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Dios Trino
Dios Trino
Por la razón podemos llegar a que Dios si existe con certeza por medio de la
realidad y el principio de causalidad.
No es irracional creer que Dios pueda existir. Otra cosa es que no nos sea
evidente. Es metarracional.
Llegar a la existencia de Dios lo podemos hacer por la razón natural.
SAN CLEMENTE ROMANO escribe (hacia 96) a la comunidad de Corinto: « No es verdad que tenemos un solo Dios y un
solo Cristo y un soló Espíritu de gracia?» (46, 6). Llama a Dios y a nuestro Señor Jesucristo y al Espíritu Santo: fe y esperanza de los
elegidos (58, 2). SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA (+ hacia el 107) no solamente enseña de forma clarísima la divinidad de Jesucristo,
sino que usa además fórmulas trinitarias ; Magn. 13, 2: «Sed dóciles al obispo y unos a otros, como lo fue Cristo, según la carne, al
Padre, y los apóstoles lo fueron a Cristo, al Padre y al Espíritu» ; Cf. Magn. 13, 1; Eph 9, 1.
Los apologistas intentaron valerse de la filosofía (noción del Logos) para explicar científicamente el misterio de la Trinidad; pero no
siempre se mantuvieron exentos de expresiones subordinacionistas. SAN JUSTINO dice que los cristianos veneran, junto con el Creador
del universo, en segundo lugar a Jesucristo, Hijo de Dios verdadero, y en tercer lugar al Espíritu profético (Apol. 1 13). ATENÁGORAS
(hacia 177) rechaza así la acusación de ateísmo: «No es de maravillar que se llame ateos a los que creen en Dios Padre y en Dios Hijo y
en el Espíritu Santo, y que enseñan así su poder en la unidad como su diferencia en el orden?» (Suppl. 10). Afirmaciones precisas sobre la
fe de la Iglesia en el misterio de la Trinidad se encuentran en SAN IRENEO (Adv. haer. 1, 10, 1; Iv, 20, 1; Epideixis 6s, 47) y, sobre todo,
en TERTULIANO (Adv. Prax.). Este último, frente al sabelianismo, enseña la trinidad de Personas divinas («Ecce enim dico alium esse
Patrem et alium Filium et alium Spiritum» ; cap. 9), pero defiende igualmente de forma bien clara la unidad de sustancia en Dios («unius
autem substantiae et unius status et unius potestatis, quia onus Deus» ; cap. 2). ORÍGENES emplea ya la expresión óµoousios (In ep. ad
Hebr 1, 3). TEÓFILO DE ANTIOQUÍA es el primero en usar el término triás para designar la trinidad de Personas en Dios (Ad Autol. 11
15) ; el término latino equivalente «Trinitas» lo introduce TERTULIANO (Adv. Prax. 2; De pud. 21).
En todo el período anteniceno, la expresión más clara de la fe que animaba a la iglesia romana en el misterio de la trinidad de personas y
de la unidad de esencia en Dios es la famosa carta dogmática del papa San Dionisio (259-268) al obispo San Dionisio de Alejandria, en
la que reprueba el triteísmo, el sabelianismo y el subordinacionismo; Dz 48-51. La definición del concilio de Nicea no fue una
innovación, sino una evolución orgánica de la doctrina que la Iglesia creía desde los primeros tiempos, y en la que cada vez había
profundizado más la teología científica.
Revelación: S. Tradición: Postnicenos.
1. Noción y realidad
En Dios hay dos procesiones divinas inmanentes (de fe).
Procesión significa que una cosa se origina de otra.
Hay que distinguir entre procesión hacia fuera («processio ad extra o pr. transiens») y procesión hacia
dentro («processio ad intra o pr. immanens»), según que el término de la procesión salga fuera del principio o
permanezca dentro de él.
De la primera forma proceden de Dios en cuanto causa primera todas las criaturas.
De la segunda, proceden el Hijo y el Espíritu Santo en el seno de la Trinidad. Procesión divina inmanente designa el
origen de una persona divina de otra por la comunicación de la esencia divina numéricamente una.
Los símbolos de fe nos hablan de dos procesiones inmanentes en Dios: la generación del Hijo y la procesión del Espíritu
Santo; cf. Dz 86.
Estas dos procesiones son la razón de que se den en Dios tres hipóstasis o personas realmente distintas.
El término «procesión» ¿xir6pEua.C, processio) se deriva de la Sagrada Escritura ; Ioh 8, 42 : «Yo he salido de Dios»
(«Ego ex Deo processi») ; Ioh 15, 26: «...el Espíritu de verdad, que procede del Padre» («Spiritum veritatis, qui a Patre
procedit»). Como se deduce por el contexto, ambos pasajes no se refieren a la procesión eterna del Hijo y del Espíritu
Santo, sino a su misión temporal al mundo. Pero la misión temporal es signo de la procesión eterna.
2. Sujeto de las procesiones divinas
inmanentes
El sujeto de las procesiones divinas inmanentes (en sentido activo y pasivo) son
las personas divinas, no la naturaleza divina (de fe).
Sobre las procesiones divinas.
Las relaciones reales, no quiere decir que la que se excluye no sea verdadera, no
sea “real”.
Sino lo que quiere decir es que hay que distinguir las relaciones que se oponen.
La primera es PATERNIDAD. Sale del Padre.
La segunda es FILIACIÓN, que se opone a la primera. Sale del Hijo.
La tercera, ya no saldría ni del Padre ni del Hijo, sino del Espíritu Santo. Por lo
tanto, sería la ESPIRACIÓN PASIVA.
LA PERICÓRESIS TRINITARIA