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1.

AUTOR
El autor comienza su escrito con las palabras “Santiago”, Siervo de Dios, y del Señor Jesucristo
(1:1), el empleo de la palabra “siervo”, hace pensar que el autor era alguien con autoridad dentro
de la iglesia primitiva y por tal razón decide escribir la epístola. Se piensa que este Santigo, es el
hermano en la carne del Señor Jesús (hijo de María y José), mencionado en Marcos 6:3 (Jacobo).
También se le menciona en Hechos 1:14, 1 Corintios 15:7 y en Gálatas 1:19. En este último texto,
se le llama el hermano del Señor y se le considera apóstol. De acuerdo con Hechos 15:13, Santiago
era uno de los líderes más destacados de la iglesia de Jerusalén.

2. FECHA
La tradición de la iglesia primitiva de atribuirle a Santiago, el hermano de Jesús, la autoría de la
carta, hace que la fecha más probable sea entre los años 62-64 d.C. cuando la mayoría de los
apóstoles murieron como consecuencia de la persecución desatada por el emperador Nerón.

3. LUGAR DE ESCRITURA
El autor no indica el lugar exacto, pero al examinar el escrito se puede observar que
hace referencia a aspectos característicos de los alrededores de Palestina como el mar (3:4), la
agricultura (3:12), los vientos alisios o calientes (1:11) y los mercaderes (4:13). Se piensa en
Jerusalén como el lugar probable de escritura de la epístola.
4. DESTINATARIOS
Santiago mismo identifica sus destinatarios como “las doce tribus de la dispersión” (1:1), para hacer
refencia a los cristianos que, por causa de la persecución desatada después de la muerte de
Esteban, se habían dispersado por todo el mundo conocido (Hechos 11:19-21). Este es el grupo
de primeros creyentes a quienes Santiago dirige su carta.

5. PROPOSITOS
1. Animar a las iglesias. Basta leer los primeros cuatro versículos para darse cuenta de que habla de
gozo en medio de las pruebas, la fe que sostiene al creyente.
2. Corregir los excesos que estas congregaciones cristianas, sin duda estaban experimentando. El
problema de la palabrería sin base en la realidad, el de la acepción de personas, el de los múltiples
maestros, el de la fe sin obras, el de la amistad con el mundo, el de la vanagloria, el de la riqueza
mal habida y de la opresión de los pobres.
3. El propósito final de Santiago es señalar la sabiduría de lo alto y animar a sus oyentes a vivir en
ella. El centro y eje de la epístola está en el pasaje de 3:13-18.

Es difícil hallar un solo tema que una las advertencias y mandamientos de Santiago. Es mejor
considerar a Santiago como una colección libre de mensajes que tratan de diversos temas. Algunos
eruditos llaman a Santiago, los Proverbios del Nuevo Testamento.
1. Cómo enfrentar las pruebas (1:1-18)
Después de una introducción breve y algo impersonal (1:1), Santiago pasa a una discusión sobre las
pruebas de la vida cristiana. Es necesario distinguir entre las aflicciones externas, persecuciones y
diferentes dificultades en la vida (pruebas: 1:2-4) y las tentaciones a pecar (1:13-18). Al enfrentar
las pruebas, el consejo de Santiago es que debemos permitir que las mismas cumplan el propósito
divino en nuestras vidas (1:4). En cuanto a las tentaciones, Santiago advierte en contra de culpar a
Dios por esas tentaciones (1:13). Indica claramente que la seducción a pecar proviene de una
respuesta personal al mal (1:14). En 1:5-8 Santiago considera la relación entre la sabiduría y la
oración. Los creyentes necesitan sabiduría para enfrentar sus pruebas. Instó a sus lectores a pedir a
Dios, en fe, esa sabiduría. El guerrero de oración con fe experimentará una dádiva generosa de
sabiduría de parte de Dios, pero el dudoso e inestable no puede esperar nada.

2. Respondiendo a la Palabra de Dios (1:19-27)


Esta sección contiene dos divisiones. La primera se enfoca en el control del habla y de la ira (1:19-
20). Santiago instó a ser rápidos para oír pero lentos para hablar. La segunda se enfoca en “ser
hacedor de la Palabra de Dios (1:21-27). Santiago advirtió a sus lectores que evitaran solamente oír
el mensaje. Santiago concluyó esta sección con dos ejemplos de la clase de acciones que
agradan a Dios. En primer lugar, el cuidado de los pobres y necesitados. En segundo lugar, el evitar
el sistema corrompido de valores del mundo.
3. Evitar la parcialidad (2:1-13)
En los versículos 1 al 4, Santiago prohíbe la demostración de parcialidad hacia el rico en detrimento
del pobre. Esa parcialidad está en contraste con el tratamiento que Dios hace de los pobres como
“ricos en fe” (2:5-7).

