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LA MISIÓN DEL MOVIMIENTO

FRANCISCANO
EN LA ACTUALIDAD
▪ San Francisco de Asís experimentó como ningún otro fundador la
invasión del «espíritu del Señor», tanto en su vida personal como en su
misión de iniciador de una forma nueva de vida. De esa experiencia le
venía la seguridad en el camino emprendido y en la interpretación dada
por él al seguimiento de Cristo, afirmada con tanta fuerza al dictar su
Testamento: «El Señor me dio el comenzar de esta forma la vida de
penitencia...» (Test 1-2). Hasta siete veces repite la misma expresión: El
Señor me dio, el Señor me reveló.
▪ Si un movimiento se quiere llamar franciscano hoy, debe representar de manera
creíble el deseo de San Francisco. No puede haber ninguna duda de que Francisco vivió
como misionero, tanto entre los cristianos en Italia, como "entre los sarracenos".
▪ El anunciaba el Evangelio, "paz y salvación" y quería que todos se convirtieran a Cristo
y que encontraran su salvación en el encuentro con él. Por la forma de vivir y actuar,
Francisco se convirtió en un nuevo impulso para la tarea misionera de la iglesia.
Difundía el Evangelio por toda la tierra (1 C 97).
▪ Al igual que en aquel entonces, también hoy podemos reconocer una crisis misionera.
El movimiento franciscano está llamado a contribuir a superar esa crisis.
▪ Todo hermano es un misionero. Esto tiene aun mayor sentido, cuando hoy se habla de "misión
en los seis continentes". Dondequiera que haya grupos de personas más o menos alejadas de
Cristo, está dada una situación misionera.
▪ Para llevar a cabo esta tarea de las
misiones hay que tener en cuenta
algunos aspectos, por ejemplo:
▪ Confianza en la vida: evitar
tendencias pesimistas
▪ Respeto por las religiones: El
hermano menor se alegra de la
valorización del mundo religioso.
▪ Búsqueda común de la verdad: no
debe ocurrir por manipulación o por
absolutización de nuestra verdad,
sino en el diálogo fraterno y en la
búsqueda común de la verdad.
▪ Respeto por las culturas: el
franciscano, "apreciará sus valores
culturales y entonará el cántico a las
criaturas, al mirar el amor, el
sentido de comunidad, la decencia,
la alegría del pueblo.
LA ACTUALIDAD

¿En que terrenos concretamente se puede ver hoy sembrando la semilla


del Evangelio a los hermanos franciscanos?
• No podríamos decir que el lugar del franciscano hoy es este o este otro, donde está
el hombre, allí el mensaje del Evangelio merece ser anunciado, y un misionero hijo
de Francisco de Asís deberá hacerlo, primero, con el testimonio de su vida simple,
austera e impregnada de valores evangélicos, con dulzura, sencillez, alegría, buen
humor y todo condimento que pueda hacer más atractivo el mensaje que debe
anunciar y que no le pertenece, pues es el mensaje de Jesucristo.

• Las obras que hoy la Orden Franciscana sostiene y anima en los distintos
continentes especialmente en Ecuador, son respuestas concretas a las demandas del
medio en donde los hermanos establecieron sus comunidades, abarcando variados y
diversos espacios. Hoy los encontramos atendiendo comunidades parroquiales en
medio de las ciudades como también en las zonas rurales, trabajando en el campo
de la educación.
Concluyendo

▪ Podemos afirmar que para todo cristiano, la misión, en primer lugar es proponerse e intentar
vivir de veras su condición de seguidor de Cristo, ser discípulo más que buen alumno, y para un
franciscano, eso no sólo responde a una máxima general, sino que aquello que advirtiera el
mismo Francisco, cuando a sus hermanos los envió por el mundo a anunciar la Buena Noticia del
Reino.

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