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LA MENTE HUMANA

La mente humana.
La teoría de la mente en la psicología moderna.

Es sustancial hacer un breve recorrido de la perspectiva cognitiva para comprender las


bases teóricas que dieron paso a las teorías modernas de la psicología.

La perspectiva cognitiva hace énfasis en el comportamiento de los procesos de


pensamiento por medio de los símbolos abstractos. De esta forma, las personas que tienen
muy desarrolladas las funciones cognitivas podrán fácilmente recordar, procesar y resolver
problemas complejos de cualquier tipo. Resumiendo, la perspectiva cognitiva explica el
comportamiento de los procesos del pensamiento, que incluye el almacenamiento de
la información y el uso de ésta, además de la manera en que dicha información afecta
las percepciones y conductas. Los autores más representativos de esta perspectiva —
que han tenido gran influencia en el campo educativo en el diseño de programas en la
educación preescolar, primaria y secundaria— son Piaget, Bruner, Vigotsky y Ausubel.
En la década de 1970, la perspectiva cognitiva tuvo un gran auge, que aún se conserva en
la actualidad. Los temas en los que más se interesa el cognitivismo son el aprendizaje y la
memoria, la toma de decisiones y las emociones. Sin embargo, existen críticas hacia esta
perspectiva psicológica, principalmente por parte de la corriente conductista, y es que estos
últimos consideran que no existía ningún motivo para ver los procesos mentales como algo
distinto a la conducta (Triglia, 2019). Para ellos la mente era como una caja negra e
inaccesible y consideraban que tanto los procesos como los mecanismos mentales no son
relevantes para el aprendizaje, sino que éste depende de un proceso de estímulo y
respuesta.

De tal manera que el cognitivismo es visto como una corriente que se encarga del estudio
de la cognición, cuyo doble interés es, primero, averiguar cómo es que los sujetos
entienden el mundo en que viven y, por otro lado, cómo adquieren la información, cómo la
almacenan, la recuperan y finalmente cómo hacen uso de ella. A partir de lo anterior, los
conductistas han argumentado que tales aspectos eran imposibles de observar y de medir,
por lo que no podían estudiarse de manera objetiva, que, en realidad, se estaban
confundiendo los conceptos que tendrían que ayudar a entender el comportamiento con el
verdadero objeto de estudio.
La teoría del desarrollo cognitivo y de la inteligencia propuesta por el psicólogo suizo Jean
Piaget (1936) plantea que el desarrollo evolutivo y cognitivo del ser humano consta de
cuatro fases (inteligencia sensoriomotriz, pre-operaciones, operaciones concretas y
operaciones formales). Y dichas fases tienen una secuencia lógica:
• Inteligencia sensoriomotriz. Abarca desde el nacimiento hasta los dos años,
aproximadamente. En ésta, el niño comienza a hacer uso de la imitación, la memoria y el
pensamiento a través de los reflejos innatos.
• Preoperacional. Abarca de los 2 hasta los 7 años. Desarrolla el uso del lenguaje y la
capacidad de desenvolverse en el entorno a través de representaciones simbólicas.
• Operacional concreta. De los 7–11 años. Usa la lógica y resuelve problemas concretos.

• Operacional formal. De los 11 años en adelante. Usa la lógica para resolver problemas
abstractos. Desarrolla el pensamiento científico. Genera su propia identidad.
A partir de la etapa preoperacional, a los dos años aproximadamente, y ya adquirida la
capacidad simbólica y de representación, surge lo que se ha denominado la teoría de la
mente (ToM) que plantea que el niño es capaz de razonar acerca de lo que piensa y
siente internamente, es capaz de ponerse en el lugar de los demás e inferir lo que
piensan o por qué tiene determinadas conductas. Dos aspectos fundamentales que
resalta esta teoría son: el carácter interpretativo para representar el mundo mental y un
carácter inferencial y predictivo que sirve para pronosticar hechos que van a ocurrir.

Teoría de la mente es un concepto que hace referencia a “la habilidad para comprender
y predecir la conducta de otras personas, sus conocimientos, sus intenciones y sus
creencias” (Tirapu-Ustárroz, et al. 2007, p. 484). En otras palabras, es la habilidad que nos
permite empatizar, comprender lo que sienten y piensan otras personas que tienen ideas y
creencias diferentes a las nuestras.

Existen muchos términos que se asocian a este concepto, tales como como cognición
social, mentalización, psicología popular, intuitiva o conducta intencional.
Sin embargo, la teoría de la Mente está asociada a una habilidad que permitiría a un sujeto
atribuir estados mentales, en relación consigo mismo, a otros.

