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Modelo de abordajes: Clínico, Quirúrgico, pacientes

terminales, pacientes especiales. Abordaje por grupos etarios.


La condolencia.
Objetivos:

1. Conocer el abordaje para pacientes clínicos y quirúrgicos

2. Conocer la relación medico paciente del paciente terminal, especial y


condolencia

3. Conocer las etapas para la entrega de malas noticias a los pacientes

4. Conocer las características de la relación médico paciente según grupos


etareos
Modelo de Abordaje Clínico:

Aumenta la satisfacción tanto del médico como del paciente.

Disminuye los litigios por mala práctica.

Reduce la utilización de los servicios de salud - exámenes complementarios e


interconsultas.

Mejora la recuperación de problemas recurrentes en adultos y la salud


emocional de los pacientes.

Mismo tiempo que una consulta habitual.

Mejora la adherencia a los tratamientos.


Modelo de Abordaje Quirúrgico:

1.- Acto Quirúrgico: Es un estímulo estresante simbólico


2.- El Cirujano: Portador del estímulo estresante
3.- El paciente es quien recibe los estímulos

El acto quirúrgico es una agresión que se suma al de la propia enfermedad. Está


compuesta por de dolor, peligro inminente de muerte o por mutilación

El enfermo que no mejora, o se empeora, es una amenaza para el narcicismo del


cirujano, que necesita experimentar la satisfacción profesional del éxito
terapéutico
La relación médico-paciente en la etapa terminal

Para el médico se da un cambio en la manera de priorizar los fines de la medicina, que


tradicionalmente se reconocen como curar la enfermedad, ya que no se pretende la
mejoría del paciente.

Por otro lado, el paciente se enfrenta a la muerte, que genera permanentemente


inquietud y dudas.

En la relación con el paciente terminal cualquier forma de expresión (silencios, gestos,


palabras) adquiere matices y significados distintos a los que tendría en un contexto
normal, generando ansiedad o tranquilidad tanto para el paciente como para el
médico, con gran influencia sobre sus resultados, incluidos la satisfacción y la adhesión
al tratamiento; es a través de la comunicación no verbal que el paciente puede captar
las señales emitidas por el médico.

Situaciones como la hospitalización prolongada o la falta


habitual de compañía familiar se asumen de peor manera
desde la óptica de un desenlace fatal próximo que si se
espera la curación a un plazo más o menos largo.
Los objetivos del tratamiento de un enfermo en una condición terminal:

• Mejorar la calidad de vida.


• Aliviar el dolor y otros síntomas.
• No alargar ni acortar la vida.
• Dar apoyo psicológico, social y espiritual.
• Reafirmar el valor de la vida.
• Considerar la muerte como parte de un proceso normal.
• Proporcionar sistemas de apoyo para que la vida sea lo más activa posible.
• Dar apoyo a la familia durante la enfermedad y el duelo.
Relación Médico Paciente y Condolencia

Cuando muere un paciente, con su muerte no termina la tarea de los


profesionales sanitarios que lo han atendido.

Cuando las parejas de los enfermos o fallecidos son ancianos, existe una
última responsabilidad: tratar de dar apoyo emocional a la persona que ha
sufrido la pérdida.

Considerar que existe incremento de la vulnerabilidad a las enfermedades


que presenta el miembro superviviente de una pareja ante la hospitalización
de su compañero o compañera, o al verse confrontado con su fallecimiento.
Cómo comunicar malas noticias: Protocolo de seis etapas de Buckman

Primera etapa.

Preparar el contexto físico más adecuado

En esta etapa se incluirían todos los aspectos relacionados con el momento más
adecuado, lugar, profesional, paciente, etc., así como una pequeña evaluación
del estado emocional del paciente para averiguar si es el momento más
adecuado para dar la mala noticia; por ejemplo,
¿Cómo se encuentra hoy?, o
¿Qué tal, cómo se siente?, o
¿Se siente hoy lo suficientemente bien para hablar un rato? (dependiendo de la
situación se elegirá una de estas preguntas o alguna similar).
Segunda etapa.
Averiguar cuánto sabe el paciente

El paciente a menudo presenta ideas o al menos sospechas (paciente fumador que ha ido al
hospital por “algo” en un pulmón y le han hecho pruebas incluida una broncocospia).

Se realiza mediante preguntas indirectas abiertas y escucha activa con técnicas de apoyo
narrativo, concentrando la atención no sólo en la narración del enfermo, sino también en su
comunicación no verbal.

No conviene por supuesto «recrearse» en aspectos sin trascendencia en la evolución del


paciente o familiar o que no sean necesarios para la comprensión del proceso. Podrían
utilizarse preguntas como: —
¿Qué piensa usted sobre este problema, su dolor en el pecho, su tos, etc.? —
¿Qué le han dicho sobre su enfermedad?
¿A qué cree que puede ser debido su problema?

Conviene estar atento a lo que el paciente dice y a lo que no dice o evita decir, así como a
todas las claves no verbales que seamos capaces de captar.
Tercera etapa.
Encontrar lo que el paciente quiere saber

A veces es difícil conocer si el enfermo quiere saber y si la


información que se está aportando es mucha o escasa. Aconsejamos preguntar :

¿Le gustaría que yo le explicara todos los detalles del diagnóstico?


¿Le gustaría que le explicara todos los detalles sobre su problema o hay alguien más a
quien le gustaría que se lo contara?

