mayor valor, hasta ‘ex-biblioteca’, que casi
no tendría ningún valor económico y solo
serviría para leerlo.
• 5. Firma
• Existe una sorprendente serie de tipos de
firmas, inscripciones y dedicatorias que
pueden influir en el valor de un libro,
pero una buena regla general es que
cualquier firma original del
autor/ilustrador/editor aportará valor al
libro. Cuanto más larga sea la inscripción,
mejor. Esto no significa únicamente que
el autor pasó más tiempo con el libro
escribiendo una dedicatoria larga, sino
que también le da más autenticidad, ya
que una dedicatoria larga es más difícil de
falsificar que una simple firma.
• 6. Origen
• A quién perteneció el libro antes que
a ti puede influir mucho en su valor.
Las copias de asociación son libros
que previamente fueron propiedad del
autor o de alguien con una relación
estrecha con él, como por ejemplo un
miembro de su familia. Los libros
propiedad de famosos son también
más valiosos. Sin embargo, es
importante estar en condiciones de
probar su origen para poder obtener el
valor añadido.
• 7. Rareza
• Quizá sea algo obvio, pero el número de
copias de un libro influye en su valor,
aunque no tanto como se podría pensar. Los
libros más antiguos son a menudo más
escasos ya que han sobrevivido a la prueba
del tiempo. Sin embargo, no siempre es así.
Los libros impresos en el siglo XIX son
bastante abundantes, por ejemplo. Además,
solo porque una cierta edición de un libro
sea inusual, no significa que tenga valor si
nadie quiere comprarla. Por lo tanto, a
menudo solamente los libros inusuales y
codiciados se hacen valiosos.
ESTRUCTURA DEL LIBRO ANTIGUO

• Conocer cuáles son las partes o la estructura de


un libro antiguo es una de las tareas que
cualquier estudioso de él necesita manejar para
identificarlo, datarlo, valorarlo o investigarlo.
Saber las partes en que un taller de impresión
distribuyó la información en un libro permite
también ubicarlo en su contexto cultural.
• Los libros antiguos presentan variantes que
caracterizan un taller de impresión o una
edición.
SIGLO XV

• Los impresos del siglo XV, denominados incunables (del


latín incunabula, en la cuna), son los primeros libros que
con el arte de imprimir salieron a la luz. En ellos el modelo
a seguir para su estructura son los manuscritos o códices.
Las características generales que presentan son:
• Adoptan la forma de códice o cuaderno. • El título y el autor se encuentran en el

• Utilizan tipos móviles. incipit opus (inicio de la obra) y forman


parte de la dedicatoria. En 1476 se
• El soporte preferido será el papel.
empezaron a imprimir los títulos en una
• La impresión se hace por ambas caras
hoja separada (portadilla), de uso común a
de la hoja.
partir 1497.
• La disposición del texto no obedece a
• Los datos sobre la ciudad, impresor, año,
normas fijas: se puede encontrar a renglón
así como título y autor se encuentran en el
seguido o a dos columnas.
último párrafo, denominado colofón.
• Con base en lo anterior y en las partes comunes de los
manuscritos medievales, la estructura general de los incunables es:

• Incipit opus.

• Texto.

• Explicit opus.

• Colofón.

