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Pereyra (2020) Puede definirse como un tipo peculiar de interrelación cuyo acontecer se fragua y desarrolla a
través de la comunicación que se establece entre el paciente y el terapeuta. Las peculiaridades que adopta esta
técnica difieren considerablemente en función de:
Las condiciones en que se desarrolla
Las condiciones demográficas e institucionales
El marco teórico en el que se sitúe cada uno.
Objetivos de la entrevista:
Dar información.
Obtener información.
Crear una relación de empatía.
Influir o modificar el concepto del entrevistado.(entrevista terapéutica).
DIRECTIVIDAD O NO DIRECTIVIDAD
El entrevistador tiende a llevar buena parte de la conversación, realizando preguntas específicas sobre temas
elegidos por él, al tiempo que ofrece frecuentes informaciones o explicaciones del problema planteado por el
cliente.
El entrevistador intenta favorecer los cambios en la conducta del paciente proponiendo acciones concretas
que éste debería realizar.
Para lograr sus objetivos terapéuticos, el entrevistador recurre tanto a técnicas que explicitan el contenido de
las verbalizaciones del paciente, como a datos de observación o a la influencia que su prestigio personal
pueda ejercer sobre su interlocutor.
Características de las entrevistas no directivas
Las verbalizaciones del paciente son más extensas y numerosas que las del terapeuta.
El terapeuta interviene cuando desea mostrar al paciente que le acepta como persona y que comprende sus
sentimientos, actitudes y conductas, al tiempo que refuerza las verbalizaciones del cliente que tocan esos
temas.
Peligros de una entrevista altamente directiva
Los comentarios del terapeuta se mantienen en la misma línea de pensamiento que la desarrollada por el
paciente.
El terapeuta es totalmente apto para comprender los sentimientos del paciente.
El terapeuta intenta comprender los sentimientos del paciente.
El tono de voz del terapeuta expresa su capacidad para compartir los sentimientos del paciente.
El terapeuta considera al paciente como su colaborador en la resolución de un problema común.
El terapeuta trata a su paciente como a un igual.
Rasgos más disfuncionales para una relación
terapéutica
El establecimiento de esa clase de relación de trabajo se conoce como “rapport” y puede lograrse por medios
habituales a otras formas de interacción social:
Expresiones no verbales: sonrisa, apretón de manos, invitación a tomar asiento, etc.
Características físicas del lugar: deben favorecer al máximo la confianza, la sensación de estar
adecuadamente atendido
Asegurar, con absoluta convicción, la confidencialidad de toda información que proporcione el entrevistado.
Momento social:
Esta primera etapa de la entrevista, que suele llamarse “el momento social” se suele intervenir haciendo la
presentación dando el nombre y hablando de cuestiones de cómo ha sido el viaje, de dónde viene, quién le
sugirió venir a consultar, elogiando algún detalle, como el esfuerzo de venir, sin caer en un estado demasiado
obsequioso o empalagoso.
Encuadre
Cuando se ha “roto el hielo” y logrado un clima de cierta confianza, entonces se procede a establecer el
encuadre. Consiste en definir la situación de la entrevista mediante la especificación de los objetivos de la
terapia, los roles (“estamos aquí para ayudarle en la manera que nos resulte lo mejor posible”), las fases (si
se va a realizar alguna pausa, por ejemplo, como hacen algunos terapeutas o si la entrevista se desarrollará
sin interrupciones hasta el final), las técnicas generales a aplicar (por ejemplo: “voy a hacerle algunas
preguntas para entender su inquietud y otras intervenciones para asegurarme haber entendido bien”, etc.) de
que consta el programa, en caso de que se espera realizar varias entrevistas o si será una única entrevista.
También se explica el tiempo que se destinará a la consulta, que por lo general, suele extenderse entre 40
minutos a una hora, según el caso.
La duración de la primera etapa puede ser de unos 5 y en algunos casos llegar a extenderse hasta los 10 minutos.
SEGUNDA ETAPA
Queja inicial: La pregunta que inicia formalmente la consulta terapéutica se puede formular en los términos
siguientes o semejantes a éstos:
¿Qué lo ha traído por aquí? ¿Qué espera que podamos hacer para ayudarle?
¿Cuál es el motivo o el problema que le inquieta?
¿Qué debería pasar para que esta consulta responda a sus expectativas?
El entrevistado presenta su problema, que puede abarcar un amplio repertorio de cuestiones, que suele venir
acompañado de una carga de malestar importante, que puede variar desde un grado bajo a excesivamente
alto, con manifestaciones emocionales de angustia, ansiedad, pesar, temores y aún ira, enojo u hostilidad.