Este tipo de preguntas puede parecer que «desvela» información o que incluso puede
causar más estrés en los pacientes, pero la realidad es que si se realiza bien, puede
clarificar muchas cosas sin perjudicar al paciente. No es necesario preguntarlo tan
abiertamente. Una sensibilidad adecuada en el profesional puede obtener la misma
información.

En nuestra cultura, una opción puede ser la de esperar a que el enfermo sea el que nos
pida más información, muy pendiente de la comunicación no verbal y silencios y
escucha activa.

En caso de que el paciente exprese su preferencia por no discutir el tema o lo dé a


entender, debemos dejar siempre abierta la puerta, ya que pueden cambiar de opinión.
Cuarta etapa.

Compartir la información

Si el paciente en la anterior fase ha expresado su deseo de compartir toda la


información procederemos a ello. Si el paciente lo negó, pasaremos a discutir el plan
terapéutico.

El aporte de la información aquí tiene un doble papel: que el paciente conozca su


proceso y realizar un diálogo terapéutico. Lo primero es «alinearnos» con el paciente,
partiendo del nivel de información que ya tiene.

A continuación se deciden los objetivos de la entrevista: qué aspectos informativos y


educacionales van a ser tratados. Es esencial tener una agenda clara, siempre muy
abierta a la agenda del propio paciente. A partir de aquí empezaremos a abordar
elementos del diagnóstico, tratamiento, pronóstico o apoyo del paciente en función
de las necesidades.

En esta fase es importante ser consciente del derecho del paciente a tomar sus
propias decisiones, en relación al tratamiento principalmente, y que ello no genere
frustración en el profesional si no coincide con su visión de la situación.
Quinta etapa.

Responder a los sentimientos del paciente

Consiste básicamente en identificar y reconocer las reacciones de los pacientes.

Unas malas noticias bien comunicadas pueden fracasar si el profesional no


desarrolla adecuadamente esta fase.

Como elementos importantes hay que destacar aquí el papel de los silencios, la
empatía no verbal y la escucha y el respeto al paciente.
Sexta etapa.
Planificación y seguimiento del proceso

El seguimiento debe ser consensuado. El profesional debe dejar claro al paciente que
siempre estará a su disposición para lo que necesite.

Debe estar continuamente atento a los problemas o preocupaciones del enfermo, y


movilizar también todas las fuentes de apoyo familiar o social que sean necesarias
en cada momento.

En este sentido, hay que tener en cuenta que este tipo de enfermos generan
verdaderos núcleos de soledad al no compartir sus preocupaciones y miedos con
otros familiares o amigos para no hacerlos sufrir.

La actitud obviamente debe ser positiva, preparándose para lo peor cuando exista
esta posibilidad y esperando lo mejor, sin falsas esperanzas y sin aportar información
no real.

Debe planificarse una determinada estrategia en relación al número de visitas, fases


del tratamiento, etc. El paciente debe comprobar que controlamos la situación.
La Relación médico Paciente Ante un Paciente Especial

La relación médico-paciente, ante pacientes con casos especiales se caracteriza por


ser profundamente humana ya que los temores más íntimos de ambos, médico y
paciente, quedan descubiertos y en algún grado se comparten; es necesario saber
identificar el dolor y el sufrimiento, ayudar a encontrar su sentido, además de
buscar controlarlos o mejorarlos, basándose en lo posible en la experiencia
personal derivada de la reflexión profunda sobre esta temática propia de la
condición humana, unida a componentes importantes de empatía y compasión.
Relación Medico Paciente por grupos etareos

En Niños:
Más allá del pronóstico de la enfermedad todo niño tiene necesidades y
derechos:

• Ser cuidado de forma integral atendiendo a los aspectos físicos,


psicológicos, emocionales y espirituales.
• Tener deseos y objetivos.
• Comunicarse.
• Usar su tiempo libre y jugar.
• Poder elegir.
• Expresar sus emociones.
• Tener paz.
• Ser tratado con honestidad.
• Ser respetado como persona.
• Ser amado.
Relación Medico Paciente por grupos etareos

Las familias que reciben el impacto de una enfermedad amenazante o


limitante para la vida de uno de sus miembros tienen sentimientos de temor
y culpa por el hijo enfermo, miedo y angustia ante la posibilidad real de la
muerte.

La noticia de la enfermedad provoca una situación de crisis en la familia y se


viven momentos de gran desorganización emocional.

El equipo tiene entonces no sólo la función de escuchar y acompañar, sino


también de actuar como organizador externo ayudando a pensar en
cuestiones organizativas del cuidado, dónde, quién, cómo cuidar al niño,
cómo acceder a los recursos sanitarios y sociales existentes y a establecer
redes de apoyo comunitario.
Pacientes jóvenes y de la tercera edad

Los pacientes más jóvenes también tienen una mejor percepción de


la relación médico paciente, la asociación entre el grupo etáreo y la
percepción de la relación médico paciente ya fue descrito en un
estudio similar.

Es posible que los pacientes jóvenes acudan a la consulta por


dolencias de menor complejidad o por la búsqueda de algún
certificado de salud.

Por el contrario los pacientes de mayor edad acuden por dolencias


de mayor complejidad, por lo que necesiten mayor tiempo de
atención y tienen mayores expectativas con la atención del médico.

Por lo tanto una atención rápida y no tan exhaustiva sería


suficientes para tener una adecuada relación médico paciente en el
caso de un paciente joven que acude por una dolencia menor.

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