El desarrollo espiritual es un proceso de búsqueda, autoconocimiento,
conectividad, significado, maduración, y contribución social, que favorece el crecimiento personal. Este proceso, usualmente es dirigido por una fuerte creencia en el poder de la humanidad o por elementos sagrados. Es el proceso de madurar la capacidad humana intrínseca para la autotrascendencia, en el cual el yo se integra en algo mayor que el yo, incluyendo lo sagrado. Es el motor evolutivo que empuja la búsqueda de la conectividad, del significado, del propósito, y de la contribución. Se forma tanto, dentro como fuera de las tradiciones, creencias y prácticas religiosas (Benson, Roehlkepartain, & Rude, 2003, p. 205).