Está en la página 1de 19

Cajal, lector de Bernard

Sergio Daniel Barberis (UBA)


Homenaje a César Lorezano
XI Encuentro Iberoamericano sobre Metateoría Estructuralista
§ IV.-El objetivo de la experimentación es el mismo en el estudio de los
fenómenos de los cuerpos vivos, y en el estudio de los fenómenos de los
cuerpos inertes.
• La espontaneidad de que gozan los seres dotados de vida, ha sido una de las
principales objeciones suscitadas contra el empleo de la experimentación en los
estudios biológicos. Los cuerpos inertes no presentan nada semejante, y
cualquiera que sea su naturaleza están desprovistos de espontaneidad. Cuvier,
que comparte esta opinión, y que piensa que la fisiología debe ser una ciencia de
observación y de deducción anatómica, se expresa así: “Todas las partes de un
cuerpo vivo están ligadas; no pueden obrar más que mientras obren todas en
conjunto: querer separar una de la masa, es reconducirla al orden de las
sustancias muertas, es cambiar enteramente su esencia.”
• Si las objeciones precedentes fueran fundadas, equivaldrían a reconocer, o bien
que no hay determinismo posible en los fenómenos de la vida, lo que sería negar
simplemente la ciencia biológica; o bien que la fuerza vital debe ser estudiada por
procedimientos particulares, y que la ciencia de la vida debe reposar en
principios distintos a los de la ciencia de los cuerpos inertes.
§ IV.-El objetivo de la experimentación es el mismo en el estudio de los
fenómenos de los cuerpos vivos, y en el estudio de los fenómenos de los
cuerpos inertes.
• En efecto, hay un determinismo absoluto en todo fenómeno vital; por
lo tanto, hay una ciencia biológica y en consecuencia todos los
estudios a que nos entreguemos no serán inútiles. La fisiología
general es la ciencia biológica fundamental hacia la que todas las
otras convergen. Su problema consiste en determinar la condición
elemental de los fenómenos de la vida. La patología y la terapéutica
reposan igualmente sobre esta base común. La vida se manifiesta en
el estado de salud por la actividad normal de los elementos
orgánicos; las enfermedades se caracterizan por la actividad anormal
de estos mismos elementos, y en fin, la terapéutica puede actuar
sobre los elementos orgánicos a través del medio orgánico
modificado por ciertas sustancias tóxicas o medicamentosas.
§ IV.-El objetivo de la experimentación es el mismo en el estudio de los
fenómenos de los cuerpos vivos, y en el estudio de los fenómenos de los
cuerpos inertes.
• Para llegar a resolver estos diversos problemas, hay, en cierta manera, que
descomponer sucesivamente el organismo, como se desmonta una
máquina para reconocer y estudiar todos sus rodajes; lo que quiere decir
que antes de llegar a la experimentación sobre los elementos, hay que
experimentar al comienzo sobre los aparatos y sobre los órganos. Es
preciso, pues, recurrir a un estudio analítico sucesivo de los fenómenos de
la vida, haciendo uso del mismo método experimental que sirve al físico y
al químico para analizar los fenómenos de los cuerpos inertes. Las
dificultades que resultan de la complejidad de los fenómenos de los
cuerpos vivos, se presentan únicamente en la aplicación de la
experimentación; porque en el fondo el objetivo y los principios del
método, continúan siendo exactamente los mismos.
§ IV.-El objetivo de la experimentación es el mismo en el estudio de los
fenómenos de los cuerpos vivos, y en el estudio de los fenómenos de los
cuerpos inertes.
• El objetivo del método experimental o el término de toda búsqueda
científica, es pues idéntico para los cuerpos vivos y para los cuerpos
inertes; consiste en encontrar las relaciones que unen un fenómeno
cualquiera a su causa inmediata, o dicho de otra manera, en
determinar las condiciones necesarias para la manifestación de ese
fenómeno. En efecto, cuando el experimentador ha llegado a conocer
las condiciones de existencia de un fenómeno, es en cierta manera su
dueño; puede predecir su marcha y su manifestación, favorecerla o
impedida a voluntad. Desde entonces el objetivo del experimentador
ha sido alcanzado: por medio de la ciencia, ha extendido su poder
hasta un fenómeno cualquiera.
§ IV.-El objetivo de la experimentación es el mismo en el estudio de los
fenómenos de los cuerpos vivos, y en el estudio de los fenómenos de los
cuerpos inertes.
• Para el fisiólogo experimentador no podrá haber allí ni espiritualismo
ni materialismo. Estas palabras pertenecen a una filosofía natural que
ha envejecido, caerán en desuso por el progreso mismo de la ciencia.