• Tabla de registros.
SIGLOS XVI-XV

• Debido a la rápida proliferación de las ideas y a la mala


interpretación de las mismas, a partir del siglo XVI el libro
antiguo cambia su presentación y estructura, pues tanto la
corona española como la Inquisición promulgan diversas leyes
que tienen como fin controlar lo que se imprime, lo que se lee y
lo que circulaba en los reinos españoles. Entre las leyes más
importantes se pueden citar:
• Pragmática del 8 de junio de 1502, donde se exige que los libros
obtengan la licencia real, otorgada por la Audiencia y el obispo.
También se obliga poner en la primera hoja el nombre del autor
y el título de la obra. Esto trae como consecuencia que todo
libro antes de salir a luz era revisado y si fuera necesario,
expurgado o bien corregido.
• En la pragmática del 7 de septiembre de 1558 se ratifica la prohibición de libros
sin licencia real y del Consejo. De igual manera, se obliga a que todo libro lleve en
la portada el nombre del autor, el título de la obra, personas que colaboraran en ella
(traductores, comentadores, etcétera), ciudad, impresor y año, así como el aviso de
los datos legales, esto es, los preliminares que con base en esta pragmática debían
ser: licencias, aprobaciones o censura, privilegio, tasa y fe de erratas. Las
excepciones a esta ley eran obras como “libros de rezo, canto llano, cartillas, flos
sanctorum, constituciones sinodales, gramáticas, vocabularios y otros textos de
latinidad, los cuales sólo necesitaban la licencia de los prelados y ordinarios”.
• Existen cientos de leyes que se dictaron desde el siglo XVI hasta el XVIII

• que determinan la presentación y estructura del libro antiguo en los reinos


españoles. Sin embargo, por motivos de espacio no se pueden citar

• todas; en cambio, se recomienda consultar El libro en España y América.

• Legislación y censura (siglos XV-XVII) de Fermín de los Reyes.


• . Esto se debe a que portada y colofón son los espacios de
comunicación con sus futuros lectores. Los factores sociales se dan
porque el libro es producto del momento histórico en que se
realiza; por ello, los elementos iconográficos y textuales
dependerán del estilo artístico y literario que impere. Esto explica
que se hable del libro renacentista, barroco, humanista o clásico. El
esquema general del libro antiguo de los siglos XVI al XVIII será:
• Portada tipográfica
• con el escudo de armas de Martín Enríquez de
Almansa, virrey de México, a quien se le
dedica la obra. Alonso de Molina, Vocabulario
en lengua castellana y mexicana, México,
Antonio de Espinosa, 1571 (Biblioteca
Palafoxiana, Puebla).
• Las partes del libro antiguo son variables en su extensión y colocación. Sin embargo, la
portada, los preliminares legales y el texto son las constantes que están presentes desde
1558 hasta el siglo XVIII. Conocer cada una de ellas ayuda a valorar e interpretar
correctamente al libro y, en algunos casos, cuando el libro carece de portada, son ellos los
que permiten identificarlo y reconstruirlo adecuadamente. Por otro lado, para el caso de
México, los preliminares literarios e iconográficos simbolizan el principio 27 de la poesía
mexicana y los inicios de las manos coterráneas en el arte de imprimir. A continuación se
señalan las partes que se encuentran en un libro. El orden de ellas puede variar.
• Anteportada: hoja que antecede a la portada y que señala el título de la obra y
el nombre del autor; es de uso común en el siglo XVII
• Aprobación, censura o parecer: dictamen que el obispo de una diócesis y el
superior de la orden daban a un religioso al revisar su obra. También es el
informe solicitado por el obispo o miembro del Consejo a un especialista en el
tema en el cual se afirma que el libro era útil y que no existe algo contrario a
la fe católica o buenas costumbres.
• Colofón: último párrafo en el que se encuentra, después del periodo
incunable, la ciudad, impresor, editor y año. Cabe señalar que su empleo
continuó hasta el siglo XVI y primeras décadas del siglo XVII.
• Fe de erratas: documento legal emitido por el Consejo en el cual
se certifica que el libro está corregido, no sufrió alteraciones y
está impreso conforme al original rubricado y autorizado.
• Frontispicio: grabado alusivo al tema de la obra, o bien, retrato
del autor; su empleo es de finales del sigo XVI, aunque es de uso
común en el XVII.
• Índice: sumario que refiere el contenido de la obra poniendo el
título del capítulo y la página donde comienza.
• Licencia: autorización legal otorgada por el Consejo real (en México el virrey) y
por el obispo; para obtenerla, el impresor o editor les entregaba el original
impreso (texto y colofón) debidamente foliado y signado, el cual era revisado y,
si no existía algo impropio, se rubricaba cada una de las hojas. El impresor, con
base en este original, imprimía la obra completa, la volvía a llevar junto con el
texto rubricado para su revisión y se le entregaban las licencias solicitadas. En
los impresos mexicanos, primero se obtenía la licencia del obispo, la cual
dependía de los pareceres obtenidos, y luego se le concedía la licencia civil,
otorgada por el virrey.
• Portada: página, normalmente al comienzo del libro, que proporciona la información más
completa sobre la obra: autor, título, comentaristas, traductores, grabadores, edición, mención
de dedicatoria, contenido, ciudad, impresor y año. A partir de 1558, se dividirá en tres partes.
La primera proporciona información sobre el autor, título, colaboradores, contenido y edición.
La segunda está constituida por un grabado central que aludirá al escudo del autor, la marca
del impresor o del editor, o bien, al santo al que se dedica la obra. La tercera parte contendrá
ciudad, impresor y año. A partir de 1502, se halla la mención del privilegio licencia, tasa y
número de pliegos, a través de las frases “con licencia, con las licencias necesarias, con
privilegio, dieciséis maravedís cada pliego o dieciocho pliegos a cuatro maravedís”.
• Preliminares: textos que por cuestiones legales o artísticas se colocan después de la portada y
antes del texto. Se diferencian del cuerpo de la obra por tener como signaturas símbolos (§,+,*,
(:),¶, †) y no letras. Con base en su contenido se dividen en legales, literarios e iconográficos

