Está en la página 1de 21

V

PAUTAS
PARA UNA PASTORAL COMO
PROCESSO COMUNITÁRIO
De un lado, para que la
acción sea procesual,
implica
- hacer de la comunidad el
sujeto de la pastoral;
- y, de otro, para que la
comunidad sea sujeto,
implica que se tome en
cuenta la realidad y la
situación de las personas.

En otras palabras, se presenta el imperativo


de desencadenar proceso tanto en relación
a los sujetos como en las acciones.
1. Requisitos para una
comunidad sujeto de la
planeación y de la acción
1º. Intervención de todos los interesados

Para una comunidad


sujeto, todos los
interesados tienen el
derecho de participar.
Quienes no están
interesados, se
buscará interesarlos, a
comenzar por una
sensibilización.
Participación
de todos, con
voz y voto,
con palabra
y poder de
decisión.

Quien no tuvo el derecho de


participar en el proceso de decisión,
no tiene ninguna obligación de
participar de la ejecución.
2º. Decisión compartida

En una comunidad sujeto,


nadie decide por nadie,
cada uno decide para sí,
teniendo presente el bien
de los demás de la
comunidad.
Todos deciden, pero no solos.
Se toman decisiones juntamente con
los demás que integran el proceso.
El discernimiento comunitario converge para
la razón comunicativa, que va construyendo
la verdad en el consenso de las diferencias.
3º. Discernimiento comunitario

Una decisión compartida


implica el discernimiento
de todos. Cuando las
personas descubren por
ellas mismas, se tornan
sujeto del descubrimiento.
La verdad no coincide con el criterio de la
mayoría, mucho menos con el de la minoría.
Si la mayoría puede equivocarse, con mucho
más probabilidad, la minoría.
El discernimiento comunitario converge para
la razón comunicativa, que va construyendo
la verdad en el consenso de las diferencias.
4º. Acción desconcentrada

Sin autonomía, no hay


responsabilidad,
sujetos. Autonomía de
las personas y de los
niveles eclesiales, en
relación a la autoridad
y a la institución.
El ejercicio del principio de la subsidiaridad:
el nivel superior subsidia el nivel inferior, para
que el mismo sea cada vez más autónomo.

Es el ejercicio de un poder-servicio,
controlado desde abajo: “el más grande es
aquel que sirve”.
2. REQUISITOS PARA UNA
ACCIÓN EN CUANTO PROCESO

1º. Adhesión a una eclesiología


de comunión y participación

Es el soporte de
un proceso para
hacer de la
comunidad el
sujeto de la
acción pastoral.
En el horizonte de esta eclesiología,
el proceso implica creer en la fuerza
de la participación, en el discernimiento
comunitario, de los pequeños, en un
trabajo con todas las personas de buena
voluntad.

En la esfera ad intra, está una Iglesia toda ella


ministerial; ad extra, una Iglesia en diálogo y
servicio al mundo, desde los más pobres, para
que sea
la Iglesia de todos.
2º. Disposición para convivir
con el conflicto

El diálogo hace
emerger las
diferencias que una
vez confrontadas, si
no hay capacidad de
escucha, puede
provocar
confrontación.
A su vez, los conflictos no sólo son
inevitables, sino que también son
enriquecedores.

Hay confrontación siempre que ocurre el cerrarse


en la propia posición y se busca imponerla a los
demás.

El conflicto es el proceso de elaboración del


consenso de las diferencias.

Evitar el conflicto es huir del diferente


y del nuevo. El conflicto es el que da
dinamismo a la unidad.
3º. Compromiso personal con
las consecuencias del proceso

En un proceso
comunitario, las
decisiones
dependen del
discernimiento de
todos y por lo tanto,
siempre
imprevisible, abierto
a lo nuevo, a veces
Eso puede llevar a abrir
mano de las propias
certezas, dejarse
sorprender por la novedad
permanente de los
caminos del Espíritu.

Frente a tales situaciones, cabe la


determinación, de audacia para el riesgo,
propias de los caminantes en la fe.
Cambiarse es condición para el cambio.
4º. Conocimiento de la metodología
a ser utilizada en el proceso

Como los métodos no son técnicas


neutrales, su elección debe ser fruto
de un discernimiento comunitario y
de decisión compartida.
En cuanto “reglas
del juego” de
todos, éstas
necesitan ser
conocidas por
todos los
participantes,
de preferencia
con
capacitación
Un buen método es siempre una
técnica,
pedagogía en contexto, lo que exige
condición para
siempre la recreación deuna
la metodología
efectiva
según las necesidades de los sujetos. de
participación
todos como
5º. Paciencia histórica para
caminar al ritmo de los participantes

Puede haber inercia


pero, generalmente,
en un proceso
comunitario, pecamos
por prisa, sobre todo
por parte de los que
están en la
coordinación.
Para encontrar el ritmo,
los que están atrás
necesitan apresurar el
paso y los que están
adelante, que tengan
la caridad de esperar.

Caminar con todos, se va más despacio,


pero se llega antes; caminar con unos
pocos, se va más rápido, sin embargo
nunca se llega. En una comunidad,
sólo hay cambio, cuando todos cambian.
6º. Vinculación de los
primeros responsables como
miembros de la comunidad

En un proceso
comunitario, no basta
que los que están al
frente “dejen hacerlo”,
es necesario que
también lo hagan y
mejor que los demás.

Es necesario que se
vinculen como
El testimonio de los primeros responsables
es fundamental.

Sin él, cualquier caso que se constituya en


una instancia de respaldo tácito o explícito
contraria al rumbo del proceso, poco a
poco irán minando los ánimos y la
persistencia de todos.
7º. Apertura y colaboración
con otras instituciones

La Iglesia, sacramento del


Reino, por un lado, no consigue
hacerlo presente en la historia
sola y,

por otro, él mismo acontece,


por el Espíritu, más allá
de las fronteras
de la Iglesia.
En el seno de la
sociedad, los cristianos
no pueden actuar como
institución (cristiandad),
pero sí como cristianos-
ciudadanos, en
concertación con todas
las personas de buena
voluntad.

La acción evangelizadora, para ser


eficaz, necesita ser llevada a cabo en
colaboración “con otras instituciones,
a nivel nacional e internacional”.

También podría gustarte