• DETERMINISMO = MECANICISMO
Capítulo I. Consideraciones sobre los métodos generales. Infecundidad
de las reglas abstractas. Necesidad de ilustrar la inteligencia y de
tonificar la voluntad
• La ciencia humana debe descartar, como inabordable empresa, el esclarecimiento
de las causas primeras y el conocimiento del fondo sustancial oculto bajo las
apariencias fenomenales del Universo. Como ha declarado Claudio Bernard, el
investigador no puede pasar del determinismo de los fenómenos, su misión
queda reducida a mostrar el cómo, nunca el porqué de las mutaciones
observadas. Ideal modesto en el terreno filosófico, pero todavía grandioso en el
orden práctico, porque conocer las condiciones bajo las cuales nace un
fenómeno, nos capacita para reproducirlo o suspenderlo a nuestro antojo, y nos
hace dueños de él, explotándolo en beneficio de la vida humana. Previsión y
acción: he aquí los frutos que el hombre obtiene del determinismo fenomenal.
• Órgano de acción encaminado a fines prácticos, nuestro cerebro parece haber
sido construido, no para hallar las últimas razones de las cosas, sino para fijar sus
causas próximas y determinar sus relaciones constantes. Y esto, que parece poco,
es muchísimo, porque habiéndosenos concedido el supremo poder de actuar
sobre el mundo, suavizándolo y modificándolo en provecho de la vida, podemos
pasarnos muy bien sin el conocimiento de la esencia de las cosas.
CAPÍTULO IV. LO QUE DEBE SABER EL AFICIONADO A LA INVESTIGACIÓN
BIOLÓGICA
• Estudiaba yo tercer año de Medicina y había en diversos libros aprendido los pormenores del
fenómeno mencionado [circulación de la sangre], pero sin que estas lecturas encadenaran mi
atención ni produjeran corrientes intensas de pensamiento. Mas cuando uno de mis amigos, el
señor Borao, ayudante de Fisiología, tuvo la gentileza de mostrarme la circulación en el
mesenterio de la rana, en presencia del sublime espectáculo, sentí como una revelación.
Entusiasmado y conmovido al ver girar los glóbulos rojos y blancos como los cantos rodados al
ímpetu del torrente, al notar cómo, por virtud de su elasticidad, los hematíes se estiraban y
pasaban trabajosamente por los más finos capilares, recobrando, salvado el obstáculo,
súbitamente su forma, a la manera de un resorte, al advertir que, al menor impedimento en la
corriente, se entreabrían las junturas del endotelio y sobrevenía la hemorragia y el edema: al
reparar, en fin, cómo el latido cardiaco, atenuado por la excesiva acción del curare, sacudía
flojamente los hematíes atascados..., parecióme como que se descorría un velo en mi espíritu,
y se alejaban y perdían las creencias en no sé qué misteriosas fuerzas a que por entonces se
atribuían los fenómenos de la vida. En mi entusiasmo prorrumpí en las siguientes frases,
ignorando que muchos, singularmente Descartes, las habían expresado siglos antes: «La vida
semeja puro mecanismo. Los cuerpos vivos son máquinas hidráulicas tan perfectas, que son
capaces de reparar los desarreglos causados por el ímpetu del torrente que las mueve, y de
producir, en virtud de la generación, otras máquinas hidráulicas semejantes.» Tengo por
seguro que esta viva impresión causada por la contemplación directa del mecanismo íntimo de
la vida, fue uno de los decisivos estímulos de mi afición a los estudios biológicos.
Capítulo VII. Marcha de la investigación científica

• En muchas ciencias (la Fisiología, la Patología, la Física, la Química,


etc.) la experimentación sobrepuja en importancia a la observación
misma. Imposible descubrir en Física o Fisiología sin imaginar un
experimento original, sin someter el fenómeno estudiado a
condiciones más o menos nuevas. La Morfología misma (Histología,
Anatomía, Embriología, etc.), para cuyo estudio parece bastar la mera
observación, adquiere de día en día carácter más experimental. Y a tal
cambio de rumbo débense valiosas conquistas, a las cuales jamás se
hubiera llegado por el trillado camino del análisis anatómico de las
formas estáticas.
CAPÍTULO XIV Las teorías y los hechos. — Firmeza y constancia de los hechos
histológicos. — Carácter instrumental de la hipótesis. — Conviene de cuando en
cuando cultivarlas, pero sin fiarse mucho de ellas.

• A la hora presente discútense de preferencia (y se discutirán mientras


la ciencia de la vida no alcance la plenitud ideal de sus datos ni se
remonte a la esfera de las causas eficientes) las hipótesis fisiológicas
y las teorías biológicas generales (mecanismo de la herencia, de la
adaptación y variación, de la sexualidad, del papel fisiológico de los
órganos y tejidos, etc.). Pero, repito, el dato histológico de primera
mano, bien descrito y presentado, constituye algo fijo y
absolutamente estable, contra lo cual ni el tiempo ni los hombres
podrán nada.
CAPÍTULO XIV Las teorías y los hechos. — Firmeza y constancia de los hechos
histológicos. — Carácter instrumental de la hipótesis. — Conviene de cuando en
cuando cultivarlas, pero sin fiarse mucho de ellas.
• Imaginemos que se descubre un método de coloración exquisitamente selectivo,
en cuya virtud aparece tendido entre mis nidos, fibras trepadoras o musgosas, de
una parte, y el cuerpo y dendritas neuronales, de otra, un sistema sutilísimo de
hebras anastomóticas absolutamente invisibles con los procederes actuales. En
tal supuesto, las hojas no representarían las últimas proyecciones del árbol; las
arborizaciones nerviosas y espinas dendríticas señaladas por mí resultarían, en
vez de terminales, preterminales. ¿Habríase perdido algo con este transcendental
progreso? ¿Convertiríanse en entes de razón por eso los nidos, las pláculas y
cálices finales, las ramificaciones de los axones, las espinas de las dendritas y
otras muchas disposiciones de contacto? De ninguna manera. Dichas formas
conservarían íntegramente su valor objetivo y su carácter de hechos anatómicos
generales. Sólo una cosa debería ser corregida: la interpretación fisiológica.
Desde el punto de vista utilitario, tales disposiciones no podrían justificarse ya
por la necesidad de asegurar el paso de las corrientes, multiplicando las
superficies de contacto.
CAPÍTULO XIV Las teorías y los hechos. — Firmeza y constancia de los hechos
histológicos. — Carácter instrumental de la hipótesis. — Conviene de cuando en
cuando cultivarlas, pero sin fiarse mucho de ellas.
• Para el anatómico, el histólogo y el embriólogo, amarrados al duro banco del análisis, la
elaboración doctrinal obedece además a tendencias lógicas y sentimentales casi irrefrenables.
Dificilísimo es contrarrestar el impulso de la imaginación postergada, que reclama a gritos su
turno de acción. Nos la impone además el juego mismo de nuestro mecanismo pensante,
esencialmente práctico y finalista, el cual nos plantea a diario el problema de las causas
mecánicas y de los móviles utilitarios. Reconocida una disposición estructural o morfológica,
surge invariablemente en nuestra mente esta interrogación: ¿Qué servicio fisiológico o
psicológico presta al organismo? En vano el buen sentido, en pugna con las citadas tendencias,
ataja nuestra curiosidad, advirtiéndonos que el problema ha sido planteado prematuramente,
mucho antes de allegados todos los datos indispensables. Tan discreta reflexión, si nos vuelve
acaso más circunspectos, no paraliza, empero, el proceso teórico. Sigue impertérrita la fantasía,
construyendo sobre arena, como si ignorase la irremediable caducidad de su obra. Y no vale
afirmar, con Goethe y muchos pensadores modernos, que la indagación de las causas finales
carece de sentido; que nuestra tarea consiste en resolver el cómo y no el porqué. Nuestro
espíritu, que durante millares y acaso millones de años, sólo ha interrogado a la naturaleza con
fines utilitarios y egoístas, no puede cambiar de repente su modo de considerar el mundo. Ni
debemos olvidar que en las ciencias biológicas, para llegar al cómo, esto es, al proceso físico-
químico modelador de las disposiciones orgánicas, es preciso pasar por el preliminar para qué de
la curiosidad inexperta e insaciada.
CAPÍTULO XIV Las teorías y los hechos. — Firmeza y constancia de los hechos
histológicos. — Carácter instrumental de la hipótesis. — Conviene de cuando en
cuando cultivarlas, pero sin fiarse mucho de ellas.
Animado de igual espíritu, lancé en 1897 a la publicidad otro trabajo sintético,
encaminado a inquirir los postulados de carácter utilitario que parecen regir las
infinitas variantes de forma, tamaño, posición y dirección de las neuronas y de
las fibras conductrices. El trabajo aludido lleva por título Leyes de la morfología
y dinamismo de las células nerviosas, contiene, además de la nueva fórmula de
la polarización dinámica, una indagación acerca del porqué utilitario de esas
curiosas variantes, al parecer caprichosas, del punto de emergencia del axón
(recuérdese que éste brota, en ocasiones, de una dendrita, a más o menos
distancia del soma). En sus páginas procúranse también dilucidar los móviles
utilitarios perseguidos por el organismo con la dislocación o emigración del
soma, durante la ontogenia y la filogenia. A excepción de la situación de ambos
factores de la articulación interneuronal (dendritas y arborización nerviosa
final), que representa algo fijo y constante, cabe afirmar que todo es variable y
acomodaticio en la actitud y topografía de las células nerviosas.
CAPÍTULO XIV Las teorías y los hechos. — Firmeza y constancia de los hechos
histológicos. — Carácter instrumental de la hipótesis. — Conviene de cuando en
cuando cultivarlas, pero sin fiarse mucho de ellas.
• Ahora bien; todas las referidas libraciones de situación y morfología, y hasta la fórmula misma de
la polarización axípeta, parecen ser regidas, desde el punto de vista teleológico, por estos tres
postulados económicos: a) Ahorro de materia (construcción de la vía más corta entre dos
territorios asociados). b) Ahorro de tiempo de conducción (consecuencia dinámina de la ley
anterior). c) Economía de espacio. Evítanse todos los huecos inútiles, situándose el núcleo y, por
tanto, el soma neuronal, allí donde hay escasez de arborizaciones protoplásmicas o nerviosas. que
siempre me distinguió con sus bondades, y la Junta directiva, celosa en estimular y honrar a todo
entusiasta cultivador de la ciencia o del arte, otorgáronme el título de socio de mérito.
• Con ayuda de estos principios compréndense también muchas singularidades de la posición y
dirección de las vías nerviosas (diversa topografía de la substancia blanca en la médula y cerebro,
forma y orientación de las bifurcaciones axónicas, marcha de las colaterales, etc.). Excusado es
decir que, lejos de excluirse, los precedentes postulados combinanse entre sí.
• He aquí el problema arquitectónico que parece haberse planteado el organismo: construir, con el
mínimo de materia y el menor espacio posible, la máquina nerviosa más ricamente diferenciada y
de reacciones más súbitas, enérgicas y eficaces: caso particular, en suma, de la ley física tan
conocida, del efecto máximo con el esfuerzo mínimo

También podría gustarte