• Preliminares iconográficos: grabados que se hallan en el verso de la portada, o bien, después


de ella, insertos entre los preliminares legales o antes del texto. La mayoría de ellos hacen
referencia a santos a quienes se les ofrece la obra para su protección, y en otras ocasiones se
hallan los escudos del mecenas de la obra e, incluso, de la orden a la que pertenece el autor, si
es eclesiástico. A partir del siglo XVII, fue costumbre en los textos biográficos poner el retrato
del personaje estudiado. En el siglo XVIII, en las novenas en el verso de la portada, se
imprimía a manera de estampas el santo a quien aludían
• Preliminares legales: trámites que debía cumplir y contener un libro
para poder circular en los territorios españoles. Están formados por
las licencias, privilegios, tasa, aprobación y fe de erratas. Su orden
es variable en los impresos mexicanos: primero están las licencias,
después la aprobación, y, a partir de 1558, el privilegio, la tasa y la
fe de erratas. Eran obligatorios; la falta de uno de ellos evitaba su
circulación y causaba penas como la confiscación de bienes.
• Preliminares literarios: escritos en prosa o verso que ostentan los títulos de
dedicatoria, prólogos o introducción, y se encuentran después de los
preliminares legales. A partir del siglo XVII, aumentan en cantidad y volumen,
y destacan entre ellos los textos poéticos como romances, acrósticos,
anagramas o quintillas, que se hacían al autor, mecenas y santo al que se le
dedicaba la obra. Estas piezas literarias son de gran valor cultural; para el caso
de México representan los inicios de la poesía latina. La introducción y los
prólogos, por su parte, permiten conocer el valor y la utilidad del libro en el
momento en que salió a la luz.
• Privilegio: derecho de exclusiva de impresión, concedido por el Consejo real,
para que nadie más pudiera publicar la obra durante un determinado tiempo.
Normalmente se otorgaba primero por seis años, luego por 10 y por último
por 20 años; en el caso de que el privilegio no fuera prorrogado, la obra
pasaba a ser de dominio público.

• Tablas: relación de nombres, términos y palabras difíciles que se colocaban al


final de la obra. Su extensión es superior en el siglo XVII. El orden es
alfabético y remite en letra cursiva la hoja o columna donde se encuentra en la
obra la palabra.
• Tasa: es el precio oficial del libro que daba el Consejo real, de acuerdo
con el número de pliegos utilizados.

• Texto: parte fundamental del libro; su extensión depende del contenido.


Está dividido en tomos, capítulos, tratados, etcétera. Los comentarios que
pueden llevar son apostillas marginales, glosas o notas a pie de página.
Como es evidente, la estructura de los libros antiguos es variable, pero
conocerla permite realizar un correcto análisis, así como apoyar la
identificación, su valoración y el uso de un lenguaje correcto.

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