su casa en el barrio de Catacaos, en Piura, y van caminando a su institución educativa. Antes los llevaba su mamá; sin embargo, desde que empezaron secundaria los dejan ir solos, pues se están haciendo mayores y la institución educativa queda cerca. En el camino siempre pasan por la casa de su abuela y abuelo. Juan, su abuelo, los espera en la ventana y les da un sol a cada uno: “Para que se compren unas golosinas”. Ayer, como nunca, el abuelo no estaba; a la niña y el niño les pareció extraño. Maruja decidió tocar la puerta para preguntar si todo estaba bien. Alicia, la abuela, les contó que el había ido a su taller de platería con unos documentalistas que le estaban haciendo una entrevista. Como el taller también les quedaba de camino a la institución educativa, se apuraron para ver con quiénes estaba su abuelo. No les sorprendió que recibiera periodistas porque era un maestro de platería muy renombrado, ya antes había salido en noticieros de televisión y en artículos periodísticos. Al verlos llegar, Juan interrumpió la filmación y los presentó muy orgulloso: “Aquí están mi nieta y mi nieto”, dijo. Todos se saludaron muy sonrientes. Maruja dijo que pasaban rapidito nomas, porque se les hacia tarde, pero antes de irse, se acercó al entrevistador y le preguntó: “¿En qué canal lo van a pasar?”. Él sonrío y le explicó que eran del Ministerio de Cultura y estaban grabando un documental sobre patrimonio cultural inmaterial y que Juan era un gran representante. Carlos y Maruja se miraron de reojo, porque la respuesta les sonaba muy importante, pero no tenían idea de a qué se refería.