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Un espacio para la esperanza…

Cuando todo se pone “difícil”, o , “en contra nuestra”, solemos


decir muchas cosas, tales como: “Las plagas de Egipto cayeron
todas sobre mí”, “No salgo de una para entrar en otra”, “Esta era
la que me faltaba”, “¡ Ay papa!”, “Dios me dió la espalda”...
Podríamos seguir escribiendo frases y es muy posible que llenaríamos páginas y páginas
con ellas; reclamando, de alguna forma, un “mejor trato”, porque “según nosotros”, a
todos les va de maravilla y a nosotros “nos están castigando”. Pero esta reflexión no
consiste en recopilar todas estas frases y exponerlas ¡¡¡ No !!!. Consiste, mas bien, en
cambiar la manera de ver lo que nos acontece; porque si las circunstancias no cambian,
entonces somos nosotros quienes debemos cambiar, pues, de lo contrario, viviremos en
un eterno circulo de quejas y reproches en el cual nos estaremos eternamente
justificando; y esto, amigo mío, no nos llevará a ningún lado. He aquí una parábola que
podría ayudarnos:

“Dos peregrinos se dirigían a una ciudad a la que tenían que llegar a la caída de la tarde. Cada
uno de ellos portaba una cruz tan pesada, que andaban a los tumbos hasta casi caerse por el
gran peso. Uno de ellos tomó la cruz, y la serruchó por la mitad. Se consoló con la idea de que
de todos modos, aún era una cruz. El otro la serruchó a lo largo, de modo que su espesor quedó
reducido a la mitad. Este pensó: “No importa, Total, la forma es la misma.” Al final llegaron a
su destino, pero no pudieron entrar en la ciudad. Un profundo canal bloqueaba el paso, y no
había ningún puente, ni ningún tipo de embarcación. Nuestras cruces nos ayudarán, pensaron.
Las usaremos como puente.De modo que el primero tendió su cruz sobre el agua, pero era
demasiado corta. La cruz del otro apoyaba perfectamente sobre las dos riberas, pero cuando
trataron de pisarla empezó a crujir y a rajarse. Era demasiado delgada para soportarlos. Así
que ahí estaban, lamentándose de haber aligerado sus cruces”.

Piensa, sólo por un momento, sobre lo que está pasando en tu vida. ¿Estás evadiendo de
alguna forma “Tu cruz”, o estás “intentando sobrellevarla”?. Detente por un instante y
considera la posibilidad de que lo que defines como una “calamidad” en tu vida, no es más
que el puente que te llevará al otro lado, al lado donde está tu bendición.
“ Y llevándole ( A Jesús), tomaron a cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le
pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús” (Lucas 23 : 26)
Si en algún momento sientes que la cruz es muy pesada, entonces, pide al Señor que te
envíe a un “ Simón de Cirene” para que , como a Él (Jesús), te ayude; pero nunca
abandones.

ACUÉRDATE
HAY UNA GRAN BENDICIÓN PARA TI
AL OTRO LADO DEL RÍO

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