Es decir, que favorecería la percepción de actos tales como el engaño y la mentira; y a su


vez, le serviría para ejecutarlos en otros. En general, le permitiría sacar conclusiones
adelantadas sobre creencias, deseos, sentimientos, comportamientos y actitudes propias y
de otros; con la intención de predecir y controlar.

Para comprender mejor los conceptos y características de las habilidades cognitivas y


habilidades metacognitivas, se presenta la siguiente tabla.
Guy Woodruff y David Premack, las habilidades mentalistas en los primates.

El origen del concepto de teoría de la mente se encuentra en los trabajos pioneros de


Premack y Woodruf (1978), cuando intentaron demostrar que los chimpancés podían
comprender la mente humana. El experimento consistía en mostrar dos videos diferentes a
un chimpancé, en el primer video aparecía uno de los cuidadores encerrado en una jaula,
intentando tomar un plátano que estaba encima del techo; en el segundo video se mostraba
la misma situación, pero ahora el plátano estaba en el suelo.
En los dos casos se observaba que los plátanos estaban alejados de las personas. Pero,
además, se observaba que dentro de la jaula había herramientas que permitirían alcanzar el
objetivo. Cuando la persona ejecutaba las acciones directas que le llevaban a conseguir el
objetivo, los investigadores tomaban fotografías y se las mostraban al chimpancé. En una de
las fotografías se encontraba la solución (se mostraba la imagen de la persona agarrando un
palo largo y utilizándolo entre las rejas para alcanzar la fruta) y en la otra no. La chimpancé,
nombrada Sarah, consiguió el objetivo 21 veces sobre 24.

En consecuencia, Premack y Woodruf interpretaron que la chimpancé era capaz de


reconocer cuando había un problema, que comprendía que la persona tenía las intenciones,
el conocimiento y el deseo de conseguir los plátanos y elegía la alternativa correcta con
relación a dichas conductas. En conclusión, los investigadores determinaron que la
chimpancé tenía una especie de teoría de la mente.

Estudios realizados desde la etología, como lo exponen Moore y Fry (1991), indican que los
animales tienen la capacidad para elegir si actúan en beneficio de su colectivo o si utilizan
estratagemas contra el enemigo; además son capaces de ayudar o contender con sus pares
de ser necesario, y, de cierta manera, examinar, predecir e influir en el comportamiento ajeno.
Todo lo anterior involucra la habilidad cognitiva (rudimentaria en el caso de los antropoides)
de acceso al estado mental del otro.

Como la teoría de la mente hace referencia a un grupo de habilidades metacognitivas


complejas, se deduce que la valoración de sus diferentes componentes resultará
igualmente complejo.
Habilidades mentalistas en los primates

De acuerdo con lo visto, y partiendo de que la teoría de la mente propicia ponerse en lugar
del otro (empatía), estas habilidades nos sirven para anticiparnos a las acciones de los
demás y asumir que los otros tienen la habilidad de atribuir deseos, intenciones y
conocimientos en los demás. Considerando los estudios experimentales previos, los
grandes simios también tienen esta facultad, algo que se suma a muchas otras cualidades
descubiertas con anterioridad.
Los investigadores Krupenye, et al. (2016) plantean, de acuerdo con recientes experimentos,
que los grandes simios son capaces de inferir las creencias de otros, incluso cuando esas
creencias contradicen la realidad y son capaces de anticipar el error. Es similar a cuando un
humano ve una comedia y le hace gracia el error que va a cometer uno de los protagonistas.
También se ha descubierto que pueden usar cierto conocimiento de reglas abstractas, como
que el actor tienda a mirar objetos en el lugar en los que los vio y que el simio pueda
reconocerlo.

Intencionalidad y constructos teóricos en los estados mentales del ser humano


Diferentes autores presentan en sus propuestas teóricas conceptos para designar la
compresión de la mente, entre ellos se encuentra Wilhelm Wundt (citado por Uribe, et al.,
2010), quien en su psicología natural, es decir una psicología orientada a un plano de
conocimiento pragmático, propone que en el ser humano subyacen mecanismos básicos de
inferencias sobre conceptos mentales sencillos (deseos, creencias, intenciones, etcétera.)
vinculados al comportamiento. Wundt ya concebía la noción que de lo que más adelante llegó a
convertirse en uno de los constructos más importantes para explicar y comprender la mente y
sus complejidades. Edwar Thorndike (1920), por otro lado, expone que la inteligencia humana
está compuesta por tres tipos de inteligencias: abstracta, mecánica y social; a esta última se
atribuye la habilidad de comprender a los demás y la capacidad de proceder de modo prudente
en las relaciones sociales
Esta habilidad de comprensión ante los demás es clave, para Thorndike, en el proceso de
involucrarse en interacciones sociales adaptativas.
Otro autor relevante es Lloyd Morgan, psicólogo británico considerado como uno de los
padres de la psicología comparada, desarrolló el concepto de la Lectura de la mente.
Morgan (1894) hizo hincapié en no atribuirle funciones superiores a los animales, pues la
conducta de éstos podía ser explicada con funciones de menor jerarquía en la escala
psicológica; adicionalmente, propuso la necesidad de demostrar hechos con experimentos
de laboratorio que fueran comprobables y repetibles.

De tal forma, este autor advierte sobre la importancia de no realizar inferencias sobre
procesos psicológicos superiores en los animales si se pueden entender de manera más
simple. El principio de parsimonia afirma que la explicación más simple suele ser la más
correcta, dicha afirmación es esencial en el desarrollo de esta materia, pues pone en
evidencia la tendencia del ser humano de adjudicar facultades mentales a los animales
para poder predecir y explicar sus conductas.
Por otra parte, Fritz Heider (1958) propuso la teoría de las atribuciones, modelo desde el
cual se describen las formas en que los individuos utilizan la información para generar
explicaciones causales. Según Heider, con la finalidad de llegar a entender el mundo social,
las personas hacen análisis de un modo constante. De acuerdo este autor puede haber dos
tipos:

a. la primera, atribuciones disposicionales (causas internas a la persona),

b. la segunda son las causas situacionales (causas externas al individuo, provocadas por
una situación).

De acuerdo con estas atribuciones, podría decirse que un individuo interpreta la realidad
atribuyendo a ésta las causas internas o externas, según sea la disponibilidad de
experiencias similares que posee sobre la situación que desea interpretar.
Por su parte, Harold Kelley (1967) puntualizó el modelo de Heider, detallando las variables
que utilizan las personas para establecer las atribuciones y, de esa manera, reducir la
condición de incertidumbre generada por los eventos de la vida. Kelley propuso un principio de
covariación que supone que las personas adjudican un comportamiento a factores casuales,
mientras dichos factores estén presentes en cada momento que la conducta ocurra y ausentes
cuando ésta no sucede. Kelley expuso 3 dimensiones para explicar una conducta a través del
principio de covariación:
Daniel Dennett (1978) propuso la Teoría de la intencionalidad; en ella expuso que el ser
humano es un ente que posee la capacidad de reflexionar sobre el futuro. De acuerdo con
esta teoría, dicha capacidad es la que separa a la humanidad del resto de los seres vivos y
el lenguaje es, en gran medida, la causa. Dennett sostuvo que es posible predecir el
comportamiento de un sistema siguiendo tres estrategias:
Habilidades intersubjetivas de aprendizaje y autoconciencia en los seres humanos.

Otro gran aporte al término teoría de la mente es la intersubjetividad. Colwin Trevarthen


(1982) manifestó que la actividad mental (la conciencia, la emoción, la motivación, las
intenciones, la cognición, etcétera) se transfiere entre las mentes. Según Trevarthen, se
transfiere a través de la cara, los sonidos producidos por las bandas vocales, las señas de
las manos, entre otras manifestaciones. Todo ello otorga información visual, táctil o auditiva
sobre las intenciones, propósitos, intereses, emociones y deseos en las mentes de los
sujetos. Además, la intersubjetividad desempeña un papel relevante en el aprendizaje de
las pautas culturales, de las creencias, los rituales, lenguajes y demás prácticas sociales.

Se le atribuye a Trevarthen establecer los conceptos de intersubjetividad primaria y


secundaria. Su labor inició hacia el final de la década de los 60, bajo la guía de Bruner, con
quien colaboró en la Universidad de Harvard en el programa de investigación sobre
desarrollo intelectual (Trevarthen, 1998).

En 1960, Trevarthen estudió la relación entre las madres y sus bebés, a partir de este
estudio surgió la idea de la existencia de una intersubjetividad innata.
La cual se sustentó a través del trabajo de Piaget y de Freud. En colaboración con Hubley y
Murray determinó y describió dos formas en las que los bebés se involucraban
intersubjetivamente con sus madres.
Finalmente, la teoría de Trevarthen sobre la intersubjetividad se encarga de dilucidar cómo
la mente humana puede ser capaz de reconocer los impulsos de otro de una forma intuitiva,
gracias a elaboraciones simbólicas o sin ellas. El desarrollo de la intersubjetividad y la
teoría de la mente es un atributo propio del ser humano y permite a los individuos
desarrollarse de forma plena como ser social. La intersubjetividad es el escenario en el que
se desenvuelven las relaciones entre individuos, por lo que, siempre que haya una
interacción, la intersubjetividad está presente.

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