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FACULTAD DE EDUCACIÓN
DEPARTAMENTO ACADÉMICO
ESCUELA PROFESIONAL DE EDUCACIÓN SECUNDARIA
CARRERA PROFESIONAL DE LENGUAS, LITERATURA y COMUNICACIÓN
ASIGNATURA:LITERATURA UNIVERSAL
Código: EDE 502
Tema: EL ROMANTICISMO
Semana: 11
Objetivo:
ANALIZA E INTERPRETA LA LITERATURA ROMÁNTICA
* Docente: ARTURO A. CONCEPCIÓN
F. EL ROMANTICISMO
•Es la corriente cultural que surge en Alemania y se expande por CARACTERÍSTICAS
diversos países europeos, durante los finales del siglo XVIII y
primeras décadas del siglo XIX. Poco después, asomaba ya en •1.Prima el sentimiento y la emoción sobre la razón.
Estados Unidos, adquiriendo especial relieve el significado de •2. Se exalta la pasión, la imaginación, lo extraño, e incluso
libertad que traía. Esto mismo es válido para Hispanoamérica,
donde esta corriente también llega, pero con cierto retraso el suspenso y el horror.
(mediados del siglo XIX). •3. Su tema preferido fue la naturaleza y el misterio
humano.
•El Romanticismo entraña una reacción, en lo ideológico, contra •4. Es nacional y popular.
el racionalismo y, en lo artístico, contra el Neoclasicismo. Trata •5. Libertad de creación: rompe con la tradición literaria
de reemplazar la mentalidad y estética clásicas por un arte más establecida.
individualista, personal, imaginativo, con búsqueda de lo •6. Tono es intimista, espontáneo, amoroso y
extraño y exótico.
grandilocuente.
•7. Amplió las fuentes de inspiración. Exploró, además de la
•Los románticos, coherentes con la esencia de su arte, se adhirie
historia, la leyenda.
ron a las tendencias liberales y combatieron el absolutismo.
•8. Es una expresión del individualismo y de la capacidad
de fantasía del hombre.
REPRESENTANTES
(Werther es un joven verdaderamente desventurado: ha perdido el amor de Carlota, ha perdido su empleo y, además, es
rechazado por la sociedad tras haber defendido a un reo por homicidio. Desilusionado de todo, le escribe a su amigo
Guillermo)
Querido Guillermo: Me encuentro en un estado que debe parecerse al de los desgraciados que antiguamente se creían poseídos
del espíritu maligno. No es el pesar; no es tampoco un deseo ardiente, sino una rabia sorda y sin nombre que me desgarra el
pecho, me anuda la garganta y me sofoca. Sufro, quisiera huir de mí mismo, y paso las noches vagando por los parajes desiertos
y sombríos en que abunda esta estación enemiga.
Anoche salí. Sobrevino súbitamente el deshielo y supe que el río había salido de su cauce, que todos los arroyos de Wahlheim
corrían desbordados y que la inundación era completa en mi querido valle. Me dirigí a él cuando rayaba la media noche, y
presencié un espectáculo aterrador. Desde la cumbre de una roca vi, a la claridad de la luna, revolverse los torrentes por los
campos, por las praderas y entre los vallados, devorándolo y sumergiéndolo todo; vi desaparecer el valle; vi en su lugar, un
rugiente y espumoso río, azotado por el soplo de los huracanes. Después, profundas tinieblas; después, la luna que aparecía de
nuevo para arrojar una siniestra claridad sobre aquel soberbio e imponente cuadro. Las olas rodaban con estrépito..., venían a
estrellarse a mis pies violentamente... Un extraño temblor y una tentación inexplicable se apoderaron de mí.
Me encontraba allí con los brazos extendidos hacia el abismo, acariciando la idea de arrojarme en él. Sí, arrojarme y sepultar
conmigo en su fondo mis dolores y sufrimientos. Pero ¡ay!, ¡qué desgraciado soy! No tuve fuerzas para concluir de una vez con
mis males; mi hora no ha llegado todavía, lo conozco. ¡Ah, Guillermo, con qué placer hubiera dado esta pobre vida humana para
confundirme con el huracán, rasgar con él los mares y agitar sus olas! ¡Ah!, ¿no alcanzaremos nunca esta dicha los que nos
consumimos en nuestra prisión?
¡Qué tristeza se apoderó de mí cuando mis ojos se fijaron en el sitio donde había descansado con Carlota,
bajo un sauce, después de un largo paseo! También allí había llegado la inundación y a duras penas pude
distinguir la copa del sauce. Pensé entonces en la casa de Carlota, en sus prados... El torrente debía haber
arrancado también nuestros pabellones y destruido nuestros lechos de césped. Un luminoso rayo del
pasado brilló delante de mi alma, como brilla en los sueños de un cautivo una ola de luz que le finge
praderas, ganados o grandezas de la vida. Yo estaba allí de pie..., ¡ah!, ¿es que me falta valor para morir?
Yo debía... Y, sin embargo, heme aquí como una pobre vieja que recoge del suelo sus andrajos y va, de
puerta en puerta, pidiendo pan para sostener y prolongar un instante más su miserable vida.
¿Qué es esto, caro amigo? A mí mismo me doy miedo. (...) ¡Esta noche -cómo tiemblo al decirlo- la tuve a
ella en mis brazos, fuertemente apretada contra mi pecho, y estampé en sus labios, murmurantes de amor,
infinitos besos! ¡Mis ojos se perdían en la embriaguez de los
suyos! ¡Dios! ¿Seré merecedor de castigo por sentir aún ahora una felicidad al evocar con íntimo fervor
esos candentes goces? ¡Carlota! ¡Carlota!... ¡Soy hombre al agua!... Llenos de confusión tengo los
sentidos; ocho días llevo ya sin fuerzas para pensar en nada, llenos de lágrimas mis ojos. En ninguna parte
me encuentro a gusto, y en todas me hallo bien. Nada deseo, no pido nada. ¡Lo mejor que podría hacer
sería irme!
WERTHER: EL HÉROE ROMÁNTICO
Las desventuras del joven Werther se compone de un conjunto de fragmentos de cartas que el protagonista, un joven y
talentoso escritor llama Werther, le escribe a su amigo Guillermo y en las cuales le cuenta su llegada a la ciudad de Wahlheim y
su enamoramiento de la hermosa Carlota. Este amor resulta imposible, pues Carlota está prometida en matrimonio a otro
hombre Al principio, Werther cree ver en Carlota señales de correspondencia a sus sentimientos. Pero con el tiempo, se
convence de la imposibilidad de su amor y, buscando el olvido, se va de la ciudad, y empieza a trabajar al servicio un
embajador. Tiempo después regresa y encuentra a Carlota casada y tranquila. Werther no puede soportar este abandono y se
suicida.
El protagonista opta por el suicidio como forma de rebeldía ante una sociedad que no permite la completa realización del ser
humano. Por eso, además ser una gran novela de amor, es una gran novela social. Werther fue el héroe romántico, con quien se
identificaron profundamente todos los jóvenes de época.
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