ser reprendida, amonestada y aconsejada, es el único
objeto de esta tierra al cual Cristo concede su consideración suprema. {IR 71.1} Los errores pueden ser muy antiguos, pero los años no hacen del error verdad, ni de la verdad error. Se han seguido por demasiado tiempo los viejos hábitos y costumbres. No tenemos libertad para enseñar lo que cuadre con la norma del mundo o la norma de la iglesia, sencillamente porque así se suele hacer. 2JT 420.2 En el plan de Dios no tiene cabida la rivalidad egoísta. Los que se miden entre sí mismos y se comparan consigo mismos “son faltos de buen sentido”.2 Corintios 10:12… …Desde los primeros años de la vida del niño, es un estímulo a la emulación y la rivalidad; fomenta el egoísmo, raíz de todo mal. {CN 273.4} El ofrecer premios creará rivalidad, envidia y celos; y algunos de los más diligentes y dignos recibirán poco crédito. Los alumnos no deberían tratar de ver cuántos versículos pueden aprender y recitar; porque esto causa una tensión demasiado grande para el niño ambicioso, mientras que los demás se desaniman. {COES 204.1} En lugar de una rivalidad profana en busca de honores terrenales, sientan nuestros estudiantes la más alta ambición de salir de su vida escolar como misioneros para Dios, educadores que enseñarán lo que han aprendido. {CM 159.1} Las palabras de Cristo en el monte fueron expresión de lo que había sido la enseñanza silenciosa de su vida pero que el pueblo no había llegado a comprender.
Al ver que él tenía tanto poder, no podían explicarse
por qué no lo empleaba para alcanzar lo que, según pensaban ellos, era el bien supremo.
El espíritu, los motivos y los métodos que seguían
eran opuestos a los de él. Aunque aseveraban defender con minucioso celo el honor de la ley, lo que en verdad buscaban era la gloria personal y egoísta.
Cristo quería enseñarles que la persona que se ama
a sí misma quebranta la ley.
Sin embargo, los principios sostenidos por los
fariseos han caracterizado a la humanidad en todos los siglos. El espíritu del farisaísmo es el espíritu de la naturaleza humana; y mientras el Salvador contrastaba su propio espíritu y sus métodos con los de los rabinos, enseñó algo que puede aplicarse igualmente a la gente de todas las épocas. {DMJ 69.1,2} Cuando los hombres no están vinculados por la fuerza o los intereses propios, sino por el amor, manifiestan la obra de una influencia que está por encima de toda influencia humana. Donde existe esta unidad, constituye una evidencia de que la imagen de Dios se está restaurando en la humanidad, que ha sido implantado un nuevo principio de vida. Muestra que hay poder en la naturaleza divina para resistir a los agentes sobrenaturales del mal, y que la gracia de Dios subyuga el egoísmo inherente en el corazón natural. {DTG 632.1} La gente de aquel tiempo determinaba el valor de las cosas por su apariencia exterior. A medida que la religión perdía su fuerza, aumentaba en pompa. Los educadores de aquel tiempo procuraban ganarse el respeto por medio del despliegue y la ostentación. Ante todo esto, la vida de Jesús presentaba un contraste marcado. Mediante ella demostraba la invalidez de aquellas cosas que los hombres consideraban como las más necesarias de la vida. Él no procuraba las escuelas de su tiempo, con su engrandecimiento de las cosas pequeñas y el empequeñecimiento de las grandes. Recibió su educación de fuentes celestiales, por medio del trabajo útil, el estudio de las Escrituras y de la naturaleza, y de las experiencias de la vida: los libros de texto de Dios, llenos de instrucción para todos los que se allegan a ellos con corazones dispuestos, con discernimiento y espíritu de entendimiento. {8TI 234.3}