También la demanda puede tener un alto grado de urgencia o de fuerte reclamo de ayuda, manifestando la
impotencia del entrevistado para resolver o superar el asunto, haciendo más intensa la exigencia de ayuda
por parte del entrevistador. Muchas veces la demanda viene acompañada de tanta emoción y urgencia, que
suele paralizar al entrevistador, que resulta víctima de la misma impotencia que presenta el entrevistado.
Disociación instrumental: En esos casos es muy importante poner en acción una actitud que se denomina
técnicamente “disociación instrumental”. Consiste en dejar claro los roles de la entrevista, en una forma que no
resulte hostil o pueda ser interpretada como de desinterés y distante. Se puede expresar en los siguientes
términos:
Por todo lo que cuenta, observo que sus problemas y malestar son muy alto y le hace sufrir mucho. ¿Qué cree usted
que puedo hacer para ayudarle? ¿Qué tipo de ayuda espera usted que pueda proporcionarle?
OJO!!!!
De esa manera se deja claro que todo lo que ha dicho es “su” problema y que el entrevistador no es quien va
a llevar el pesado fardo de sus angustias, sino alguien que va a intentar ayudarle a sobrellevarlo lo mejor
posible, en la medida de lo que uno pueda. No somos Dios, quién es el único que puede sobrellevar todas las
cargas, sólo podemos acompañar y sugerir alguna cosa que pueda ayudar al sufriente
Co-construcción del motivo de consulta.
Una cosa es la “queja inicial”, que es la primera expresión del problema y otra el “motivo de consulta”, que
es la cuestión específica sobre la cual se trabajará en la consulta. El motivo de consulta debe realizarse
mutuamente para llegar a un acuerdo que resulte satisfactorio para ambas partes, al focalizar el asunto sobre
lo que se trataría. Muchas veces la queja inicial tiene muchos pedidos.
Cuando se ha alcanzado a definir un motivo de consulta sobre el cual trabajar, que sea posible alcanzar
soluciones, entonces, ingresamos en la tercera parte de la consulta.
TERCERA ETAPA
Buscar información para trabajar el motivo de consulta. No debemos desviarnos a otros temas.
En caso, que el entrevistado diga:
Disculpe, antes de tratar ese asunto quería contarle algo que está muy relacionado” o
“Porque mejor consideramos” tal otra cosa.
En esos casos habría que decir que ese nuevo asunto podríamos abordarlo en la consulta siguiente, pero jamás
renunciar a lo que ya se decidió. Ceder a las nuevas demandas es volver atrás y no avanzar en el proceso de
ayuda.
¿Ahora que?
Seguir el camino del éxito. En líneas generales hay que seguir el camino que ha mostrado que ha resultado
útil en mejorar al consultante y no repetir los errores que no han funcionado, ya sea intentados por el
consultante, por las personas significativas o por los terapeutas que lo han tratado anteriormente.
Meta mínima. Aquello que sea posible alcanzar y no lo que sería más deseable pero significaría cambios
muy grandes a realizar por el consultante. La metáfora que puede usarse es la figura de la escalera.
Reformulaciones: Distinguir los problemas que se pueden cambiar de aquellos otros que no se pueden
cambiar, que sólo hay que aceptarlos como son .Para estos últimos, la intervención que puede hacerse
(además de aceptarlos) es la “reformulación” o cambiar el concepto que tiene la persona del problema para
no verlo tan atroz o perturbador. La Palabra de Dios, dice en Romanos 8:28, que “a los que Dios ama, todas
las cosas ayudan a bien”. “¿En que podrá ayudarlo este problema que tanto le preocupa?” Ver lo positivo que
puede encontrar aún en la desgracia o la tragedia.
Prescripciones o sugerencias: es para los casos donde habría que hacer algo para cambiar y modificar la
situación que produce malestar, que constituye el motivo de la consulta. Consiste en indicar la realización de
alguna conducta orientada a la resolución del problema. Las prescripciones pueden ser:
Tareas para realizar en la casa
Recomendaciones acerca del manejo de futuros problemas;
Reasegurar al paciente respecto a su capacidad para manejarse sólo;
Potenciar su motivación en los temas tratados sugiriendo como podría abordarse la cuestión.
Otras intervenciones posibles: si se observa que el entrevistado no está en condiciones de resolver solo el
problema, se puede abrir el campo de trabajo incluyendo otras personas importantes de la red social del
aconsejado, para lo cual se plantea la posibilidad de citarlos para la próxima consulta.
Maniobras de cierre
Se inicia con la indicación del entrevistador respecto a que se acerca el final, seguida por un resumen de los
contenidos tratados y las conclusiones obtenidas. Eso sirve para reforzar los planteamientos hechos. Con la
realización del resumen se persiguen 2 objetivos: