Este documento describe dos tecnologías para la recuperación de aguas subterráneas contaminadas: pozos de recirculación y oxidación ultravioleta. Los pozos de recirculación usan aire inyectado para separar contaminantes de las aguas subterráneas y extraerlos a la superficie para su tratamiento. La oxidación ultravioleta destruye contaminantes mediante la adición de oxidantes como peróxido de hidrógeno y ozono junto con luz ultravioleta. Ambas tecnologías permiten tratar una amplia gama
Este documento describe dos tecnologías para la recuperación de aguas subterráneas contaminadas: pozos de recirculación y oxidación ultravioleta. Los pozos de recirculación usan aire inyectado para separar contaminantes de las aguas subterráneas y extraerlos a la superficie para su tratamiento. La oxidación ultravioleta destruye contaminantes mediante la adición de oxidantes como peróxido de hidrógeno y ozono junto con luz ultravioleta. Ambas tecnologías permiten tratar una amplia gama
Este documento describe dos tecnologías para la recuperación de aguas subterráneas contaminadas: pozos de recirculación y oxidación ultravioleta. Los pozos de recirculación usan aire inyectado para separar contaminantes de las aguas subterráneas y extraerlos a la superficie para su tratamiento. La oxidación ultravioleta destruye contaminantes mediante la adición de oxidantes como peróxido de hidrógeno y ozono junto con luz ultravioleta. Ambas tecnologías permiten tratar una amplia gama
Los pozos de recirculación constituyen una tecnología centrada en la recuperación in situ
de agua subterránea contaminada, principalmente con compuestos orgánicos volátiles (COVs). Esta tecnología sigue los mismos principios de acción que la inyección de aire comprimido, mediante la cual los contaminantes disueltos en el agua subterránea se separan de la fase líquida mediante evaporación o volatilización, pasando a fase vapor. La aplicación de la técnica se basa en la creación de una celda de circulación de aguas subterráneas alrededor de un pozo. Para poder crear estas celdas de circulación, la configuración de los pozos es un aspecto fundamental. El pozo incluye un doble revestimiento y dos intervalos (tramos de filtros) separados hidráulicamente, ambos dentro de la zona saturada. Mediante la inyección de aire en el espacio interno del pozo, se favorece la recirculación del agua. El agua subterránea entra por el tramo inferior del filtro, ascendiendo por el pozo y saliendo por el tramo superior. Con esta técnica los contaminantes disueltos en las aguas subterráneas son transferidos a la fase vapor. El aire contaminado se extrae (mediante bombas de vacío) del espacio externo del pozo, entre los dos revestimientos y se trata en superficie (generalmente con filtros de carbón activo) o se vuelve a infiltrar en la zona no saturada, para degradar los contaminantes a través de los procesos biológicos del suelo. Oxidación ultravioleta
La oxidación ultravioleta representa una de las tecnologías
emergentes más importantes para recuperar agua subterránea contaminada. Se trata de un proceso de destrucción a través de la oxidación de los contaminantes mediante la adición de compuestos de oxígeno muy oxidantes, como el peróxido de hidrógeno o el ozono, en conjunción con luz ultravioleta. la oxidación de los contaminantes se produce por contacto directo con los oxidantes, por fotolisis ultravioleta (rompiendo enlaces químicos) y a través de la acción sinérgica de la luz ultravioleta y el ozono (Asante-Duah, 1996). Si se alcanza la mineralización completa, los productos finales de la oxidación serán agua, dióxido de carbono y sales. La principal ventaja de este proceso es que se trata de un tratamiento de descontaminación destructivo, pero presenta limitaciones. Entre otros, la elevada turbidez puede interferir en la transmisión de la luz ultravioleta, puede haber problemas con la emisión de compuestos orgánicos volátiles cuando se utiliza ozono, hay que manejar con precaución los compuestos oxidantes y los costes pueden ser mayores que en otros tratamientos por el gasto energético. Hay un amplio espectro de contaminantes orgánicos y explosivos que son susceptibles de ser destruidos por oxidación ultravioleta, incluidos los hidrocarburos del petróleo, hidrocarburos clorados, compuestos orgánicos volátiles y semivolátiles, alcoholes, cetonas, aldehidos, fenoles, éteres, pesticidas, dioxinas.