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EL VERDADERO

REAVIVAMIENTO
2 CRÓNICAS 7:14:

“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es


invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se
convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré
desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su
tierra".
“La mayor y más urgente de todas nuestras necesidades
es la de un reavivamiento de la verdadera piedad en
nuestro medio. Procurarlo debiera ser nuestra primera
obra” (Mensajes selectos, t. 1, p. 141).
“Deben realizarse un reavivamiento y una reforma bajo la ministración del Espíritu
Santo. Reavivamiento y reforma son dos cosas diferentes. Reavivamiento significa una
renovación de la vida espiritual, una vivificación de las facultades de la mente y del
corazón, una resurrección de la muerte espiritual. Reforma significa una
reorganización, un cambio en las ideas y teorías, hábitos y prácticas. La reforma no
producirá los buenos frutos de justicia a menos que esté relacionada con el
reavivamiento del Espíritu. El reavivamiento y la reforma han de efectuar su obra
asignada y deben entremezclarse al hacer esta obra” (Mensajes selectos, t. 1, p. 149).
Ambas deben andar juntas, pues reavivamiento
sin reforma es mera ilusión espiritual; y reforma
sin reavivamiento no pasa de un formalismo ético.
1. RECONOCIMIENTO DE LA MALIGNIDAD DEL PECADO

Isaías 59:2
“Pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y
vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros
su rostro para no oír”.
Mateo 9:12 
“Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos”.
2. SED DE DIOS
Salmos 42:1-2
“Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas,
así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed
de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré
delante de Dios?”
3. COMUNIÓN CON DIOS
Isaías 55:6-9
“Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano.
Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el
cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.
Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis
caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos
más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros
pensamientos”.
4. ABANDONO DEL DESEO DE SUPREMACÍA
Los discípulos de Cristo tenían dificultad de entender la naturaleza del reino que él vino a
establecer. En cierta ocasión ellos llegaron a discutir entre sí sobre cuál era el mayor, y Cristo
les advirtió: “Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos”
(Mar. 9:34,35). En otra ocasión Cristo afirmó: “De cierto os digo que en la regeneración,
cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido
también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel” (Mat. 19:28).
Aparentemente motivados por esta declaración, Santiago y Juan, acompañados de su madre
(Mat. 20:20,21) le pidieron a Cristo: “Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el
uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda”. 
Bajo la poderosa influencia del Espíritu Santo, los discípulos dejaron
de lado todo el deseo de supremacía y de grandeza, perseverando
“unánimes” (Hechos 2:46). En otras palabras, Ya no eran una
colección de unidades independientes, ni elementos discordantes y
antagónicos. Sus esperanzas ya no estaban cifradas en la grandeza
mundanal. Eran “unánimes”, “de un corazón y un alma” (Hechos de
los apóstoles, p. 45). 

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