4. Producir buenas obras (2:14-26)


Hay tres oportunidades en que Santiago declara que la fe genuina produce obras (versículos 17, 20,
26). Una fe que no produce obras está muerta. Si a un hombre o mujer hambriento y pobremente
vestido se le expresan buenos deseos simplemente, esto no le ofrece la comida o el vestido
necesarios (vv. 14-17). Santiago insistió en la imposibilidad de mostrar fe sin acciones. Usó dos
ejemplos bíblicos para apoyar su posición. La disposición de Abraham para ofrecer a Isaac (vv. 21-
23) y de Rahab para esconder a los espías enviados por Josué (v. 25), mostraba la realidad de su
fe.

5. Control de la lengua (3:1-12)


Santiago describió la dificultad de controlar la lengua (vv. 1-2). Advirtió que los que aspiran a un
oficio de enseñanza, están exponiéndose a un peligro de juicio más grande; el oficio requiere que
usen la lengua, que es el miembro del cuerpo que es más difícil de controlar. Usó imágenes vivas de
la naturaleza para mostrar el potencial para el mal que tiene la lengua (vv. 3-6). Mostró, que los
seres humanos pueden domar a los animales salvajes, pero no pueden hacerlo con la lengua (vv. 7-
8).
6. Sabiduría falsa y verdadera (3:13-18)
Santiago contrastó la sabiduría terrenal con la celestial. La sabiduría terrenal, cuyo origen es
satánico, estaba caracterizada por el celo y la arrogancia (3:14-15). Por su parte, la sabiduría
celestial ama la paz y muestra consideración hacia otros (3:17). Muestra misericordia en las
relaciones personales y escucha la razón de otros. Su fruto incluye una rica cosecha de justicia.

7. Renunciando a la mundanalidad (4:1-12)


Advirtió que los malos deseos de los lectores llevaban a desacuerdos y peleas (4:1-3). Debían
aprender a pedir a Dios lo que necesitaban y por el motivo correcto. Indicó que los lectores
contenciosos debían arrepentirse (4:4-10). Denunció su adulterio espiritual y los instó a someterse a
Dios. La división entre los miembros de la iglesia había producido un habla caracterizada por la
calumnia y la crítica (vv. 11-12). Santiago respondió a esto prohibiendo la calumnia. Les advirtió
que ellos estaban intentando usurpar el lugar de Dios al actuar como jueces, un papel para el cual
no estaban calificados.

8. Renunciando a la arrogancia (4:13 - 5:6)


En estos versículos Santiago denunció dos formas de arrogancia. En primer lugar, denunció la
arrogancia que se deriva del planeamiento presuntuoso (4:13-17). Advirtió a sus lectores en contra
de una actitud arrogante y de autosuficiencia, la cual no considera las incertidumbres de la vida; les
recordó que vivían bajo la voluntad de Dios más bien que en su propio planeamiento orgulloso.
En segundo lugar, advirtió en contra de la arrogancia que se deriva del mal uso de la riqueza (5:1-
16). Santiago condenó a los propietarios ricos por su acumulación egoísta de las riquezas (5:2-3),
su tratamiento deshonesto hacia los obreros (5:4) y por su indulgencia personal (5:5).

9. Demostrando la persistencia (5:7-20)


Santiago pidió a sus lectores que tuvieran esperanza en anticipación al regreso del Señor. Debían
ser pacientes y evitar murmurar unos contra otros (5:8-9). La persistencia paciente de los profetas
del A.T. y de Job debería animar su propia perseverancia. Santiago advirtió en contra de hacer
juramentos (5:12 y Mateo 5:34-37). Todos los creyentes enfrentan las circunstancias alternativas
de aflicción, felicidad y, a veces enfermedad. Santiago aconsejó que los afligidos y los bendecidos
con felicidad debían alabar a Dios (5:13); los enfermos debían llamar a los líderes de la iglesia para
buscar la oración mutua para la sanidad física (5:14-16). Santiago incluyó el ejemplo de las
oraciones audaces de Elías como una motivación para sus lectores (5:17-18).
Las palabras finales de Santiago son un llamado a ayudar a restaurar a todo el que se había
apartado de la verdad. Les animó a buscar activamente la conversión de aquellos que habían dejado
la verdad y les aseguró que Dios aprobaría y bendeciría sus esfuerzos (5:19-20).

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